FEBRERO 2008
ALIANZA DE cIVILIZACIONES.
lA APUESTA DE FUTURO
Quizá sea mejor así, que
los que se sumen sean pocos y bien avenidos, y sobre todo, que sean
los que realmente tienen intención de hacer algo por la causa. |
Los que
pensaron en su día que era un farol parece que se equivocaban. La
Alianza de Civilizaciones, la apuesta de Zapatero para lograr un
acercamiento entre occidente y el mundo islámico, sigue adelante y da
pasos. Desde que se presentó la iniciativa, en 2004, fue fraguándose el
entramado que va a respaldar todo el proyecto. Y así, por fin, arranca
el tema con propuestas concretas. Se trata de una combinación de medidas
económicas y culturales para favorecer el conocimiento de ambas
culturas, mejorar la integración de los inmigrantes y potenciar desde
varios frentes la cultura de paz. Ambicioso, sí.
Parece que la primera reunión de este foro no ha tenido todo el lustre
que se espera de un evento internacional de estas características.
Quizá, precisamente por eso, porque no existe un "evento internacional
de estas características", ha tenido que ir construyéndose en algunos
aspectos. Todos son conscientes de que si no consiguen que las
intenciones se traduzcan en acciones concretas, la Alianza será otro
fantoche más en el escenario internacional, otro gasto inútil. En ello
se está, presentando proyectos y recaudando fondos.
Paralelamente, aparecen las voces de siempre, las que critican y se
burlan de las iniciativas ajenas. Se refería Rajoy, con cachondeíto, a
la escasa trascendencia política del evento, puesto que parece ser que
los reunidos no daban la talla de lo que se espera de un encuentro
internacional de alto nivel. Los que lo hemos observado damos gracias al
cielo: es posible que sea mejor precisamente así, que no se reúnan los
de siempre, que se abstengan de presentarse los que aparecen en todas
las grandes cumbres rodeados de aparatosas medidas se seguridad para
hacer el paripé, salir en la foto y boicotear las acciones. No hay más
que recordar la última cumbre del clima. Penosa actuación de "los
grandes". Quizá sea mejor así, que los que se sumen sean pocos y bien
avenidos, y sobre todo, que sean los que realmente tienen intención de
hacer algo por la causa, los seducidos por una idea que desde algunos
sectores llaman utópica, como creyendo que la insultan. De fantoches
ávidos de protagonismo, ya estamos bastante hartos.
Hay que decir que eso de criticar desde el sofá es muy de aquí. Esa
envidia rastrera y mezquina, ese pesimismo contagioso, ese típico
comentario de sobremesa sobre el vecino que acaba de abrir un negocio y
al que se le sentencia: seguro que le va mal. Ante eso hay que decir que
lo que nos vale son las ideas renovadoras, buenas o menos buenas, las
iniciativas, el riesgo, el movimiento, la puesta en marcha de proyectos
que llaman a otros proyectos, que generan más ideas, que se corrigen y
se reenfocan sobre la marcha, y sobre todo, que contagian ilusión y la
esperanza de que, al margen de lo que aseguran los cenizos de profesión,
algo sí se podrá hacer.
Evidentemente el tema será complicado. Al margen de cuestiones
culturales, hay escollos políticos que en algún momento habrá que
abordar. El más complicado, el conflicto palestino-israelí, o, más
accesible, la integración de Turquía en la UE. Habrá que estar atentos
para ver si todas las intenciones dan fruto o quedan en nada, pero
mientras todo esto arranca ¿por qué no dar un voto de confianza a la
primera propuesta esperanzadora y constructiva que oímos en mucho
tiempo?
Además, hay algo siempre significativo: los que critican son los que más
tiempo llevan en sequía. Cuando veamos que levantan el trasero y se
ponen a trabajar, quizá entonces merezcan un poco de credibilidad.
Mientras tanto, mejor harían en cerrar la boca./
C.F.
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