Así que, amigos queridos que me regaláis cosas: ahora
que ya tengo toda la tecnología que soy capaz de digerir, volvamos a las
cosas de siempre. Un jersey está bien, los libros son bienvenidos, hasta
un perfume puede ser un detallazo. |
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ENERO 2008
ANIMALES TECNOLOGICOS
POR ELENA F. VISPO
Vale,
lo reconozco. Este año he picado y he caído en la trampa de los regalos
navideños. No he podido evitarlo. Y, puestos a regalar, va una por las
tiendas con cara de sapo buscando las últimas tendencias en moda (nada
de corbatas: bufandas palestinas en Zara) o en colonia, con la fragancia
de Carmen Sevilla, Antonio Banderas o María Isabel, antes muerta que sin
silla, todo en la misma estantería. Tema éste de los perfúmenes que
daría para un Ventano en sí mismo, pero es que entonces me desvío de lo
que quiero contar.
Yo me he tirado al rollo tecnológico. Más que nada porque me llegó un
catálogo publicitario a casa y me quedé alucinada al descubrir lo barato
que está todo. Así que se puede ser moderno por muy poco dinero. Total,
que el que no tiene un portátil con webcam más impresora multifunción,
es porque no quiere. Parece una exageración, pero hace seis meses me
compré un mp4 por cien euros, y ahora uno con el doble de capacidad
cuesta cuarenta. Váyase usted al súper con cuarenta euros a ver lo que
compra.
Está todo tirao de precio. To-do. El móvil de última generación con
cámara de la de dios de megapíxeles, el GPS, la pantalla plana con TDT
integrado, la Play o la Wii o la madre del cordero. Barato, barato. Lo
estamos dando, lo estamos regalando. Dentro de poco te asaltarán en la
puerta para darte unos poquitos de gigas como cortesía de la casa. Como
cuando pedías una pizza y te regalaban un móvil, que gracias a eso todo
el mundo se movilizó. También por eso, y porque ahora los hacen para que
no duren un año, en cada casa hay un museo del móvil antediluviano y
dentro de poco, al tiempo, habrá coleccionismo de móviles antiguos con
puja en Ebay y todo.
Pues con esto lo mismo. Te compras el ordenador y a los dos meses está
anticuado. Se te rompe la tapa de la cámara que te regalaron por tu
cumpleaños y te sale más barato comprar una nueva que arreglarla. Te
toca un ipod en un concurso y luego no sabes ni cómo usarlo (sí, es mi
caso. ¿Alguien quiere un ipod nano? Seguro que llegamos a un acuerdo con
el precio).
Está claro, porque nos lo enseñaron en el colegio, que el hombre es un
animal social. Pero también somos animales tecnológicos. Desde que hace
varios siglos un adelantado inventó el palo para coger las frutas del
árbol, al último modelo de PDA hay un paso diminuto. En su momento, todo
es tecnología punta.
El caso es que una se pone a hacer cuentas y el litro de leche está más
barato que el litro de diésel. Manda huevos, que también cuestan su
dinero, por cierto. Así que ya nos veo en unos añitos, pocos, comprando
discos duros en el súper y regalando patatas y truchas en cumpleaños,
navidades y fiestas de guardar. Parece increíble, pero la comida se ha
convertido en un artículo de lujo.
Así que, amigos queridos que me regaláis cosas: ahora que ya tengo toda
la tecnología que soy capaz de digerir, volvamos a las cosas de siempre.
Un jersey está bien, los libros son bienvenidos, hasta un perfume puede
ser un detallazo. Pero, como inversión a largo plazo, ¿qué tal una
macetita para poner en la ventana del salón? A ver si me salen unos
tomates buenos, que luego los revendo en envoltorio de regalo. Apadrina
un tomate, se puede llamar el invento, y así topamos de lleno con el
regalo solidario, que mola mucho más que un regalo a palo seco. Lo veo
claro: es el tipo de producto que arrasa en Ebay. § |