En las entrevistas hay que decir: yo soy la misma de
siempre y mis amigos son los de toda la vida. Hay que poner una nota
campechana. Para que vean que, aunque sea superfamosa, sigo teniendo los
pies en la tierra. |
|
MARZO 2007
Quiero ser superfamosa
POR ELENA F. VISPO
-O ye.
-Qué.
-Tú cuando eras pequeña ¿qué querías ser?
-Bióloga.
-¿Y ahora?
-Ahora ya no. Ahora quiero ser superfamosa.
-¿Cómo famosa?
-Famosa a secas, no. Superfamosa.
-¿Y eso cómo es?
-Pues que todo el mundo conozca mi cara, que la gente me mire por la
calle. Y salir en la tele, claro.
-Pero si ahora cualquiera sale en la tele. Eso no tiene ningún mérito.
-Eso lo dices tú porque no sales. Pero para salir en la tele hay que
valer.
-Pues yo salí una vez en un concurso.
-¿Y ganaste algo?
-No, me eliminaron en la primera ronda.
-Porque eres muy sosa. Si hubieras dado la nota, seguro que te llamaban
de otro programa, y a partir de ahí ya no parabas.
-Ah, tú dices tipo Gran Hermano, y eso.
-Claro. Para salir en la tele hay que ser especial.
-Especialmente patético, querrás decir. Porque lo que se ve últimamente…
-Tú lo que tienes es envidia. Los que salen en la tele están forrados de
pasta.
-Bueno, ya sabes lo que dicen: el dinero no da la felicidad.
-No, pero ayuda.
-Eso es una frase hecha que nos hemos inventado los pobres. La zanahoria
del burro. Yo creo que el dinero ni da la felicidad ni la quita. No
tiene relación una cosa con la otra.
-No tienes ni idea. Incluso cuando los famosos tienen problemas, salen
en la tele. Cobran dinero y todo el mundo se preocupa por sus
desgracias. Eso ya les tiene que animar.
-Pues no sé que decirte. A mí me daría igual. Incluso me jodería.
-Por eso no pasaste de la primera ronda. Para ser superfamosa hay que
tenerlo muy claro.
-¿Y cómo lo vas a hacer?
-Pues no lo sé aún. Lo más fácil sería salir con algún famoso.
-Mujer, fácil, fácil…
-O salir con él o demandarle.
-¿Demandarle por qué?
-Por lo que sea, si la demanda no iba a salir adelante. Pero con eso ya
tendría un par de entrevistas garantizadas, así conocería a otros
famosos y podría salir a cenar con ellos. Entonces nos sacarían fotos, y
yo tendría que volver al plató para desmentirlo todo y contar que sólo
somos amigos. Pero como somos amigos, ya puedo contar cosas sobre ellos,
y así iré conociendo a más y más gente… Al final seguro que monto un
restaurante y todo.
-¿Y tanto follón para montar un restaurante? Si tú no sabes freír un
huevo.
-No seas vulgar. Yo no trabajaría allí. Con poner mi nombre ya es
suficiente. Y venga a ganar pasta. Entonces me operaría las tetas, y
luego saldría en las revistas en top less. Fotos robadas, naturalmente.
Y vuelta a demandar y a salir en Salsa Rosa. Me iban a hacer lo del
bolígrafo y todo.
-Querrás decir polígrafo.
-Lo que he dicho.
-¿Tú te sabes el cuento de la lechera?
-A mí no me vengas con esas. A otros este plan les ha funcionado
estupendamente.
-Pues nada, que tengas suerte. Oye, ¿y cuando seas superfamosa seguirás
hablando conmigo?
-No creo. Aunque a lo mejor de vez en cuando estaría bien que nos
sacaran alguna foto. En las entrevistas hay que decir: yo soy la misma
de siempre y mis amigos son los de toda la vida. Hay que poner una nota
campechana. Para que vean que, aunque sea superfamosa, sigo teniendo los
pies en la tierra.
-¡Ja! El día que tú pongas los pies en la tierra, sí que habría que
verlo en televisión.
-Lo tuyo es envidia, lo veo cada vez más claro.
-Si tú lo dices…
-Oye.
-Qué.
-¿Y tú que querías ser de pequeña?
-Bombero y bailarina de ballet. Pero ya no. Ahora con ser discretamente
feliz me conformo.
-Pues qué sosa, hija.
-Pues ya ves. ∆ |