A mí, sin embargo, me viene bien de vez en cuando
echar mano de temas "candentes" para escribir el Ventano, sobre todo en
este caso, porque gracias a eso me he librado de escribir un artículo
navideño. Así que el AVE me ha salvado de la Navidad, pero a mucha otra
gente se la va a fastidiar. |
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DICIEMBRE 2007
EL AVE
Y SU MAL AGÜERO
POR ELENA F. VISPO
Yo,
como tanta gente, siempre he sido una enamorada de Cataluña en general y
de su capital en particular. A mí era nombrarme Barcelona y ponerme a
babear cual perro de Paulov: qué ciudad, qué gente, que organización
eficiente, qué actividad cultural, qué maravilla todo. Sin embargo,
hacía ya bastante tiempo que no pasaba por allí, así que este verano le
dediqué una semanita. Y se me cayeron todos los mitos de golpe: qué
atascos, qué estrés, qué mala leche tiene la gente. Por favor,
absténganse nacionalistas de protestar, porque yo entiendo perfectamente
que la ciudadanía, como se llama ahora a estas cosas, tenga mala leche
cuando tiene que lidiar con una ciudad mal organizada.
A todo esto, me libré por pelos del follón del AVE y la falta de trenes.
Sin embargo, me dio tiempo a alucinar con el aeropuerto de El Prat
(estaba en el aeropuerto cuatro horas antes y casi pierdo el avión) y
con el tráfico en general. Una ciudad con millón y medio de habitantes
que sólo tiene dos circunvalaciones y, por lo que a mí respecta, una en
obras. Así que nos tocó lidiar con el atasco de las siete, el atasco de
las ocho, el atasco de las nueve… y, lo más flipante, retenciones
kilométricas en la Ronda Litoral a las cinco de la mañana. Que dirán las
mentes lógicas: ¿y qué hacías circunvalando la ciudad a las cinco de la
mañana? Pues ir del aeropuerto al hotel, tras llegar mi vuelo con tres
horas de retraso y esperar a que bajaran las maletas a brazo porque se
había estropeado la cinta transportadora. La pescadilla que se muerde la
cola.
Conste que las vacaciones fueron muy bien, pero el tráfico se convirtió
en nuestra bestia negra particular. Organizábamos los horarios en
función de los ritmos previsibles de retención en carretera, y poco a
poco nos fuimos acostumbrando a la peculiar forma de conducir. Por
ejemplo, el carril lento en Barcelona es el rápido. Si hay atasco, el
primer carril que se paraliza es el que está más a la izquierda. No sé
si hay una explicación lógica, pero empíricamente es así. Además, para
mí que los carteles de señalización los diseñó un disléxico (con gran
respeto a los disléxicos), y combinando eso con mi orientación natural,
que soy capaz de perderme en el pasillo de mi casa, el resultado es más
que previsible: todos los días nos perdíamos. Por favor, si toda
Barcelona está hecha de manzanas de edificios, cuadraditos en un mapa.
No puede ser tan difícil.
Y es que estamos hablando de la ciudad modelo, la que en el 92 consiguió
que olvidáramos el espanto de mascota olímpica (¿alguien se acuerda de
Cobi?) porque todo lo demás fue de una eficiencia y un buen rollo
pasmosos. El súmun de la modernidad española, la punta de lanza, la
repera limonera. Claro que luego vino el Forum de las Culturas, que se
suponía que también iba a ser la de dios y ni las baldosas estaban bien
puestas. Y, cómo no, ahora vemos en el telediario el colapso de las
infraestructuras. Que, por cierto, estaba cantado. Hace años, pero yo
aún me acuerdo de Cascos con el ídem en la cabeza inspeccionando los
socavones, poco después de insultar al Colegio de Geólogos, que fueron
los primeros en decir que la tierra no iba a aguantar. Y claro que no
aguanta. Se hunde. Que se ponga Fomento como quiera, pero hay cosas que
ni porque las diga el Presidente de turno. La tierra no entiende de
partidos políticos.
En fin, el AVE y sus consiguientes desastres ha sido carne de
telediarios durante una temporada larga. Reportajes, debates crispados,
artículos de opinión, monólogos de programas nocturnos y chistes malos:
el AVE nos da problemas, a vé si lo arreglamos. Hasta que se puso otro
tema de moda. Pero las obras siguen ahí y la gente sigue tardando tres
horas en hacer lo que antes llevaba media. Y lo que te rondaré, morena.
A mí, sin embargo, me viene bien de vez en cuando echar mano de temas
"candentes" para escribir el Ventano, sobre todo en este caso, porque
gracias a eso me he librado de escribir un artículo navideño. Así que el
AVE me ha salvado de la Navidad, pero a mucha otra gente se la va a
fastidiar.
En fin. Felices Fiestas. § |