Cuando
aquellas mujeres se sentaron por primera vez en el Congreso, no habían
pasado ni dos años desde la eliminación de la licencia marital, aquella que
prohibía a las mujeres abrir cuentas de banco, viajar o firmar contratos de
trabajo sin la firma del esposo. |
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JULIO 2007
YO SOY UNA OSA
POR ISABEL MENENDEZ
“Yo soy
una osa”. No es que lo diga yo (por supuesto) sino que lo dice el famoso
monumento situado en la Puerta del Sol, símbolo de la capital del país.
Se trata de una campaña, no me negarán que divertida, que ha organizado
la Asamblea de Mujeres del Municipio de Madrid y que quiere dar a
conocer que el famoso animal, ya saben el del “oso y el madroño”, pues
no es un oso sino una osa. Parece ser que en el siglo XIII, se juntaron
frailes y militares para cambiar el sexo del plantígrado (a qué cosas le
prestan atención y tiempo algunos) y así la osa se mudó en oso. Así que
dicen las mujeres del Consejo madrileño que ésta es una buena excusa
para visibilizar lo femenino, aunque sea animal.
Y ésta no es la única actividad curiosa que me apetece comentarles.
También durante el mes de junio se ha presentado una proposición no de
ley, firmada por el grupo socialista, para que las monedas de euro
incorporen imágenes femeninas. Lo cierto es que, excepto en algunas
monedas conmemorativas, desde que llegamos al espacio euro, en nuestro
país no se han creado monedas con mujeres. Es más, durante la larga vida
de las monedas anteriores, apenas se usaron las imágenes femeninas. El
Pleno del Congreso aprobó esta iniciativa, con el apoyo de todos los
grupos parlamentarios excepto el Partido Popular, de forma que, a partir
de 2009, es previsible que alguna mujer aparezca en las monedas de euro
y circule por todo el espacio europeo. La primera candidata es Clara
Campoamor, como reconocimiento a su contribución a la obtención del voto
femenino.
Esta visibilización de las mujeres y sus aportaciones a la sociedad
también ha sido uno de los hilos conductores de la presentación de un
libro que recoge la historia de las 27 mujeres, diputadas y senadoras,
que formaron parte de la legislatura constituyente, esto es, la de 1977.
Cuando se cumplen treinta años desde la celebración de las primeras
elecciones democráticas, el Ministerio de la Presidencia en colaboración
con las Cortes, ha editado un libro elaborado por la Red de Mujeres
Constitucionalistas. Bajo el título “Las mujeres parlamentarias en la
legislatura constituyente”, se pretende rendir un homenaje a las
políticas que formaron parte de una legislatura histórica, en la que se
aprobaron cambios fundamentales en los derechos de la población
femenina.
La directora de la edición, Julia Sevilla, comentó durante la
presentación, que habían sido unas personas singulares en un periodo
histórico que, explicó, no se caracterizaba precisamente por dar
relevancia a las aportaciones de las mujeres. El trabajo de edición del
libro fue algo apasionante, según la autora, que calificó a aquellas
políticas de “personas maravillosas”.
La vicepresidenta del Gobierno, M.ª Teresa Fernández de la Vega, que
presentó el libro, recordó algunos temas difíciles que las políticas de
1977 tuvieron que negociar durante su mandato, como la despenalización
del uso de anticonceptivos o del adulterio. No fue fácil ni se consiguió
todo lo reclamado. Así, M.ª Teresa Revilla, una de aquellas diputadas,
relató la decepción que sintió cuando no se pudo alcanzar una
reclamación: que se eliminara la discriminación en la sucesión a la
Corona. Por su parte, la vicepresidenta matizó que cuando aquellas
mujeres se sentaron por primera vez en el Congreso, no habían pasado ni
dos años desde la eliminación de la licencia marital, aquella que
prohibía a las mujeres abrir cuentas de banco, viajar o firmar contratos
de trabajo sin la firma del esposo. Por eso, su agenda política, la de
aquellas que formaron parte de la primera legislatura, era más feminista
que de partido. Y eso era probablemente lo que compartían por encima de
otras diferencias. Algo tendrían que aprender las y los políticos que
forman parte de la actual legislatura. § |