esde
la visión de la Mente creadora del Uno, la humanidad es un todo que
forma parte de un diseño único y que evoluciona hacia un fin, que no es
ni más ni menos que la Idea que un día soñó el Creador y que
irremediablemente se cumplirá.
En ese diseño
original todas las criaturas forman parte de una Red energética que las
interrelaciona y las hace dependientes unas de otras. Por eso ahora, y
gracias a las voces que avisan de los efectos devastadores del cambio
climático, se sabe que si una determinada especie desaparece, o si la
temperatura ambiental aumenta o disminuye unos grados, la Red entera se
ve alterada y afectada hasta niveles aún no determinados pero que se
suponen catastróficos para el planeta y, por tanto, para el ser humano.
Pero esa
misma Red también se manifiesta en la estructura energética de la
criatura hombre, del mismo ser humano como individuo.
Por eso hay
quien habla del hombre como un microcosmos a imagen del cosmos que nos
rodea.
Y si cada
hombre es un microcosmos, las mismas leyes que afectan al cosmos también
se manifiestan en su interior y en su relación con los demás hombres y
con el resto de las criaturas vivas.
Pero la
humanidad, en general, ignora esa realidad y vive, por tanto, alterando
sistemáticamente las leyes universales de la Relación, del respeto a la
Vida, de las Energías poderosas de los pensamientos y, sobre todo, de la
Energía más sublime que nos hace uno y que llamamos Amor.
El ser
humano, el hombre, es un diseño único en la creación. Está construido de
tal forma que su cuerpo físico, su mente y su espíritu o esencia, están
interrelacionados y se afectan entre sí, siendo el cuerpo físico la
parte más vulnerable, cambiante y temporal de los tres.
La mayor
parte de la humanidad ignora o desprecia afirmaciones esotéricas tan
sabias como "Tal y como un hombre piensa así es su vida", afirmación que
reconoce en nuestros pensamientos el poder para dirigir y modificar los
actos.
Pero mientras
una parte vive ignorando dicha realidad, otra la utiliza para crear
formas mentales que conduzcan a la mayoría hacia donde les interese como
si de un rebaño de ovejas se tratara.
Y lo mismo
sucede con la Energía del Amor y sus intencionadas desviaciones. Las
religiones han convertido el mensaje crístico en un suculento negocio
que alimenta egos enfermizos y potentes cuentas bancarias. Las
religiones han creado monstruos fanáticos que desprecian la vida y son
un cáncer para la Red energética mundial.
Pero el Amor
es otra cosa. Y la Vida también es otra cosa.
Ante este
estado de cosas, planetarias y humanas, el ser humano que quiera
encontrar el camino de salida de tanta confusión, mentira, desviación y
locura, debe buscarlo en su interior, en lo más profundo de su interior,
donde se encuentra la "chispa" divina, la gota que el Creador depositó
en su Esencia y que le hace igual a todos, hijo de un mismo Padre.
El camino, el
único camino de salida y de preparación para los tiempos que se acercan,
pasa por la vivencia sin condiciones de la verdadera Unidad, del
verdadero Amor, que es la comprensión clara y fría de la Red, de lo que
a todos nos vincula, y de la consiguiente actitud de vida que implique
respeto, colaboración desinteresada, entrega y responsabilidad con todos
los seres humanos y también con todos los seres vivos del planeta.
La humanidad
entera va a sufrir un profundo y exigente examen. El planeta, como un
ser vivo, como Gaia, está dando su aviso. Quien tenga oídos que oiga.
Nadie, en
ninguna parte y bajo ninguna circunstancia, se va a librar de dicho
examen.
La asignatura
por excelencia es el Amor, pero no un Amor teórico y místico, sino un
Amor activo y con "cuenta de resultados".
Ese es el
único camino que es posible recorrer. Un camino que un día abrió el
Cristo y que ahora espera por toda la humanidad, no importa el color,
las ideologías ni la fe que profesen, porque para el Uno, para el Padre
Creador, todos son uno.
El planeta
se está preparando. Escucha su voz y prepárate tú.