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MAYO 2008

    Trastornos mentales. Una epidemia silenciosa
     Foto: FER / Montaje: Fusión

Trastornos mentales

Una epidemia silenciosa

 

Por primera vez la encuesta Nacional de Salud incluye datos relativos a las enfermedades mentales. Uno de cada cinco españoles está en riesgo de sufrir un trastorno de esta índole. A nivel mundial las cifras son preocupantes, según la OMS. Expertos hablan ya de la epidemia silenciosa del siglo XXI.

Texto: Mariló Hidalgo.

 


Cifras que salen a la luz



Foto: Fusión

 

El problema no es nuevo. Los datos estaban ahí delante hace tiempo. Un informe de la Dirección General de Farmacia del Ministerio de Sanidad y Consumo reconoce que en sólo cinco años el consumo de ansiolíticos y tranquilizantes ha aumentado en nuestro país casi en un 40% Estos medicamentos se emplean para problemas de ansiedad, fobias, trastornos alimentarios, dolor y otras adicciones. El consumo empieza cada vez a edades más tempranas, infancia y adolescencia. Existen trastornos psicológicos, alteraciones en la vida de las personas que están repercutiendo negativamente en su salud. ¿Qué dimensión tiene todo esto?

Cuatrocientos cincuenta millones de personas en el mundo están aquejadas de algún tipo de enfermedad mental, de los cuales 350 millones padecen depresión. Son datos de la OMS, organismo que prevé que para el año 2020 la depresión sea la causa más importante de incapacitación y muerte después de las enfermedades cardiovasculares.
En España, la última Encuesta Nacional de Salud por primera vez recoge cifras sobre esta patología. Los resultados son preocupantes. El 21,3% de la población mayor de 16 años tiene riesgo de padecer una enfermedad mental. Y este riesgo se incrementa a medida que aumenta la edad. En la población infantil los números no son mejores, ya que el 22,1% de los menores de entre 4 y 15 años presentan problemas de conducta relacionados con la hiperactividad y la socialización. Como decimos, el tema preocupa a las autoridades que ven la necesidad de tomar medidas para intervenir y revertir esta tendencia. Aunque insisten en que de momento se habla de "riesgo", no de "diagnóstico". §


Gritos desesperados


La salud mental es hoy por hoy uno de los problemas de salud pública más apremiantes a escala mundial. Pero dentro de ello, preocupa especialmente el gran número de suicidios entre personas que padecen enfermedades mentales. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre veinte y sesenta millones de personas intentan suicidarse cada año. De ellas, un millón lo consigue. Y más del 90% de esos desenlaces están relacionados con trastornos mentales como la depresión, esquizofrenia o alcoholismo.
Un dato curioso es que las cifras de suicidios aumentan en la medida que crece la economía y el nivel de bienestar de un país. Las autoridades por su parte evitan, en la medida de lo posible, analizar este problema con rigor por temor a generar una alarma social. Carmen Tejedor, psiquiatra especializada en suicidiología en el Hospital Sant Pau de Barcelona, nos comenta que en general se teme hablar de este problema por varias cuestiones. "Por un lado, unos justifican el silencio para evitar un posible contagio de conducta. Otros creen que el suicidio y el intento suicida son decisiones libres, por lo tanto siempre hay culpables o víctimas, cosa cada vez menos aceptada. Todo esto provoca el tabú y silencio social".
Un silencio que la OMS, junto con organizaciones de salud mental de todo el mundo, está dispuesta a romper a través de sus campañas de sensibilización y educación. Al tiempo que exigen a los gobiernos voluntad política firme para poner los medios necesarios que ayuden a erradicar el problema. La alerta está ahí: las enfermedades mentales pueden ser mortales y por tanto, hay que concederles una importancia capital.


Foto: Fusión

El suicidio es la primera causa de defunción entre la población joven. El porcentaje más elevado lo encontramos en los varones entre 15 y 24 años

¿Quién se suicida? Es la primera causa de defunción entre la población joven. El porcentaje más elevado lo encontramos en los varones entre 15 y 24 años (6,7%) y entre 25 y 34 años (11,5%) Las cifras se disparan cuando hablamos de varones mayores. Expertos en gerontología denuncian que cada año se producen en España (www.suicidioprevencion.com) más de mil suicidios de personas mayores de 65 años, principalmente ancianos. Y el porcentaje aumenta cuando hablamos de mayores de 80 años.
Los motivos desencadenantes de una situación así son variados, según el Informe elaborado por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). Se ha comprobado que el riesgo de suicidio aumenta en parados, jubilados y trabajadores irregulares. Esto por lo general deriva en problemas de identidad, pérdida de control, desamparo y depresión. Trastorno este último presente en más de un 65% de los suicidios. No obstante, apunta este documento, aunque la depresión es más común en las mujeres, el suicidio al final es más frecuente en los hombres: son más reacios a consultar su problema, a dialogar y acaban utilizando métodos más efectivos para lograr su objetivo.

En el caso de los jóvenes, aparte de las cifras de los que consuman el suicidio, "lo más llamativo y alarmante, señala la doctora Tejedor, es el aumento exponencial de los intentos de suicidio sobre todo por intoxicaciones medicamentosas voluntarias, seguido de autolesiones -cortes y venoclisis-". Por cada joven español que se ha suicidado, han tenido lugar entre treinta y cincuenta tentativas. ¿Cómo un joven llega a una decisión así?


Foto: Alf

 

Es el sentido de la vida lo que da significado y ayuda a dar soporte físico a la existencia de una persona. Sin ello la mente se vuelve frágil

"Hablar de decisión en estos casos es poco adecuado -advierte Tejedor-. La autodestrucción no se decide ‘libremente’, sino que está mediatizada por unos factores de riesgo. En los jóvenes son los trastornos mentales, afectivos y el consumo de tóxicos. En general afectan fundamentalmente todas las situaciones de cambio vital que conlleven pérdidas, rupturas de relaciones significativas, frustraciones profesionales, problemas familiares, etc. La prevención del suicidio comienza por la información objetiva del problema, por sensibilizar a la población y por ofrecer recursos asistenciales adecuados. Concretamente en el Hospital de Sant Pau y el Centro de Psicoterapia de Barcelona, estamos realizando un plan de prevención del suicidio pionero en España con resultados interesantes".
El psicólogo Javier Urra, primer Defensor del Menor, habla de la depresión profunda como principal motivo para llegar a este fatal desenlace, que además afecta de forma distinta a jóvenes y adultos. "En un adulto se traduce en melancolía, en esa incapacidad de subsistir. El joven empieza a no sentirse querido, cree que es la oveja negra de la familia, que no cumple expectativas y que es un fracasado ante sus amigos o en el ámbito escolar. Apenas existen suicidas por cuestiones amorosas entre los jóvenes. Y por último, estoy convencido de que existen suicidios encubiertos. Hay quien se quita la vida con el coche, por ejemplo, aunque es algo que no se llega a demostrar". Al final parece que nos encontramos ante un tema tabú, del que pocos quieren hablar, pero dado el elevado número de suicidios en nuestro país, llega el momento de preguntarnos ¿qué está pasando? ¿qué quieren decirnos? §


Origen de la "epidemia"


Aseguran los profesionales que un porcentaje muy elevado de pacientes que acuden a sus consultas en busca de psicoterapia presentan problemas graves que tienen que ver con la falta de sentido de sus vidas. El reconocido psiquiatra y doctor en filosofía Viktor Frankl advertía hace ya unos años que "el deseo de significado se está frustrando a nivel mundial, porque aumenta el número de personas que experimenta un sentimiento de falta de sentido y esto deriva en comportamientos neuróticos con diferentes cuadros sintomáticos: alcoholismo, depresión, obsesión, etc. Los síntomas en estas neurosis, son una manifestación de desviaciones en la voluntad de significado". Es por tanto, el sentido de la vida lo que da significado y ayuda a dar soporte físico a la existencia del ser humano. Sin ello, la mente se vuelve frágil y surge la enfermedad, advierten los expertos."Hablamos de una necesidad específica que en mayor o menor grado, está presente en todos los seres humanos, -apunta la psiquiatra Maribel Rodríguez-. Y este sentido no es el mismo para todas las personas. Cada uno ha de hallarlo en función de sus propias circunstancias y en función de sus propios objetivos en la vida y sus posibilidades. Cada uno ha de encontrar aquello que para él da un significado a su vida. Se trata de una búsqueda personal, no puede hacerlo otro. No hay respuestas estándar. Aunque haya elementos comunes -escalas de valores-, cada uno ha de llegar a su propia solución por sí mismo y debe encontrarla en la vida misma".

Estamos inmersos en un sistema que ha conseguido proyectar un ideal de vida que no está al alcance de todos. El que no es capaz de imitarlo acaba sintiendo frustración

¿Qué da sentido a nuestra vida? Muchas de las personas que sufren enfermedades mentales hablan más bien de lo que no da sentido a la vida. Y en ello, aunque no se puede generalizar, sí hay una serie de líneas comunes. Hablamos por ejemplo de la dimensión social y la importancia que tiene para el individuo la sociedad en la que vive. Una sociedad que fomenta la competencia, el egoísmo, el éxito a partir del dinero. Una forma de vida acelerada, deshumanizada donde todo parece tener precio y donde la búsqueda del placer como único fin, conduce a la búsqueda de poder para sobrevivir. Estamos inmersos en un sistema que ha conseguido proyectar un ideal de vida que no está al alcance de todos. El que no es capaz de imitarlo, acaba sintiendo frustración, falta de confianza en sí mismo, de motivación, soledad, etc. El individuo se da cuenta de que cuanto más tiene más insatisfecho se encuentra. ¿Consecuencia? Cortocircuito. Trastornos mentales que cada vez empiezan a edades más tempranas. El poner toda la energía en el "tener" -cuantas más cosas mejor- y dejar a un lado el "ser", está generando muchos problemas como nos recuerda el filósofo y teólogo, Leonardo Boff: "El hombre no funciona sólo en base a expectativas externas. La vida interior representa en estos momentos una de las dimensiones más olvidadas de la humanidad y esto está generando muchos problemas que aún no se identifican como tales. Urge rescatarla porque en ella se encuentra nuestro punto de equilibrio, es lo que realmente aporta una calidad de vida. Interior significa profundidad y ese interior emerge cuando el ser humano se detiene, calla, comienza a mirar dentro de sí y a pensar seriamente. Cuando se plantea cuestiones decisivas como ¿qué sentido tiene mi vida y todo este universo de cosas que me rodea? ¿Hay vida más allá de la vida? ¿Por qué estoy en este planeta tan hermoso pero tan maltratado? ¿Quién ofrece respuestas?... La vida interior no es monopolio de las religiones. Es una dimensión de lo humano. Pero es universal. Está en todos los tiempos y culturas. Vida interior es escuchar voces y movimientos que vienen de dentro. Es lo que nos habla de lo que realmente cuenta en nuestra vida, de aquello que es decisivo y que no puede ser delegado en nadie. El efecto más inmediato de esta vida interior es una energía que permite encarar los problemas cotidianos sin agitaciones. Con serenidad, con profundidad".

"La vida interior es una de las dimensiones más olvidadas de la humanidad y esto está generando muchos problemas que aún no se consideran como tales"

(Leonardo Boff. Filósofo y Teólogo)

Estamos atravesando un tiempo de cambio que nos afecta no sólo a nosotros sino a todo nuestro entorno. En paralelo y a juzgar por lo hasta aquí expuesto, coincide con una profunda crisis de valores provocada por una fuerte ruptura entre la necesidad interna del ser humano y lo que vive fuera. En cierta forma el individuo "ha perdido el Norte", se ha "desconectado" de sí mismo, del entorno, de los demás... y pide ayuda. La farmacología en estos casos poco puede hacer. Negar el problema no es la solución. Pensar que no depende de nosotros sólo conduce al inmovilismo. La tercera opción es volver a "conectarnos" y para ello debemos empezar por nuestro entorno. No estamos solos. Vivimos interrelacionados con los demás y con el mundo que nos rodea. Somos una red -seamos conscientes o no de ella-, que funciona sin depender de nosotros. "La persona es una unidad de varias dimensiones: biológica, psicológica, espiritual y social", recuerda la psiquiatra Maribel Rodríguez. Y no se puede separar una de las demás. Partir de esta unidad ayuda al equilibrio global".
Más de 1.200 estudios de psicología publicados en los últimos diez años -el 90% de ellos realizados en EEUU-, relacionan esa dimensión de vida interior del hombre con la salud. La creencia en algo superior, en las personas que nos rodean, parece ser un elemento que ayuda a mantener el equilibrio mental y potencia la eficacia del sistema inmunitario humano frente a las distintas enfermedades, desde el cáncer hasta las cardiovasculares. §


El ordenador central


Si hablamos de salud mental tenemos que referirnos al ordenador central: el cerebro. Una especie de universo en pequeño donde miles de neuronas extienden sus brazos y se relacionan a través de pequeñas chispas eléctricas. Así es como viaja la información que recogen nuestros sentidos y luego es interpretada por cada individuo, construyendo con ello su realidad. El cerebro tiene la capacidad tanto de captar información de lo que ocurre en el interior de nuestro cuerpo como fuera de él. Y aún más. Los investigadores de la Universidad de Pennsylvania, Andrew Newberg y Eugene D’Aquilli, aseguran haber encontrado en el cerebro el circuito de la religiosidad del hombre. Este órgano estaría preparado biológicamente para mantener relación con lo que pueda existir oculto más allá del universo físico. Ello ha dado lugar a una nueva disciplina que denominan neuroteología, según la cual Dios habría dejado huellas de su presencia en el cerebro del hombre para que puedan llegar a conocerle y sientan la necesidad de llegar hasta él. Una realidad de la que ya nos hablaba hace tiempo la Mecánica Cuántica y que ahora la ciencia está empezando a vislumbrar.
No existen dos cerebros iguales -"Cada mente es un mundo"- ni por tanto, dos concepciones del mundo que se parezcan. Pero sí hay un debate común a todos los seres humanos desde el principio de los tiempos: Quién soy y qué sentido tiene mi existencia. Hay quien sugiere que en el fondo somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. Un interesante camino por recorrer. §

 

 

El sentido de la vida y salud mental

  Maribel Rodríguez

"La búsqueda del sentido de la vida es mirar al centro del corazón del hombre"

Hablamos de salud mental con una especialista en la materia que sin duda nos aporta una visión más profunda del problema de la que reflejan las estadísticas. Maribel Rodríguez, psiquiatra y profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad CEU-San Pablo contesta a nuestras preguntas.

-¿Qué es la salud mental?
-La salud mental sería un estado de armonía interior o psíquica, además de la ausencia de trastornos o alteraciones psicológicas, que alteran la vida de una persona o de quienes le rodean. Aunque "salud mental" es un término que actualmente me resulta un tanto limitado, prefiero hablar de "salud integral", pues la persona es una unidad de varias dimensiones: la biológica, la psicológica, la espiritual y la social. Me resulta artificial separar o disociar una sola de las dimensiones y alejarla de las demás y cada vez me parece más importante la idea de la unificación, pues eso ayuda al equilibrio global y de cada una de las partes.

-¿Por qué se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más apremiantes a nivel mundial? (La última Encuesta Nacional de Salud también habla de este riesgo).
-El tema de la salud mental se ha ido convirtiendo en un problema de salud pública apremiante por varios factores. El primero tiene que ver con una mayor sensibilidad hacia estos temas dentro del ámbito de la ciencia, lo que lleva a hacer más estudios que detectan problemas psíquicos y, por lo tanto se tienen en consideración con más frecuencia. El segundo puede tener que ver con un menor pudor a hablar de la vida anímica de las personas y por lo tanto, a que el individuo que tiene un malestar subjetivo lo exprese con más facilidad y pida ayuda. El tercero puede deberse a que hay demasiados cambios y presiones en la vida de las personas, que resultan difíciles de asimilar. Y por último, señalo un factor que me parece básico y fundamental en todo esto, que sería la cuestión de cómo las personas ven la vida globalmente, de cómo se dan cuenta de su sentido o de cuáles son las estructuras de significado con las que viven. Antaño, estas estructuras de significados nos venían dadas desde fuera, por una identidad cultural, una religión, una familia estable, etc. Hoy en día, cada uno tiene que apañarse por sí mismo para encontrar su propio camino, careciendo de mapas o puntos de referencia o habiéndolos perdido o no fiándose de ellos, y sin tener muchas veces criterios ajenos ni propios para diferenciar lo verdadero de lo falso, la verdadera luz de los falsos brillos que confunden y nos hacen perdernos por caminos erróneos. Y si nos perdemos, perdemos el norte y es más fácil que peligre la armonía interior y por lo tanto, la salud psíquica.

-La puerta para solucionar este tipo de problemas se ha demostrado que no está fuera -farmacología- sino dentro del propio individuo. ¿Cómo volver a "conectar" ese complejo sistema que es nuestra mente?
-No me parece que establecer una dicotomía dentro-fuera, ayude a encontrar soluciones; pues establece un dualismo en el que se puede perder alguna de las dimensiones de la persona. Es cierto que la farmacología no es la solución, pero puede aliviar el sufrimiento de personas con trastornos mentales severos, que sin ella no podrían vivir, por ejemplo, fuera de una institución. A veces, esa farmacología puede servir de muleta para seguir adelante, aunque quien sale adelante es uno mismo, siempre que haya un "uno mismo" que cumpla unos mínimos para poderse articular y caminar. El decir, que la solución "está dentro" es en parte cierto, pero en parte no lo es, pues tiene su "peligro". Me explico. En mi experiencia, he podido comprobar que tanto las personas que sólo buscan soluciones fuera, como quienes sólo las buscan dentro, se pueden perder. Los primeros, en que los demás les arreglen la vida, en buscar una solución o un medicamento mágico, etc. Los segundos, si se meten demasiado hacia dentro, pueden desconectar del mundo ajeno y caer en un narcisismo o vanidad desmedidas que les hagan aislarse de otros, crear un mundo aparte en el que pierdan sensibilidad por entrar en relación con los otros o comprender sus propias dinámicas internas. Me parece que el equilibrio entre la conexión con el mundo de los demás y el mundo interno nos da pistas de que vamos por buen camino y de que nuestro "complejo sistema" se está "conectando". Se trata una vez más de integrar dimensiones y de tratar cada alteración al nivel que le corresponde, sea biológico, psíquico, espiritual, social, interno o externo.

-En uno de tus artículos hablas de la necesidad de encontrar el sentido de la vida para poder enfrentarnos al mundo que nos rodea. Tras el fracaso de muchas religiones que intentaron monopolizar esta cuestión, ¿cómo crees que debe enfrentarse el hombre a esta "asignatura pendiente"?
-Lo primero es que no considero que las religiones hayan fracasado por monopolizar la cuestión del sentido, sino que han sido mal utilizadas y distorsionadas por algunos seres humanos, que se han perdido, entre otras cosas, en sus delirios de poder o de vanidad personal. Con respecto a la cuestión planteada, me parece difícil responder en sólo unas líneas así que intentaré hacer una primera aproximación.

"No debemos de caminar solos, sino atrevernos a dialogar y compartir nuestras inquietudes con compañeros de camino y a la vez escuchar a los que antes buscaron y encontraron"

Me parece que el primer paso para enfrentarse a una "asignatura pendiente" es, en primer lugar, plantearse que es posible superarla. Para ello hay que ponerse a estudiar, ¿no? Así que lo primero que me atrevo a afirmar, es que buscar sentido es posible y buscar es el primer paso para encontrarlo. Si empezamos a caminar, y ponemos la actitud adecuada de escucha y apertura ante la realidad, que se nos pone de manifiesto en nuestra vida, podremos empezar a ver cosas que nos sirven de pista. Pero me parece que no debemos caminar solos, sino atrevernos a dialogar y compartir nuestras inquietudes con compañeros de camino y a la vez escuchar a los que antes buscaron y encontraron. Pero para aprovechar la experiencia de búsqueda, además, ya he señalado la necesidad de encontrar la actitud adecuada. Por eso, aparte de nuestra mirada hacia el interior, viene bien el diálogo con la realidad y con quienes saben más que nosotros de la vida, de los errores y aciertos del ser humano, de cara a aprender a cómo encontrar la actitud adecuada para mirar o para limpiar y pulir nuestra lente que puede estar empañada o deformada.

-El número de suicidios aumenta. Es la primera causa de defunción entre la población joven. ¿Cuál es el mensaje?
-Parece que el mensaje que nos está transmitiendo este hecho tan tremendo, tiene que ver con que la gente no aguanta ni el tipo de vida que lleva ni la idea que se ha hecho de sí misma y cae en la desesperación y busca salidas. El suicidio representa con frecuencia la busqueda de salidas, para muchos que piensan en él o intentan quitarse la vida. Esa busqueda se apoya en la falsa creencia de que morir es terminar el sufrimiento, pero no se dan cuenta de que lo que termina así son las oportunidades, y de que detrás de ellos queda una herida muy profunda en las personas que les creen, aunque normalmente no sean conscientes de ello. Esto se une con frecuencia a que diversas circunstancias llevan a la ruptura interior e incluso al desarrollo de patologías psiquiátricas que impiden ver la realidad con claridad. Por otra parte, a la gente joven no se la ha entrenado en tolerancia a la frustración. Se les sobreproteje y esto les hace más frágiles e inseguros ante las inevitables adversidades de la vida.
Quizás, desde nuestra parte, lo que tenemos que hacer es recibir este grito de desgarro y desesperación y buscar cómo prevenirlo prestando atención a los jóvenes, dialogando con ellos, pero sobre todo amándoles y acogiéndoles en su dolor. Parte de ese amor es enseñarles los límites, la realidad del sufrimiento, la necesidad de esforzarse para fortalecerse y a la vez inspirarles confianza en que cada vez pueden hacerlo mejor.

-Eres psiquiatra, pero por lo que comentas, siempre te ha gustado lanzar una mirada más allá de los límites establecidos habitualmente. ¿Qué has encontrado al otro lado?
-Me parece que el otro lado es precisamente en el que están los que se pierden, se desesperan o sufren, porque están al otro lado de sí mismos. Yo, más que al "otro lado" he tratado de retomar las raíces del propio lado, las raíces de mí misma o de los demás. Es decir que, por ejemplo, la búsqueda del sentido de la vida o de lo más genuino del hombre, es mirar más allá de lo establecido habitualmente, es mirar al centro del corazón del hombre y por tanto a "mi lado" y buscar conectar con lo esencial de lo real que para mí es lo que integra y une todas las dimensiones de las que ya he hablado, aunque tengo la sensación de que la dimensión unificadora e inspiradora es la dimensión espiritual, que está en el centro del corazón del hombre y le pone en contacto con la realidad más fundamental, que es el amor incondicional. Ese amor incondicional arraigado en lo espiritual, es nada más y nada menos lo que me he encontrado en el mejor lado en el que podía buscar. §

 

Salud mental en cifras

- 450 millones de personas en el mundo sufren algún tipo de inestabilidad mental.
- 350 millones padecen depresión.
- 50 millones son afectados por la epilepsia.
- 24 millones tienen esquizofrenia.
- Cada año, 1 millón se suicida.
- Entre 20 y 60 millones intentan quitarse la vida.

*Datos de la Organización Mundial de la Salud

 


El universo habla


Hace muy poco los observatorios de investigación solar detectaron una gran actividad en ciertas regiones de la superficie del astro rey. Dicen los científicos que este proceso responde al comienzo de un nuevo ciclo del Sol, en concreto el vigésimo cuarto. También advierten que todo ello afectará a nuestra magnetosfera e incidirá en nuestra salud física y mental.

Estos ciclos de los que hablamos comenzaron a estudiarse hace unos 250 años, cuando se empezaron a observar las manchas solares y su evolución. Buscando una lógica a todo ello se comprobó que al comienzo de cada ciclo -cada uno dura once años-, el número de manchas era escaso, pero a medida que pasaba el tiempo aumentaba hasta llegar a un último estadio donde las manchas alcanzaban su dimensión máxima. Luego se reducían a un mínimo y daba comienzo otro período. Pero ¿qué quiere decir esto y cómo afecta a nuestro planeta?
Los científicos parecen haber encontrado una relación directa entre toda esta actividad y esas oleadas de "viento solar" que llegan hasta nosotros, con múltiples alteraciones en la magnetosfera de la Tierra. Ello provoca tormentas magnéticas que afectan de manera directa a líneas eléctricas, de comunicación, gaseoductos, oleoductos, satélites, clima -tormentas secas con abundante presencia del rayo-, y especialmente inciden en la salud física y mental de las personas. Recordemos que nuestro cuerpo es una máquina bioeléctrica, polarizada, y por tanto toda la actividad electromagnética del entorno nos afecta. Sufrimos cambios en los ritmos biológicos normales, en nuestro sistema nervioso y cardiovascular y especialmente a nivel mental -las neuronas son todo un sistema eléctrico-. En períodos de máxima actividad solar se ha podido determinar que incluso se producen bajas en las defensas inmunitarias de algunos seres vivos.
La ciencia ha dado un paso más y está empezando a interrelacionar hechos importantes ocurridos en el planeta -guerras, avances científicos, espirituales, catástrofes, revoluciones, suicidios-, con estos ciclos de auge de actividad solar.
En estos momentos nos encontraríamos en puertas de un nuevo período que se espera sea más fuerte que todos los anteriores. Los primeros cálculos indican que este vigésimo cuarto ciclo, podría ser entre un 30 y 50% más potente que el pasado y podría causar serios desastres naturales. Aunque el aumento de la actividad eléctrica atmosférica será progresivo, la NASA considera que llegaremos al máximo solar en el año 2012.

Nuestro cuerpo es una máquina bioeléctrica polarizada y, por tanto, toda la actividad electromagnética del entorno nos afecta

Este tipo de pronósticos no son matemáticos -aseguran los expertos-, pero sí hay que recordar que los realizados hasta ahora se han ajustado bastante a lo ocurrido.
Se abren nuevas puertas y aparecen nuevas explicaciones. Esas corrientes energéticas procedentes del Sol estarían influyendo y modelando desde el principio de los tiempos no sólo la vida del planeta sino también nuestra mente y nuestras experiencias como seres humanos. ¿Con qué resultados? El filósofo Richard Tarnas después de treinta años de investigación, recoge en su último libro "Cosmos y Psique" (Atalanta) multitud de acontecimientos históricos y culturales -Revolución Francesa, guerras mundiales, Mayo del 68, la caída de las Torres Gemelas, etc.- así como personajes decisivos para nuestra civilización -Copérnico, Newton, Platón, Leonardo da Vinci, etc.- y los relaciona con movimientos planetarios. "Hay una íntima conexión entre las cosas de los hombres y los movimientos de los astros", aseguró Tarnas durante su visita a nuestro país hace unas semanas. Con abundante documentación producto de sus muchos años de investigación, aporta una mirada distinta a nuestro entorno. Una visión muy necesaria en estos tiempos que corren, insiste el filósofo, "donde reina una profunda insatisfacción y el hombre no es capaz de explicarse de una forma coherente, las grandes cuestiones que le preocupan desde el principio de los tiempos". El Universo se mueve. Los avances de la ciencia nos están demostrando que lo que ocurre "ahí fuera" está relacionado con todo lo que vive el hombre. Formamos una unidad. Entender esto nos hace estar atentos a todo lo que nos llega de ese Universo vivo que, al igual que nosotros, evoluciona. Así podremos entender su lenguaje y vivir en consecuencia. §


Recomendamos: www.who.int/es/ (OMS) • www.msc.es (Ministerio Sanidad y Consumo) • www.suicidioprevencion.com
• www.leonardoboff.com • www.maribelium.com (Página de Maribel Rodríguez) • www.dsalud.com

Fusión Opina

Hablar de trastornos mentales es hablar del complejo funcionamiento de una "supermáquina", la mente, de la que no se conoce casi nada. Y ésa es la base del problema.
Pero si tenemos en cuenta que la mente está "ubicada" entre dos grandes mundos o niveles de existencia, el físico o externo y el espiritual o interno, y que recibe impactos energéticos de los dos, es más fácil comprender que existan poderosas razones para la existencia de dichos trastornos, ya que ambos mundos cada vez están más en contraposición, sobre todo por el sistema de vida creado por el hombre, que se basa más en el valor de lo externo en detrimento de la búsqueda de los valores espirituales o imperecederos.
Así, toda mente que esté básicamente ocupada en lo externo, tiene grandes posibilidades de sufrir un cortocircuito, porque su diseño original procede del mundo interno así como las energías básicas que la alimentan y la hacen funcionar.
La mente, en realidad, es una "máquina" para que el espíritu pueda crear en los niveles externos, pueda manifestarse, pueda desarrollar su proyecto vital.
Sin esa realidad como base de la existencia, la vida se convierte en un sinsentido, porque nada de lo puramente externo o material contiene suficiente valor o alimento como para satisfacer las necesidades de la mente.
La consecuencia es un creciente vacío interno que conduce a la pérdida total de valoración de todo lo que el mundo externo ofrece. Es entonces cuando hay que buscar dentro lo que fuera no llena. Es entonces cuando la mente tiene que "girar" y mirar hacia su verdadero origen o fuente de alimentación.
El problema es que ese acto necesita Fuerza y Decisión, y a veces se ha desconectado tanto que uno solo no puede hacerlo. §

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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