Foto: FER / Montaje: Fusión |
Trastornos mentales
Una epidemia silenciosa
Por primera vez la
encuesta Nacional de Salud incluye datos relativos a las enfermedades
mentales. Uno de cada cinco españoles está en riesgo de sufrir un
trastorno de esta índole. A nivel mundial las cifras son preocupantes,
según la OMS. Expertos hablan ya de la epidemia silenciosa del siglo XXI.
Texto: Mariló Hidalgo. |
Cifras que
salen a la luz
Foto: Fusión
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El
problema no es nuevo. Los datos estaban ahí delante hace tiempo. Un
informe de la Dirección General de Farmacia del Ministerio de Sanidad y
Consumo reconoce que en sólo cinco años el consumo de ansiolíticos y
tranquilizantes ha aumentado en nuestro país casi en un 40% Estos
medicamentos se emplean para problemas de ansiedad, fobias, trastornos
alimentarios, dolor y otras adicciones. El consumo empieza cada vez a
edades más tempranas, infancia y adolescencia. Existen trastornos
psicológicos, alteraciones en la vida de las personas que están
repercutiendo negativamente en su salud. ¿Qué dimensión tiene todo esto?
Cuatrocientos cincuenta millones de personas
en el mundo están aquejadas de algún tipo de enfermedad mental, de los
cuales 350 millones padecen depresión. Son datos de la OMS, organismo
que prevé que para el año 2020 la depresión sea la causa más importante
de incapacitación y muerte después de las enfermedades cardiovasculares.
En España, la última Encuesta Nacional de Salud por primera vez recoge
cifras sobre esta patología. Los resultados son preocupantes. El 21,3%
de la población mayor de 16 años tiene riesgo de padecer una enfermedad
mental. Y este riesgo se incrementa a medida que aumenta la edad. En la
población infantil los números no son mejores, ya que el 22,1% de los
menores de entre 4 y 15 años presentan problemas de conducta
relacionados con la hiperactividad y la socialización. Como decimos, el
tema preocupa a las autoridades que ven la necesidad de tomar medidas
para intervenir y revertir esta tendencia. Aunque insisten en que de
momento se habla de "riesgo", no de "diagnóstico". §
Gritos
desesperados
La salud mental es hoy por hoy
uno de los problemas de salud pública más apremiantes a escala mundial.
Pero dentro de ello, preocupa especialmente el gran número de suicidios
entre personas que padecen enfermedades mentales. Según datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), entre veinte y sesenta millones
de personas intentan suicidarse cada año. De ellas, un millón lo
consigue. Y más del 90% de esos desenlaces están relacionados con
trastornos mentales como la depresión, esquizofrenia o alcoholismo.
Un dato curioso es que las cifras de suicidios aumentan en la medida que
crece la economía y el nivel de bienestar de un país. Las autoridades
por su parte evitan, en la medida de lo posible, analizar este problema
con rigor por temor a generar una alarma social. Carmen Tejedor,
psiquiatra especializada en suicidiología en el Hospital Sant Pau de
Barcelona, nos comenta que en general se teme hablar de este problema
por varias cuestiones. "Por un lado, unos justifican el silencio para
evitar un posible contagio de conducta. Otros creen que el suicidio y el
intento suicida son decisiones libres, por lo tanto siempre hay
culpables o víctimas, cosa cada vez menos aceptada. Todo esto provoca el
tabú y silencio social".
Un silencio que la OMS, junto con organizaciones de salud mental de todo
el mundo, está dispuesta a romper a través de sus campañas de
sensibilización y educación. Al tiempo que exigen a los gobiernos
voluntad política firme para poner los medios necesarios que ayuden a
erradicar el problema. La alerta está ahí: las enfermedades mentales
pueden ser mortales y por tanto, hay que concederles una importancia
capital.
Foto: Fusión
El
suicidio es la primera causa de defunción entre la población
joven. El porcentaje más elevado lo encontramos en los
varones entre 15 y 24 años |
¿Quién se suicida? Es la
primera causa de defunción entre la población joven. El porcentaje más
elevado lo encontramos en los varones entre 15 y 24 años (6,7%) y entre
25 y 34 años (11,5%) Las cifras se disparan cuando hablamos de varones
mayores. Expertos en gerontología denuncian que cada año se producen en
España (www.suicidioprevencion.com) más de mil suicidios de personas
mayores de 65 años, principalmente ancianos. Y el porcentaje aumenta
cuando hablamos de mayores de 80 años.
Los motivos desencadenantes de una situación así son variados, según el
Informe elaborado por la Sociedad Española de Salud Pública y
Administración Sanitaria (SESPAS). Se ha comprobado que el riesgo de
suicidio aumenta en parados, jubilados y trabajadores irregulares. Esto
por lo general deriva en problemas de identidad, pérdida de control,
desamparo y depresión. Trastorno este último presente en más de un 65%
de los suicidios. No obstante, apunta este documento, aunque la
depresión es más común en las mujeres, el suicidio al final es más
frecuente en los hombres: son más reacios a consultar su problema, a
dialogar y acaban utilizando métodos más efectivos para lograr su
objetivo.
En el caso de los jóvenes, aparte de las cifras de los que consuman el
suicidio, "lo más llamativo y alarmante, señala la doctora Tejedor, es
el aumento exponencial de los intentos de suicidio sobre todo por
intoxicaciones medicamentosas voluntarias, seguido de autolesiones
-cortes y venoclisis-". Por cada joven español que se ha suicidado, han
tenido lugar entre treinta y cincuenta tentativas. ¿Cómo un joven llega
a una decisión así?
Foto: Alf
Es el sentido de la
vida lo que da significado y ayuda a dar soporte físico a la
existencia de una persona. Sin ello la mente se vuelve
frágil |
"Hablar de decisión en estos casos es poco adecuado
-advierte Tejedor-. La autodestrucción no se decide ‘libremente’, sino
que está mediatizada por unos factores de riesgo. En los jóvenes son los
trastornos mentales, afectivos y el consumo de tóxicos. En general
afectan fundamentalmente todas las situaciones de cambio vital que
conlleven pérdidas, rupturas de relaciones significativas, frustraciones
profesionales, problemas familiares, etc. La prevención del suicidio
comienza por la información objetiva del problema, por sensibilizar a la
población y por ofrecer recursos asistenciales adecuados. Concretamente
en el Hospital de Sant Pau y el Centro de Psicoterapia de Barcelona,
estamos realizando un plan de prevención del suicidio pionero en España
con resultados interesantes".
El psicólogo Javier Urra, primer Defensor del Menor, habla de la
depresión profunda como principal motivo para llegar a este fatal
desenlace, que además afecta de forma distinta a jóvenes y adultos. "En
un adulto se traduce en melancolía, en esa incapacidad de subsistir. El
joven empieza a no sentirse querido, cree que es la oveja negra de la
familia, que no cumple expectativas y que es un fracasado ante sus
amigos o en el ámbito escolar. Apenas existen suicidas por cuestiones
amorosas entre los jóvenes. Y por último, estoy convencido de que
existen suicidios encubiertos. Hay quien se quita la vida con el coche,
por ejemplo, aunque es algo que no se llega a demostrar". Al final
parece que nos encontramos ante un tema tabú, del que pocos quieren
hablar, pero dado el elevado número de suicidios en nuestro país, llega
el momento de preguntarnos ¿qué está pasando? ¿qué quieren decirnos? §
Origen de
la "epidemia"
Aseguran los profesionales que un porcentaje muy elevado de pacientes
que acuden a sus consultas en busca de psicoterapia presentan problemas
graves que tienen que ver con la falta de sentido de sus vidas. El
reconocido psiquiatra y doctor en filosofía Viktor Frankl advertía hace
ya unos años que "el deseo de significado se está frustrando a nivel
mundial, porque aumenta el número de personas que experimenta un
sentimiento de falta de sentido y esto deriva en comportamientos
neuróticos con diferentes cuadros sintomáticos: alcoholismo, depresión,
obsesión, etc. Los síntomas en estas neurosis, son una manifestación de
desviaciones en la voluntad de significado". Es por tanto, el sentido de
la vida lo que da significado y ayuda a dar soporte físico a la
existencia del ser humano. Sin ello, la mente se vuelve frágil y surge
la enfermedad, advierten los expertos."Hablamos de una necesidad
específica que en mayor o menor grado, está presente en todos los seres
humanos, -apunta la psiquiatra Maribel Rodríguez-. Y este sentido no es
el mismo para todas las personas. Cada uno ha de hallarlo en función de
sus propias circunstancias y en función de sus propios objetivos en la
vida y sus posibilidades. Cada uno ha de encontrar aquello que para él
da un significado a su vida. Se trata de una búsqueda personal, no puede
hacerlo otro. No hay respuestas estándar. Aunque haya elementos comunes
-escalas de valores-, cada uno ha de llegar a su propia solución por sí
mismo y debe encontrarla en la vida misma".
Estamos inmersos en un sistema que ha
conseguido proyectar un ideal de vida que no está al alcance de todos.
El que no es capaz de imitarlo acaba sintiendo frustración
¿Qué da sentido a nuestra vida?
Muchas de las personas que sufren enfermedades mentales hablan más bien
de lo que no da sentido a la vida. Y en ello, aunque no se puede
generalizar, sí hay una serie de líneas comunes. Hablamos por ejemplo de
la dimensión social y la importancia que tiene para el individuo la
sociedad en la que vive. Una sociedad que fomenta la competencia, el
egoísmo, el éxito a partir del dinero. Una forma de vida acelerada,
deshumanizada donde todo parece tener precio y donde la búsqueda del
placer como único fin, conduce a la búsqueda de poder para sobrevivir.
Estamos inmersos en un sistema que ha conseguido proyectar un ideal de
vida que no está al alcance de todos. El que no es capaz de imitarlo,
acaba sintiendo frustración, falta de confianza en sí mismo, de
motivación, soledad, etc. El individuo se da cuenta de que cuanto más
tiene más insatisfecho se encuentra. ¿Consecuencia? Cortocircuito.
Trastornos mentales que cada vez empiezan a edades más tempranas. El
poner toda la energía en el "tener" -cuantas más cosas mejor- y dejar a
un lado el "ser", está generando muchos problemas como nos recuerda el
filósofo y teólogo, Leonardo Boff: "El hombre no funciona sólo en base a
expectativas externas. La vida interior representa en estos momentos una
de las dimensiones más olvidadas de la humanidad y esto está generando
muchos problemas que aún no se identifican como tales. Urge rescatarla
porque en ella se encuentra nuestro punto de equilibrio, es lo que
realmente aporta una calidad de vida. Interior significa profundidad y
ese interior emerge cuando el ser humano se detiene, calla, comienza a
mirar dentro de sí y a pensar seriamente. Cuando se plantea cuestiones
decisivas como ¿qué sentido tiene mi vida y todo este universo de cosas
que me rodea? ¿Hay vida más allá de la vida? ¿Por qué estoy en este
planeta tan hermoso pero tan maltratado? ¿Quién ofrece respuestas?... La
vida interior no es monopolio de las religiones. Es una dimensión de lo
humano. Pero es universal. Está en todos los tiempos y culturas. Vida
interior es escuchar voces y movimientos que vienen de dentro. Es lo que
nos habla de lo que realmente cuenta en nuestra vida, de aquello que es
decisivo y que no puede ser delegado en nadie. El efecto más inmediato
de esta vida interior es una energía que permite encarar los problemas
cotidianos sin agitaciones. Con serenidad, con profundidad".
"La vida interior es una
de las dimensiones más olvidadas de la humanidad y esto está
generando muchos problemas que aún no se consideran como
tales"
(Leonardo Boff. Filósofo y
Teólogo) |
Estamos atravesando un tiempo de cambio que nos afecta no sólo a
nosotros sino a todo nuestro entorno. En paralelo y a juzgar por lo
hasta aquí expuesto, coincide con una profunda crisis de valores
provocada por una fuerte ruptura entre la necesidad interna del ser
humano y lo que vive fuera. En cierta forma el individuo "ha perdido el
Norte", se ha "desconectado" de sí mismo, del entorno, de los demás... y
pide ayuda. La farmacología en estos casos poco puede hacer. Negar el
problema no es la solución. Pensar que no depende de nosotros sólo
conduce al inmovilismo. La tercera opción es volver a "conectarnos" y
para ello debemos empezar por nuestro entorno. No estamos solos. Vivimos
interrelacionados con los demás y con el mundo que nos rodea. Somos una
red -seamos conscientes o no de ella-, que funciona sin depender de
nosotros. "La persona es una unidad de varias dimensiones: biológica,
psicológica, espiritual y social", recuerda la psiquiatra Maribel
Rodríguez. Y no se puede separar una de las demás. Partir de esta unidad
ayuda al equilibrio global".
Más de 1.200 estudios de psicología publicados en los últimos diez años
-el 90% de ellos realizados en EEUU-, relacionan esa dimensión de vida
interior del hombre con la salud. La creencia en algo superior, en las
personas que nos rodean, parece ser un elemento que ayuda a mantener el
equilibrio mental y potencia la eficacia del sistema inmunitario humano
frente a las distintas enfermedades, desde el cáncer hasta las
cardiovasculares. §
El
ordenador central
Si hablamos de salud mental tenemos que referirnos al ordenador central:
el cerebro. Una especie de universo en pequeño donde miles de neuronas
extienden sus brazos y se relacionan a través de pequeñas chispas
eléctricas. Así es como viaja la información que recogen nuestros
sentidos y luego es interpretada por cada individuo, construyendo con
ello su realidad. El cerebro tiene la capacidad tanto de captar
información de lo que ocurre en el interior de nuestro cuerpo como fuera
de él. Y aún más. Los investigadores de la Universidad de Pennsylvania,
Andrew Newberg y Eugene D’Aquilli, aseguran haber encontrado en el
cerebro el circuito de la religiosidad del hombre. Este órgano estaría
preparado biológicamente para mantener relación con lo que pueda existir
oculto más allá del universo físico. Ello ha dado lugar a una nueva
disciplina que denominan neuroteología, según la cual Dios habría dejado
huellas de su presencia en el cerebro del hombre para que puedan llegar
a conocerle y sientan la necesidad de llegar hasta él. Una realidad de
la que ya nos hablaba hace tiempo la Mecánica Cuántica y que ahora la
ciencia está empezando a vislumbrar.
No existen dos cerebros iguales -"Cada mente es un mundo"- ni por tanto,
dos concepciones del mundo que se parezcan. Pero sí hay un debate común
a todos los seres humanos desde el principio de los tiempos: Quién soy y
qué sentido tiene mi existencia. Hay quien sugiere que en el fondo somos
seres espirituales viviendo una experiencia humana. Un interesante
camino por recorrer. §
El sentido de la vida y salud mental
|
"La
búsqueda del sentido de la vida es mirar al
centro del corazón del hombre" |
Hablamos de
salud mental con una especialista en la materia que sin duda
nos aporta una visión más profunda del problema de la que
reflejan las estadísticas.
Maribel Rodríguez, psiquiatra y
profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad CEU-San
Pablo contesta a nuestras preguntas.
-¿Qué es la salud mental?
-La salud mental sería un
estado de armonía interior o psíquica, además de la ausencia
de trastornos o alteraciones psicológicas, que alteran la
vida de una persona o de quienes le rodean. Aunque "salud
mental" es un término que actualmente me resulta un tanto
limitado, prefiero hablar de "salud integral", pues la
persona es una unidad de varias dimensiones: la biológica,
la psicológica, la espiritual y la social. Me resulta
artificial separar o disociar una sola de las dimensiones y
alejarla de las demás y cada vez me parece más importante la
idea de la unificación, pues eso ayuda al equilibrio global
y de cada una de las partes.
-¿Por qué se ha convertido en uno de
los problemas de salud pública más apremiantes a nivel
mundial? (La última Encuesta Nacional de Salud también habla
de este riesgo).
-El tema de la salud mental
se ha ido convirtiendo en un problema de salud pública
apremiante por varios factores. El primero tiene que ver con
una mayor sensibilidad hacia estos temas dentro del ámbito
de la ciencia, lo que lleva a hacer más estudios que
detectan problemas psíquicos y, por lo tanto se tienen en
consideración con más frecuencia. El segundo puede tener que
ver con un menor pudor a hablar de la vida anímica de las
personas y por lo tanto, a que el individuo que tiene un
malestar subjetivo lo exprese con más facilidad y pida
ayuda. El tercero puede deberse a que hay demasiados cambios
y presiones en la vida de las personas, que resultan
difíciles de asimilar. Y por último, señalo un factor que me
parece básico y fundamental en todo esto, que sería la
cuestión de cómo las personas ven la vida globalmente, de
cómo se dan cuenta de su sentido o de cuáles son las
estructuras de significado con las que viven. Antaño, estas
estructuras de significados nos venían dadas desde fuera,
por una identidad cultural, una religión, una familia
estable, etc. Hoy en día, cada uno tiene que apañarse por sí
mismo para encontrar su propio camino, careciendo de mapas o
puntos de referencia o habiéndolos perdido o no fiándose de
ellos, y sin tener muchas veces criterios ajenos ni propios
para diferenciar lo verdadero de lo falso, la verdadera luz
de los falsos brillos que confunden y nos hacen perdernos
por caminos erróneos. Y si nos perdemos, perdemos el norte y
es más fácil que peligre la armonía interior y por lo tanto,
la salud psíquica.
-La puerta para solucionar este tipo
de problemas se ha demostrado que no está fuera
-farmacología- sino dentro del propio individuo. ¿Cómo
volver a "conectar" ese complejo sistema que es nuestra
mente?
-No me parece que
establecer una dicotomía dentro-fuera, ayude a encontrar
soluciones; pues establece un dualismo en el que se puede
perder alguna de las dimensiones de la persona. Es cierto
que la farmacología no es la solución, pero puede aliviar el
sufrimiento de personas con trastornos mentales severos, que
sin ella no podrían vivir, por ejemplo, fuera de una
institución. A veces, esa farmacología puede servir de
muleta para seguir adelante, aunque quien sale adelante es
uno mismo, siempre que haya un "uno mismo" que cumpla unos
mínimos para poderse articular y caminar. El decir, que la
solución "está dentro" es en parte cierto, pero en parte no
lo es, pues tiene su "peligro". Me explico. En mi
experiencia, he podido comprobar que tanto las personas que
sólo buscan soluciones fuera, como quienes sólo las buscan
dentro, se pueden perder. Los primeros, en que los demás les
arreglen la vida, en buscar una solución o un medicamento
mágico, etc. Los segundos, si se meten demasiado hacia
dentro, pueden desconectar del mundo ajeno y caer en un
narcisismo o vanidad desmedidas que les hagan aislarse de
otros, crear un mundo aparte en el que pierdan sensibilidad
por entrar en relación con los otros o comprender sus
propias dinámicas internas. Me parece que el equilibrio
entre la conexión con el mundo de los demás y el mundo
interno nos da pistas de que vamos por buen camino y de que
nuestro "complejo sistema" se está "conectando". Se trata
una vez más de integrar dimensiones y de tratar cada
alteración al nivel que le corresponde, sea biológico,
psíquico, espiritual, social, interno o externo.
-En uno de tus artículos hablas de la
necesidad de encontrar el sentido de la vida para poder
enfrentarnos al mundo que nos rodea. Tras el fracaso de
muchas religiones que intentaron monopolizar esta cuestión,
¿cómo crees que debe enfrentarse el hombre a esta
"asignatura pendiente"?
-Lo primero es que no
considero que las religiones hayan fracasado por monopolizar
la cuestión del sentido, sino que han sido mal utilizadas y
distorsionadas por algunos seres humanos, que se han
perdido, entre otras cosas, en sus delirios de poder o de
vanidad personal. Con respecto a la cuestión planteada, me
parece difícil responder en sólo unas líneas así que
intentaré hacer una primera aproximación.
"No debemos de caminar solos, sino atrevernos a dialogar
y compartir nuestras inquietudes con compañeros de camino y
a la vez escuchar a los que antes buscaron y encontraron"
Me parece que el primer paso para
enfrentarse a una "asignatura pendiente" es, en primer
lugar, plantearse que es posible superarla. Para ello hay
que ponerse a estudiar, ¿no? Así que lo primero que me
atrevo a afirmar, es que buscar sentido es posible y buscar
es el primer paso para encontrarlo. Si empezamos a caminar,
y ponemos la actitud adecuada de escucha y apertura ante la
realidad, que se nos pone de manifiesto en nuestra vida,
podremos empezar a ver cosas que nos sirven de pista. Pero
me parece que no debemos caminar solos, sino atrevernos a
dialogar y compartir nuestras inquietudes con compañeros de
camino y a la vez escuchar a los que antes buscaron y
encontraron. Pero para aprovechar la experiencia de
búsqueda, además, ya he señalado la necesidad de encontrar
la actitud adecuada. Por eso, aparte de nuestra mirada hacia
el interior, viene bien el diálogo con la realidad y con
quienes saben más que nosotros de la vida, de los errores y
aciertos del ser humano, de cara a aprender a cómo encontrar
la actitud adecuada para mirar o para limpiar y pulir
nuestra lente que puede estar empañada o deformada.
-El número de suicidios aumenta. Es la
primera causa de defunción entre la población joven. ¿Cuál
es el mensaje?
-Parece que el mensaje que
nos está transmitiendo este hecho tan tremendo, tiene que
ver con que la gente no aguanta ni el tipo de vida que lleva
ni la idea que se ha hecho de sí misma y cae en la
desesperación y busca salidas. El suicidio representa con
frecuencia la busqueda de salidas, para muchos que piensan
en él o intentan quitarse la vida. Esa busqueda se apoya en
la falsa creencia de que morir es terminar el sufrimiento,
pero no se dan cuenta de que lo que termina así son las
oportunidades, y de que detrás de ellos queda una herida muy
profunda en las personas que les creen, aunque normalmente
no sean conscientes de ello. Esto se une con frecuencia a
que diversas circunstancias llevan a la ruptura interior e
incluso al desarrollo de patologías psiquiátricas que
impiden ver la realidad con claridad. Por otra parte, a la
gente joven no se la ha entrenado en tolerancia a la
frustración. Se les sobreproteje y esto les hace más
frágiles e inseguros ante las inevitables adversidades de la
vida.
Quizás, desde nuestra parte, lo que tenemos que hacer es
recibir este grito de desgarro y desesperación y buscar cómo
prevenirlo prestando atención a los jóvenes, dialogando con
ellos, pero sobre todo amándoles y acogiéndoles en su dolor.
Parte de ese amor es enseñarles los límites, la realidad del
sufrimiento, la necesidad de esforzarse para fortalecerse y
a la vez inspirarles confianza en que cada vez pueden
hacerlo mejor.
-Eres psiquiatra, pero por lo que
comentas, siempre te ha gustado lanzar una mirada más allá
de los límites establecidos habitualmente. ¿Qué has
encontrado al otro lado?
-Me parece que el otro lado
es precisamente en el que están los que se pierden, se
desesperan o sufren, porque están al otro lado de sí mismos.
Yo, más que al "otro lado" he tratado de retomar las raíces
del propio lado, las raíces de mí misma o de los demás. Es
decir que, por ejemplo, la búsqueda del sentido de la vida o
de lo más genuino del hombre, es mirar más allá de lo
establecido habitualmente, es mirar al centro del corazón
del hombre y por tanto a "mi lado" y buscar conectar con lo
esencial de lo real que para mí es lo que integra y une
todas las dimensiones de las que ya he hablado, aunque tengo
la sensación de que la dimensión unificadora e inspiradora
es la dimensión espiritual, que está en el centro del
corazón del hombre y le pone en contacto con la realidad más
fundamental, que es el amor incondicional. Ese amor
incondicional arraigado en lo espiritual, es nada más y nada
menos lo que me he encontrado en el mejor lado en el que
podía buscar. § |
Salud
mental en cifras
- 450 millones de personas en el mundo
sufren algún tipo de inestabilidad mental.
- 350 millones padecen depresión.
- 50 millones son afectados por la epilepsia.
- 24 millones tienen esquizofrenia.
- Cada año, 1 millón se suicida.
- Entre 20 y 60 millones intentan quitarse la vida.
*Datos de la Organización Mundial de la
Salud
El universo
habla
Hace muy poco los observatorios de investigación solar detectaron una
gran actividad en ciertas regiones de la superficie del astro rey. Dicen
los científicos que este proceso responde al comienzo de un nuevo ciclo
del Sol, en concreto el vigésimo cuarto. También advierten que todo ello
afectará a nuestra magnetosfera e incidirá en nuestra salud física y
mental.
Estos ciclos de los que hablamos comenzaron a estudiarse hace unos 250
años, cuando se empezaron a observar las manchas solares y su evolución.
Buscando una lógica a todo ello se comprobó que al comienzo de cada
ciclo -cada uno dura once años-, el número de manchas era escaso, pero a
medida que pasaba el tiempo aumentaba hasta llegar a un último estadio
donde las manchas alcanzaban su dimensión máxima. Luego se reducían a un
mínimo y daba comienzo otro período. Pero ¿qué quiere decir esto y cómo
afecta a nuestro planeta?
Los científicos parecen haber encontrado una relación directa entre toda
esta actividad y esas oleadas de "viento solar" que llegan hasta
nosotros, con múltiples alteraciones en la magnetosfera de la Tierra.
Ello provoca tormentas magnéticas que afectan de manera directa a líneas
eléctricas, de comunicación, gaseoductos, oleoductos, satélites, clima
-tormentas secas con abundante presencia del rayo-, y especialmente
inciden en la salud física y mental de las personas. Recordemos que
nuestro cuerpo es una máquina bioeléctrica, polarizada, y por tanto toda
la actividad electromagnética del entorno nos afecta. Sufrimos cambios
en los ritmos biológicos normales, en nuestro sistema nervioso y
cardiovascular y especialmente a nivel mental -las neuronas son todo un
sistema eléctrico-. En períodos de máxima actividad solar se ha podido
determinar que incluso se producen bajas en las defensas inmunitarias de
algunos seres vivos.
La ciencia ha dado un paso más y está empezando a interrelacionar hechos
importantes ocurridos en el planeta -guerras, avances científicos,
espirituales, catástrofes, revoluciones, suicidios-, con estos ciclos de
auge de actividad solar.
En estos momentos nos encontraríamos en puertas de un nuevo período que
se espera sea más fuerte que todos los anteriores. Los primeros cálculos
indican que este vigésimo cuarto ciclo, podría ser entre un 30 y 50% más
potente que el pasado y podría causar serios desastres naturales. Aunque
el aumento de la actividad eléctrica atmosférica será progresivo, la
NASA considera que llegaremos al máximo solar en el año 2012.
Nuestro cuerpo es una máquina bioeléctrica
polarizada y, por tanto, toda la actividad electromagnética del entorno
nos afecta
Este tipo de pronósticos no son matemáticos -aseguran los expertos-,
pero sí hay que recordar que los realizados hasta ahora se han ajustado
bastante a lo ocurrido.
Se abren nuevas puertas y aparecen nuevas explicaciones. Esas corrientes
energéticas procedentes del Sol estarían influyendo y modelando desde el
principio de los tiempos no sólo la vida del planeta sino también
nuestra mente y nuestras experiencias como seres humanos. ¿Con qué
resultados? El filósofo Richard Tarnas después de treinta años de
investigación, recoge en su último libro "Cosmos y Psique" (Atalanta)
multitud de acontecimientos históricos y culturales -Revolución
Francesa, guerras mundiales, Mayo del 68, la caída de las Torres
Gemelas, etc.- así como personajes decisivos para nuestra civilización -Copérnico,
Newton, Platón, Leonardo da Vinci, etc.- y los relaciona con movimientos
planetarios. "Hay una íntima conexión entre las cosas de los hombres y
los movimientos de los astros", aseguró Tarnas durante su visita a
nuestro país hace unas semanas. Con abundante documentación producto de
sus muchos años de investigación, aporta una mirada distinta a nuestro
entorno. Una visión muy necesaria en estos tiempos que corren, insiste
el filósofo, "donde reina una profunda insatisfacción y el hombre no es
capaz de explicarse de una forma coherente, las grandes cuestiones que
le preocupan desde el principio de los tiempos". El Universo se mueve.
Los avances de la ciencia nos están demostrando que lo que ocurre "ahí
fuera" está relacionado con todo lo que vive el hombre. Formamos una
unidad. Entender esto nos hace estar atentos a todo lo que nos llega de
ese Universo vivo que, al igual que nosotros, evoluciona. Así podremos
entender su lenguaje y vivir en consecuencia. §
Recomendamos: www.who.int/es/ (OMS) • www.msc.es (Ministerio
Sanidad y Consumo) • www.suicidioprevencion.com
• www.leonardoboff.com • www.maribelium.com (Página de Maribel
Rodríguez) • www.dsalud.com
Fusión Opina
Hablar de trastornos mentales es
hablar del complejo funcionamiento de una "supermáquina", la
mente, de la que no se conoce casi nada. Y ésa es la base
del problema.
Pero si tenemos en cuenta que la mente está "ubicada" entre
dos grandes mundos o niveles de existencia, el físico o
externo y el espiritual o interno, y que recibe impactos
energéticos de los dos, es más fácil comprender que existan
poderosas razones para la existencia de dichos trastornos,
ya que ambos mundos cada vez están más en contraposición,
sobre todo por el sistema de vida creado por el hombre, que
se basa más en el valor de lo externo en detrimento de la
búsqueda de los valores espirituales o imperecederos.
Así, toda mente que esté básicamente ocupada en lo externo,
tiene grandes posibilidades de sufrir un cortocircuito,
porque su diseño original procede del mundo interno así como
las energías básicas que la alimentan y la hacen funcionar.
La mente, en realidad, es una "máquina" para que el espíritu
pueda crear en los niveles externos, pueda manifestarse,
pueda desarrollar su proyecto vital.
Sin esa realidad como base de la existencia, la vida se
convierte en un sinsentido, porque nada de lo puramente
externo o material contiene suficiente valor o alimento como
para satisfacer las necesidades de la mente.
La consecuencia es un creciente vacío interno que conduce a
la pérdida total de valoración de todo lo que el mundo
externo ofrece. Es entonces cuando hay que buscar dentro lo
que fuera no llena. Es entonces cuando la mente tiene que
"girar" y mirar hacia su verdadero origen o fuente de
alimentación.
El problema es que ese acto necesita Fuerza y Decisión, y a
veces se ha desconectado tanto que uno solo no puede
hacerlo. § |
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