MARZO 2008
|
Foto: Valvanera
|
Semana Santa
en León
Sale la pasión a la calle, los
sentimientos se traducen en fervor religioso. El silencio se
impone, roto sólo por las cornetas y el toque rítmico del
tambor. Es tiempo de recogimiento, pero también es buen momento
para hacer turismo y conocer la otra cara de esta ciudad
monumental.
Textos: Mar
Castaño |
|
Paso a paso
La Semana Santa
leonesa se remonta al siglo XVI, aunque hay noticia de alguna procesión
en el XIII. Entonces era un festejo íntimo y sencillo por las calles de
la ciudad. Hoy el fenómeno de los pasos ha crecido sobremanera y a la
calle salen tallas de imaginería de gran realismo; incluso algunas
representan escenas completas de gran detalle como la de la última cena.
Los leoneses viven estas fechas de manera intensa. Para muchos es sin
duda la semana más importante del año y para ella viven el resto de los
meses, preparando trajes, ensayando el paso rítmico que ha de llevarse,
tocando la corneta una y otra vez. Al terminar el verano, con la llegada
de las noches oscuras y el frío invernal comienzan a oírse a media tarde
los tambores, sonidos que salen desde las iglesias de la ciudad buscando
acompasarse, repitiendo un latido monocorde destinado a despertar los
sentimientos de duelo. Es la planificación de la Semana Santa que estas
fechas dará sus frutos.
Paralelamente, quienes no comparten estos preparativos llenan las aceras
de las calles para ver pasar a los papones o encapuchados portando a la
Dolorosa, la Sagrada Cena o el Santo Cristo del Desenclavo. Con sus
abrigos bien abrochados, las bufandas enrolladas alrededor del cuello y
los guantes para proteger las manos, resisten los envites de un frío que
sólo se soporta bien con la atención centrada en el desfile que pasa por
delante.
La religiosidad o simplemente la curiosidad empuja cada año a más
turistas a acercarse a León estos días. Incluso sin sentimiento
religioso, el espectáculo llama la atención del profano.
Mayoritariamente se celebra en el barrio antiguo, un escenario pétreo
que intensifica más la representación de los misterios. Para muchos
sigue simbolizando al Salvador que dio su vida en la cruz y recuerdan
sus últimos momentos, para otros es un momento de recogimiento y de
reflexión, pero hay quien afirma que el envoltorio ha vaciado de
significado la celebración. Sea de una u otra manera, lo cierto es que
la Semana Santa se acompaña en León de buenas tapas, excelentes comidas
y pequeños detalles profanos que se han ido colando en la fiesta con el
paso de los tiempos. Cualesquiera que sean los motivos, éstos son buenos
días para acercarse a León y conocerlo con otro color y otro calor, el
que destila la pasión.
Momentos de
solemnidad
|
Foto: Nan
La religiosidad o
simplemente la curiosidad empuja cada año a más turistas a
acercarse a León en Semana Santa |
En esta ciudad la Semana Santa
es la expresión del carácter recio de los leoneses. No hay lágrimas ni
llantos, y si aparecen son silenciosos. No hay música estruendosa ni
teatralidad, más bien un sentimiento hondo que se vive en soledad y que
comienza para todos en un mismo momento: con la procesión de La
Dolorosa. Tras el novenario, y cuando atardece -como recogen las
crónicas- se abre la puerta de la Iglesia de Nuestra Señora del Mercado
y cruza la puerta el paso de la Morenica, imagen del siglo XV que
muestra a la madre con su hijo muerto en brazos. Va a la calle Herreros
y continúa por Escurial hasta la plaza del Grano y la Cuesta de
Carvajal. En este momento se canta la Salve frente al Convento de las
Madres Benedictinas. La devoción está a flor de piel. Es el primer punto
de inflexión de esta Semana Santa de gran arraigo, pero vendrán muchos
más tras este Viernes de Dolores, que este año bisiesto se celebra el 21
de marzo. Decenas de cofradías y hermandades se encargan de ello. Así
tenemos momentos de gran simbolismo como el Besapiés del Cristo, el acto
del Perdón, el Vía Crucis cantado, el pregón a caballo, el acto de las
Bienaventuranzas e incluso encuentros entre pasos como el de la
Santísima Virgen con su Hijo en la Calle de la Amargura.
Los papones, con sus trajes mayoritariamente oscuros y la cara
encapuchada, contribuyen a crear esta atmósfera de recogimiento. El
tambor avanza por la calle con su rítmico sonido acompasando los pasos,
buscando con ello lograr también unificar el latido de los que
participan del espectáculo. Caminan despacio y, de vez en cuando, varias
cornetas rompen este sonido de fondo simulando un lamento, un gemido. El
sentimiento está servido y se alarga mientras dura el cortejo fúnebre.
Las procesiones sólo permiten la alegría en dos ocasiones: el Domingo de
Ramos con la bendición y procesión de las palmas y ramos, y el Domingo
de Resurrección, con el encuentro del Paso de la Resurrección con el
Paso de las Tres Marías, que luego terminan el recorrido conjuntamente.
Finalmente, la suelta de palomas en la Plaza de la Catedral pone un
broche de esperanza a unos actos de gran recogimiento. Asistimos con
este cierre a esta expresión de gran relevancia religiosa y popular.
Salidas nocturnas
También la
noche está en Semana Santa ocupada por las procesiones, unas más
populares y otras más religiosas. Son varias las que salen entre las
nueve y diez de la noche, pero pocas las que ocupan la madrugada. Entre
ellas destacan el Miércoles Santo el Solemne Vía Crucis Popular que
parte de la Iglesia de San Francisco de la Vega a las once de la noche y
en cuyo recorrido interviene un grupo de música tradicional leonesa. En
el mismo momento comienza en la Iglesia de Santa Marina la Real la
representación lírica de la Pasión a cargo de un grupo de teatro y tras
ella da inicio la ronda. Y el mismo día a las doce de la noche se inicia
el Solemne Vía Crucis Procesional en la Iglesia de San Marcelo. Pero la
procesión nocturna por excelencia es la tradicional Ronda de la Cofradía
del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, que tiene lugar el Jueves Santo a
medianoche. Antes de recorrer las calles se procede a llamar a la Ronda
durante toda la madrugada a las autoridades locales, del gobierno, de
las fuerzas armadas y religiosas para que se sumen a la procesión de Los
Pasos, que comienza a las siete y media de la mañana.
La procesión nocturna por excelencia es la tradicional Ronda de la
Cofradía de Jesús Nazareno
Pero las
noches no son sólo patrimonio religioso. Hay que reponerse del esfuerzo
y el sueño retenido, y la ciudad entera está dispuesta a ello. Muchos
bares, cafeterías y locales de copas permanecen abiertos y siempre hay
un tentempié dispuesto en esas fechas, aunque sea la hora más
intempestiva. Así, durante los diez días que dura la Semana Santa la
ciudad permanece en vigilia. Las calles están abarrotadas noche y día de
gente que vive las procesiones, de turistas con programa en mano que se
organizan para conocer León a la vez que no se pierden ningún paso, de
niños que participan activamente en el sentir de su ciudad. Nadie duerme
durante esta fiesta, declarada de Interés Turístico Internacional. §
La Plaza del
Grano, punto de encuentro
Es
una de las plazas más emblemáticas de León, con gran historia en
cada una de sus piedras y fachadas. Asomado a la plaza destaca
el Convento de las Carbajalas, cuya presencia en la vida
religiosa de la Ciudad se hace más patente en estas fechas. De
su importante pasado hablan los recuerdos y también el presente,
a través del recorrido de diversos pasos durante la Semana Santa
que pasan por aquí. El Convento ubicado en la Plaza del Grano es
lugar de paso y punto de encuentro de diversas procesiones. El
inicio de la Semana Santa tiene aquí un punto clave cuando la
procesión de La Dolorosa se detiene para el Canto de la Salve el
Viernes de Dolores. Al día siguiente, Sábado de Pasión, en la
Iglesia del Convento se realiza una oración conjunta que termina
con el acto del Besapiés del Cristo de la Redención. Llega el
Domingo de Ramos y sale este Cristo a hombros, dando inicio a
una procesión en la que actúa la Coral Coyantina. Continúa la
Semana Santa alrededor de la Plaza del Grano, y el Lunes Santo
la Procesión del Vía Crucis se detiene en este espacio público
para el rezo solemne de las Catorce Estaciones. El silencio se
instala hasta el Viernes Santo, fecha en la que pasan por aquí
la Procesión de los Pasos y la Procesión del Santo Entierro.
Esta plaza de gran carácter popular se viste de religiosidad
durante diez días. § |
Señas de identidad
La
Semana Santa leonesa tiene características propias que se dan sólo en
esta ciudad. Unas son religiosas pero otras, más profanas, dan lugar a
una fiesta paralela que se celebra en todos los bares y locales de León
durante diez días.
1- Se dice que en la Colegiata de
San Isidoro se encuentra una barrica que Santo Martino llenó de vino en
el siglo XII y que cada Jueves Santo el abad y el administrador bajan
cada año a catarlo, junto a otros invitados. Tras el trago rellenan la
barrica con buen vino y mosto. No se sabe si es leyenda o realidad, de
lo que no hay duda es de que el vino está bien envejecido. §
2- Durante toda la Semana Santa hay
un trasiego constante de entrada y salida en los bares. Lo típico estas
fechas es pedir una limonada, una especie de sangría preparada con vino,
limón, azúcar, frutas y canela. Se sirve acompañada de una tapa, la más
emblemática es la de morcilla leonesa. Como cada local prepara esta
bebida de forma diferente, es imprescindible catar varias limonadas
antes de decidirse a repetir. §
3- El Entierro de Genarín tiene
lugar la noche del Jueves Santo, y recuerda la muerte de un bebedor y
mujeriego leonés que falleció esta fecha de 1929. Su figura tiene su
propia cofradía, algo anárquica, que parte en comitiva de la "Plaza de
las tiendas" y discurre por diversas calles del Casco Antiguo de la
ciudad hasta llegar a la muralla. Por supuesto el paseo discurre entre
trago y trago de orujo, vino, calimocho o cualquier otro licor que
recuerde cómo murió Genarín, lo que hoy se asemeja a un botellón
andante. Incluso le dedican versos a sus andanzas. §
4- Jugar a las chapas es algo ilegal
durante todo el año, debido a las altas apuestas que se generan a su
alrededor, pero estas fechas se "hace la vista gorda". En la ciudad y en
toda la provincia se practica en Semana Santa este juego tradicional,
donde hay expertos lanzadores de chapas que se conocen por el nombre de
"barateros". §
Capital
sefardí
La
presencia medieval de los judíos en León todavía se aprecia en el centro
del barrio húmedo y en Puente Castro. Este primer semestre de 2008, la
ciudad preside la Red de Juderías de España, así que puede ser buen
momento para una visita turística diferente.
Los sefardíes dejaron sus
huellas en León, ocultas para los que siguen las guías turísticas al
uso, pero a la vista de los amantes de la historia. Se encuentran en el
casco antiguo de la ciudad, como la plaza de San Martín donde se libró
una batalla entre el reino de León y de Aragón que obligó a los judíos a
trasladarse desde Puente Castro al centro urbano. Corría 1196 cuando
comenzó a formarse la aljama de León, que alcanzó gran poder económico y
social porque controlaba los accesos a la ciudad. En el número diez de
la calle Misericordia se levantaba la sinagoga, donde se reunían los
sefardíes. De la judería hoy nos queda un entramado de calles estrechas,
casas muy juntas y nombres de callejas como Mulhacín. Por su parte, en
Puente Castro se han venido realizando durante los últimos años
excavaciones para rescatar vestigios de los judíos que formaron aquí una
importante comunidad. La relevancia de esta judería fue tal, que se
prevé convertir la Iglesia de Puente Castro en museo judío donde se
expondrán las piezas extraídas.
Pero si queremos algo vivo, nada como la música del grupo leonés
Abendmusik, que toca romances y cantigas de la música sefardí,
castellana y andalusí de los siglos XII y XIII interpretadas con
réplicas de instrumentos medievales y otros de origen árabe. Su
repertorio viene a sintetizar la convivencia que existía entre las tres
culturas, especialmente en la época de Alfonso X el Sabio, donde
coincidieron en estas tierras artistas y científicos de todo el mundo
conocido y todas las culturas. § |