Los
obispos y los católicos se han lanzado a la calle. ¿Qué respuesta cabe
esperar de la sociedad laica?
-La Constitución Española ampara a todos pues es pluralista, pero
quienes no practican en su estructura organizativa, en su funcionamiento
y en sus principios los métodos democráticos -como sucede con la
Iglesia-, no pueden ampararse en el sistema democrático para monopolizar
la educación, la sanidad y la moral pública. Los laicos debemos
responder invocando la aconfesionalidad del Estado y la neutralidad
religiosa de la vida pública, en particular de la educación.
-¿Qué
medidas consideran que deberían tomarse para dar un paso más como Estado
aconfesional?
-La denuncia de los Acuerdos con el Vaticano de 1979, con la
consiguiente supresión de los beneficios fiscales para la Iglesia
Católica, que deberá procurarse su autofinanciación sin acudir a las
arcas públicas. Es imprescindible la regulación de una ley de plazos
para la interrupción del embarazo, cesando por antidemocráticas las
campañas de acoso a quienes ejercitan un derecho legalmente reconocido.
También hay que regular la eutanasia, propiciando un debate social que
permita reformar una legislación restrictiva, a fin de reconocer la
existencia del derecho a la disponibilidad de la propia vida, con las
condiciones y cautelas que se requieran. Hay que suprimir la religión
como materia de obligada impartición por los centros escolares; la
neutralidad del ámbito educativo es incompatible con el adoctrinamiento
religioso, de manera que las aportaciones públicas a la educación no
serán compatibles con idearios que no respeten los valores
constitucionales. Y finalmente, deben adoptarse las medidas que pongan
fin a los símbolos y ceremonias religiosas en los edificios, actos e
instituciones públicas.
-¿La
posición de la Iglesia ha servido para que el ciudadano tome conciencia
de lo limitado que sigue estando el Gobierno por la religión?
-El Gobierno actual ha intentado pactar una paz tácita con la
Iglesia para poder gobernar, les ha concedido más financiación pública
que en los ocho años de Aznar, les ha mantenido los privilegios fiscales
y las subvenciones, ha mantenido la religión en la educación, y ha
incumplido su promesa electoral de regular la eutanasia y la ley de
plazos para el aborto. Ése ha sido un precio muy alto que no ha servido
para nada, pues la Iglesia añora el poder y el monopolio religioso,
combate las leyes democráticas y se opone a cualquier avance social. La
respuesta ciudadana debe ser exigir la laicidad del Estado y el fin de
los privilegios de la Iglesia.
-¿Qué cree
que sucedería si se pusiese fin a los privilegios sociales y económicos
de la Iglesia? ¿Cómo reaccionaría la ciudadanía?
-No pasaría nada, viviríamos una normalidad democrática si los
cambios se hacen con respeto a la legalidad constitucional. La sociedad
lo entendería, pues no se comprende que aún existan privilegios de ese
tipo. La ciudadanía apoyará que se respete el derecho a las creencias
religiosas, pero nunca su imposición a los no creyentes.
-¿Qué leyes
pendientes están influenciadas por la moral religiosa?
-En cuanto a la eutanasia sólo hay que ver la actuación del Consejero
Lamela en Leganés, la negación del derecho a la elección de una muerte
digna, los sufrimientos innecesarios de enfermos irrecuperables. Si nos
referimos al aborto veremos la ley de plazos paralizada, persecución de
médicos y mujeres que abortan, objeción de conciencia médica, negación
en la sanidad pública, campañas de denigración de quienes interrumpen el
embarazo... En la escuela se sigue con el adoctrinamiento religioso de
los escolares, con dinero público y con el control de la Iglesia. Y
mientras, la Iglesia sigue con sus beneficios fiscales, ya que no paga
IBI, IAE, Plusvalía, contribuciones especiales, etc., y se nutre de las
arcas públicas en lugar de autofinanciarse.
-¿Qué
opinan de la propuesta de crear un "Observatorio de Laicidad"?
-No me parece muy útil, aunque podría ayudar algo. Me parece más
necesario afrontar las medidas legales antes mencionadas, que actuarían
con una mayor celeridad reformista. §