Comienza el año judicial con una cuenta
pendiente: la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ),
que trabaja de forma interina desde hace diez meses. Los partidos
políticos comienzan a buscar acuerdos para evitar que esta situación
siga lastrando el normal funcionamiento de la justicia española. Nos
habla sobre ello José Jaime Tapia Parreño, juez de la Audiencia
Provincial de Vitoria y portavoz de la Asociación Jueces para la
Democracia.
-El CGPJ tendría que haberse renovado hace
diez meses. ¿A qué se debe esa paralización? ¿Qué intereses hay detrás?
-Fundamentalmente obedece a que no hay una verdadera voluntad
política por parte de los grupos parlamentarios, pero es cierto que
oyendo los motivos de unos y otros parecen más débiles los argumentos
del PP. No somos maniqueos hasta el punto de decir que la culpa es
totalmente suya, porque también es cierto que hasta mayo no hubo una
verdadera voluntad de renovación por parte de todos los partidos. Lo que
ocurre es que detrás de esta decisión probablemente estén primando los
intereses particulares de un partido, con lo cual no se tienen en cuenta
los intereses generales porque ésta no renovación está produciendo ya un
deterioro en la Administración de Justicia y en el servicio público que
se da a los ciudadanos.
-¿Por qué es relevante para los intereses
de los ciudadanos y la propia Carrera Judicial que se renueve este
órgano?
-Para la Carrera Judicial porque hay una serie de cuestiones
pendientes como son los nombramientos o incluso la definición de unos
nuevos módulos de trabajo -que pueden repercutir en las retribuciones
variables- que no se están llevando a cabo. Además hay una serie de
cuestiones del día a día que, según nos comunican los letrados del
propio CGPJ, se retrasan porque los vocales no atienden adecuadamente
sus funciones específicas, ya que es normal que en época de interinidad
de alguna manera se vayan diluyendo sus responsabilidades. Así mismo
ocurre que hay proyectos relacionados con la Oficina Judicial que no se
están desarrollando porque el Ministerio y las Comunidades Autónomas no
le reconocen a esta institución un carácter de permanencia suficiente
como para resolver ese problema. Luego hay otro aspecto de psicología
social, que es que cuando tú ves que el gobierno del Poder Judicial está
trabajando a medio gas pues al final sin que haya un control efectivo,
real, todo se va contagiando de ese ritmo. No hay proyectos, no hay
iniciativas, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia está en
situación de interinidad desde hace más de diez meses...
-Si en el Estado los tres poderes
-legislativo, ejecutivo y judicial- deben ser independientes, ¿qué dice
de nuestro sistema democrático que un partido político pueda detener el
normal funcionamiento de un órgano judicial?
-Yo que tengo relaciones con compañeros del ámbito de la UE
realmente produce bastante sonrojo el que en una democracia seria como
es la española, un órgano de estas características lleve diez meses sin
renovación. Institucionalmente la situación es muy grave, es como si el
señor Zapatero se quedase diez meses más en su puesto hasta que desde
fuera lo echaran. Al final los políticos no están a la altura de las
circunstancias, pasando por encima incluso de las leyes que establecen
claramente un plazo. Los ciudadanos cumplen los plazos, lo mismo debería
ser en estos casos.
Al margen de esto, se observa desde la Carrera Judicial una cierta
minusvaloración de un poder del Estado por parte del resto de poderes.
Esa falta de consideración al final repercute en la propia valoración
que puede hacer la Carrera Judicial del sistema democrático y quienes lo
representan y ejercitan las funciones propias de él.
-¿Cuál es la solución que propone Jueces
para la Democracia?
-Nosotros lo que hemos dicho es que cuando hay voluntad política se
resuelven los problemas, cuando no la hay pues no se resuelven. Y lo que
planteamos es que hay treinta y seis que fueron elegidos, nosotros como
jueces cumplimos nuestros deberes y ahora les toca a la clase política
resolver esta cuestión. Entre esos treinta y seis tienen que elegir en
función del mérito, la capacidad mostrada en su pasado y los proyectos
que presenten para el futuro. Y al mismo tiempo como asociación pensamos
que el CGPJ como órgano político tiene que ser una representación de lo
que es la sociedad española. No se puede plantear que esto sea una
representación solamente de los jueces, tiene que representar a todos:
la izquierda, la derecha y las sensibilidades territoriales, como
siempre ha sido en el CGPJ. Tiene que figurar de alguna manera la
sensibilidad plurinacional que existe en España. §