La bolsa de Estados Unidos
sufre caídas constantes, y en su descenso arrastra a los parqués de
medio mundo, desde Asia a Europa. Los inversores y el ciudadano de a pie
se preguntan cómo hemos llegado a esta situación y qué futuro económico
nos espera. Aleksandro Palomo Garrido, doctor en
Ciencias Políticas y socio fundador de ATTAC-Madrid, nos da
algunas pistas.
-Sintéticamente, ¿cuál es el
origen de la caída de la bolsa estadounidense?
-Es muy difícil precisar el origen. La burbuja inmobiliaria actual
es la consecuencia de las políticas económicas de la última década al
menos. En concreto, esta burbuja se formó cuando estalló la tecnológica
en el 2000. Los especuladores buscaron pastos más verdes e invirtieron
con furia en el negocio inmobiliario. Esto generó la sobrevaloración del
precio de la vivienda. Ahora que ya no se puede estirar más la goma, el
último se quedará a pagar la cuenta. En concreto, el detonante de la
explosión de la burbuja ha sido la subida de los tipos de interés, que
ha hecho que algunas hipotecas casi dupliquen su cuantía. Esto ha
generado una deuda que la gran mayoría de los hipotecados no pueden
afrontar, ya que sus sueldos no han crecido de la misma manera. Por
tanto, se producen impagos que colocan a los bancos en una situación muy
delicada. Al mismo tiempo, numerosos propietarios deciden vender las
casas para librarse de las hipotecas y este aumento de la oferta hace
que bajen los precios de las viviendas.
-¿Cómo se han contagiado de
sus efectos las bolsas de medio mundo?
-Desde los años noventa las finanzas de todo el mundo están
interconectadas. En virtud de las sacrosantas leyes del libre mercado,
que predica la ideología neoliberal, se permite la libre circulación de
los capitales y se garantiza la desregulación de las inversiones. De tal
modo que las entidades financieras de todo el mundo habían comprado
deuda de alto riesgo en Estados Unidos. Al estallar allí la crisis, el
contagio es casi inmediato por todo el mundo, a la velocidad que permite
la fibra óptica que transmite la información de los resultados de las
empresas en los mercados.
-¿Puede seguir creciendo la
crisis, pese a que se está inyectando dinero para proporcionar liquidez
al sistema financiero?
-Esta es la pregunta del millón. Las inyecciones de dinero puntuales
son sólo un bálsamo de breves efectos. Estoy convencido de que si los
tipos de interés aumentan, la crisis se desbocará y los efectos serán
incalculables. El problema es que, por efecto de la especulación
financiera, se ha generado una deuda que los deudores no pueden pagar.
Pero que tampoco los acreedores quieren reducir o perdonar. Si bancos
centrales mantienen o bajan los tipos de interés, subirá la inflación.
Pero si los suben aumentará la cuantía de la deuda y la profundidad de
la crisis. Bajo este planteamiento podemos ver que se trata de una
crisis estructural y no de una crisis coyuntural.
-¿Cuál es el impacto real de
la crisis, lo que no se habla y afecta a la vida cotidiana de miles de
personas?
-Los efectos en la calle se harán notar en un plazo determinado.
Algunas fluctuaciones del mercado ya tienen consecuencias en los
precios, como ocurre con la subida de precio de los cereales y otros
bienes de primera necesidad relacionados con la alimentación. Los
especuladores buscan inversiones más seguras y provocan la subida de
precios de primera necesidad. Estas subidas de precios son consecuencia
de la crisis. Otra será la reducción de los créditos ofertados por los
bancos. Estos dos factores unidos pueden golpear seriamente al consumo y
recortarse, por ende, la producción y el empleo. De tal modo, que la
crisis financiera pase a convertirse en una crisis de todo el sistema
económico.
-¿Podría producirse un crack
económico mundial, provocado en Estados Unidos?
-Por supuesto, ésa es una posibilidad. Ahora mismo es muy difícil
valorar cuál va a ser el alcance de la crisis. También depende de las
decisiones que se tomen en este otoño. Pienso que las futuras decisiones
de las autoridades monetarias sobre los tipos de interés van a ser
fundamentales.
-¿No se trata también de la
caída de un modelo económico insostenible?
-Efectivamente, no olvidemos que la crisis actual es la consecuencia
directa de una cadena de acontecimientos que vienen de lejos y que se
inspiran en un modelo económico y social, que se basa en la
competitividad a toda costa y en las acciones de cariz individualista.
Como resultado de esta lógica obtenemos sociedades desigualitarias y un
ecosistema al borde del colapso.
-De seguir así las cosas,
¿podría llegar a producirse un colapso social?
-No, afortunadamente hay vida después del capitalismo. Podríamos
asistir al colapso del modelo capitalista, pero la humanidad tiene
recursos suficientes para superarlo. No sería el primer caso en la
historia que un sistema moral fenece y deja paso a otro nuevo.
Actualmente, existen ya muchas propuestas nuevas, algunas ensayadas con
éxito, que agregadas pueden engarzar un modelo alternativo al
capitalismo. §