-Teniendo
en cuenta el reciente estudio de ACAI, ¿qué tendencia sigue el número de
abortos practicados?
-Según los datos del Ministerio de Sanidad, el aborto ha ido
aumentando en España en los últimos años, pero nosotros defendemos que
probablemente no se tiene en cuenta a la inmigrante cuando se hace esa
afirmación. Porque las tasas se hacen por grupos de edad y porque muchas
inmigrantes son irregulares y no entran en los censos. Esta es una de
las razones por la que hemos hecho el estudio. Hace diez años, casi no
se veían abortos de inmigrantes, y actualmente son aproximadamente el
treinta por ciento de las pacientes.
-¿Se está
empleando el aborto como sistema de control de natalidad?
-El aborto no se utiliza conscientemente en España como sistema de
control de natalidad, se llega a él cuando fallan otras medidas.
Nosotros no vemos mujeres que digan "no voy a usar ningún método y si me
quedo embarazada aborto". Es más, la mayoría de las mujeres que abortan
tienen una carga emocional importante.
Lo que sí hemos averiguado es que muchas mujeres del Este de Europa sí
lo han utilizado en sus países de origen durante años como control de la
natalidad. Porque en esos sitios no se ha fomentado la anticoncepción,
mientras que el aborto era algo fácil y accesible. Por eso nos hemos
encontrado con mujeres que han abortado en sus países hasta dieciséis
veces.
-En la
población inmigrante, ¿la falta de uso de anticonceptivos puede
achacarse a la ignorancia?
-Efectivamente yo pienso que aparte del problema hay ignorancia. Por
ejemplo, las mujeres africanas tienen muy poco conocimiento de otros
anticonceptivos fuera del preservativo. Si nos referimos a las
sudamericanas, sus conocimientos ya dependen del nivel cultural. Algunas
saben mucho pero encuentran una barrera y es que en Sudamérica son muy
frecuentes las inyecciones hormonales, que aquí no existen. Hace algunos
años que se retiraron del mercado y no saben qué método utilizar. Otras
sudamericanas mantienen falsos mitos y creen que cualquier método
anticonceptivo es perjudicial para la salud. Y las mujeres del Este casi
no han recibido ninguna información sobre los anticonceptivos. Entonces
cuando vienen aquí, aunque no tengan información, se encuentran con
acceso a los métodos y eso les hace cambiar de actitud la mayoría de las
veces.
-¿Qué papel
podría tener la religión en la falta de uso de métodos anticonceptivos
en estas mujeres?
-Alguna influencia tiene, sobre todo en inmigrantes procedentes de
Sudamérica. La latinoamericana de un nivel cultural más bajo está muy
influenciada para no utilizar nada, quizás debido a las campañas
realizadas en su país de origen por la Iglesia en contra de los métodos
anticonceptivos.
-Una vez
aquí, ¿la influencia de la religión les impide aceptar los métodos
anticonceptivos que les proponéis?
-En bastantes países de Latinoamérica, hay mucha influencia de la
Iglesia en anticoncepción y el tema se ha convertido ya en algo
cultural, que se transmite como parte de la educación. Luego está cómo
vive cada persona la religión, porque aunque la Iglesia ha evitado hacer
campañas de educación anticonceptiva, cuando hablamos individualmente
con cada mujer sus ideas son muy diferentes a las inculcadas por la
Iglesia y la sociedad en la que se han criado. Diría que cuando están
allí, influenciadas por el entorno, pueden pensar en contra de los
anticonceptivos, pero cuando vienen a España se dejan aconsejar bien y
les parece natural lo que les comentamos.
-Creíamos
que en España estábamos suficientemente informados, ¿deberíamos
plantearnos nuevas campañas de sensibilización dedicadas al colectivo
inmigrante?
-Sí, y en concreto nosotros hemos pensado que se podría canalizar la
información a través de los centros de atención social, porque lo que
más hablan entre ellas son los temas de ayudas sociales. Paralelamente,
con respecto a la población española no hemos de olvidar que en el grupo
de mujeres más jóvenes, el aborto tiene unas proporciones bastantes
altas, así que es importante que haya educación sexual en las escuelas.
Otros temas a retomar son las enfermedades de transmisión sexual y el
SIDA, cuyas campañas siempre han ido encaminadas al preservativo. Ahora
mismo nos estamos dando cuenta -y en muchos lugares de Europa se ha
cambiado el discurso-, de que el preservativo es el único método para
evitar enfermedades de transmisión sexual, pero que es un método mucho
menos fiable que otros para la anticoncepción. Entonces se está
intentando concienciar a los jóvenes del doble método, que es usar un
método seguro de anticoncepción, tipo hormonal y luego además el
preservativo, sobre todo cuando tienes relaciones esporádicas o con
gente de la que no sabes si tiene alguna enfermedad. Así, si se te rompe
un preservativo, cosa que ocurre, puedes cruzar los dedos para no
contagiarte de ninguna enfermedad de transmisión sexual, pero por lo
menos tienes otro método de anticoncepción para evitar el embarazo. ∆