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La otra Navidad
Una visita a la Iglesia de Entrevías (Vallecas)
Ya están las luces encendidas, los
escaparates llenos de tentadores regalos y los supermercados
rebosantes de turrones. Parece que ya ha comenzado la Navidad, sin
embargo el verdadero mensaje de amor que anuncian estas fechas se
encuentra en pocos lugares. Uno de ellos es la Parroquia de San
Carlos Borromeo, donde la convivencia con los pobres y marginados es
una constante todo el año. |
Texto: Marta Iglesias / Fotos cedidas por J. Baeza |
E ste ha sido
un año especialmente "movido" para esta parroquia, que saltó a los
medios de comunicación a principios de 2007 cuando el Arzobispado de
Madrid -con Rouco Varela a la cabeza- anunció que iba a cerrarla.
Los motivos aducidos eran "no estar en comunión doctrinal con el
magisterio de la Iglesia, ni celebrar la Eucaristía y los demás
sacramentos como manda la Iglesia". El apoyo a sus tres párrocos
-Enrique de Castro, Javier Baeza y José Díaz- fue unánime por parte
de sus feligreses, pero también llegaron palabras de ánimo de toda
España y del extranjero. Su trabajo totalmente volcado en los más
necesitados, codo con codo, es lo que les ha dado este amplio
reconocimiento.
Las misas de los domingos se hicieron multitudinarias, dando a
entender el rechazo a la medida del Arzobispado. Llegó el verano y,
como tantas cosas, la orden pareció quedarse dormida. Hasta que a
principios de noviembre el cardenal Rouco anunció que, para cerrar
el tema, San Carlos Borromeo deja de ser jurídicamente parroquia
para convertirse en centro pastoral, con todas las "atribuciones".
Una medida que permite a sus curas seguir celebrando los
sacramentos, dar catequesis y realizar las actividades litúrgicas y
sociales de siempre.
El apoyo de muchos cristianos de base a esta parroquia se debe al
trabajo real, firme y comprobable de convertir en hechos el mensaje
de Jesús, el Cristo, el Maestro. Así que acudimos a ellos para
conocer cómo es esa otra Navidad que no ha traicionado el mensaje en
pos del consumismo, la superficialidad y los ritos vacíos de
contenido.
Jesús
todo el año
Para
Javier Baeza, uno de los párrocos de San Carlos Borromeo, "vivir el
mensaje de Jesús es ese matrimonio indisoluble que se tiene que dar
entre la celebración, la fiesta, el baile y la lucha por la
justicia. Para mí el mensaje de Jesús es dar buenas noticias a quien
habitualmente sólo las recibe malas. No sólo en el ámbito teórico de
la verbalización de la noticia sino en la acogida en nuestras casas,
en el compartir la mesa con los diferentes, en el compartir las
luchas con la gente que lo está pasando mal". Esa apertura, esa
lucha común, ese mano a mano en el día a día, ha dado a luz en la
parroquia a diversos grupos que trabajan con el mismo objetivo. Aquí
conviven los Traperos de Emaús, las Madres contra la droga, gente de
la Coordinadora de Barrios o la Escuela sobre marginación. El día a
día articula propuestas comunes, con lo cual gente desde diferentes
realidades se ha ido vinculando en torno al mundo de la pobreza y la
marginación. "Por eso es posible -continúa Baeza- que en nuestras
celebraciones compartamos la misma mesa un ateo y un creyente, un
cristiano y un árabe, un escéptico y un piadoso. Porque al final lo
que nos vincula es la fe en el ser humano, y ésa no conoce ni
religiones ni ideologías". Eso es lo que explica que este párroco
tenga acogidos varios jóvenes marroquíes en su casa, con la única
finalidad de ayudarles. Y en la colaboración diaria, todos descubren
que creen en lo mismo, el apoyo en el ser humano, aunque unos sean
cristianos y otros musulmanes. Una alianza de las civilizaciones
real, que se descubre en el compartir.
"Desde plataformas
sencillas y humildes, con gente que lo está pasando mal,
está el camino que nos acerca mucho más a la propuesta
del evangelio de Jesús" |
El
ejemplo de Araceli García nos sirve como muestra de la implicación
que se vive en todas las personas y asociaciones en torno a la
parroquia de Entrevías. Ella es secretaria administrativa de
Traperos de Emaús, participa en Madres Contra la Droga y colabora
activamente en la parroquia los jueves canalizando a personas que
necesitan la ayuda de un abogado o trabajador social. En sus
palabras: "Participo en tres grupos y de esa manera sé cómo se
encuentra cada persona y qué dificultades tiene cada asociación. Sin
olvidar que la marginación es lo que nos vincula. A todos nos
interesa lo de todos. Y si yo veo en la calle que algún chico de los
que viven con Enrique de Castro -uno de los párrocos- hace algo
incorrecto, le llamo la atención o hablo con Enrique. Porque todos
son mi familia y me preocupan. Para mí, mi casa es la parroquia
porque es donde he encontrado un hogar. Y así también lo sienten
muchas personas a las que se ha cuidado cuando han cometido errores
repetidamente, hasta que han logrado encauzar su vida". Araceli
concluye su relato asegurando que cada uno de los párrocos de San
Carlos Borromeo son uno más del grupo, con la salvedad de que tienen
mucha más experiencia que otras personas. Pero nos recuerda que,
aunque sus palabras no suelen salir en prensa, hay gente igualmente
comprometida con la marginación desde hace muchos años. Y nos habla
de Enrique Reguera, y de María y Chelo Roca, poniendo caras a los
cientos de personas de carne y hueso que cada día dejan de lado sus
propias preocupaciones para volcarse en los que más necesitan ayuda
en esta parroquia.
El mensaje de la
Navidad
Estas
fechas suelen tener un halo de ‘día especial’, ése en el que sacamos
lo mejor de nosotros mismos para los que nos rodean.
Sin embargo, en la parroquia de San Carlos Borromeo, "la Navidad es
una continuación. Ni esta fecha ni la Semana Santa son situaciones
especialmente significativas o relevantes, porque entendemos que
continuamente nuestra vida está plagada de esperanzas, que es lo que
se celebra en Navidad, y también de dolor y vida, que es lo
característico de Semana Santa". Algunos años realizan una fiesta
navideña, o cenan juntos, y lo que nunca suele faltar es la fiesta
grande para los niños cerca de la fecha de Reyes, que organizan los
Traperos de Emaús. Tras muchos esfuerzos de recogida de juguetes y
selección, el objetivo de esa fiesta es "simplemente ver la sonrisa
de los niños -aclara Araceli-, además de quitarles una preocupación
a los padres que no tienen qué regalar a sus hijos. A la vez es un
momento muy triste y difícil porque tenemos mucha gente en la cárcel
y quisiéramos poder estar con todos ellos, y contestarles en las
cartas algo más animado".
"La Navidad, tal y
como la festeja nuestra sociedad, es una de las
celebraciones más antievangélicas que existen" |
En el compartir diario es
donde está el encuentro, la Navidad cotidiana, por eso Baeza asegura
que "me parece que la Navidad, tal y como la festeja nuestra
sociedad, es una de las celebraciones más antievangélicas que
existen. Y no sólo a nivel social, donde la lotería nacional, El
Corte Inglés con los escaparates y el ayuntamiento con el alumbrado
de las calles, nos dice que esta fiesta comienza en noviembre. Sino
que la memoria de este acontecimiento nos la dificultan también
estas celebraciones faraónicas de muchos de nuestros templos. En
medio de tanto oropel y fastuosidad, por mucha fe que uno tenga y
muchos equilibrios mentales que uno haga, es difícil celebrar ahí la
memoria de un niño Dios que se hace persona humilde e implica su
vida en favor de los más desposeídos y acaba siendo asesinado.
Celebrar hoy la Navidad en muchos de nuestros templos, exige un
nivel de fe y de abstracción casi milagroso". Para que entienda la
idea, Javier me habla del día de las megabeatificaciones españolas
que se retransmitieron a través de la televisión desde el Vaticano.
Él las vio con los nueve chavales que viven en su casa y el
contraste fue brutal, porque luego fueron a unirse a la celebración
de la misa con la gente de la Cañada Real Galiana, a los que estaban
en esas fechas desalojando de sus hogares. "Creo que desde
plataformas sencillas y humildes, con gente que lo está pasando mal,
está el camino que nos acerca mucho más a la propuesta del evangelio
de Jesús. No tengo duda".
Navidad, nacimiento

"Este año hemos
descubierto la Iglesia Universal, un lugar que acoge a
todos" |
Hay
muchos cristianos que celebran en estas fechas el nacimiento de
Jesús, y afirman que es un momento para nacer, para volver a ser
niños, para devolver la desnudez al ser humano. Precisamente ésa es
la experiencia que convoca durante el año entero a los miembros de
la parroquia de San Carlos Borromeo: el ser humano que se encuentra
con los demás, sin los ropajes ideológicos, religiosos o económicos.
Y esa manera de entender la vida permite que en la misma misa
compartan banco una persona de extrema derecha con gente
anarcosindicalista. Una antigua condesa junto a una madre que ha
enterrado a tres hijos por causa de la droga. Un ateo y un musulmán.
Ante la desnudez personal se produce el encuentro. Pero no es tarea
fácil, porque antes hay que superar muchos miedos, como reconoce
Baeza: "El primer miedo a vencer es el que le tenemos a lo que pueda
venir. Cuando te despojas de educaciones ancestrales y ritos, parece
que se te mueve el suelo. No pasa nada por no consumir en Navidad,
ni por no hacerlo habitualmente. Luego hay que vencer el miedo a la
no implicación y por último debemos perder el miedo a la diferencia.
Porque nos da miedo encontrarnos con lo que es distinto a nosotros
cultural, ideológica y racialmente. Todos esos miedos son
importantes, pero además opino que la Iglesia Católica tiene un gran
miedo y es reconocer que el Dios de Jesús fue ser humano -hombre y
mujer como nosotros-, que fue pobre y que amó hasta el final. En la
Iglesia tenemos miedo porque nos complicaría la vida, está claro".
Cierre
de año
Para
esta parroquia ha sido un año de grandes batallas, pero también de
grandes apoyos. Su trabajo ha servido para que muchos feligreses se
posicionasen. Se sigue vinculando un montón de gente a nuevas
actividades, a las celebraciones litúrgicas. Y continúan
ofreciéndose familias para acoger chavales en sus casas. El año se
cierra y es momento de hacer un balance. Sabemos que han vivido
momentos duros y difíciles, pero ¿qué es lo que más les ha
emocionado? Baeza lo resume: "Descubrir que hay un montón de gente
que está viviendo desde una radicalidad evangélica importante. Esto
ha sido fundamental este año. Por otro lado creo que hemos
descubierto la catolicidad de la Iglesia, no porque hayamos
peregrinado a Roma, sino porque nos hemos dado cuenta de que la
Iglesia Universal es un lugar de acogida de todos. Algunos se
empeñan en que otros no tenemos cabida, pero es su problema. Ya
saben dónde está la salida". Sus palabras pueden ser una buena
puerta de entrada para la reflexión, cuando pensemos en a quién
vamos a sentar a nuestra mesa esta Navidad y qué es lo mejor que
tenemos para ofrecerles de nosotros mismos. Está claro que no nos
dejarán indiferentes. § |
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