El poder de los
lobbies en España
Miguel
Jara se unió a los periodistas Joaquín Vidal y Rafael Carrasco, a
instancias de este último. El objetivo era investigar sobre el poder de
los lobbies en nuestro país, cómo utilizan su poder en la sombra para
lograr que las leyes españolas se escriban a su dictado. El resultado es
el libro Conspiraciones Tóxicas. Cómo atentan contra nuestra salud y el
medio ambiente los grupos empresariales. La especulación está a la orden
del día.
-¿Quiénes integran estos
lobbies?
-Un lobby puede ser tanto una patronal como una asociación de
fabricantes del metal para la industria automovilística. Puede ser una
consultoría, una empresa privada que se dedica a hacer consultoría o un
bufete de abogados. O sea, que toma diversas formas para adaptarse a las
necesidades de las empresas, pero lo que tienen en común todos los
lobbies es que están formados por personas muy preparadas, con una muy
buena imagen, un nivel cultural alto, que hablan varias lenguas...
personas con un alto grado de cualificación y formación y que se dedican
a trabajarse sobre todo a los políticos, ya sean de los ayuntamientos,
CCAA, del gobierno de los estados o del gobierno de la UE, lugar donde
hay quince mil lobbistas acreditados.
-¿Qué tácticas utilizan?
-Los lobbistas son profesionales de la seducción de los políticos y
están pagados sobre todo por grandes empresas o asociaciones patronales.
Hacen una labor de contacto lo más directo posible: llamadas
telefónicas, e-mails, invitaciones a cenas, a comidas, a presentaciones,
a cursos... Van al despacho de los políticos para hacerle ver que esa
ley que están haciendo no beneficia a su sector o que se podrían incluir
otros puntos, que se podría rebajar... Para ello les dan informes
científicos presuntamente independientes, que en realidad están
financiados por las industrias.
"Cuando los ciudadanos creen en los ideales democráticos y
se unen, sí consiguen parar el poder de los lobbies"
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-¿Qué es lo que se recibe a
cambio?
-Nosotros no hemos podido demostrar lo que piensa todo el mundo: que
se les da dinero. Sigue siendo un secreto quién financia los grandes
partidos. Lo que sí sabemos y demostramos en el libro es que existen
muchas conexiones entre las grandes empresas -que son los poderes
económicos fácticos de este país y la UE-, y los dos grandes partidos.
En el ámbito estadounidense hay una ley de acceso a la información que
permite desde Internet que los ciudadanos vean las campañas de los
candidatos a las diferentes elecciones al Congreso o al Senado. Allí
figuran qué empresas y cuánta cantidad de dinero dan a la campaña. Al
ganar Bush he comprobado qué tipo de leyes ha hecho en materia de salud,
y efectivamente algunas apuestan descaradamente por lo que les exigía la
industria farmacéutica antes de financiarles.
-¿Qué industrias considera
más peligrosas por la impunidad con la que trabajan y la peligrosidad de
sus productos?
-Lo más peligroso es lo que afecta al mayor número de personas y lo
que produce los peores males. Bajo esas dos premisas, considero que lo
más grave es la contaminación de los productos químicos y la
electromagnética, porque afectan absolutamente a todo el mundo, están en
todas partes. Son contaminaciones que no huelen, no se ven, no se
detectan, y cuyos efectos desconocemos a fondo. Cuando las personas
empiezan a notar sus efectos ya han pasado décadas, de modo que siguen
acumulando sus efectos mucho tiempo. En los químicos ya sabemos sobre
los enormes daños de muchos productos, como son la infertilidad, la
impotencia o el cáncer. Pero en el tema de la contaminación
electromagnética -provocada sobre todo por las telecomunicaciones
inalámbricas- vamos a ciegas, aunque los estudios científicos ya dejan
claro que produce gravísimos efectos en la salud.
-Según sus afirmaciones, los
que dirigen España no son los políticos electos sino las grandes
empresas. ¿La democracia es entonces una quimera, un engaño en el que
vivimos?
-Ahora mismo es meramente retórica y teórica. Tenemos una democracia
formal, pero no de hecho, no real. La base de la democracia está en la
participación de los ciudadanos en la construcción de la misma, pero es
que estas leyes las están haciendo determinados ciudadanos pagados por
las multinacionales y ciudadanos que son la élite y trabajan para las
élites. O sea que no es una democracia sino una plutocracia. Además esto
pasa en todos los ámbitos: desde un pueblo pequeñito de cualquier lugar
de España a los gobiernos. Mi conclusión personal es que la democracia
está subvertida por estos lobbistas, porque los políticos están
legislando pensando más en los intereses de las grandes empresas que en
la salud pública y la calidad del medio ambiente de los ciudadanos. Esto
es una especie de golpe de Estado cotidiano, porque estamos bajo la
influencia de unas personas que no han sido votadas.
-¿Cómo conseguir pasar a
valores verdaderamente democráticos?
-Es difícil. Fíjate que vivimos en una democracia donde los partidos
son prácticamente dos pero que gestionan el mismo modelo de sistema
económico. Al final del libro hay un capítulo de alternativas ciudadanas
donde hemos optado por el tono positivo. Hemos reunido ejemplos que
demuestran que cuando los ciudadanos creen en los ideales democráticos y
se unen, sí han conseguido parar el poder de los lobbies o ganarle en
determinadas parcelas. Hay un movimiento muy fuerte en Extremadura
contra una refinería de petróleos. Se quiso impulsar en Navarra un
parque eólico y la organización ciudadana consiguió vencer. Esa es la
parte positiva, porque esa sí es la democracia real, la que está hecha
por los ciudadanos.
-¿En qué datos, documentos y
declaraciones se han basado para elaborar el libro?
-Tenemos fuentes de todo tipo, desde personas que han trabajado para
las industrias a políticos del Parlamento Europeo que se resienten de
todo este sistema. Consultamos estudios científicos, hemos hablado con
asociaciones ciudadanas que están combatiendo todos estos impactos en el
medio ambiente y su salud, con científicos que se resisten, con gente
del mundo legal y con otros compañeros periodistas. Las fuentes son
primarias, directas y muy variadas. Contamos las cosas con nombres y
apellidos y al final hay un índice analítico para consultar
directamente. Cualquier persona que lea el libro va a ver que esto no es
ciencia ficción: está pasando aquí y ahora. Y sabrá quiénes son los
personajes -muy conocidos- que están moviendo este tinglado y se están
beneficiando de todo este enamoramiento entre las grandes empresas y los
políticos.
-¿Consideran que han
llegado a conocer la verdad o una parte de ella? ¿A qué preguntas no
encontraron respuesta?
-Lo importante es que hemos encontrado muchas verdades, que es lo
que debe ofrecer un buen libro de periodismo de investigación como
aspira a ser el nuestro. ¿Preguntas por resolver? Quién está financiando
a los grandes partidos en Europa. Yo creo que las grandes empresas, y
tenemos datos para presuponer que es así.
La industria
farmacéutica
La farmacia es uno de los
negocios más rentables del mundo. Para conseguirlo hay que lograr que el
máximo de ciudadanos enfermen o se crean enfermos, tal como afirma
Miguel Jara en su libro Traficantes de salud: Cómo nos venden
medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad.
-¿En qué se basa para
asegurar que están matando cada día a centenares de miles de personas en
todo el mundo?
-En Estados Unidos se hizo un megaestudio en 2005, que reúne más de
veinte estudios ya hechos, y que afirma que al cabo del año mueren por
efectos adversos de los medicamentos 305.000 personas. El periodista de
investigación Jörg Blech, publica en su último libro que en Alemania
mueren 57.000 ciudadanos al cabo del año por la misma causa. En España
sólo he encontrado un resumen sobre esto que habla de 15.000 muertes al
cabo del año. Aunque ese estudio puede que sea conservador, porque si
hacemos caso a Blech, extrapolando el número de habitantes llegaríamos a
35.000 casos.
-Muchos estudios científicos
están financiados por empresas con intereses en un determinado sector.
¿Cómo diferenciar estos datos de la información científica
independiente?
-Es difícil detectarlo porque efectivamente las revistas médicas,
que son supuestamente las que informan a los médicos, están controladas
por la industria farmacéutica o llevan infiltradas informaciones
interesadas de la industria farmacéutica. Es decir, en ellas escriben
médicos poniendo bien un medicamento y ocultando su parte negativa. Pero
es que además demuestro en el libro que los médicos están comprados con
dinero por los visitadores médicos de la industria farmacéutica: si tú
me demuestras que has recetado diez veces mi producto, yo te doy sesenta
euros. Si los médicos están comprados por los visitadores médicos y
reciben la información de ellos y de revistas compradas, es muy difícil
que el paciente esté bien informado.
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"Las revistas médicas están controladas por la industria
farmacéutica. Además demuestro en el libro que los médicos están
comprados con dinero por los visitadores médicos"
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Si hablamos sobre los medios de comunicación convencionales, conviene
saber que la industria farmacéutica no puede hacer publicidad sobre
fármacos con receta en ningún lugar del mundo excepto EEUU y Nueva
Zelanda. Entonces las empresas farmacéuticas se buscan mil y una
estrategias para poder promocionar sus medicamentos y una de ellas es
financiar parte de medios de comunicación. Por ponerte un ejemplo, al
publicar mi libro Traficantes de Salud hablé con uno de los grandes
diarios en España con los que trabajaba para ver si me podían ayudar con
la promoción. Su respuesta fue que el libro era muy duro y que ellos
estaban financiados por Farmaindustria, la patronal farmacéutica. Por
eso es muy difícil distinguir las auténticas informaciones científicas,
las coherentes de las que no. Mucho me temo que las personas
verdaderamente interesadas lo que tienen que hacer es leer mucho,
contrastar, preguntar a varios médicos...
-Las compañías farmacéuticas
han ampliado el concepto de enfermedad hasta convertir a la mayoría de
ciudadanos en pacientes. ¿Qué cambio mental ha de hacer el ciudadano
para convencerse que la mayoría de las veces no tiene nada?
-Cierto que tiene que haber un cambio mental, pero fíjate que en la
historia de la humanidad los cambios mentales que hacen evolucionar las
sociedades se producen con muchísima lentitud y esfuerzo. El ciudadano
se tiene que dar cuenta de que desde hace décadas la salud de una
población depende mucho más de los hábitos de vida -alimentación sana,
ejercicio regular, vivir en un lugar sano y llevar una vida intelectual
activa- y del medio ambiente, que del sistema sanitario. O sea, las
personas deben tener claro que el sistema sanitario actual no les va a
solucionar nada que muy probablemente ellas podrían haber solucionado.
Probablemente les va a poner parches, los medicamentos les van a
aliviar, esconder los síntomas, pero una vez hecho el daño no va a ser
fácil arreglarlo. Sin embargo, tenemos un poder de autocuración enorme.
La población debe saber que con buenos hábitos de vida va a notar
importantes cambios físicos y psicológicos. Y va a ayudar a redefinir el
concepto de salud de una manera positiva, a redefinir positivamente lo
que es enfermedad y lo que no. Porque debido a todas las tecnologías que
se están imponiendo estamos cada vez más enfermos, pero es que además
nos sentimos cada vez más enfermos por la presión publicitaria de la
industria farmacéutica, que no para de hablar de enfermedades en los
grandes medios de comunicación . Si a todas horas los telediarios te
hablan de diabetes, de hipertensión, de manera que parece que vas a
morir en cualquier momento, la gente tiende a sentirse más enferma.
-Cuando afirma que en las
farmacias venden medicamentos peligrosos, ¿a cuáles se refiere?
-En las primeras sesenta páginas de Traficantes de Salud lo expongo
clarísimamente. Dando voz a los afectados -los que han muerto o han
visto a sus familiares fallecer-, he recopilado los casos de muerte por
efectos adversos de los fármacos producidos en España en los últimos
ocho años y son abundantísimos. Si con eso no bastara, me metí en la
página web de la Agencia Española del Medicamento y Productos
Sanitarios. Sólo con echar un ojo te das cuenta de que muchos de los
medicamentos que hoy están en las farmacias son peligrosos y han causado
muertes. Y también de que algún primo o hermano suyo ha sido retirado y
la misma fórmula se sigue vendiendo hoy en las farmacias. No tengo
ninguna duda ni inconveniente en afirmar que existen muchísimos
medicamentos -más de los que pensamos- que son peligrosos, que pueden
causar muertes, que están causando muertes y que están en las farmacias.
¿Sabes qué enfermedad tratada con medicamentos provoca más muertos por
los efectos de esos fármacos? El asma. Los medicamentos empleados para
tratarla son potentes vasodilatadores, y si te dilatan muy rápido las
venas te puede dar infartos de corazón o trombos en el cerebro. También
hay medicamentos para el colesterol y la diabetes que son
peligrosísimos. §