-¿Qué tasa
de jóvenes se plantea el suicidio y cuántos lo llevan a cabo?
-Plantearse el suicidio y ejecutarlo son dos cosas distintas. La
proporción de chicas que se plantean el suicidio y que lo intentan es
mucho más elevada que la de chicos, sin embargo la tasa de chicos que
consiguen el suicidio es superior. Otro dato importante es que en
general los chicos -a diferencia del adulto- tienen más facilidad para
lo que se llama "el paso al acto". Cogen el impulso y por ejemplo se
suicidan por precipitación, se lanzan por una ventana. El adulto se lo
piensa más, hace una última llamada, y eso salva muchas vidas. Otra
condición importante es la droga. Hay aspectos confusionales en la mente
por ingesta de droga, alucinógenos, etc, que hace que no se aclare muy
bien si es un suicidio perfectamente elaborado, si es una idea pensada o
bien es un poco mezcla de alucinaciones.
-¿Cuáles
son los motivos más comunes que les llevan a tomar la drástica decisión
de quitarse la vida?
-La depresión profunda quizá sea la causa más significativa, lo que
pasa es que se manifiesta de manera distinta en jóvenes y en adultos. En
adultos se traduce en melancolía, en esa incapacidad casi de subsistir,
y en el joven a veces puede alternar momentos de euforia con ciclos de
gran tristeza y melancolía. Y en un pico bajo pues puede tomar una
decisión irreversible. A veces el chico no se siente querido, piensa que
es la oveja negra de la familia, que no cumple las expectativas, que es
un fracasado ante los amigos o en el ámbito escolar. Se da mucho menos
el suicidio por desengaño amoroso, y puede haber algún caso como el de
Jokin que sea por acoso pero son casos muy puntuales. Y por último hay
suicidios encubiertos. Yo estoy convencido de que hay quien se quita la
vida con el coche, una cosa que nunca se suele decir pero que aumenta
los datos de accidentabilidad.
-¿Por qué
se ha convertido en la segunda causa de muerte en los jóvenes?
-Quizás porque la sociedad es más hedonista, más del placer. No se
está educando a nuestros niños en que la vida tiene malos momentos,
tristeza, frustración, disgusto y hay que saber que mañana volverá a
amanecer. Los niños y adolescentes tienen momentos muy subidos de tono,
muy felices, pero cuando eso no es posible -una enfermedad grave, la
pérdida de un ser querido, el cataclismo económico de la familia...- en
ese momento la vida tiene otro sentido. Entonces se cae de la euforia a
la absoluta oscuridad.
-Por cada
joven español que se ha suicidado, han tenido lugar entre 30 y 50
tentativas. ¿En ocasiones buscan con esa actitud llamar la atención
sobre su situación?
-Creo que sí, desde luego el suicidio no falla nunca. Cuando uno
quiere suicidarse, lograrlo es muy fácil. Y desde luego esa teoría que
corre por los medios de comunicación de que el que amenaza con quitarse
la vida no hay riesgo de que acontezca, no es verdad. Si ya lo
verbaliza, es que lo ha procesado, lo ha pensado. Mal asunto. De todas
formas rara es la persona que no ha pensado alguna vez que la vida no
tiene sentido. Lo que pasa es que la mayoría de la gente se aferra a la
cotidianeidad, las pequeñas alegrías, la vida, y otros no son capaces.
-¿Cómo
distinguir la tendencia suicida de un adolescente?
-No es fácil. Recomendaría primero conocer a los amigos de nuestros
hijos, tener contacto con el tutor si es que está en la escuela porque a
veces nos pueden dar alguna clave. Puede ser que se encuentre muy raro,
muy ausente, tenga ideas extrañas, esté encerrado en sí mismo. Este tipo
de mensajes por parte de los amigos, del grupo de iguales, debe ser ya
un pequeño síntoma de alerta. Los cambios de humor no específicos,
inesperados y sin una razón clara podrían ser otra razón para
plantearnos qué puede estar aconteciendo. Y los juegos muy fanáticos.
Esa gente con calaveras, un tipo de lecturas que le llevan a esa
tristeza, ese alejamiento, a la falta de comunicación, todos son
síntomas.
-España es
de los pocos países europeos que carece de la especialidad de
Psiquiatría Infanto-Juvenil. ¿Están desatendidos nuestros jóvenes?
-No existe el reconocimiento de esa titulación, lo cual yo creo que
es un error grave, pero eso no quiere decir que no haya magníficos
psiquiatras infanto-juveniles. Yo conozco bastantes. Si lo que me dices
es que dentro de la Sanidad española la asignatura pendiente es la salud
mental infanto-juvenil, sin duda estoy de acuerdo. Hay muy pocos medios,
muy pocos profesionales, no hay centros para internamientos prolongados
que a veces son muy necesarios. Es la asignatura pendiente de la Sanidad
española. §