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OCTUBRE 2007

Miguel Jara

Periodista

Miguel Jara
Foto: Oscar Rivilla

 


La manipulación multinacional


En un mundo sobresaturado de información es difícil distinguir qué es cierto y dónde se esconden los intereses de las grandes empresas. Así que Miguel Jara se puso manos a la obra para averiguar cómo las multinacionales se cuelan en la política del gobierno español para conseguir leyes que les favorezcan. Paralelamente investigó cómo la industria farmacéutica genera enfermedad en los ciudadanos de todo el planeta. Su fruto son dos completos libros de investigación. Texto: Marta Iglesias.

 El poder de los lobbies en España

Miguel Jara se unió a los periodistas Joaquín Vidal y Rafael Carrasco, a instancias de este último. El objetivo era investigar sobre el poder de los lobbies en nuestro país, cómo utilizan su poder en la sombra para lograr que las leyes españolas se escriban a su dictado. El resultado es el libro Conspiraciones Tóxicas. Cómo atentan contra nuestra salud y el medio ambiente los grupos empresariales. La especulación está a la orden del día.

-¿Quiénes integran estos lobbies?
-Un lobby puede ser tanto una patronal como una asociación de fabricantes del metal para la industria automovilística. Puede ser una consultoría, una empresa privada que se dedica a hacer consultoría o un bufete de abogados. O sea, que toma diversas formas para adaptarse a las necesidades de las empresas, pero lo que tienen en común todos los lobbies es que están formados por personas muy preparadas, con una muy buena imagen, un nivel cultural alto, que hablan varias lenguas... personas con un alto grado de cualificación y formación y que se dedican a trabajarse sobre todo a los políticos, ya sean de los ayuntamientos, CCAA, del gobierno de los estados o del gobierno de la UE, lugar donde hay quince mil lobbistas acreditados.

-¿Qué tácticas utilizan?
-Los lobbistas son profesionales de la seducción de los políticos y están pagados sobre todo por grandes empresas o asociaciones patronales. Hacen una labor de contacto lo más directo posible: llamadas telefónicas, e-mails, invitaciones a cenas, a comidas, a presentaciones, a cursos... Van al despacho de los políticos para hacerle ver que esa ley que están haciendo no beneficia a su sector o que se podrían incluir otros puntos, que se podría rebajar... Para ello les dan informes científicos presuntamente independientes, que en realidad están financiados por las industrias.

"Cuando los ciudadanos creen en los ideales democráticos y se unen, sí consiguen parar el poder de los lobbies"

 

-¿Qué es lo que se recibe a cambio?
-Nosotros no hemos podido demostrar lo que piensa todo el mundo: que se les da dinero. Sigue siendo un secreto quién financia los grandes partidos. Lo que sí sabemos y demostramos en el libro es que existen muchas conexiones entre las grandes empresas -que son los poderes económicos fácticos de este país y la UE-, y los dos grandes partidos.
En el ámbito estadounidense hay una ley de acceso a la información que permite desde Internet que los ciudadanos vean las campañas de los candidatos a las diferentes elecciones al Congreso o al Senado. Allí figuran qué empresas y cuánta cantidad de dinero dan a la campaña. Al ganar Bush he comprobado qué tipo de leyes ha hecho en materia de salud, y efectivamente algunas apuestan descaradamente por lo que les exigía la industria farmacéutica antes de financiarles.

-¿Qué industrias considera más peligrosas por la impunidad con la que trabajan y la peligrosidad de sus productos?
-Lo más peligroso es lo que afecta al mayor número de personas y lo que produce los peores males. Bajo esas dos premisas, considero que lo más grave es la contaminación de los productos químicos y la electromagnética, porque afectan absolutamente a todo el mundo, están en todas partes. Son contaminaciones que no huelen, no se ven, no se detectan, y cuyos efectos desconocemos a fondo. Cuando las personas empiezan a notar sus efectos ya han pasado décadas, de modo que siguen acumulando sus efectos mucho tiempo. En los químicos ya sabemos sobre los enormes daños de muchos productos, como son la infertilidad, la impotencia o el cáncer. Pero en el tema de la contaminación electromagnética -provocada sobre todo por las telecomunicaciones inalámbricas- vamos a ciegas, aunque los estudios científicos ya dejan claro que produce gravísimos efectos en la salud.

-Según sus afirmaciones, los que dirigen España no son los políticos electos sino las grandes empresas. ¿La democracia es entonces una quimera, un engaño en el que vivimos?
-Ahora mismo es meramente retórica y teórica. Tenemos una democracia formal, pero no de hecho, no real. La base de la democracia está en la participación de los ciudadanos en la construcción de la misma, pero es que estas leyes las están haciendo determinados ciudadanos pagados por las multinacionales y ciudadanos que son la élite y trabajan para las élites. O sea que no es una democracia sino una plutocracia. Además esto pasa en todos los ámbitos: desde un pueblo pequeñito de cualquier lugar de España a los gobiernos. Mi conclusión personal es que la democracia está subvertida por estos lobbistas, porque los políticos están legislando pensando más en los intereses de las grandes empresas que en la salud pública y la calidad del medio ambiente de los ciudadanos. Esto es una especie de golpe de Estado cotidiano, porque estamos bajo la influencia de unas personas que no han sido votadas.

-¿Cómo conseguir pasar a valores verdaderamente democráticos?
-Es difícil. Fíjate que vivimos en una democracia donde los partidos son prácticamente dos pero que gestionan el mismo modelo de sistema económico. Al final del libro hay un capítulo de alternativas ciudadanas donde hemos optado por el tono positivo. Hemos reunido ejemplos que demuestran que cuando los ciudadanos creen en los ideales democráticos y se unen, sí han conseguido parar el poder de los lobbies o ganarle en determinadas parcelas. Hay un movimiento muy fuerte en Extremadura contra una refinería de petróleos. Se quiso impulsar en Navarra un parque eólico y la organización ciudadana consiguió vencer. Esa es la parte positiva, porque esa sí es la democracia real, la que está hecha por los ciudadanos.

-¿En qué datos, documentos y declaraciones se han basado para elaborar el libro?
-Tenemos fuentes de todo tipo, desde personas que han trabajado para las industrias a políticos del Parlamento Europeo que se resienten de todo este sistema. Consultamos estudios científicos, hemos hablado con asociaciones ciudadanas que están combatiendo todos estos impactos en el medio ambiente y su salud, con científicos que se resisten, con gente del mundo legal y con otros compañeros periodistas. Las fuentes son primarias, directas y muy variadas. Contamos las cosas con nombres y apellidos y al final hay un índice analítico para consultar directamente. Cualquier persona que lea el libro va a ver que esto no es ciencia ficción: está pasando aquí y ahora. Y sabrá quiénes son los personajes -muy conocidos- que están moviendo este tinglado y se están beneficiando de todo este enamoramiento entre las grandes empresas y los políticos.

-¿Consideran que han llegado a conocer la verdad o una parte de ella? ¿A qué preguntas no encontraron respuesta?
-Lo importante es que hemos encontrado muchas verdades, que es lo que debe ofrecer un buen libro de periodismo de investigación como aspira a ser el nuestro. ¿Preguntas por resolver? Quién está financiando a los grandes partidos en Europa. Yo creo que las grandes empresas, y tenemos datos para presuponer que es así.

 La industria farmacéutica

La farmacia es uno de los negocios más rentables del mundo. Para conseguirlo hay que lograr que el máximo de ciudadanos enfermen o se crean enfermos, tal como afirma Miguel Jara en su libro Traficantes de salud: Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad.

-¿En qué se basa para asegurar que están matando cada día a centenares de miles de personas en todo el mundo?
-En Estados Unidos se hizo un megaestudio en 2005, que reúne más de veinte estudios ya hechos, y que afirma que al cabo del año mueren por efectos adversos de los medicamentos 305.000 personas. El periodista de investigación Jörg Blech, publica en su último libro que en Alemania mueren 57.000 ciudadanos al cabo del año por la misma causa. En España sólo he encontrado un resumen sobre esto que habla de 15.000 muertes al cabo del año. Aunque ese estudio puede que sea conservador, porque si hacemos caso a Blech, extrapolando el número de habitantes llegaríamos a 35.000 casos.

-Muchos estudios científicos están financiados por empresas con intereses en un determinado sector. ¿Cómo diferenciar estos datos de la información científica independiente?
-Es difícil detectarlo porque efectivamente las revistas médicas, que son supuestamente las que informan a los médicos, están controladas por la industria farmacéutica o llevan infiltradas informaciones interesadas de la industria farmacéutica. Es decir, en ellas escriben médicos poniendo bien un medicamento y ocultando su parte negativa. Pero es que además demuestro en el libro que los médicos están comprados con dinero por los visitadores médicos de la industria farmacéutica: si tú me demuestras que has recetado diez veces mi producto, yo te doy sesenta euros. Si los médicos están comprados por los visitadores médicos y reciben la información de ellos y de revistas compradas, es muy difícil que el paciente esté bien informado.

 

"Las revistas médicas están controladas por la industria farmacéutica. Además demuestro en el libro que los médicos están comprados con dinero por los visitadores médicos"

Si hablamos sobre los medios de comunicación convencionales, conviene saber que la industria farmacéutica no puede hacer publicidad sobre fármacos con receta en ningún lugar del mundo excepto EEUU y Nueva Zelanda. Entonces las empresas farmacéuticas se buscan mil y una estrategias para poder promocionar sus medicamentos y una de ellas es financiar parte de medios de comunicación. Por ponerte un ejemplo, al publicar mi libro Traficantes de Salud hablé con uno de los grandes diarios en España con los que trabajaba para ver si me podían ayudar con la promoción. Su respuesta fue que el libro era muy duro y que ellos estaban financiados por Farmaindustria, la patronal farmacéutica. Por eso es muy difícil distinguir las auténticas informaciones científicas, las coherentes de las que no. Mucho me temo que las personas verdaderamente interesadas lo que tienen que hacer es leer mucho, contrastar, preguntar a varios médicos...

-Las compañías farmacéuticas han ampliado el concepto de enfermedad hasta convertir a la mayoría de ciudadanos en pacientes. ¿Qué cambio mental ha de hacer el ciudadano para convencerse que la mayoría de las veces no tiene nada?
-Cierto que tiene que haber un cambio mental, pero fíjate que en la historia de la humanidad los cambios mentales que hacen evolucionar las sociedades se producen con muchísima lentitud y esfuerzo. El ciudadano se tiene que dar cuenta de que desde hace décadas la salud de una población depende mucho más de los hábitos de vida -alimentación sana, ejercicio regular, vivir en un lugar sano y llevar una vida intelectual activa- y del medio ambiente, que del sistema sanitario. O sea, las personas deben tener claro que el sistema sanitario actual no les va a solucionar nada que muy probablemente ellas podrían haber solucionado. Probablemente les va a poner parches, los medicamentos les van a aliviar, esconder los síntomas, pero una vez hecho el daño no va a ser fácil arreglarlo. Sin embargo, tenemos un poder de autocuración enorme. La población debe saber que con buenos hábitos de vida va a notar importantes cambios físicos y psicológicos. Y va a ayudar a redefinir el concepto de salud de una manera positiva, a redefinir positivamente lo que es enfermedad y lo que no. Porque debido a todas las tecnologías que se están imponiendo estamos cada vez más enfermos, pero es que además nos sentimos cada vez más enfermos por la presión publicitaria de la industria farmacéutica, que no para de hablar de enfermedades en los grandes medios de comunicación . Si a todas horas los telediarios te hablan de diabetes, de hipertensión, de manera que parece que vas a morir en cualquier momento, la gente tiende a sentirse más enferma.

-Cuando afirma que en las farmacias venden medicamentos peligrosos, ¿a cuáles se refiere?
-En las primeras sesenta páginas de Traficantes de Salud lo expongo clarísimamente. Dando voz a los afectados -los que han muerto o han visto a sus familiares fallecer-, he recopilado los casos de muerte por efectos adversos de los fármacos producidos en España en los últimos ocho años y son abundantísimos. Si con eso no bastara, me metí en la página web de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios. Sólo con echar un ojo te das cuenta de que muchos de los medicamentos que hoy están en las farmacias son peligrosos y han causado muertes. Y también de que algún primo o hermano suyo ha sido retirado y la misma fórmula se sigue vendiendo hoy en las farmacias. No tengo ninguna duda ni inconveniente en afirmar que existen muchísimos medicamentos -más de los que pensamos- que son peligrosos, que pueden causar muertes, que están causando muertes y que están en las farmacias. ¿Sabes qué enfermedad tratada con medicamentos provoca más muertos por los efectos de esos fármacos? El asma. Los medicamentos empleados para tratarla son potentes vasodilatadores, y si te dilatan muy rápido las venas te puede dar infartos de corazón o trombos en el cerebro. También hay medicamentos para el colesterol y la diabetes que son peligrosísimos. §

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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