FEBRERO 2007
Las
siete Hijas de Eva
Cojamos la Biblia y
sometámosla a la ciencia. ¿Es posible comprobar que todos descendemos de
una única Eva, que sería la madre universal? El genetista de la
Universidad de Oxford, Bryan Sykes, se puso manos a la obra en Europa y
descubrió que en el continente descendemos de sólo siete mujeres que
fueron apareciendo paulatinamente desde hace unos 45.000 años. /Texto:
Marta Iglesias
E l autor del estudio es un prestigioso profesor de
Genética de la Universidad de Oxford y una de las mayores autoridades
mundiales en ADN mitocondrial. Basándose en un conocimiento científico
aceptado por todos los genetistas y en los análisis de ADN de quince mil
mujeres europeas ha llegado a la conclusión de que nuestro mapa genético
ha sido configurado por siete mujeres que habitaron la actual Europa en
la última glaciación. Las ha bautizado como 'las siete hijas de Eva' y
son las responsables de lo que somos actualmente.
La clave
de la genética femenina
Existe una forma de rastrear la genética de las
mujeres, remontándose hasta nuestras antepasadas más remotas. Se trata
de seguir el hilo transmitido por el ADN mitocondrial, una molécula
circular que nos lleva de viaje al origen de los tiempos, porque es la
que más fielmente transmite la información genética.
Para entenderlo mejor tenemos que situarnos en el momento en que se
concibe una vida humana. El espermatozoide ha fecundado el óvulo, pero
para poder entrar ha tenido que desprenderse de su cola y el resto de la
célula. El óvulo sólo permite que en su interior penetre el núcleo del
espermatozoide, que lleva la información. Mientras, el óvulo se conserva
intacto como célula. Por ese motivo, en el nuevo ser intervienen los
núcleos de ambos padres, pero sólo las mitocondrias de su madre, porque
son las que había en el óvulo. En concreto las mitocondrias nos
interesan mucho porque contienen ADN, y éste permanece sin mezclarse con
la línea masculina desde el origen de los tiempos. Está intacto. Así fue
como se ha deducido que es posible rastrear el pasado femenino sólo
tomando ese ADN, en lugar de tomar como referencia el procedente del
núcleo que está ya muy mezclado.
Las siete hijas de Eva no sólo han transmitido los
genes sino conceptos que tienen que ver con el amor.
Si además añadimos a la información que este ADN
varía aproximadamente cada diez mil años, hemos obtenido la ecuación
perfecta para encontrar la madre primigenia de la que descendemos.
Tomamos el ADN mitocondrial de una persona y si presenta una sola
variación en cualquiera de sus bases, procede de una antepasada de hace
10.000 años, que fue cuando se produjo la variación. Si hay tres
variaciones, la madre de su clan vivió hace 30.000 años, según Bryan
Sykes. Y así hasta siete, porque el científico no encontró una única
madre, sino siete grandes mujeres cuya vida fue de tal intensidad que
modificó los genes de todas las generaciones futuras hasta el día de
hoy. Cada una vivió en un entorno social, un clan. Y sus análisis
confirman que estos siete clanes europeos proceden a su vez de uno de
los tres clanes genéticos que partieron de África para poblar todo el
mundo. Las implicaciones que se deducen de este conocimiento prometen
ser apasionantes.
Las siete madres
Con las conclusiones del estudio, Sykes ha elaborado
una teoría que ha conmocionado a toda la comunidad científica. Según sus
datos, hace 150.000 años uno de los clanes africanos se instaló en lo
que hoy es Europa y desde entonces ha habido un total de siete mujeres
que han dejado huella en el ADN europeo. El científico incluso ha puesto
nombre a cada una de ellas y establecido el lugar donde vivieron y la
fecha aproximada en la que cada una dejó su impronta genética. Más allá
de si se llaman Úrsula, Xenia, Helena, Velda, Tara, Katrine o Jasmine,
estas siete mujeres debieron realizar algo sorprendente en su vida para
haber variado los genes con los que nacieron y transmitirlos a sus
descendientes. Casi todas vivieron durante la Gran Era Glacial, donde el
frío era extremo. Entonces el hielo cubría Europa de tal manera que
desde las Islas Británicas se podía caminar hasta Escandinavia, Francia
y cualquier punto de Europa. Así que en esta época de condiciones
climáticas tan adversas, donde conseguir comida requería gran esfuerzo y
la esperanza de vida era muy corta, podemos suponer sin temor a
equivocarnos que estas mujeres tenían que estar dotadas de una fuerza,
una resistencia y un carácter combativo fuera de toda duda. Según el
científico, estas siete mujeres tuvieron que sobrevivir a numerosas
amenazas, como el acecho de animales salvajes y la Época Glacial, pero
gracias a su fortaleza consiguieron formar los diferentes clanes de los
que descienden los europeos actuales.
Bryan Sykes en su recreación imagina que todas tuvieron mayoritariamente
hijas entre su descendencia, la manera de que su mutación en el ADN se
transmitiera a la siguiente generación. Y para seguir la cadena, sus
hijas también tuvieron que tener hijas y así durante varias
generaciones, lo que aseguró que la mutación genética llegase hasta hoy
por vía femenina.
El 45% de las europeas descienden del clan de Helena, que vivió hace
20.000 años, en el momento en el que la Era Glacial era más dura. |
Por supuesto, mediante el análisis del ADN la genómica actual no puede
deducir qué rasgo concreto aporta cada una de las siete madres, sólo
saben que el cambio en el gen se ha producido. Quizás con el tiempo se
pueda conocer qué 'regalaron' cada una de ellas a sus descendientes.
Porque aunque los cromosomas parecen algo pequeño e insignificante,
moldean gran parte de lo que somos.
Lo que sí conviene señalar es que de todos los análisis de ADN
mitocondrial realizados por Bryan Sykes a través de su empresa Oxford
Ancestors hay un dato destacable: el 45% de las mujeres que se
sometieron a ellos, eran descendientes de la misma mujer, a quien Sykes
ha bautizado como Helena. Siguiendo sus investigaciones, vivió hace
20.000 años, en el momento en el que la Era Glacial era más dura.
Mientras que el resto de mujeres se reparten unos porcentajes que
oscilan entre el 17 y el 5% de descendientes, no se sabe porqué el clan
de Helena es tan numeroso. Se desconoce si es porque su ADN mitocondrial
posee alguna cualidad especial que dio a ella y su prole una ventaja
biológica, o si sólo se trata del azar mezclado con la fortaleza que
Helena y su grupo tuvieron que desarrollar para afrontar los helados
inviernos de la última Era Glacial.
El científico ha declarado en varias ocasiones que el rasgo que
unificaba a todas las hijas de Eva es que en ellas aparece la humanidad
en su expresión más profunda. Algo que nos trae al presente una idea de
madre ancestral que difiere con la herencia que hasta ahora nos habían
contado. Según Sykes, el regalo que estas madres nos han otorgado habla
de la esencia de las especies que fue preservada por estas mujeres.
Ellas no sólo han transmitido los genes sino conceptos que tienen que
ver con el amor, con el cuidado.
Valores relativos
La información genética derivada de esta y otras
investigaciones ha dado como resultado que nos tengamos que plantear
alguno de nuestros valores de nuevo. Uno de ellos tiene que ver con las
razas. Muchos científicos creían que se podían definir los distintos
grupos étnicos por su base genética, pero esto no es posible. La
realidad genética nos dice que todos somos africanos y que podemos
encontrar un mismo tipo de ADN repartido por todo el planeta. Nos
podemos dividir por madres, pero no por razas. La mezcla es total, hasta
el punto que el doctor Sykes se hizo una foto con gente perteneciente al
mismo clan. La sorpresa es que en ella aparecen blancos europeos, una
sudamericana, un negro... en la apariencia eran diferentes, en sus genes
procedían de la misma madre.
A los racistas se les ha terminado el argumento, pues es probable que
analizando sus ADN procediesen de la misma 'madre mitocondrial' que
aquel al que atacan, ya que muchos europeos tienen ADN africano.
Según Bryan Sykes estas siete mujeres tuvieron que sobrevivir a
numerosas amenazas, pero gracias a su fortaleza consiguieron formar los
diferentes clanes de los que descienden los europeos actuales. |
Los científicos que sostenían que los europeos actuales descendemos de
los agricultores de Oriente Medio, también han visto sacudidas sus
tesis, puesto que el análisis del ADN mitocondrial demostró que más del
80% de la población europea tiene su origen en el Paleolítico, miles de
años antes de que se inventara la agricultura.
Pero sin duda, para Sykes el descubrimiento ha sido revelador hasta tal
punto que ha cambiado su manera de ver la ciencia. Cuando siempre había
estado a favor de patentar los genes, tras este trabajo confesó en el
programa Redes a Eduard Punset que "tras comenzar este trabajo me di
cuenta de que es muy profundo, que eres portador de ADN en tus células,
el cual proviene de esa inmensa sucesión de ancestros. Ha cambiado hasta
mi punto de vista sobre la comercialización del genoma: la posesión de
genes por empresas farmacéuticas es como vender a tus ancestros. Es como
si fuera una traición... Me preocupa y creo que no está bien, que es
equivocado". Tras leer estas palabras muchos pensarán: "...si el ADN muta
aproximadamente cada 10.000 años, y el último cambio se dio hace ese
tiempo, ¿estamos ante las puertas de un nuevo cambio en los genes?
¿Puede haber hoy mismo una mujer excepcional que está mutando sus genes?
¿Puede haber comenzado ya una mutación en cadena para toda la humanidad?
Y si nos atrevemos a ir más allá, siguiendo los estudios de científicos
como Rupert Sheldrake, ¿pueden alterarse los genes mentalmente, sin
necesidad de transmitir el cambio a tus descendientes sino trasladando
alteraciones al campo mental que puedan ser recogidas por cualquier ser
humano? El argumento es digno de un libro. ∆ |