Ultimamente tengo la convicción de que de vez en
cuando una persona tiene que hacer el ridículo. Darse a la horterada sin
reservas, como cura de humildad. Y para eso qué más da un mitin que una
convención de Star Trek. |
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JUNIO 2007
Frikis como yo
POR ELENA F. VISPO
No
sé cuánto tiempo va a tardar la Real Academia de la Lengua Española en
admitir el término friki como correcto, pero ya están tardando. Hay por
Internet (terreno muy friki) una propuesta de definición que a mí me
parece muy acertada: friki del ingles freaky, aficionado a los
espectáculos de monstruos de ferias (freaks) o propio de ellos 1-
Persona con gustos, actitudes o aspecto extravagantes o grotescos. 2-
Persona seguidora de corrientes culturales o estéticas minoritarias.
Claro que con estos datos todo el mundo puede entrar en esta categoría,
porque a ver a quién no han tachado de rarito y extravagante alguna vez
en su vida.
El Día del Orgullo Friki es el 25 de mayo, aniversario del estreno de la
primera entrega de La Guerra de las Galaxias. Bueno, la primera de la
segunda trilogía, uséase la cuarta de la cronología correcta pero que
cronológicamente fue la primera en estrenarse… uffffff. Los frikis
sabéis de lo que hablo.
Así que últimamente, el 25 de mayo se monta la gran fiesta, y ves a un
montón de gente disfrazada de Chewbacca, de Gandalf, de PacMan o de
dibujo manga, haciendo botellones de hidromiel, maratones de cine y
jugando a rol. Yo nunca he ido, pero puedo asegurar que me reiría un
montón.
Este año, con el ingrediente extra de que hace días que por la calle se
ve a un montón de gente vestida de naranja o de rojo o de azul o de lo
que corresponda, cantando consignas con la misma soltura con la que un
friki que se precie se sabe la canción de Heidi en japonés. Sí, amigos
¿qué mejor momento para celebrar el Día del Orgullo Friki que a dos días
de unas elecciones?
Es el año que más regalos frikis he visto. El PP regala mecheros
amarillos con una linternita cual puntero láser, para que juegues a ser
Obi Wan más fácilmente. Los nacionalistas regalan bebidas isotónicas con
la marca del partido. El PSOE, después de lo de ZP, se ha tirado a las
siglas de cabeza, así que para descubrir que FRA significa Francisco
Rodríguez Alcalde hay que ser, cómo no, un poco friki.
Como en cada sitio cuecen habas, las elecciones municipales suelen ser
las más divertidas de todas. El partido local, allá donde yo vivo, tiene
una mascota de peluche, algo así como un calcetín con pelos, que sale
por la tele insultando con cierta gracia a sus contrincantes. Los
candidatos salen a la calle vestidos de superhéroes (no estoy
bromeando), dispuestos a luchar contra la corrupción y sus mítines son
en un local por la noche, en plan "El club de la comedia". Y a lo tonto,
se van a sacar un concejal, me parece a mí. Cuando esto se haya
publicado ya lo sabré. Porque la gente, harta de votar en serio, ya se
plantea votar de coña.
Todo el mundo tiene su lado friki, eso está claro. Hay a quien le gusta
la música de grupos impronunciables, quien es capaz de apostar a que los
elfos no aparecieron en la batalla del Abismo de Helm (mea culpa), o
quien se viste de Naruto en carnavales. Pero luego están los que se
compran un apartamento en Marina d’Or, los que se ponen un gorro de
cuernos para ir al fútbol o los que van en un autobús de dos pisos
tirando caramelos con el logo de su partido.
Y no está mal. Últimamente tengo la convicción de que de vez en cuando
una persona tiene que hacer el ridículo. Darse a la horterada sin
reservas, como cura de humildad. Y para eso qué más da un mitin que una
convención de Star Trek. Son dos sitios a los que sólo van personas
previamente convencidas, y con la misma disposición a hacer el bobo.
Dos últimas cosas. Una: señores de la RAE, incluyan el término friki en
su diccionario y, a poder ser, algún sinónimo. Que creo que con este
artículo he batido el record de palabra repetida en una sola página.
Pero por si acaso: friki, friki, friki.
Y dos: por favor, nadie se me mosquee. No tengo ánimo de ofender ni a
los militantes de ninguna cosa, ni a los forofos de lo que sea, ni
siquiera a los habitantes de Oropesa del Mar. Que un buen friki se toma
en serio lo justo. Todo lo demás, más que valer la pena, la da. |