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DICIEMBRE 2007

 

La otra Navidad
Una visita a la Iglesia de Entrevías (Vallecas)

Ya están las luces encendidas, los escaparates llenos de tentadores regalos y los supermercados rebosantes de turrones. Parece que ya ha comenzado la Navidad, sin embargo el verdadero mensaje de amor que anuncian estas fechas se encuentra en pocos lugares. Uno de ellos es la Parroquia de San Carlos Borromeo, donde la convivencia con los pobres y marginados es una constante todo el año.

Texto: Marta Iglesias / Fotos cedidas por J. Baeza

 

Este ha sido un año especialmente "movido" para esta parroquia, que saltó a los medios de comunicación a principios de 2007 cuando el Arzobispado de Madrid -con Rouco Varela a la cabeza- anunció que iba a cerrarla. Los motivos aducidos eran "no estar en comunión doctrinal con el magisterio de la Iglesia, ni celebrar la Eucaristía y los demás sacramentos como manda la Iglesia". El apoyo a sus tres párrocos -Enrique de Castro, Javier Baeza y José Díaz- fue unánime por parte de sus feligreses, pero también llegaron palabras de ánimo de toda España y del extranjero. Su trabajo totalmente volcado en los más necesitados, codo con codo, es lo que les ha dado este amplio reconocimiento.
Las misas de los domingos se hicieron multitudinarias, dando a entender el rechazo a la medida del Arzobispado. Llegó el verano y, como tantas cosas, la orden pareció quedarse dormida. Hasta que a principios de noviembre el cardenal Rouco anunció que, para cerrar el tema, San Carlos Borromeo deja de ser jurídicamente parroquia para convertirse en centro pastoral, con todas las "atribuciones". Una medida que permite a sus curas seguir celebrando los sacramentos, dar catequesis y realizar las actividades litúrgicas y sociales de siempre.
El apoyo de muchos cristianos de base a esta parroquia se debe al trabajo real, firme y comprobable de convertir en hechos el mensaje de Jesús, el Cristo, el Maestro. Así que acudimos a ellos para conocer cómo es esa otra Navidad que no ha traicionado el mensaje en pos del consumismo, la superficialidad y los ritos vacíos de contenido.

 Jesús todo el año

Para Javier Baeza, uno de los párrocos de San Carlos Borromeo, "vivir el mensaje de Jesús es ese matrimonio indisoluble que se tiene que dar entre la celebración, la fiesta, el baile y la lucha por la justicia. Para mí el mensaje de Jesús es dar buenas noticias a quien habitualmente sólo las recibe malas. No sólo en el ámbito teórico de la verbalización de la noticia sino en la acogida en nuestras casas, en el compartir la mesa con los diferentes, en el compartir las luchas con la gente que lo está pasando mal". Esa apertura, esa lucha común, ese mano a mano en el día a día, ha dado a luz en la parroquia a diversos grupos que trabajan con el mismo objetivo. Aquí conviven los Traperos de Emaús, las Madres contra la droga, gente de la Coordinadora de Barrios o la Escuela sobre marginación. El día a día articula propuestas comunes, con lo cual gente desde diferentes realidades se ha ido vinculando en torno al mundo de la pobreza y la marginación. "Por eso es posible -continúa Baeza- que en nuestras celebraciones compartamos la misma mesa un ateo y un creyente, un cristiano y un árabe, un escéptico y un piadoso. Porque al final lo que nos vincula es la fe en el ser humano, y ésa no conoce ni religiones ni ideologías". Eso es lo que explica que este párroco tenga acogidos varios jóvenes marroquíes en su casa, con la única finalidad de ayudarles. Y en la colaboración diaria, todos descubren que creen en lo mismo, el apoyo en el ser humano, aunque unos sean cristianos y otros musulmanes. Una alianza de las civilizaciones real, que se descubre en el compartir.

"Desde plataformas sencillas y humildes, con gente que lo está pasando mal, está el camino que nos acerca mucho más a la propuesta del evangelio de Jesús"

El ejemplo de Araceli García nos sirve como muestra de la implicación que se vive en todas las personas y asociaciones en torno a la parroquia de Entrevías. Ella es secretaria administrativa de Traperos de Emaús, participa en Madres Contra la Droga y colabora activamente en la parroquia los jueves canalizando a personas que necesitan la ayuda de un abogado o trabajador social. En sus palabras: "Participo en tres grupos y de esa manera sé cómo se encuentra cada persona y qué dificultades tiene cada asociación. Sin olvidar que la marginación es lo que nos vincula. A todos nos interesa lo de todos. Y si yo veo en la calle que algún chico de los que viven con Enrique de Castro -uno de los párrocos- hace algo incorrecto, le llamo la atención o hablo con Enrique. Porque todos son mi familia y me preocupan. Para mí, mi casa es la parroquia porque es donde he encontrado un hogar. Y así también lo sienten muchas personas a las que se ha cuidado cuando han cometido errores repetidamente, hasta que han logrado encauzar su vida". Araceli concluye su relato asegurando que cada uno de los párrocos de San Carlos Borromeo son uno más del grupo, con la salvedad de que tienen mucha más experiencia que otras personas. Pero nos recuerda que, aunque sus palabras no suelen salir en prensa, hay gente igualmente comprometida con la marginación desde hace muchos años. Y nos habla de Enrique Reguera, y de María y Chelo Roca, poniendo caras a los cientos de personas de carne y hueso que cada día dejan de lado sus propias preocupaciones para volcarse en los que más necesitan ayuda en esta parroquia.

 El mensaje de la Navidad

Estas fechas suelen tener un halo de ‘día especial’, ése en el que sacamos lo mejor de nosotros mismos para los que nos rodean.
Sin embargo, en la parroquia de San Carlos Borromeo, "la Navidad es una continuación. Ni esta fecha ni la Semana Santa son situaciones especialmente significativas o relevantes, porque entendemos que continuamente nuestra vida está plagada de esperanzas, que es lo que se celebra en Navidad, y también de dolor y vida, que es lo característico de Semana Santa". Algunos años realizan una fiesta navideña, o cenan juntos, y lo que nunca suele faltar es la fiesta grande para los niños cerca de la fecha de Reyes, que organizan los Traperos de Emaús. Tras muchos esfuerzos de recogida de juguetes y selección, el objetivo de esa fiesta es "simplemente ver la sonrisa de los niños -aclara Araceli-, además de quitarles una preocupación a los padres que no tienen qué regalar a sus hijos. A la vez es un momento muy triste y difícil porque tenemos mucha gente en la cárcel y quisiéramos poder estar con todos ellos, y contestarles en las cartas algo más animado".

"La Navidad, tal y como la festeja nuestra sociedad, es una de las celebraciones más antievangélicas que existen"

En el compartir diario es donde está el encuentro, la Navidad cotidiana, por eso Baeza asegura que "me parece que la Navidad, tal y como la festeja nuestra sociedad, es una de las celebraciones más antievangélicas que existen. Y no sólo a nivel social, donde la lotería nacional, El Corte Inglés con los escaparates y el ayuntamiento con el alumbrado de las calles, nos dice que esta fiesta comienza en noviembre. Sino que la memoria de este acontecimiento nos la dificultan también estas celebraciones faraónicas de muchos de nuestros templos. En medio de tanto oropel y fastuosidad, por mucha fe que uno tenga y muchos equilibrios mentales que uno haga, es difícil celebrar ahí la memoria de un niño Dios que se hace persona humilde e implica su vida en favor de los más desposeídos y acaba siendo asesinado. Celebrar hoy la Navidad en muchos de nuestros templos, exige un nivel de fe y de abstracción casi milagroso". Para que entienda la idea, Javier me habla del día de las megabeatificaciones españolas que se retransmitieron a través de la televisión desde el Vaticano. Él las vio con los nueve chavales que viven en su casa y el contraste fue brutal, porque luego fueron a unirse a la celebración de la misa con la gente de la Cañada Real Galiana, a los que estaban en esas fechas desalojando de sus hogares. "Creo que desde plataformas sencillas y humildes, con gente que lo está pasando mal, está el camino que nos acerca mucho más a la propuesta del evangelio de Jesús. No tengo duda".

 Navidad, nacimiento

"Este año hemos descubierto la Iglesia Universal, un lugar que acoge a todos"

Hay muchos cristianos que celebran en estas fechas el nacimiento de Jesús, y afirman que es un momento para nacer, para volver a ser niños, para devolver la desnudez al ser humano. Precisamente ésa es la experiencia que convoca durante el año entero a los miembros de la parroquia de San Carlos Borromeo: el ser humano que se encuentra con los demás, sin los ropajes ideológicos, religiosos o económicos. Y esa manera de entender la vida permite que en la misma misa compartan banco una persona de extrema derecha con gente anarcosindicalista. Una antigua condesa junto a una madre que ha enterrado a tres hijos por causa de la droga. Un ateo y un musulmán. Ante la desnudez personal se produce el encuentro. Pero no es tarea fácil, porque antes hay que superar muchos miedos, como reconoce Baeza: "El primer miedo a vencer es el que le tenemos a lo que pueda venir. Cuando te despojas de educaciones ancestrales y ritos, parece que se te mueve el suelo. No pasa nada por no consumir en Navidad, ni por no hacerlo habitualmente. Luego hay que vencer el miedo a la no implicación y por último debemos perder el miedo a la diferencia. Porque nos da miedo encontrarnos con lo que es distinto a nosotros cultural, ideológica y racialmente. Todos esos miedos son importantes, pero además opino que la Iglesia Católica tiene un gran miedo y es reconocer que el Dios de Jesús fue ser humano -hombre y mujer como nosotros-, que fue pobre y que amó hasta el final. En la Iglesia tenemos miedo porque nos complicaría la vida, está claro".

 Cierre de año

Para esta parroquia ha sido un año de grandes batallas, pero también de grandes apoyos. Su trabajo ha servido para que muchos feligreses se posicionasen. Se sigue vinculando un montón de gente a nuevas actividades, a las celebraciones litúrgicas. Y continúan ofreciéndose familias para acoger chavales en sus casas. El año se cierra y es momento de hacer un balance. Sabemos que han vivido momentos duros y difíciles, pero ¿qué es lo que más les ha emocionado? Baeza lo resume: "Descubrir que hay un montón de gente que está viviendo desde una radicalidad evangélica importante. Esto ha sido fundamental este año. Por otro lado creo que hemos descubierto la catolicidad de la Iglesia, no porque hayamos peregrinado a Roma, sino porque nos hemos dado cuenta de que la Iglesia Universal es un lugar de acogida de todos. Algunos se empeñan en que otros no tenemos cabida, pero es su problema. Ya saben dónde está la salida". Sus palabras pueden ser una buena puerta de entrada para la reflexión, cuando pensemos en a quién vamos a sentar a nuestra mesa esta Navidad y qué es lo mejor que tenemos para ofrecerles de nosotros mismos. Está claro que no nos dejarán indiferentes. §

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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