En la
mayoría de las empresas la gente se turna para no dejar la oficina
vacía, pero los políticos se marchan todos en bloque, el país tira solo
unas semanas y ni se hunde ni se desmembra ni nada. |
|
AGOSTO 2007
LOS CHICOS DE LA CUEVA
POR ELENA F. VISPO
Como
todo en la vida, el verano tiene cosas buenas y cosas malas. Cosas
buenas: te pones moreno sin tener que ir al solarium (el que vaya),
tienes más tiempo libre (se supone), te vas unos días de vacaciones a un
sitio bonito (el que pueda). Cosas malas: hace un calor que te torras
(si el cambio climático no lo impide), arden los bosques (vaya por Dios)
y los programas buenos de la tele se van de vacaciones (salvo honrosas
excepciones)
Yo es que estaba enganchada a Sé lo que hicisteis, en La Sexta, y ahora
tiran de reposiciones. Y que conste que eso también tiene sus pros y sus
contras: pro, porque antes solía quedarme sin siesta por ver el programa
y ahora caigo como un tronco después de comer. Contra, porque ahora que
no lo emiten caigo en la tentación de ver el tomate para contrarrestar.
Pero no preocuparse, de momento no lo he hecho, así que mantengo una
mínima dosis de cordura.
Una de las cosas que más extraño de Sé lo que hicisteis es a los chicos
de la cueva, que me daban cierta ternura. Para el que no haya visto el
programa, estos chicos son los de documentación, y se supone que están
encerrados en un sótano oscuro, alimentándose de comida basura y viendo
todo el día salsa rosa, corazón de milenio y demás engendros
televisivos. Así están, locos perdidos, que la luz natural les sienta
mal y pueden hasta ser peligrosos. Los chicos de la cueva no salen nunca
en pantalla, claro, pero son un personaje en la sombra, y para mí, uno
de los grandes aciertos del programa.
Tampoco es que los guionistas hayan inventado la pólvora. Eso de hablar
de alguien que no está tampoco es una novedad. Pongamos por ejemplo al
malo del Inspector Gadget o a Charlie, el de los ángeles, que todos
sabíamos que el día que se le viese la cara se acababa la serie. O, más
recientemente, la madre de Bernardo en Camera Café. También en
publicidad se usa mucho esto: de repente sale una campaña que no nombra
el producto y así se supone que te tienes que romper la cabeza para
saber lo que te están vendiendo. En política es una técnica de la que
echa mano el Gobierno. En general, cuando el Presidente tiene una
reunión medianamente importante, o hace algo que valga la pena contar,
luego sale la Vicepresidenta en rueda de prensa a contar las cosas como
si ella hubiera estado allí (que a veces está, pero otras no). Esto, que
así de primeras parece un poco raro, funciona de la siguiente manera:
vamos a poner al segundo de a bordo para dar explicaciones, que bastante
tiene el primero con hacer lo que hace. Y así Zapatero consigue un aura
de misterio bastante interesante a nivel mediático, porque como sale
poco por la tele una se lo imagina ocupadísimo levantando el país. Lo
cual no sé hasta que punto es verdad, pero no es mala imagen para un
Presidente.
La oposición (es un decir) podría copiar un poco este rollito
misterioso. Si a Rajoy se le viera menos en público yo creo que
saldríamos todos ganando. Los que no podemos verle delante, porque nos
ahorraríamos un sufrimiento inútil. Y los que son del mismo palo, porque
así por lo menos se lo imaginarían como a los chicos de la cueva:
encerrado, reconcentrado, sufriendo por lo mal que está España y
elaborando proyectos y contraproyectos para reconducir el país hacia un
futuro glorioso. Lo cual, insisto, no sería tan mala imagen si quiere
ganar algún día las elecciones. Y hay gente de sobra en el partido para
salir todos los días en la tele poniendo a caldo a los actuales
gobernantes. Claro que imaginarse a Mariano como una inteligencia en la
sombra es mucho imaginar, pero vamos, todo es ponerse.
De momento en agosto se va todo el mundo de vacaciones, cosa que también
me llama la atención. En la mayoría de las empresas la gente se turna
para no dejar la oficina vacía, pero los políticos se marchan todos en
bloque, el país tira solo unas semanas y ni se hunde ni se desmembra ni
nada. Así que, salvo causa de fuerza mayor, es de suponer que durante un
mes veremos poco a nuestros políticos. Ya es un descanso. Otra de las
cosas buenas que tiene el verano, a añadir a la lista del primer
párrafo. § |