-Desde la
candidatura olímpica hasta hoy, ¿se ha notado en China mayor respeto por
parte del gobierno hacia sus ciudadanos?
-Yo diría que todo lo contrario. Se dijo desde el principio que el
respeto a los derechos humanos tenía que mejorar en China y no se ha
hecho. La máquina del partido es eficaz, tremenda, pesada y continúa
deteniendo disidentes: gente que se limita a defender el derecho a la
libertad de expresión, o esa pareja que han perseguido porque defendían
un mejor trato a enfermos de Sida o hepatitis B. Pero hay que precisar:
decir respeto a los Derechos Humanos es muy gordo. No es un titular, es
la vida, un dolor inmenso, es un sufrimiento inenarrable lo que hay
detrás de esa frase cuando no se respeta.
-¿Qué
ataques a los Derechos Humanos sufren los ciudadanos chinos hoy?
-En China continúa la represión contra medios informativos
nacionales, han sido detenidos treinta periodistas sólo por hacer su
trabajo y persiste la censura en Internet. En los últimos meses han
encarcelado a cincuenta internautas. A medida que se acercan los Juegos,
abogados, manifestantes y defensores de derechos humanos sufren arrestos
domiciliarios y detenciones arbitrarias. El gobierno chino utiliza la
seguridad durante los Juegos Olímpicos como pretexto para detener sin
cargos, sin juicio y sin protección judicial. Cientos de miles de
personas han sido internadas en centros de "reeducación" por toda China,
sometidas en muchos casos a duras condiciones de reclusión. En Pekín, un
toxicómano, un mendigo, un repartidor de publicidad sin permiso o un
taxista sin licencia pueden ser encarcelados de seis meses a cuatro años
sin acusación ni juicio.
-China
efectúa casi el 65% de las ejecuciones de pena de muerte del mundo. ¿A
qué se debe esa cifra, esa intencionalidad de matar a miles de sus
ciudadanos al año?
-En 2006 fueron ejecutadas más de mil personas, aunque algunos
observadores elevan la cifra hasta siete mil. Los delitos castigados con
pena de muerte son sesenta y ocho, no todos violentos. Además, cada vez
se ejecuta más con inyección letal. Amnistía Internacional teme que el
aumento de este método sirva para poder extraer los órganos vitales de
ejecutados. En 2006, especialistas chinos en trasplantes calcularon que
el 98% de los órganos trasplantados podían provenir de ejecutados.
-¿Qué
situación cree que se vivirá cuando la prensa internacional vaya a
cubrir el evento, mientras se censura Internet y los mensajes que envían
los periodistas chinos a diario?
-Habrá algunos compañeros -me temo que muy pocos- que tengan algún
tipo de actitud solidaria mediante denuncias. A nadie se le va ocurrir
decir que no va a los JJOO mientras no dejen ejercer a sus compañeros
chinos la libertad de expresión. No va a ocurrir porque hay demasiada
cobardía moral en el mundo. En general todo el mundo quedará fascinado
por China, por sus maravillosas coreografías, su perfecta organización.
Y mientras todo va como un reloj, no sólo olvidarán lo que está
ocurriendo en el día a día sino que muchos dirán que las cosas no están
tan mal. Los únicos que continuarán denunciando serán Amnistía
Internacional, Human Right Watch y alguno más.
-Además a
ningún país se le ocurrirá levantar la voz para denunciar, mientras se
embolsa beneficios millonarios...
-Todo el mundo quiere tener contenta a China porque es un mercado de
1.600 millones de personas, de los que cuarenta millones son nuevos
ricos que gastan sin control. Desde que el Partido Comunista Chino
empezó esta deriva neoliberal feroz, han aumentado los pobres y las
desigualdades a una velocidad increíble. Hay una pobreza inmensa y hay
gente que a duras penas sobrevive. Sí es cierto que China está creciendo
a un 5-6% como media al año. Y con mayor índice está creciendo la
desigualdad. ¿Por qué se le baila entonces el agua a China? Porque hay
cuarenta millones de millonarios, de nuevos ricos que gastan sin
control, de la forma más absurda del mundo, con el objeto de ostentar.
Cuarenta millones son pocos en relación a los 1.600 millones de chinos y
no avalan la deriva que ha tomado el Partido Comunista Chino. Pero
cuarenta millones de consumidores para una empresa son muchos. Es como
si tuvieras casi la población de España a la que le puedas vender Chanel
y Vuitton. Además en China hay que hacer muchas cosas desde el punto de
vista estructural e industrial, y todo el mundo quiere entrar. En última
instancia, Occidente se baja los pantalones ante China porque es un
mercado inmenso. Y de hecho, aparte de estos cuarenta millones de ricos,
Europa, EEUU... muchísima gente está ganando mucho dinero con el gigante
amarillo. §