SEPTIEMBRE 2007
ARMADOS HASTA LOS
DIENTES
Condoleezza Rice se vistió su
traje de comercial, cogió su maletín repleto de catálogos de ventas
y se fue de viaje por Oriente Próximo. ¿A hacer de pacificadora? No.
A hacer clientes.
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Está
pensando en montar un negocio? ¿Quiere realmente ganar dinero? ¿Tiene
envidia del yate de Paco el Pocero y quiere forrarse a costa de lo que
sea? Bien, ha de saber que el mejor negocio del mundo son las armas. Es
más: se trata de una de las pocas industrias sostenibles, puesto que los
recursos no se agotan nunca. Digamos que las personas se reproducen con
bastante facilidad, así que consumibles no van a faltar nunca. Primera
norma del negocio: no matar a todos de una vez, sino poco a poco. Hay
que dar tiempo a que la población se regenere. Por eso hay tantos
conflictos largos y tediosos en el planeta. Esos son los más suculentos,
los que duran años y son un desgaste lento y continuo para la población,
para el país, para los nervios. ¿Alguien dijo que EE.UU. desconocía cómo
crear políticas sostenibles? Falso, ya ven. En fin, no lo tomen en
serio. Es una broma macabra. La otra cara de la moneda brilla más. Es
dinero. Cuanto más dura la guerra, más ingresos.
Recién comenzado el mes de agosto, Condoleezza Rice se vistió su traje
de comercial, cogió su maletín repleto de catálogos de ventas y se fue
de viaje por Oriente Próximo. ¿A hacer de pacificadora? No. A hacer
clientes.
Y vaya si los hizo. Estados Unidos venderá armas a ocho estados de la
zona durante los próximos diez años, y ganará con ello muchos, muchos,
muchos millones de euros (para qué decir la cantidad, si para el común
de los mortales es como hablar de distancia en años luz. Mejor
resumimos: mucho dinero). ¿Cómo pueden estar tan seguros de que esos
países van a necesitar semejante arsenal durante la próxima década?
Evidentemente, tendrán que tomar medidas para encargarse de que la
tensión no decaiga, y con ella las ventas. Basta con remover de vez en
cuando el hormiguero. Primero se crea la necesidad, y luego se les vende
el producto. Sencillo.
Lo que está claro, es que Oriente Próximo es y será en la próxima década
un negocio suculento. Además de EE.UU., también Rusia ha conseguido
contratos generosos. Parece ser que Rusia tiene una ventaja: no cae tan
mal como Estados Unidos, de modo que puede vender a unos y a otros,
amigos y enemigos. Se matarán entre todos ellos con las mismas armas.
También China ha solicitado su parte del pastel. Ya sabemos que los
chinos tienen buen ojo para ver el negocio. Lo dicho: si se quiere ganar
dinero, no hay como poner un puestecito de Kalashnikov en el mercado del
domingo.
Un dato interesante: el año pasado, el gasto militar norteamericano
supuso el 45% de todo el gasto militar mundial. Irak, evidentemente, es
un punto clave. Tiene gracia que hace pocas semanas una Comisión de
Control denunciara la desaparición de cien mil fusiles, y otros
"juguetes" que tendrían que haber llegado y no llegaron a Irak. O
digamos que no llegaron por la vía oficial. Se "perdieron" por el
camino. Además, revisando las cuentas, parece que a esta comisión no le
casan los pedidos con el número de equipos que figuran en los registros,
ni con el material recibido. Un desastre de contabilidad que, por
cierto, es responsabilidad directa del comandante en jefe de las tropas
norteamericanas en Irak. En fin. Será que aquí, en esta España nuestra,
tenemos mucha experiencia con trapicheos, comisiones, facturas fantasma
y demás, que nos olemos el "cazo" a distancia, por cierto, bastante
chapucero. Podían pedirles consejo a algunos de nuestros concejales, que
lo hacen con más discreción. La conclusión número uno es que la misma
mano alimenta a todos los perros. Y la conclusión número dos es que
mucha gente se está haciendo muy, muy rica con esto de Irak, desde las
grandísimas empresas, hasta el repartidor. Todos ganan. Todos ganan
menos los que lo pierden todo. Pero esos no cuentan, claro.
En fin, es lo que hay. Tomemos nota de lo que se viene encima. La
industria armamentística está brindando con champán, los países
vendedores se dan codazos para firmar contratos, todos se frotan las
manos porque toda la zona se está rearmando hasta los dientes y con
cierta premura.
Podemos estar bien seguros de que lo que tenemos ahora son los
entremeses de lo que vendrá. / CF |