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DICIEMBRE 2007

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CANSADOS DE DIPLOMACIA

Cansados de diplomacia

¿Cuál es la labor de la diplomacia? Pues entendemos que encontrar una fórmula para que parezca que todos somos amigos, al menos lo suficiente como para que no se interrumpan los intereses en juego, que al fin y al cabo es lo que les importa a todos

vaya final de año más movido que nos está dando la política exterior. Yo creo que en la vida habíamos oído hablar de diplomacia los españoles de a pie con tanta frecuencia e intensidad como esta última temporada. Nunca antes habíamos puesto el ojo en las relaciones internacionales, sus vericuetos, sus atajos, sus alcantarillas. Anda Moratinos azorado. Moratinos, ese hombre grandón con aspecto de Santa Claus imberbe, resopla por los pasillos lidiando con unos y con otros, ganándose a pulso las doce uvas de Fin de Año. Estas semanas hemos leído sobre el personal de vuelo retenido en Chad y la labor "discreta" de nuestra diplomacia; discreta entendemos en contraposición a la actuación más aparente y con más bombo del presidente francés. Cada cual con su estilo. A la vez, el inexplicable pique de Marruecos, con la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla. Una provocación, dijeron, una afrenta. El asunto sube de tono. A pesar de eso, nos dicen desde aquí, todo está tranquilo. Poco más tarde comienza el festival de Chávez, su show particular a cuenta del ya famoso "¿por qué no te callas?" del Rey, una frasecita que pasará a la historia por su doble condición de antiprotocolaria y oportuna a la vez. Paradojas que la diplomacia tendrá que desenredar. Es entonces cuando aparece Moratinos para explicarnos que evitarán por todos los medios llamar a consultas a nuestro embajador, porque eso, dice, en diplomacia es lo último, último, último. O sea, que con Marruecos, que ya ha hecho lo propio con su embajador, no deben andar tan tranquilos, deducimos los profanos. Y Chávez sigue a lo suyo, dando espectáculo, pidiendo una Real disculpa y diciendo que le va a "meter el ojo" a las empresas españolas en Venezuela. "Meter el ojo", qué mal suena eso. Desde luego, diplomático no es. Empresas y empresarios dicen que el dinero es el dinero, y que ahí no se toca, así se maten a disputas verbales los mandatarios en las grandes cumbres. El dinero es otro mundo…
Y los demás nos preguntamos, al fin y al cabo ¿cuál es la labor de la diplomacia? Pues entendemos que arreglar aquí y allá, mantener la cordialidad por encima de todo (cordialidad, qué palabra tan tibia) desenfadar a los enfadados, y si no se está de acuerdo, crear la estrategia que permita entenderse en lo básico, encontrar una fórmula para que parezca que todos somos amigos, al menos lo suficiente como para que no se interrumpan los intereses en juego, que al fin y al cabo es lo que les importa a todos. Dinero, de eso hablamos.
El dinero no entiende nada sobre gobiernos de uno u otro signo. El dinero no entiende más que de lo suyo, y teniendo en cuenta que es al fin y al cabo lo que sustenta todo, podríamos aventurar que la labor última de la diplomacia es asegurar que, pase lo que pase, el flujo no se va a interrumpir. De la misma manera, esos piques internacionales son en ocasiones una pura pantalla que se utiliza en función de otros intereses que no se nombran o se nombran mucho más tarde. Una hipocresía de principio a fin.
Tomemos el caso de China, por ejemplo. Es vergonzoso asistir al espectáculo internacional, al esfuerzo por encontrar vías diplomáticas que permitan el reparto del pastel, por darse la mano con cortesía diplomática, sonreír diplomáticamente, firmar acuerdos diplomáticos, y olvidarse diplomáticamente de todo lo demás. Los derechos humanos no resultan diplomáticamente correctos. Es más, imaginamos que nombrarlos en una de esas reuniones debe ser francamente desagradable, con lo cual, deducimos que todo acaba siendo una pantomima al gusto de todos para satisfacer los intereses comunes. Luego, eso sí, nos llenan los oídos de grandes palabras, y nos inflan de orgullo diplomáticamente democrático, plagado de silencios diplomáticos en el lugar donde debería haber una presión diplomática conjunta, unificada y perfectamente orquestada. Desde luego sería un signo de madurez al menos para la UE, tan dada a llenarse la boca con principios y valores que a la hora del negocio quedan en nada.
Así cerramos un mes diplomáticamente agitado. Algo agradecemos sin embargo: que ya no esté Trillo en el gobierno. Capaz era de plantarle en un plisplás las tropas a Chávez en la puerta de casa, las mismitas que mandó en su día a Perejil para que se enterasen los marroquíes de lo que valía un peine.
Jesús, qué vergüenza pasamos.
/ CF

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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