La población
envejece
Vivimos en una
era marcada por un envejecimiento global sin precedentes. En
unos pocos años la pirámide de población de nuestro país se
invertirá cuando más del 35% de los ciudadanos supere los 65
años. Habrá más personas mayores que jóvenes. La denominada
tercera edad llevará las riendas del futuro. Pero, ¿cómo será
ese nuevo grupo social? Un cambio está en marcha. Comienzan a
vislumbrarse ya los primeros pasos. Texto: Mariló Hidalgo |
Foto: Alf |
Los
porcentajes hablan mucho pero a veces dicen poco. A veces uno obtiene
más información de lo que observa a su alrededor que de un informe
sesudo lleno de datos y gráficos. En el caso que nos ocupa cifras y
percepciones hablan de una misma realidad.
Por un lado los números nos indican que por primera vez en la historia
de la humanidad, en las próximas décadas habrá más personas mayores que
jóvenes. Dentro de algo más de cuarenta años -según datos de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)-
España será el tercer país más viejo -dentro de dicha organización- sólo
por detrás de Japón y Corea, según el informe "Panorama de Estadísticas
2007". La población envejece a gran velocidad y se calcula que para el
año 2050 nuestro país tenga un 35% de población mayor de 65 años. De
ello se deriva un importante desequilibrio, ya que según esa misma
fuente, un 90,5% de población será inactiva -si a esos mayores sumamos
los menores de quince años-. No hay que entender mucho de números para
ver que a priori y si no se toman medidas, nos hallamos ante un gran
problema. La tabla de salvación a corto plazo tiene un nombre:
inmigrantes. Sin ellos, la situación sería ya en estos momentos
insostenible. Aunque se trata sólo de un alivio, porque para que este
sector de población llegase a suplir todo el déficit de mano de obra que
parece ser necesario para este futuro inmediato, harían falta unos
flujos de inmigración cada vez mayores que no serían nada fáciles de
asimilar por nuestro actual sistema. De ahí que éste se haya convertido
en un tema prioritario para las políticas de los países desarrollados de
todo el mundo.
"En esta sociedad urbanita y desalmada se ha asumido que, al
dejar de producir,
hay que aparcar a las personas mayores para que no molesten"
(J.C. García Fajardo,
Profesor Emérito)
Hasta aquí los datos. Pero, ¿cuál es la
apreciación del ciudadano de a pie? Poco a poco nos hemos dado cuenta de
cómo han influido los cambios sociales experimentados en las últimas
décadas en la estructura familiar. Las condiciones laborales y
económicas han contribuido a una reducción drástica del número de hijos.
Y la incorporación de la mujer al mundo laboral ha originado la
necesidad de un replanteamiento en la unidad familiar. Ya no existe un
solo modelo de familia, y las situaciones en las que se encuentra cada
cual son tan distintas que casi hay que echar mano de la imaginación
para inventarse y dar cobijo a cada grupo familiar. En toda esta
vorágine la función de los abuelos también ha cambiado. En la mayoría de
los casos son los que han tenido que llenar el vacío de los padres que
deben trabajar para pagar la hipoteca, llegar a fin de mes y además no
quieren dejar desatendidos a sus hijos. Son los que dedican cuatro o
cinco horas al día a los nietos y además se sienten satisfechos y
queridos. Mientras una mayoría se identifica con esa situación, hay
abuelos que aseguran haber llegado al límite de su resistencia. Dicen
estar agotados frente a tanta responsabilidad. Las familias cada vez
crecen más, el peso que soportan es cada vez mayor y encima ven cómo
poco a poco han renunciado a las ilusiones que les quedaban. La
situación que parecía temporal se ha convertido en un calvario que
empiezan a acusar los abuelos.
|
Foto: Alf
Dentro de algo más de
cuarenta años España será el tercer país más viejo, sólo por
detrás de Japón y Corea (OCDE) |
Mientras unos y otros, con sus altibajos,
conviven con sus familias no hay que olvidar que una parte de mayores no
tienen esa suerte. "En una sociedad en la que hay seiscientos millones
de personas mayores de 65 años, con unas previsiones de llegar a dos mil
millones antes de cincuenta años, es preciso reflexionar sobre su
calidad de vida, porque una cosa es envejecer y otra crecer y madurar",
señala el Profesor Emérito de la UCM José Carlos García Fajardo. Él nos
recuerda que junto a esos abuelos que viven en sintonía con sus
familias, hay un gran número que viven solos y no se sienten ni queridos
ni necesarios. El pasado año murieron en Madrid setenta y siete ancianos
en soledad. Trece de ellos en situación de aislamiento, según datos de
la Comunidad. "Esa sensación de soledad impuesta y no asumida -continua
Fajardo-, de constatar cada día una nueva avería, una dificultad, una
pérdida de elasticidad o de autonomía va deteriorando su calidad de vida
y convierten a quienes podrían ser fuente de experiencia y de sabiduría
en seres que procuran pasar desapercibidos, hasta volverse casi
invisibles. No quieren estorbar y se hacen a un lado. Todo esto sucede
porque hemos permitido la implantación del torpe concepto de que sólo lo
joven es hermoso y valioso, porque dicen que es productivo. Abdicando de
un mundo de valores sin los cuales vivir carece de sentido, actúan como
si todo estuviera presidido por el concepto de la productividad, de la
rentabilidad, del beneficio. Hemos caído en la trampa de que vale más lo
que más cuesta. Hemos asumido con la mayor naturalidad que nos eduquen
para ser ‘personas de provecho’, ‘útiles’, ‘para conseguir un buen
trabajo’, ‘para tener títulos’. ¡Hasta hemos permitido que nos
consideren recursos humanos, buenos para ser explotados! En esta
sociedad urbanita y desalmada, vivimos para tener, en lugar de vivir
para ser nosotros mismos en compañía de los demás. Con toda naturalidad,
se ha asumido que, al dejar de producir, hay que aparcar a las personas
mayores, para que no molesten, para que dejen su puesto a los más
jóvenes, para que se ocupen de sus dolencias y de sus goteras. Por eso
proliferan lo que yo llamo ‘aparcamientos de los improductivos’, sin
reparar en que las personas mayores, en todas las culturas que han
contribuido al auténtico progreso de la humanidad, han sido respetadas y
veneradas. Porque las personas mayores son el bien más preciado de una
sociedad bien estructurada. La madurez es aceptar la responsabilidad de
ser uno mismo. Arriesgarlo todo con tal de ser uno mismo". ¿Estamos
preparados para asumir este reto? §
Ley de Dependencia
Es el mayor
logro social de los últimos años. La entrada en vigor de la
Ley de Dependencia, aunque no solucionará todos los
problemas que tienen las familias de los dependientes, sin
duda supone un importante paso. Nos encontramos ante una de
las normativas más progresistas y de mayor calado social que
haya puesto en marcha un gobierno en este país. Con una
financiación directa de los Presupuestos Generales del
Estado y la participación de las Comunidades Autónomas, esta
ley permitirá que muchas personas que necesitan apoyo y
atención de los demás no dependan de la benevolencia del
prójimo sino que puedan exigir a partir de ahora sus
derechos. La atención que hasta el momento se prestaba a los
dependientes se realizaba desde el sistema sanitario y los
servicios sociales, pero había carencias y sobre todo
diferencias entre las distintas comunidades autónomas. A
partir de ahora todos tendremos los mismos derechos en el
territorio español.
Como decimos, éste es un paso importante para toda la
sociedad pero especialmente para la tercera edad, ya que
según el Instituto Nacional de Estadística más del 80% de
personas dependientes en nuestro país tienen más de 65 años
y son atendidas en el ámbito familiar, principalmente por
mujeres (83%) que hasta ahora han venido sacrificando sus
sueños personales y profesionales por cuidar a los mayores.
Sólo un pequeño número (3,5%) cuenta con un servicio de
ayuda a domicilio, servicio de teleasistencia (2,84%) o una
plaza en una residencia o centro de día (0,54%).
La primera partida presupuestaria ya está en marcha. Son
ahora las Comunidades Autónomas quienes tienen que dar el
siguiente paso. El éxito o fracaso de la ley depende más que
nunca del conjunto de la sociedad, de la implicación de
todos los partidos y sobre todo de las futuras partidas
presupuestarias. § |
Una nueva generación de mayores |
La voz
del anciano ha sido venerada desde los orígenes de los tiempos. La
experiencia de los años vividos, conocer el origen y la historia de los
antepasados, y el estar próximos a la muerte, les situaba en una
posición casi mágica ante el resto de la comunidad. Eran quienes
recordaban lo sagrado y la ley al resto del clan, y por ello eran
venerados. Llegar a la ancianidad con una expectativa de vida bastante
reducida en aquellos momentos, se convertía en privilegio de unos pocos
pero sobre todo en un honor.
En la actualidad, inmersos en una sociedad capitalista de consumo donde
todo se valora según lo que produce y se rinde culto a lo eternamente
joven, la vejez ha pasado a ser un estadio de la vida al que se mira de
reojo a la espera de que se produzca lo más tarde posible. Como si de
nosotros dependiera.
Los
ancianos en nuestra sociedad están discriminados y poco a poco, en medio
de cierta resignación, esperan pacientes el fin de sus días. Han
aumentado las expectativas de vida, existe una mayor protección social
pero los mayores de hoy siguen estando al margen del poder que en su día
tuvieron, de la consideración social y de la toma de decisiones. O al
menos así era hasta ahora. Y decimos esto porque se empiezan a
vislumbrar ciertos signos de cambio. Un grupo de mayores entre los
mayores lucha por su autonomía y quiere recuperar su voz. El poder
perdido.
Hasta ahora se englobaba a los mayores bajo la etiqueta colectiva de
gente pasiva, carga social o familiar. Pero las cosas, como decimos,
están cambiando y las generaciones futuras afortunadamente no serán así.
Ya hay atisbos de ese cambio.
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"Las futuras generaciones de
mayores estarán en buena medida lideradas por mujeres. Ellas
levantarán la voz y no resistirán la discriminación que hoy viven"
(Enrique Gil Calvo,
sociólogo) |
"Aunque
no se puede generalizar -apunta el sociólogo Enrique Gil Calvo, autor de
"El poder gris" (Mondadori)- porque como no hay dos vidas iguales no
existen dos vejeces iguales y cada generación de mayores es distinta a
la anterior, sí podemos asegurar que la generación futura nada tiene que
ver con lo que antes señalábamos. Las futuras generaciones desarrollarán
activismos de todo tipo hasta edades mucho más tardías. A los 75
seguirán al pie del cañón, se negarán a jubilarse, formarán
asociaciones, reivindicarán, se movilizarán, darán mucha guerra. Y una
cosa más, muy importante: las futuras generaciones de mayores estarán en
buena medida lideradas por mujeres. Muchas de las actuales son
analfabetas, han vivido toda su vida sometidas a los varones y no se
atreven a levantar la voz. Pero las ancianas del futuro, que ya habrán
tenido su vida con independencia económica o profesional del varón
levantarán la voz muy por encima de la de sus coetáneos masculinos. Las
próximas generaciones de mayores no resistirán la discriminación que hoy
sufren, serán más activas y vivirán una relación de igual a igual con el
resto de la sociedad".
Aunque son las actuales generaciones de jóvenes las que darán ese giro a
la actual situación; ya comienzan a verse pequeñas rebeliones de mayores
que deciden enfrentarse a la última etapa de su vida con otra filosofía
¿Cómo? Siendo ellos mismos, haciendo las cosas porque quieren, no bajo
la obligación que les ha perseguido toda su vida. Reivindicando su parte
en la sociedad. "No hay mayor provocación que ser uno mismo. Atreverse a
ser, a discrepar, a gozar y a realizarse en armonía con el universo. El
sabio acepta la realidad imponiéndole su sello: para hacer lo que
queramos tenemos que querer lo que hacemos. Porque nada puede morir, tan
sólo cambiar de forma. La existencia nada sabe de la vejez, sabe de
fructificar. Ya tenemos lo que buscamos. Hay que despertar. Madurez
significa que hemos llegado a casa. La madurez es la conciencia, el
envejecimiento sólo desgaste. Todavía queda tiempo para cambiarse de
tren", reflexiona en voz alta el profesor Fajardo que siempre ha
defendido en primera persona esta filosofía de vida.
Así podemos encontrar a mayores que han decido estudiar a los setenta la
cultura general que no pudieron adquirir en su día porque se vieron
obligados a trabajar desde muy niños. Otros se matriculan en la
Universidad de la Experiencia porque el saber no tiene fin. Aprenden
idiomas como el árabe, sólo por curiosidad. Aprovechan las oportunidades
que se les brinda -por ejemplo- desde el Imserso y recorren España,
viajan por Europa, conocen otras culturas. Se dejan cuidar en los
balnearios; organizan bailes o se asocian para juntos defender las
tradiciones, el folclore o la cultura de un pueblo como legado para las
próximas generaciones. Demandan calidad de vida, tiempo para ellos y
luchan por sus propias ideas.
"Estos mayores seguirán al pie del
cañón a los 75, se negarán a jubilarse,
formarán
asociaciones, se movilizarán y darán mucha guerra"
(Enrique Gil Calvo, Sociólogo)Gil Calvo
en su libro habla del "poder gris" y lo define como "una nueva actitud
que ambiciona a hacer de la vejez un senda de autosuperación personal y
ascensión civil. Es la voluntad de progreso que busca apoderarse del
propio destino final, estrategia que en el futuro va a caracterizar a
las próximas generaciones de mayores, muy alejadas del tradicional
conformismo resignado que todavía paraliza a los que nacieron antes de
la guerra". Se trata de una nueva forma de entender la vejez porque,
como afirma Gil Calvo, ¿dónde está escrito que los mayores no puedan ser
ambiciosos? §
Vivir
con "Júbilo"
En este repaso sobre el cambio que empiezan a protagonizar nuestros
mayores quisimos contar con la opinión de una publicación enteramente
dedicada a ellos que lleva casi diez años trabajando y se ha convertido
en todo un referente en nuestro país. María
Sánchez-Sarachaga, directora de la revista "Júbilo", contesta
a nuestras preguntas.
-¿Con qué idea nace "Júbilo"?
-Júbilo nació en 1998 con el objetivo de cubrir las necesidades de
información de un gran colectivo poblacional creciente que, en este
aspecto, estaba completamente desatendido. El periodista Rafael Navas,
el presidente del Grupo Júbilo, fue el artífice de este proyecto que,
gracias a la labor de muchos profesionales que a lo largo de estos años
creyeron en él, ha resultado un éxito. Nadie duda en estos momentos de
que el Grupo Júbilo es el principal referente de nuestro país en materia
de comunicación y mayores.
-¿Por qué la palabra "Júbilo"?
-Porque es un término optimista. Significa "alegría" y este concepto
es el fin último de todos los que trabajamos aquí. Queremos que las
personas aprendan a vivir con alegría la etapa de la madurez. Por otra
parte, la raíz etimológica de esta palabra tiene que ver con la
jubilación. Con lo cual, el término resulta extraordinariamente
apropiado.
-¿Cuáles son los estereotipos asociados a la vejez que debería de
desterrar nuestra sociedad?
-Todavía son muchos los que asocian la vejez con tristeza, pobreza y
enfermedad cuando la realidad es que hoy, la mayoría de las personas que
superan los 60 años son personas sanas, activas y disfrutan de un poder
adquisitivo cada vez más alto. Es cierto que existen personas mayores
que se encuentran en situaciones difíciles y, pensando en ellas, hay que
mejorar los servicios, tanto públicos como privados, dirigidos a cubrir
estas carencias.
-Empieza a surgir una nueva forma de entender la vejez. ¿Cómo veis a los
ancianos de hoy?
-Las personas mayores de hoy son mayoritariamente personas
emprendedoras, con inquietudes y que juegan un papel social
importantísimo ya que hacen posible, incluso, el mantenimiento de las
estructuras familiares gracias a la labor que desarrollan mediante el
cuidado de sus nietos. Además, son personas cada vez más exigentes que
quieren tener a su alcance servicios de calidad y que se preocupan mucho
por su salud y también por disfrutar de su tiempo de ocio.
-Vosotros que seguís el pulso a los mayores desde hace tiempo. ¿Por qué
se "mueven" los abuelos de hoy? ¿Cuáles son sus reivindicaciones?
-Como te decía, los mayores de hoy ya no se conforman con cualquier
cosa, son exigentes y, además, quieren que se les tenga en cuenta.
Luchan por seguir siendo parte activa de la sociedad, por tratar de que
su experiencia se considere como un valor positivo, por continuar
estudiando y aprendiendo, por lograr una mayor presencia en los órganos
representativos de la estructura social y política, por el aumento de
las pensiones que, aunque han mejorado, siguen siendo claramente
insuficientes en muchos casos… En definitiva, reivindican unas pensiones
más altas, una mejor atención sociosanitaria y una mayor integración en
la sociedad.
"Los mayores de hoy ya no se
conforman con cualquier cosa.
Son exigentes y quieren que se les tenga en cuenta"
-¿Qué ha supuesto la entrada en vigor de la tan esperada Ley de
Dependencia?
- Una excelente noticia. La Ley de Dependencia nos otorga a todos
los ciudadanos el derecho objetivo a ser atendidos por parte del Estado
en el momento de la vida en el que ya no podamos valernos por nosotros
mismos. Esto es, sin duda, un gran logro del Estado de Bienestar. Ahora
lo deseable es que esta Ley se desarrolle correctamente y que se atienda
también al apartado de "promoción de la autonomía personal" que incluye
el que se desarrollen programas y estrategias para tratar de retrasar al
máximo las situaciones de dependencia y hacer realidad la conocida frase
de "dar más vida a los años".
-¿Qué cuenta pendiente pensáis que tiene nuestra sociedad con los
mayores?
-Es muy larga. Aunque es cierto que la sensibilidad política y
social hacia este colectivo es cada vez más clara y, como decía, cada
vez hay más personas mayores sanas y activas, todavía quedan demasiados
mayores en situación de discriminación social que viven y mueren solos,
que cobran pensiones ridículas y a los que se les relega de los ámbitos
social y laboral únicamente por cuestiones de edad. Todavía queda mucho
por hacer para que estas cosas no sucedan. §
Nietos adoptivos
Por Cristóbal Sánchez
Blesa
Periodista del Centro
de Colaboraciones Solidarias
P atricia
es una estudiante colombiana que viajó a España para cursar
el doctorado en Comunicación Social. Uno de los problemas
que se encontró fue el precio de la vivienda en Madrid. A
los pocos días, a través de una amiga, encontró el Programa
de Vivienda Compartida entre Personas Mayores y Estudiantes
que la ONG Solidarios desarrolla en la Universidad
Complutense de Madrid.
"Se trata de convivir, ver
juntos la tele, dar un paseo del brazo...
manteniendo la casa ordenada y respetando unos
horarios" |
María, por su lado, es una
señora de 93 años, con dos hijos fuera de Madrid. Vive sola
y se siente insegura por las noches porque, aunque su estado
de salud es bueno, "la edad no perdona". Por eso, a través
de la misma organización pidió que le buscaran una chica
joven que viviera con ella y le aliviase un poco el miedo a
que le pase algo sin tener a nadie que pueda echarle una
mano.
La idea que ha puesto en marcha Solidarios es sencilla, un
anciano ofrece una habitación de su casa de manera gratuita
a un estudiante. Y éste, a cambio, le proporciona compañía y
seguridad. Es un programa de convivencia en el que ambas
partes salen beneficiadas. Hay unas reglas para que la casa
no se convierta en una "pensión barata" ni el estudiante en
un "asistente doméstico". Se trata de convivir, de ver
juntos la tele, de dar un paseo del brazo... Todo ello
respetando la vida normal del joven que puede hacer
cualquier cosa que haría con su familia. Aunque matiza la
coordinadora del programa, "quizá manteniendo más ordenada
la casa y respetando unos horarios que no le creen a la
persona mayor más quebraderos de cabeza que beneficios".
Aunque la idea es simple, el desarrollo tiene en cuenta
muchos factores para evitar problemas que den al traste con
la convivencia. "Los caballos de batalla del día a día son
los horarios, las vacaciones, el desorden, los gastos o
pedir más tareas al joven de las pactadas", explican desde
Solidarios. Si la selección es rigurosa se evitan muchas de
estas circunstancias. ¿Cómo se realiza esa selección?
"Cuando una anciana pide muchas horas al día de
acompañamiento buscamos un estudiante de oposiciones. Cuando
quiere que estén también fines de semana, vacaciones e,
incluso, verano le solemos dar la opción a una estudiante
extranjera, latinoamericana casi siempre. Si prefiere que se
vaya los fines de semana, la seleccionamos de ciudades
cercanas a Madrid", expone la ONG española. Es fundamental
el proceso previo para conocer a una y otra parte. Ver qué
gastos tiene la casa, dejar claras en qué tareas colaborará
el estudiante, cuántos fines de semana al mes viajará éste,
el estado de salud y autonomía de la persona mayor, etc.
Durante la convivencia se mantiene un seguimiento permanente
para evitar posibles abusos por uno y otro lado. De otra
manera, problemas insignificantes se convierten en motivos
de ruptura de las parejas.
"Un
anciano ofrece una habitación en su casa de
forma gratuita a un estudiante.
Y éste, a
cambio, le proporciona compañía y seguridad" |
En Madrid, como en la mayoría de
los programas, más del 90% de las personas mayores son
mujeres que piden ser acompañadas por una chica. Casi todas
las jóvenes son estudiantes de licenciatura o postgrado
provenientes de todas las Comunidades Autónomas y de
Latinoamérica. En ocho años de existencia han pasado por
este programa más de 300 parejas.
Patricia y María entraron en contacto a través de
Solidarios. Se conocieron, se cayeron bien y llevan más de
un año conviviendo. Aunque éste no es un programa
generalizable en cualquier circunstancia, al menos abre la
vía para darnos a entender que con creatividad se alcanzan
objetivos impensables. § |
De aquella imagen de abuela de pelo blanco que con paciencia y cariño
cuidaba a sus nietos mientras les contaba mil y una historias, hasta
llegar a las abuelas de hoy, ha llovido mucho. La palabra abuela cada
vez sugiere menos la imagen de ancianita que espera sus últimos momentos
al lado de los suyos. Hoy las abuelas hacen deporte, viajan, visten
juveniles, deciden ampliar sus conocimientos, se cuidan y sobre todo,
quieren disfrutar de la vida. Eso está generando una complicidad
distinta con sus nietos.
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La figura de la abuela es hoy
motivo de estudio por parte de la comunidad científica, al
considerarla pieza clave para comprender la evolución humana y el
futuro de nuestra especie |
Más allá de la imagen, la figura de la abuela es hoy motivo de estudio
por parte de la comunidad científica, al considerarla pieza clave para
comprender la evolución humana y el futuro de nuestra especie.
El catedrático de Fisiología, José Enrique Campillo, autor de "La cadera
de Eva", nos explica que el ser humano "nace a medio hacer", porque si
no no podría pasar a través del pequeño conducto de su madre. Por tanto
pasa muchos años dependiendo de sus padres hasta que consigue valerse
por sí mismo. En ese largo período de crecimiento interviene toda la
familia pero tiene una especial importancia la abuela. "En la especie
humana -a diferencia del resto de los animales donde las hembras son
fértiles hasta el último momento-, las mujeres se vuelven estériles
mucho antes de la vejez. La menopausia -fin de la actividad menstrual-
es lo que da lugar a la figura de la abuela. Un ‘truco’ que supuso un
paso evolutivo necesario para remontar los últimos escalones de la
evolución de nuestra especie. Esas madres, aún jóvenes, que ayudan a sus
hijas a sacar adelante a los nietos en medio de tanta adversidad,
contribuyó a conseguir lo que hoy es la raza humana". Hoy la figura de
la abuela sigue despertando interés de científicos y antropólogos, que
ven en ella la clave para entender nuestro pasado y presente como
especie. Y no sólo eso, en culturas de subsistencia, la supervivencia de
muchos niños depende de las abuelas más que de la intervención de los
propios padres, según recoge un equipo de investigadores en la revista ‘Nature’.
"La menopausia no sólo proporciona un tiempo supletorio de vida que se
puede invertir en lealtad para con las hijas y nietas, sino que produce
un cambio hormonal. Las mujeres se vuelven más fuertes, independientes,
seguras de sí mismas. De ahí el carácter decidido y soberano que se
atribuye a las matriarcas, perfectamente capaces de sacar adelante no
sólo a sus hijas y nietas, sino a toda su extensa red familiar", apunta
Gil Calvo. Y eso es algo que lleva la mujer impreso en su naturaleza. Es
quien desde siempre se preocupó por mantener vivos los lazos
intergeneracionales. Es la biblioteca viviente, la guardiana de la
memoria.
En muy pocos años tendrá lugar un boom de abuelas. Es decir, de todos
los ciudadanos que crucen el umbral de la tercera edad, la mayor parte
de ellos serán mujeres: "Nos enfrentamos a una auténtica revolución
protagonizada por las ‘superabuelas’ capaces de promover una nueva forma
de ejercer el poder en el seno de la empresa, la familia y las
relaciones cotidianas", advierte Gil Calvo. "Hasta ahora, estas
relaciones estaban regidas por el estilo de mando masculino, mucho más
patriarcal y agresivo, lo que las convertía en organizaciones
jerárquicas. Pero a partir de esta ‘invasión’ estas relaciones se
convertirán en redes de interacción cooperativa, basadas en la
reciprocidad horizontal y por las que circulará la lealtad o
inteligencia emocional que caracteriza a las mujeres, dada la capacidad
expresiva de su capital social". Las próximas generaciones de abuelos,
encabezadas por las mujeres, ya no estarán sometidas a la resignación.
Querrán ser protagonistas de su propia vejez para convertirla en una
etapa definitiva en sus vidas. Un trayecto sereno y lleno de poder. Esa
será la auténtica revolución. §
En el
instante que nacemos comenzamos a morir. No hay célula en nuestro cuerpo
que dure más de siete años. Nada de lo que tenemos ahora es lo que salió
del vientre de nuestras madres. Somos mente dentro de un cuerpo en
continua transformación.
Y la muerte -nos guste o no- está presente a lo largo de toda nuestra
vida en distintas etapas. El niño muere y se convierte en adolescente.
El joven muere para ser adulto y éste a su vez muere para convertirse en
anciano. La muerte es por tanto la que marca los ciclos de nuestra vida
y éstos, el conjunto de nuestra evolución. Por tanto, no es la
aguafiestas que pone fin a algo, sino la que abre la puerta a otra cosa
nueva. Necesaria como el agua que respiramos. Amiga silenciosa que
acompaña cada uno de nuestros pasos y nos obliga a saborear y vivir con
plenitud cada tramo de este trayecto.
El hombre tiene miedo a la muerte porque se aferra a lo que posee con un
obsesivo sentido de la propiedad. Teme desprenderse de lo que conoce,
perder lo que tiene, por eso convirtió a la muerte en misteriosa y
temida. Cuando sin ella, y si lo miramos fríamente, todo carecería de
sentido. ¿Qué sería el día sin la noche?
La nueva generación de mayores no tendrá miedo a la muerte, tendrá
curiosidad por conocer el envés de la vida. Llegará a la vejez con
serenidad porque se dará cuenta de que lo importante no ha sido lo que
ha vivido o haya dejado de vivir sino lo que ocurra a partir de este
momento. No tendrá la sensación de haber llegado al fin de nada sino al
principio de todo.
Alguien dijo que envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se
sube las fuerzas disminuyen, pero a cambio la mirada es más libre, la
vista más amplia y serena.
En la cumbre nos espera la visión de todo el camino recorrido.
Sentiremos una sensación de plenitud y alegría por estar allí, en lo más
alto. Y una voz suave, conocida nos invitará a traspasar la puerta para
seguir el camino. § |