-¿Son los
trasvases la mejor manera de gestionar una sequía, tal y como se propone
cada vez que hay escasez de agua?
-Son la peor manera de gestionar una sequía. La única forma de
adelantarse a ella es tomando medidas previas. Si nos ceñimos al caso de
Cataluña, es incuestionable que ha llovido poco en Barcelona. Pero
también ha llovido poco en Valencia, Murcia o Andalucía. La situación
ahora mismo en Barcelona es casi crítica, mientras que en las otras
zonas no hay ningún problema de abastecimiento a la población. ¿A qué ha
sido debido? Pues parece que tiene que ver con la gestión de este
recurso. En Cataluña se ha encargado la Generalitat y en el resto de
sitios el Ministerio de Medio Ambiente, que hace tres años tomó medidas
duras -sobre todo reduciendo el consumo de agua en la agricultura-,
preparando al país para una situación de sequía, como era su obligación.
Mientras, la Generalitat hizo muy poquito. Hay que tomar las medidas
bastante antes, lo que ocurre es que esas medidas a veces son
impopulares. Porque aunque haya agua en los embalses tú sabes, haciendo
números, que puedes tener problemas de agua en un futuro. En ese sentido
el Ministerio de Medio Ambiente actuó con bastante responsabilidad y
gracias a eso no tenemos problemas. Pero la consecuencia es que a la
ministra Narbona la han puesto en la calle, ya que no ha sido populista.
-Barcelona
está ubicada sobre dos importantes acuíferos contaminados que con el
tiempo se pueden potabilizar. ¿Por qué entonces tanta insistencia en el
tema de los trasvases?
-Se insiste en los trasvases porque es la solución sencilla y hay
tras ella intereses económicos. Lo que se tenía que haber hecho es la
redistribución del recurso: destinar el agua de mejor calidad al
abastecimiento urbano y para el regadío usar las aguas residuales
depuradas. De hecho, las depuradoras de Barcelona tienen un caudal muy
importante. Por otra parte, la desaladora de Barcelona tenía que haber
estado acabada y no lo está por cuestiones políticas. El trasvase que se
va a hacer no va a llegar a tiempo, y por otro lado sienta un precedente
gravísimo en nuestro país, abriendo de nuevo la veda de los trasvases. Y
eso significa nuevas guerras del agua, desvertebración territorial y
luchas entre regiones.
-¿Cómo está
afectando y afectará el cambio climático al caudal hídrico de nuestro
país?
-Estamos fatal. Además tenemos datos recientes y muy importantes:
entre 1995 y 2005 el caudal de nuestros ríos se ha reducido con respecto
al caudal medio que había entre 1945 y 1995 en un 15%. Pero lo fuerte es
que entre 1995 y 2005 sólo hubo un año de sequía en España, a pesar de
lo cual se redujo el caudal en un 15% de media. Eso es debido en gran
medida a la subida de las temperaturas, que hace que se evapore más
agua. Y al evaporarse antes, no llega a los ríos. Esto es enormemente
grave.
-Las
noticias sobre trasvases puntuales están desviando la atención del
verdadero problema: con el cambio climático España vivirá sequías. ¿Es
así?
-El verdadero problema efectivamente es que cada vez se consume más
agua y cada vez hay menos agua. Entonces, lógicamente el problema lo
tienes servido. Y eso va a ser así, pero decir que llueve menos es
impopular y no da votos. Con eso no gana uno elecciones.
-¿Qué
cambios habría que dar ya para adelantarnos a las consecuencias
climáticas futuras?
-Hacer una profunda reconversión en el sector agrario -en este país
la agricultura consume el 80% del agua-, para llegar a una situación de
sostenibilidad. Nosotros creemos que hay que eliminar del orden de un
millón de hectáreas de regadío de las existentes actualmente para poder
garantizar el abastecimiento a las ciudades y los caudales ambientales
en los ríos. Pero ahora el Ministerio de Agricultura y de gestión del
agua es el mismo y nos tememos lo peor. §