El candidato popular habló de la ya
famosa "niña de Rajoy", una metáfora con la que, probablemente, pretendía
demostrar su compromiso con la igualdad de género |
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ABRIL 2008
LaS NIÑAS
POR ISABEL MENENDEZ
Cuando
lean estas líneas, habrá terminado el periodo electoral en España. Como
de costumbre, la campaña apenas se ocupó de la causa de las mujeres, a
pesar de lo candente de algunos temas, como el aborto, reclamado en las
calles como sucedió durante la Transición, o las asesinadas durante
febrero, cuatro de ellas en una sola semana. Asimismo hay que añadir un
dato altamente simbólico: contra la opinión de las propias mujeres y
debido al día de reflexión, que coincidió con el 8 de marzo, las
elecciones desplazaron en muchas ciudades la conmemoración del ya
histórico Día Internacional de las Mujeres, hecho que pone en duda que,
efectivamente, todo el mundo comparta el alcance de esa cita
reivindicativa. Paradójicamente, en el anecdotario de la campaña han
quedado otras cuestiones más superficiales sobre el género,
especialmente la famosa "niña de Rajoy".
Mientras que el mes de febrero tendrá el dudoso honor de ostentar el
récord de mujeres asesinadas en un solo día, a lo largo de una semana
más negra que las demás, los grandes partidos apenas hablaron de la
realidad que más compromete la calidad democrática de nuestro país. En
el caso de los debates televisivos, el candidato popular habló de la ya
famosa "niña de Rajoy", una metáfora con la que, probablemente,
pretendía demostrar su compromiso con la igualdad de género. No tuvo
mucho éxito, probablemente porque las personas que le asesoran no sabían
que el androcentrismo social y el sexismo lingüístico impiden que la
población se pueda identificar con un abstracto femenino enunciado con
pretensiones universales. Es decir, lo significativo no fue mencionar la
infancia, algo recurrente en los mítines electorales españoles y de
otros lugares, sino hacerlo en femenino. Lo novedoso, quizá con vocación
transgresora se convirtió, paradójicamente, en incomprensible.
Y es que la mayoría de la audiencia no entendió qué quería decir cuando
utilizó un femenino genérico, usando además una frase demasiado
críptica: "Yo quiero que la niña que nace en España…". Y quienes sí lo
entendieron, probablemente sintieron forzado un discurso que no lograba
paliar la ausencia de propuestas en materia de género del partido que no
estuvo de acuerdo con la Ley de Igualdad y cuya fórmula discursiva tenía
un sospechoso tono paternalista (el mismo Rajoy definió a la niña como
"un ser muy indefenso"), además de esencialista (la niña y no las niñas,
como si existiera una única forma de "ser"). Al final, la fórmula se
quedó en material para humoristas.
En Estados Unidos, casi al mismo tiempo, aparecía otra niña, la de
Barack Obama, quien al menos en dos ocasiones recurrió a un ejemplo
femenino para ilustrar el futuro de su país. Sin embargo, la fórmula que
eligió Obama estuvo mejor enunciada, mediante una explicación previa que
acotaba el significado: "una niña que naciera hoy debería tener las
mismas oportunidades…" y por ello se comprendió mejor aunque, en España,
produjo una hilaridad semejante a la de Rajoy, quizá porque el campo ya
estaba abonado y era recurso fácil para aderezar una campaña electoral
aburrida y previsible.
En todo caso, no fue una fórmula original de ninguno de los dos
políticos, ni el español ni el norteamericano, pues la idea estaba
tomada de John Edwards, candidato demócrata en las primarias de 2004,
recurso que también utilizó Cristina Fernández de Kirchner en Argentina
y, antes que ella, Felipe Calderón en México, cuyo asesor fue el mismo
que usó Rajoy en estas elecciones generales. En definitiva, que las
palabras van y vienen, se copian y se reproducen. Nada nuevo bajo el
sol. § |