Los políticos del PP se han especializado en una
pesadez no exenta de mérito, porque debe de ser muy cansado estar
diciendo siempre lo mismo, una y otra vez. |
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FEBRERO 2007
Apologia del error
POR ELENA F. VISPO
Dicen
que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma
piedra. Y yo creo que sí, no sólo por mi experiencia personal, sino
porque últimamente me he acostumbrado a ver a Mariano Rajoy en el
telediario, don erre que erre, reincidiendo en el error.
Rajoy parece una de esas muñecas peponas que tienen una cinta con cuatro
frases tipo: "tengo sueño", "vamos a jugar", "te quiero mucho". Lo que
pasa es que su repertorio es bastante más monótono: "Zapatero es malo",
"Zapatero es tonto", "Zapatero es un chisgarabís". Claro que de casta le
viene al galgo, sólo hace falta recordar a Aznar y su mítico "váyase,
señor González". Los políticos del PP se han especializado en una
pesadez no exenta de mérito, porque debe de ser muy cansado estar
diciendo siempre lo mismo, una y otra vez.
Es que parece fácil, pero lo de la repetición cansina es toda una
ciencia. Ya lo decía Goebbels, ministro de propaganda nazi: "una mentira
repetida mil veces se convierte en una verdad". Goebbels era, aparte de
un cabrón de cuidado, un mentiroso profesional. Pero tonto no era. Y su
máxima ha demostrado ser cierta, al menos a corto plazo. A nivel local,
por ejemplo, podemos observar que aún hay gente que está convencida de
que lo del 11-M fueron los socialistas. Eso se lo he oído yo de primera
mano a varias personas, más de una y más de dos. Por increíble que
parezca. Si alguien no me cree, que sintonice la COPE.
El disco rayado del PP usa la técnica del desgaste. Por ejemplo, si
Rubalcaba dice que se acabó el diálogo con ETA, automáticamente salta
alguien del PP a exigir que digan que se acabó la negociación. Si se
plantea un pacto contra el terrorismo, el PP exige que se plantee un
pacto contra el terrorismo. Si se cambia el lema de la manifestación
para que vayan todos, dicen que si no se cambia el lema no van. Y así,
gota a gota, golpe a golpe, verso a verso. Las directrices están claras:
no salirse del discurso establecido, ignorar olímpicamente al contrario
excepto cuando mete la gamba y, en general, crispar al personal siempre
que se pueda y mentar a la madre de quien haga falta.
Por ejemplo, dice el amigo Rajoy refiriéndose a Zapatero, que "para ser
Presidente del gobierno deberían exigir algo más que ser mayor de
dieciocho años y ser ciudadano español". Lo curioso del caso es que sí
exigen algo más, pero a este hombre parece que nadie se lo ha explicado.
Hace falta presentarse a unas elecciones generales y que luego el
Congreso de los Diputados te vote por mayoría. Que así contado parece
una tontería, pero a la hora de la verdad tiene su intríngulis. Esto se
sabe leyendo la Constitución, cosa que un político debería hacer de vez
en cuando. Toma nota, Mariano, si cuando seas mayor quieres llegar a
candidato con posibles.
Supongo que alguien en el PP debe de darse cuenta de que no van bien. De
hecho, últimamente salen algunas voces discordantes, tímidas, y
rápidamente acalladas. Aunque yo en el fondo creo que Rajoy, que debe de
ser medianamente inteligente, sabe que se está enfangando. Pero claro, a
ver quién es el guapo que asume públicamente que ha metido la pata hasta
la nariz. Y si no hay marcha atrás, siempre queda la huida hacia
delante. Hay que reconocer que aguantar al pie del cañón haciendo el
bobo tiene una cierta coherencia, enfermiza, pero coherencia.
Al final van a tener mérito y todo. Mira tú por dónde. ∆ |