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 MARZO 2008

Javier Cremades

Javier Cremades

Abogado

 

 Micropoder ciudadano

El presidente del bufete Cremades & Calvo-Sotelo es doctor en Derecho por la Universidad de Regensburg (Alemania), pero más allá de su pasión por las leyes es un acérrimo defensor de la libertad de expresión y las nuevas tecnologías. En su nuevo libro Micropoder (Editorial Espasa) analiza cómo la era digital ha devuelto el protagonismo al ciudadano, que puede unirse y renovar las instituciones.

Texto: Marta Iglesias. Foto cedida por J. Cremades.

 

En el ejercicio del poder por parte del ciudadano es fundamental Internet, cuyo paralelismo ayuda a visualizar cómo la suma es mayor que los individuos: "Se puede afirmar que la Web es, desde sus orígenes, el resultado de la actuación de miles de personas aportando su conocimiento. Como todo sistema organizado en red, la Web existe porque existen los nodos interconectados. Su fuerza es la suma de la fuerza de uno más uno. Por lo tanto, cada uno de los nodos de la Red puede disfrutar de un nuevo poder que le viene del conjunto, y éste se torna poderoso gracias a la coordinación de los nodos. Es decir, cada uno de los miembros de la Red goza del micropoder que le proporciona formar parte del sistema".

-Como ciudadanos siempre hemos tenido poder, aunque no fuésemos conscientes. ¿Qué salto se ha dado con Internet?
-Internet es el ejemplo más evidente de instrumento con capacidad para globalizarlo todo sin apenas trabas. Las opiniones, las ideas, las iniciativas, la transparencia de los procesos fluyen en la red sin condicionantes de tiempo y espacio. Digamos que ahora el ciudadano puede ejercer como tal en un instante. Y buscar el apoyo o la comprensión de otros también en un instante y con toda la información al alcance de su mano.

-Defina micropoder y qué características le definen. ¿Qué tiene que darse para que surja este tipo de poder?
-Mire, le pondré un ejemplo muy claro. Me presenté a las elecciones al decanato del Colegio de abogados de Madrid. Para exponer al público las propuestas de mi equipo creé una página web 2.0. Es una web interactiva donde otros abogados pueden opinar sobre nuestro proyecto y participar en foros. Si hubiéramos salido elegidos, muchas de nuestras propuestas saldrían de esos foros, de ese diálogo que antes era imposible o más difícil. Ahora la toma de decisiones puede compartirse y someterse al parecer de quien tenga interés por ser un ciudadano activo.

"Los contenidos de Internet son productos humanos, así que existe la posibilidad
de que muestren facetas lamentables de nuestra sociedad"

-Habla en su libro de un ciudadano informado, activo, crítico, pensante... Seamos realistas, ¿qué porcentaje de personas así conforman nuestro país?
-Creo que un núcleo importante de la sociedad actúa de este modo. Fíjese en Internet. Uno busca algo y siempre se halla una página o información sobre lo buscado. Eso quiere decir que hay mucha gente que se preocupa en subir contenidos, en difundir, la mayoría de las veces gratuitamente, aquello que le interesa.

-¿El ciudadano tiene poder en sí mismo o sólo en la medida en que se une a otros?
-El micropoder que la tecnología actual pone en manos del individuo sirve sobre todo para crear redes. No quiero decir que no se puede hacer nada de forma aislada. Pero la acción y la influencia son posibles cuando existe esa red de ciudadanos con un objetivo. Ahora es más fácil crearla.

"Cuando existe una red de ciudadanos con un objetivo, son posibles la acción y la influencia"

-¿Existe sabiduría de masas en sí misma o sólo los individuos informados pueden dar lugar a reflexiones?
-Creo que una sociedad necesita un moderador, por así decirlo. Alguien que de forma profesional, entre tal cantidad de datos e informaciones, sepa publicar o mostrar al resto lo relevante. El micropoder nos otorga a todos la capacidad de ser moderadores, pero lo que no nos garantiza es que el resto nos considere como tales. El flujo de informaciones y opiniones termina por generar una cultura o sentir colectivo, de titularidad no definida. Hay sociedades más sensibilizadas, por ejemplo, con temas sociales. Otras con temas políticos. Al final esto, en un movimiento circular, repercute en los líderes de opinión.

-Hay quien asegura que la Red es una visión moderna del conocimiento de que todos estamos entrelazados y nos influimos. ¿Cuál es su opinión?
-Bueno, es una interpretación ocurrente. Hay otras muchas, pero en todo caso todas ellas ponen de relieve la importancia de este fenómeno.

 Internet, revolución democrática

-Podrían aumentarse las cotas de poder en Internet del ciudadano gracias a las nuevas tecnologías, serían posibles los referéndum... ¿Por qué los políticos no apuestan por ello?
-Sin duda que llegaremos a ello. Esta herramienta que es Internet, para ser aplicada a tales usos necesita rodaje, tanto técnico como sociológico. La primera generación educada bajo el fenómeno Internet y las tecnologías digitales todavía está en la escuela. Cuando ellos tomen las riendas, el panorama será distinto.

-Afirma en su libro que la democracia está en crisis. ¿Cómo se están abriendo nuevas posibilidades de regeneración del sistema democrático gracias a la web?
-Existen voces que, con más o menos fundamento, denuncian una esclerotización de las instituciones democráticas, pero se trata de una afirmación discutible y discutida. Sin duda alguna que el micropoder, las tecnologías de la información van a transformar también nuestros usos y concepciones políticas. Pero no olvidemos que son meros instrumentos, su resultado depende de la utilidad que se les asigne. Por mi parte considero que la principal aportación de la revolución del micropoder a la regeneración de la democracia no es ningún avance tecnológico como el voto electrónico. Su principal contribución es hacer posible un verdadero diálogo social entre los ciudadanos, y entre los ciudadanos y los poderes públicos.

"Los partidos políticos tendrán que tener en cuenta al ciudadano, como hemos visto en las anteriores elecciones de Francia y España"

-¿Por qué afirma que el micropoder exige una nueva forma de acción política? ¿Es que los políticos por fin tendrán que tener en cuenta al ciudadano?
-En efecto. Lo hemos visto en las pasadas elecciones a la presidencia de Francia y en las anteriores que se han celebrado en España. Ahora que se puede, hay que dialogar con el ciudadano activo. Hay que exponer las ideas. El blog del candidato se ha convertido en un instrumento muy importante en las campañas electorales.

 ¿Red peligrosa?

-Mientras ciudadanos confiados facilitan sus datos a la Red, hay quien se aprovecha para emplearlos para sus propios fines. ¿Somos cibernautas ingenuos?
-Quizás somos usuarios desinformados y, en muchos casos, engañados. La ley protege la privacidad y el uso correcto de los datos. Cada vez es mayor la concienciación de los usuarios de Internet en este sentido.

"La principal aportación del micropoder a la regeneración de la democracia es hacer posible un verdadero diálogo social"

-Hoy en día el consumo es el que manda. Y la Red es una gran tienda. ¿Cree que es también un sistema que nos atrapa?
-Atrapará a quien esté predispuesto a ello. Si se usa correctamente, esta red más que atrapar, ensancha horizontes. Internet no tiene un lado oscuro, como no lo tiene el mar. Si es el caso, lo tiene cada persona. El mar es peligroso porque los hombres somos vulnerables. Pero el mar, en sí mismo, no tiene un lado oscuro. Los contenidos de Internet son productos humanos y, por lo tanto, la posibilidad de que muestren o exploten facetas lamentables de nuestra sociedad no es algo meramente teórico.

-Internet parece romper las jerarquías, sin embargo hay mentes detrás manipulando en una u otra dirección. ¿Estamos ante una igualdad ficticia?
-Manipular la Red es, en mi opinión, bastante difícil. Si quieres contrastar noticias, informaciones u opiniones o consultar las fuentes, Internet es el lugar adecuado, el más rápido. Por otro lado, Internet y las tecnologías de la información no garantizan la igualdad. Una vez que se accede a ellas sí se ofrecen las mismas posibilidades de actuación, aunque otra cosa es cómo se aprovechen. Si este acceso no es posible, es cuando puede hablarse de desigualdad o, de otro modo, brecha digital. Es decir, la diferencia en cuanto a oportunidades de desarrollo que se produce entre quienes disponen de tecnologías de la información y quienes no disponen de ellas.

"Somos usuarios desinformados y, en muchos casos, engañados"

-Mucha gente convive ya con dos personalidades, la real y la que se inventa para navegar por la Red. ¿Por qué tendemos a inventar una segunda realidad?
-Visite Second Life.com y verá. Ya hay empresas que pagan por estar ahí o prestar servicios a personajes de ese mundo virtual. Pero la desconexión con la realidad que puede derivarse del abuso de una única forma de comunicación -Internet en este caso- empieza por el propio individuo, que corre el riesgo de desconocer su personalidad e identificarla con una apariencia, un avatar inventado por él mismo. En el fondo hay un vacío, y puede decirse que una sociedad en la que abunde tal tipo de personajes ha pasado a ser una sociedad de seres anónimos. Tal fenómeno podría llegar a ser una patología psiquiátrica que algunos llaman síndrome de soledad global, entendido como desequilibrio psíquico provocado por el uso excesivo de Internet, que provoca una pérdida del mínimo imprescindible de interacción social.

-Si basamos nuestro micropoder en la Red, ¿no nos estamos apoyando en algo vulnerable, que depende de un apagón, como es un ordenador?
-Está en la misma esencia de la Red el habilitar vías alternativas cuando una se cierra. Internet nació así. El objetivo era crear un sistema de comunicación que pudiera estar siempre en activo ante el bloqueo o destrucción de canales. §

 

La primera piedra del micropoder

El Internet libre que hoy conocemos se debe fundamentalmente a la actitud de su inventor, como pone de manifiesto Javier Cremades en su libro Micropoder. "Cuando Tim Berners-Lee, el hijo de unos pioneros de la informática y becario del prestigioso CERN, propuso en 1980 un proyecto de hipertexto para compartir y actualizar la información entre investigadores, no podía soñar que el 6 de agosto de 1991 estaría en marcha el primer sitio web: <http: //info.cern.ch/>, y mucho menos que, en 2006, según datos de la consultora eMarketer, se alcanzara la mágica cifra de mil millones de internautas. Pero si la creación de la Web fue revolucionaria, no lo fue menos la actitud de su primer protagonista. A diferencia de sus predecesores en la galería de inventores ilustres, Berners-Lee renunció a cualquier concepción de que la Web era su "propiedad intelectual", e insistía en que debería considerarse una "creación social" diseñada para ayudar a la gente a trabajar junta. Estaba, aún sin saberlo, dando un enorme espaldarazo al surgimiento del micropoder, que tiene en Internet su principal valedor". §

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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