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DICIEMBRE 2007

Alex Rovira

Profesor de economía en ESADE

 


Las claves del laberinto


 


Foto cedida por ESADE

Siempre le recordaremos como uno de los autores de La Buena Suerte, aquel libro donde descubrimos la lectura que sirve para pensar a través de verdades universales. Pero Rovira no se detuvo en este éxito y siguió mezclando su trabajo como profesor de economía en ESADE, con conferencias, programas de radio y nuevos libros. Hoy nos hace un regalo para guiarnos en el camino de la vida: El laberinto de la felicidad. Texto: Marta Iglesias

El nuevo libro de Álex Rovira nació tras un flechazo intelectual con Francesc Miralles, autor de libros de autoayuda. Ambos tenían los mismos gustos y una manera similar de ver el mundo. Así que de ese encuentro nació la idea de escribir un libro juntos, El laberinto de la felicidad (Aguilar). Sencillas claves para no perderse en las encrucijadas de la vida, escritas de un modo tan accesible que puede leerse como moderno cuento infantil o profunda reflexión.

-¿Cómo distinguiremos que hemos entrado en ‘El laberinto de la felicidad’, para buscar el sentido de nuestra vida?
-Normalmente tomamos conciencia de que estamos en él cuando sentimos que hay una fuerza interior que nos impulsa a buscar una respuesta y a transformarnos. La vida nos lleva a menudo al laberinto, pero a veces no queremos darnos cuenta de que estamos en medio de él. Cuando abrimos los ojos ya hemos dado el primer paso para poder salir del laberinto.

-Sin saberlo, ¿todos caminamos en nuestro laberinto personal al centro de nosotros mismos?
-Sí. Creo que desde la consciencia o desde la inconsciencia, todo viaje en la vida es un viaje iniciático cuyo destino inevitable -y eso lo veremos en la muerte-, somos nosotros mismos. Se lo explicaba a mi hija mayor, cuando me preguntaba por qué elegí el laberinto para el libro: ‘Si das una vuelta sobre tu propio eje, ¿qué ves? Un círculo infinito inmenso. Y tú ¿donde estás? En el centro’. Pues la vida es eso, siempre estás en el centro de tu propio laberinto.

- Pistas en el laberinto -

-¿Qué importancia tiene el amor en nuestra vida?
-Toda. Ya lo decía Publio Virgilio: "El amor todo lo vence". Y es verdad, pero no desde el sentimentalismo sino desde el amor como voluntad de que el otro esté mejor, el amor como fuerza que nos impulsa a intentar crear un universo más habitable. Si la vida tiene sentido de ser vivida es por amor a las personas que nos rodean. Si seguimos viviendo es porque tenemos alguien que nos espera o un proyecto pendiente.

-A menudo no valoramos lo que nos aporta lo que tenemos alrededor. ¿Es la herencia de una sociedad capitalista, que siempre está persiguiendo lo que no tiene?
-Sin duda. Se puede ser sumamente feliz careciendo de cosas aparentemente lujosas. Para mí el lujo es lo esencial, tener tiempo con la gente a la que quiero o realizar un paseo por la montaña. La tecnología puede dar confort, me puede aportar una cierta vanidad, un cierto estatus pero no tiene nada que ver con la felicidad. Hay que diferenciar las experiencias intensas de las profundas. Un petardo es intenso pero no es profundo.

"Sólo entregándonos al dolor podremos llegar a la gratitud.
Y desde ella transformarnos y volver a nacer"

-"Lo que crees es lo que creas", o "Creer es crear". ¿Si deseamos cambiar algo en nuestra vida, debemos cambiar nuestros pensamientos?
-Absolutamente. Esa frase la repito continuamente. Nuestras creencias son las que conforman nuestras realidades. Lo que crees sobre ti, sobre los demás y sobre la vida, se acaba confirmando. Todo lo que nos rodea no es más que la manifestación de un conjunto de procesos conscientes e inconscientes, individuales y colectivos. Si tú no haces un trabajo en tu conciencia es imposible que cambies. El cambio no viene de fuera, y si viene así es inestable, como la gente a la que le toca la lotería y lo pierde todo al cabo de muy poco tiempo. Pero si el cambio parte del interior, éste se manifiesta necesariamente en los procesos de relación y poquito a poquito la vida le va cambiando.

- El poder de los sueños -

-En el libro indicas que hay que seguir a la mariposa para salir del laberinto. ¿Son los sueños esa mariposa?
-Es una excelente lectura de la metáfora, que se puede interpretar de diversas formas. De alguna manera la mariposa es el alma, pero también es el deseo, es el anhelo, es el talento natural, aquello que estamos llamados a poder llegar a ser, es la oportunidad que nos brinda la vida para poder desarrollar todo nuestro potencial. Nacemos gusanos pero podemos morir mariposas. ¿Qué le ocurre a un gusano de seda cuando cortas el capullo en el momento en el que tiene que empujar para salir? Si le facilitas la salida, el gusano convertido en mariposa no volará nunca, se arrastrará por el suelo. Es una metáfora de lo que nos sucede también en la vida. Nosotros sólo podremos volar si con nuestra propia fuerza somos capaces de vencer la resistencia que nos imponen a veces las dificultades de la vida.

 

"Hay que hablar con nuestros miedos, mirarles a los ojos y entonces se revelan como lo que realmente son: un deseo que no nos estamos atreviendo a llevar a cabo"

-¿Dónde y por qué perdemos la capacidad de soñar que tenemos cuando somos niños?
-Porque la resignación es un suicidio fácil y cotidiano. Porque estamos acompañados de demasiado cinismo. Porque es mucho más fácil tomarse la pastilla o apretar el mando a distancia, que hacer un trabajo sobre la propia conciencia. Porque es mucho más difícil cuestionarse a uno mismo con coraje, con valentía, con honestidad y durante mucho tiempo. Porque es mucho más difícil hacer uso de la palabra para transformarse que no de la química. Porque el entorno a veces puede resultar muy peligroso a quien, en un ejercicio de conciencia y de voluntad, transforme su vida y demuestre que el cambio es posible. Por mil motivos. En definitiva, por miedo.

-¿Cómo distinguir entre un obstáculo ficticio que nos hemos creado y los que trae la vida y son reales?
-Hablando contigo mismo, tomando distancia de ti mismo. Es la única manera. Nadie te puede decir si aquel obstáculo es real o ficticio hasta que tú lo veas, y muchas veces te darás cuenta de que ese obstáculo que te parecía real, es totalmente ficticio. Mira, la característica común de las personas que han superado un reto difícil es que cuando te hablan de ese obstáculo que les parecía algo insalvable, evocan la experiencia con tres sentimientos, que son: alegría, gratitud y humor. Ahí está todo dicho.

-El miedo, una puerta -

-Afirma que el miedo es el medio de encontrar lo que uno necesita. Sin embargo ante un temor, lo habitual es darse la vuelta. ¿Qué nos va a permitir traspasar esta puerta?
-A mí me gusta decir que el miedo más que vencerlo hay que transformarlo, porque vencerlo es negarlo y lo que niegas te acaba sometiendo, en cambio lo que aceptas te acaba transformando. Hay que hablar con nuestros miedos, mirarlos a los ojos y entonces se revelan como lo que realmente son: un deseo que no nos estamos atreviendo a llevar a cabo. Por tanto, se superan hablando con uno mismo. ¿Cuánto tiempo dedicamos a cuestionarnos y a hablarnos a nosotros mismos? Poquísimo, muy poco tiempo. ¿Cuánto tiempo dedicamos a pensar en las cosas o en nuestro trabajo? Muchas horas. Tendríamos que hacer de nuestra vida un objeto de pensamiento.

"Tenemos que andar con mucho respeto y mucha humildad por el laberinto de la vida,
porque siempre hay cosas por aprender"

-Tememos a la muerte, los obstáculos, al propio miedo... Según el libro, los conceptos menos atrayentes son las salidas. ¿Tenemos cambiada nuestra interpretación de la vida?
-Creo que el principal problema que tenemos los humanos es que no aceptamos la dualidad. Es decir, queremos las cosas buenas de la vida sin asumir las consecuencias o las responsabilidades que implica tenerlas. Queremos que haya vida y que no haya muerte, que sea verano pero que no haya invierno. Es como pedirle al corazón que siempre esté en sístole y nunca en diástole. Algo imposible. Además el gran consumo trata de estimular continuamente esta estupidez, haciéndonos creer en un placer continuo donde aparentemente no puede haber espacio para la calma, para la tristeza. Precisamente abrazando a una persona que amas, en la pérdida de un ser amado común, puedes experimentar una profunda felicidad, dentro del dolor que no admite paliativos. Por lo tanto el gran problema es que no admitimos la dualidad, y si no admites la dualidad, no admites la realidad y no puedes vivir plenamente. En el momento en el que integras conscientemente todo, que admites que en cualquier instante te puedes morir, que no eres propietario de nada sino depositario, entonces te entregas al río de la vida y fluyes.

 

"Las personas que han superado un reto difícil evocan la experiencia con tres sentimientos: alegría, gratitud y humor"

-¿Quién o qué nos ha puesto el temor como centinela ante nuestras puertas de salida?
-Pues muchas veces nosotros mismos sin saberlo, porque yo creo que no hemos sido educados en una inteligencia de la felicidad. La felicidad es una inteligencia, es un lenguaje, es volver a aprender, pero se tiene que aprender en la práctica y por lo tanto si no se nos ha educado en esa inteligencia de la felicidad, no podremos funcionar. Como no nos han enseñado, tenemos que ser nosotros mismos los que lo construyamos. Ahí hay un reto y una enorme dificultad que muy pocos están dispuestos a asumir.

-"Para nacer, primero hay que morir". ¿En qué circunstancias sentimos verdadera necesidad de morir para volver a nacer?
-En toda circunstancia que implique un cambio, una renovación radical. Continuamente estamos viviendo procesos de duelo que no acabamos de integrar porque nos resulta demasiado terrible aceptar el dolor y el sufrimiento. Pero sólo entregándonos a él podremos llegar a la cima del proceso de duelo, que es la gratitud, y desde ella integrar lo bueno que ya no está y entonces transformarnos y volver a nacer. §

 

 Las seis dimensiones de la felicidad, según Álex Rovira

"Para mí la felicidad es una postura ante la vida, ante uno mismo y ante los demás. Esta actitud tiene seis dimensiones en las que cabe prácticamente todo. La primera, sin duda, es el amor. En ese sentido la felicidad consiste en hacer felices a los demás, en entregarse. Cuando tú amas y te sabes amado, ese proceso te permite entrar en contacto con el otro, hacer que crezca y nosotros crecer. La segunda dimensión es la conciencia: quien conoce ama y quien ama es feliz. Yo te diría que es feliz el que es consciente de lo que tiene y lo sabe valorar. La tercera, clarísima, es la voluntad de sentido, que es esa actitud que nos lleva a dar un significado positivo y constructivo a todo lo vivido. Nace de una tremenda fuerza interior. Por ejemplo, si no hubiera pasado tal enfermedad no hubiera aprendido tal cosa. La cuatro es servir, ser útiles a los demás, poner la inteligencia al servicio del amor, incluso aunque sea en el hecho de servir para olvidarnos de nuestras propias miserias. Yo he vivido que cuando te entregas a una causa difícil y cuando colaboras con alguien que está sufriendo, entras en conexión con algo muy profundo, algo que te trasciende. El quinto es el coraje: vivir es un desafío. El coraje no lo entiendo como la ausencia de miedo, sino como la consciencia de algo por lo cual merece la pena arriesgarse. Por último tenemos la alegría. Sería la sexta dimensión, porque la alegría es mucho más pura, simple y desnuda que la felicidad. Es mucho más franca, directa. Pero hay muchas personas que se pierden las pequeñas alegrías mientras están buscando o persiguiendo la gran felicidad. Así que merece la pena estar atentos a lo que la vida nos brinda en cada momento para tener pellizcos de alegría." §

 

 Rovira en profundidad...

-¿Quién es Álex Rovira?
-Te doy mi palabra de que no lo sé. Soy todos los personajes de mi libro, aunque el otro día mi hijo me identificó con el cazador de mariposas. ¿Por qué?, le pregunté. ‘Porque a ti te gusta poner mariposas en el camino de las personas para que ellos mismos encuentren el camino al centro del laberinto’. Y es que a mí me encanta este trabajo. Creo mucho en la psicología, creo mucho en la palabra como herramienta de transformación de las personas y me encanta poder provocar la reflexión amable a través de libros que sean breves pero que ayuden a las personas a hacerse preguntas.

-¿Alguna vez te has adentrado en los caminos confusos de ‘El laberinto de la felicidad’?
-Sí, y sigo en ello. Por convicción y por compulsión. Y a veces casi extraviándome en ellos, como cuando nació mi hija hace dos años, que casi la perdemos. Yo continuamente hago el ejercicio de cuestionarme a través de hacer la terapia psicológica, de la meditación, del trabajo. Creo que tenemos que andar con mucho respeto y con mucha humildad por el laberinto de la vida, porque siempre hay cosas por aprender.

-¿Qué ingresas cada día en el Banco del Amor?
-Intento ser amable, cuya etimología es ‘ser susceptible de ser amado’. Si además haces algo que pueda ser útil, perfecto. ¿Y cómo se hace eso? De muchas maneras. En el día a día en el trato con las personas que tienes cerca, colaborando con causas sociales a las que les faltan recursos. Intentando escribir sobre cuestiones que creas que pueden ser útiles, ayudando a las personas que intentan hacer su trabajo muy bien. Se trata de estar disponible.

-¿Con qué sueñas?
-Pues con un mundo más habitable, en el que nuestros hijos tengan posibilidades. Nos queda mucho trabajo por hacer para que la utopía se encarne, porque hay mucha injusticia social, mucho desequilibrio, mucha falta de solidaridad...

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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