Una es
cineasta, la otra antropóloga. Pero ambas tienen algo en común:
pasión por viajar y necesidad de conocer gente nueva. Así que
uniendo todo ello, María Muñoz y Eva Aguilera se propusieron
realizar un documental sobre los artesanos nómadas de Latinoamérica.
Reconvirtieron un autobús en casa rodante y adoptaron temporalmente
la forma de vida de los protagonistas de su documental: el
nomadismo.
Texto: Marta Iglesias /
Fotos: María d.C. Muñoz
-Frente al
sedentarismo, apostáis por la forma de vida nómada. ¿Es un regreso a los
orígenes?
-Eva: Curiosamente, esta es una de las preguntas que siempre les
hacemos a los entrevistados. Más que un regreso a los orígenes, es una forma de
viajar sin límite de tiempo, sin obligaciones ni responsabilidades, de no
sentirse aprisionado en ningún tipo de sociedad ni de sistema, y sobre todo es
una forma de aprendizaje continuo. Este viaje requiere que seamos nómadas, es
una forma de sentirnos identificadas con los personajes de nuestra historia.
-¿Qué nos ha robado
el sedentarismo?
-María: La capacidad de improvisación, de apreciación de las cosas
pequeñas que dan valor a la vida. Nos perdemos en la comodidad y como es tan
fácil sentirse bien en esa atmósfera adoptamos su forma. La ley del mínimo
esfuerzo nos gana la partida. En la caja tonta -la TV- podemos ver el mundo
entero, pero ella no nos brinda las oportunidades que ofrecen las experiencias
vividas en la propia piel. Tampoco hace falta recorrer el mundo, lo único que
hace falta es participar de nuestra existencia.
-¿Cómo es vuestro
contacto con la gente, liberados de toda obligación, de toda prisa?
-María: Los nómadas -eventuales o no- vivimos prácticamente al día y
este estilo de vida no implica necesariamente una falta de obligación. Generamos
nuestras propias obligaciones basadas en la necesidad y el compromiso.
Generalmente los nómadas son más solidarios, humanos, intuitivos, expresivos y
libres. El tiempo a veces se dilata y la vida y las acciones adquieren un
sentido holístico dentro de la naturaleza y sus normas, y son conscientes de las
consecuencias.
-¿Qué tienen de
particular los artesanos nómadas, protagonistas del documental que estáis
realizando?
-Eva: La mayoría son gente que en algún momento de su vida, viajando,
no hicieron caso a la vocecita que les decía "tengo que volver". El viaje se
convierte en aprendizaje, y donde no se puede vivir de una cosa, se vive de
otra. No sólo se aprende, sino que cada uno aporta, a su manera, un poquito de
cultura, o por lo menos, la llevan de un lugar a otro. La mayoría son
conscientes de lo que ocurre en el mundo y de alguna manera, a través de su
arte, intentan concienciar a la gente de que todos podemos aportar nuestro
granito de arena para que todo funcione mejor.
-¿Qué les diríais a
todos los que consideran que el continente latinoamericano es peligroso, en
especial para dos mujeres?
-María: Nuestra condición de mujeres en la mayoría de los casos ha
sido un factor positivo, ya que de alguna manera, en los países latinos al sexo
femenino se lo trata como algo que hay que proteger y cuidar y lo que
despertamos es una mezcla de admiración y compasión. Por otro lado, somos
ignoradas la mayoría de veces en los ámbitos reservados al hombre.
-¿Qué balance hacéis
a día de hoy de esta experiencia?
-María: Todo viaje es una búsqueda y el mejor viaje es el viaje
interior, donde encuentras la cultura y el conocimiento de tu ser. Hay todo un
mundo por descubrir, pero no está fuera sino dentro de cada uno. Lo único que
hacemos es reflejar dentro el enriquecimiento que adquirimos del exterior a
través de nuestro caminar por el mundo.
-Eva: Es como un viaje en montaña rusa, pero lo positivo siempre ha
superado a lo negativo, y en los tiempos que corren hoy en día, es más saludable
disfrutar la vida como un viaje.