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CONTRAPUNTO

 Tiene lugar un fenómeno ciertamente difícil de explicar: la multiplicación de los panes y los peces, que traducida en consonancia con los tiempos, llamaríamos multiplicación de los euros cuando se trata del tema del ocio. Es decir: querré yo ver cómo están las tiendas, los centros comerciales, los restaurantes...

DICIEMBRE 2007

CONTRAPUNTO
LAS CUENTAS DE NAVIDAD
POR CAROLINA FERNANDEZ

Juro que no entiendo. Las cuentas, me refiero. Resulta que nos vamos a meter de cabeza en unas fechas de extrema locura comercial en un momento en el que todo el mundo habla de crisis, con el IPC alcanzando máximos preocupantes y confirmando los peores augurios de los economistas para este año. Con la inflación disparada, oscuras perspectivas para el año que viene, y el castigo de las hipotecas amenazando sobre nuestras cabezas, así comienzan las navidades.
¿Crisis? Sí, en los periódicos. La sociedad pide tiempo muerto, como en el baloncesto. Esto quiere decir que aunque todos los indicadores inviten al pesimismo, y la gente en la calle se queje de las apreturas del bolsillo, en España hay cosas que son sagradas. Por ejemplo: la fiesta. ¿Nos plantearemos la posibilidad de modificar, siquiera superficialmente, nuestros hábitos? Qué va, no seamos sacrílegos: hay cosas que no se pueden tocar.
Y es entonces cuando se producirá el milagro de la Navidad.
En principio parecía que había cierta preocupación en el ambiente porque, al ser más caro el tema alimentario, se suponía que regalaríamos menos, alternaríamos menos, y haríamos algo menos de todo en general. Eso es lo que se supone que debería pasar si estuviésemos cuerdos. Pero la realidad es que no. Ahora dicen que no se espera una caída importante de las ventas precisamente porque estamos en Navidad. ¿Cómo es posible, si todos los indicadores están de capa caída? Dicen que no hay razones para pensar que la gente no va a gastar como lo hizo el año pasado. Leo una declaración en la prensa que desborda ingenio e inteligencia, una reflexión sesuda de un observador bancario para justificar el gasto: "Los regalos son regalos, y comer hay que comer…". Evidente. Como razonamiento lógico no tiene grietas. A es A. B es B. Con eso por delante, se espera que los españoles no dudemos si salir o no a cenar, sino cuántas veces vamos a salir a cenar. No se plantea la posibilidad de recortar, de medirse, de no concederse todo lo que entra por los ojos, de plantearse las fechas con un poquito más de austeridad. Austeridad. Esa palabra que, aunque no lo parezca, existe y está en el diccionario.
Tiene lugar un fenómeno ciertamente difícil de explicar: la multiplicación de los panes y los peces, que traducida en consonancia con los tiempos, llamaríamos multiplicación de los euros cuando se trata del tema del ocio. Es decir: querré yo ver cómo están las tiendas, los centros comerciales, los restaurantes, los locales de copas, los cotillones, y todos aquellos lugares en los que entrar significa pagar.
Se dice que la Navidad servirá para tomarle el pulso a la ciudadanía, y comprobar cuánto ha afectado anímicamente la crisis internacional de las subprime y la subida del Euríbor. Dicen que sí es cierto que se nota un crecimiento menor del consumo, pero no he leído que nadie diga que lo sorprendente es que el consumo no haya dejado en ningún momento de crecer. La dinámica no cambia, y el personal una vez más tirará la casa por la ventana aún sabiendo que el siguiente semestre tendrá que alimentarse a base de aceitunas con hueso. Ni pan siquiera, que estará por las nubes.
El hombre de antaño, el que vivía según los ritmos de la naturaleza, se adaptaba a los cambios para asegurarse la supervivencia. Si había abundancia, guardaba. Si había escasez, básicamente se aguantaba y reducía el consumo. Nuestro sistema actual está pensado para mantener por encima de todo el espejismo de la bonanza, sea o no sea, y a costa de lo que sea. Un espejismo por cierto que sólo tiene lugar en una pequeña parte del planeta, porque en el resto hace tiempo ya que no sabe lo que es una Navidad.
Eso, claro, será así hasta que el globo se pinche. Y se pinchará.
Qué mal se va a pasar entonces. §

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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