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AGOSTO 2007

Playa en Lago de Sanabria

Foto:  Valvanera

Sanabria y Carballeda

(Zamora)

Galende

Puebla de Sanabria

Otros pueblos: Trefacio, Cobreros, Requejo y Mombuey

Sanabria Alta: Hermisende, Lubián, Porto de Sanabria y Pías

 

 

 El tiempo detenido

 

Los relojes se paran al entrar en las comarcas zamoranas de Sanabria y Carballeda. Los minutos se ralentizan y el sol se convierte en el único dueño de los segundos que marcan nuestra vida. El tiempo se detiene y sólo importa el espacio, presidido por el Lago de Sanabria y los antiguos bosques, los auténticos dueños de este lugar. Los lobos, las nutrias o el águila real así lo han entendido. Y todo el que llega de fuera queda preso del embrujo que ejerce este lugar. Textos: Mar Castaño

El agua, en la que ahora vemos reflejar el color del cielo sanabrés, permanece aquí desde que el Cuaternario dejó en esa hondonada un glaciar. Más tarde se derritió y hoy es el emblema de una de las zonas más vírgenes de la Península. La pureza de sus aguas es el hogar del pez más apreciado de la zona, la esquiva trucha que aquí alcanza grandes tamaños, aunque los expertos aseguran que no quedan muchos de esos ejemplares. Seguramente se refugien en la tranquilidad de unas aguas inalteradas con el paso de los años, mientras los pescadores echan su caña y guardan el reloj, esperando pacientemente ser más astutos que su preciada presa.

El tiempo también se ha detenido en todos y cada uno de los pueblos de estas dos comarcas, ya que tanto naturaleza como construcciones típicas se cuidan con esmero y aparecen ante nuestros ojos con el aspecto de hace años. Los caminos están desbrozados, la piedra de las casas sanabresas aparece pulida, destacando ante el corredor y la galería de madera oscura. Los molinos ya no ejercen, pero pueden verse en funcionamiento, totalmente restaurados y con techo de cuelmo o pizarra en perfecto estado. Y lo mismo puede decirse de los hornos, fraguas, fuentes y lavaderos. Sólo falta que aparezca un carro tirado por bueyes, lleno de hierba hasta arriba, mientras un crío canta las tonadas típicas de Sanabria. Pero el pasado ya no vuelve, así que nos basta con que su pureza se cuele hoy en nuestras almas dominadas por el tiempo. Volvamos al espacio.  §

 

 

Lago de Sanabria
Foto:  Valvanera

Galende

 A orillas del lago

Sin duda este municipio es un gran custodio para el Lago de Sanabria, a quien cuida con mimo y protege de la degradación ambiental. Pero Galende es también un municipio activo, que recibe con los brazos abiertos al turista responsable con la naturaleza.

 

Es extraño que no haya más leyendas en la zona sobre el Lago de Sanabria. Faltan seres mitológicos y extrañas criaturas en el imaginario popular. Porque un lago de origen glaciar que se remonta al Cuaternario da para inventar mucho a su alrededor. Pensemos que estas aguas cristalinas llevan aquí desde entonces, y las especies que lo habitan en sus profundidades lo hacen sin ser molestadas, viviendo largas existencias. Si además caemos en la cuenta de que es el único de la Península, su fama tendría que ser mítica. Sin embargo, los secretos del lago los guarda él bajo sus aguas, la naturaleza que le rodea y los habitantes de la zona que lo reconocen como una entidad más de sus vidas. Los que nos acercamos de vez en cuando, sólo podemos aspirar a dejarnos llevar por el entorno especial que genera su presencia. Nuestra única opción es conocer sus leyes y seguirlas si deseamos observar alguna de las especies que se funden en la naturaleza que le rodea. Así que, si queremos ser premiados con su presencia debemos ser sumamente silenciosos, e ir a las horas donde no hay otras personas alrededor. A saber: o muy de mañana o con la caída del sol. Como el objetivo es verles, en nuestro horario se impone el madrugón. Lo ideal es hablar con gente de la zona para que nos digan las mejores zonas; y unos prismáticos y una guía de campo pueden ayudar bastante a los inexpertos. Si hacemos caso a quienes mejor conocen los animales, sabremos que ellos son capaces de percibir nuestras intenciones y estado de ánimo. Así que si deseamos hacerles daño, es bastante probable que no se crucen en nuestro camino. Si seguimos estas indicaciones, a lo mejor nos encontramos con alguna trucha, nutria, armiño, marta o tejón, o puede que al levantar la vista nos topemos con alguna de las diecisiete rapaces diurnas de la zona. Entre estas destacan el águila real y el águila culebrera, que como su nombre indica se alimenta de estos reptiles, entre los que se incluyen las dos especies de víbora de la zona. Pero la manera de saber si nuestro camuflaje es perfecto es encontrarse de frente con un lobo o un gato montés. Los jabalís y los corzos no son tan exigentes.

Para preservar tan único lugar, la zona fue declarada Parque Natural en 1978, repartido entre los municipios de Cobreros, Trefacio, Porto y gran parte de Galende. De hecho, varios núcleos urbanos de este municipio se encuentran en el interior del Parque, por lo que intentan ser respetuosos al máximo con el entorno.

 

Galende rural

Precisamente visitar el lago es el motivo principal por el que esta tranquila población recibe gran cantidad de turismo durante el verano. Lo cual es una pena, porque todo el municipio tiene encantos de sobra para ofrecer el resto del año. Pasear entre dorados bosques de carballo -una especie de roble- en otoño es una experiencia única, ver el lago nevado nos recuerda a un lejano paisaje nórdico de cuento y presenciar el estallido de la primavera a través de las más de mil quinientas especies presentes es un regalo. Aunque reconocemos que el verano es más apetecible, porque tiene el plus añadido de poder practicar deportes acuáticos en el lago. Eso sí, los motores están prohibidos para preservar el entorno en todos los sentidos: acústico y contaminante. Nos quedan los baños, la canoa, piragua, la pesca, la vela, el windsurf, o la barca a pedales que alquilan en la orilla. Cada uno pone el límite.

Así que Galende se pone a favor de la corriente y hace del verano una fiesta. Nada más llegar nos invita a conocer el estado de las obras de la Casa del Parque, un edificio de 1.800 m2 que en el futuro será un reputado centro de la naturaleza y cita ineludible antes de pasear por el Parque Natural.

 

De pueblo en pueblo

Pero la artesanía elevada a tamaño natural podría decirse que es la etnografía de un lugar, sus construcciones típicas y llenas de vida debido al uso. Hablamos de las casas sanabresas, molinos o fuentes repartidos a lo largo de sus pueblos. Para llegar hasta ellos, se recomienda hacerlo de la misma manera que cuando no había carreteras: mediante los caminos tradicionales que unen todos los pueblos. Sendas pisadas una y mil veces por las gentes, los animales y los carros de la zona, y que constituyen un rasgo único de la comarca porque se siguen empleando, limpiando y promocionando. Nos situamos, por ejemplo, en el pueblo de El Puente, famoso por su mercado de los lunes que se originó a partir de la venta de ganado y el control de rebaños trashumantes. A su famoso puente que le da nombre, se suma una residencia de la tercera edad recién construida. Desde este pueblo parte un camino carretero hacia Barrio de Lomba que luego se convierte en un cordel por el que se trasladaba el ganado hacia los prados de verano. Otro camino sigue la margen derecha del río Tera para llevarnos hasta Puebla de Sanabria. Un tercero va hacia Castro de Sanabria, entre huertas abandonadas y casas de gran valor arquitectónico. Y un cuarto nos conduce a Galende, tomando el camino del Cementerio Viejo que bordea el Tera.

Al llegar a Galende veremos que   continúan las obras en las dos plantas del edificio que se dedicará a fines culturales y sociales. Tras detenernos a beber en la Fuente del Couto podemos elegir ir de Galende a Ilanes por El Camino de la Villa, uno de los mayor tránsito de la comarca, ya que termina en Puebla, a donde los sanabreses iban a realizar instancias o coger el Ferrocarril. O también podemos ir de Galende a Pedrazales por el conocido como camino de San Juan. En este punto nos detendremos a conocer la famosa Casa del Cura y las construcciones populares rodeadas de pequeñas huertas que aquí se llaman ‘cortinas’. El paseo puede continuar tomando el camino que lleva de Pedrazales a Vigo de Sanabria, por donde entra a través del puente de piedra. Estos puentes que tanto abundan en la zona empezaron a construirse a partir del siglo XVII, con la llegada de canteros gallegos. En Vigo es visita obligada el barrio de Ermita de Gracia, donde se dan cita bellos ejemplos de la arquitectura sanabresa. Puede continuarse el paseo hasta San Martín de Castañeda, donde destaca el monasterio cisterciense de San Bernardo,-que se ha integrado totalmente en el entorno con el soterramiento del alumbrado exterior-, y la Fuente de la Montañera. Para terminar, nos queda un último camino que recorrer en el municipio: el que une Rabanillo con Quintana de Sanabria.

Paralelamente a la tradición, desde el Ayuntamiento se fomenta el cuidado a quienes viven todo el año en el municipio, con lo cual en Ribadelago se está llevando a cabo la rehabilitación del cine para que próximamente sirva como centro de usos múltiples. En Cubelo y Rabanillo ya tienen consultorio médico, y se continúa con el proyecto de rehabilitar antiguas casas de maestros y convertirlas en viviendas de alquiler subvencionadas para fijar población. Con tantas facilidades, no es imposible cambiar el turismo por una vivienda definitiva. §

 


 

 

Marceliano Carbajo Sanz

Un pescador de leyenda

Hablar de pesca en Sanabria, es hablar de Marceliano. A sus sesenta y tantos años sigue recorriendo los ríos de la comarca, en busca de sus amadas truchas. Anima a que los más pequeños sigan pescando, pese a que las normas y el estado de las aguas lo hacen cada vez más difícil. Texto: Marta Iglesias

 

-¿Desde cuándo lleva pescando y qué le reporta esta actividad?

-Puede decirse que pesco desde los siete u ocho años en la zona de Sanabria, pero también he recorrido bastantes sitios como Galicia o Gredos. Gracias a la pesca paso el rato y disfruto, pero ya no voy todos los días, sólo cuando me apetece.

-¿Cuál es la especie reina de la zona?

-La trucha, por excelencia

-Pero no es fácil de pescar...

-No, fácil no es. Pero es a lo que vamos aquí los pescadores. La pequeña se devuelve al río, y las demás se traen a casa porque son cuatro jodías truchas que no dan ni para probarlas... Hay que tener técnica para sacarlas, y sobre todo pasar tiempo en el río.

-¿Nota que se ha reducido el número de truchas?

-¡Hombre!, donde va a parar. Debe haber un 90% de truchas menos que a mis quince años. Pero el gran bajón se nota desde hace cuatro años. Se sabía que iba a menos,  pero los organismos en vez de hacer algo por los ríos sólo se dedican a prohibir al pescador.

-¿Está en contra de alguna modalidad de pesca?

-En contra de todas las establecidas, porque han puesto cosas raras y quitado el cebo, que era lo bonito, donde nos distraíamos los mayores y donde se aficionaba un niño. Aquí en la mitad de los ríos ya no se puede pescar con cebo. Se puede utilizar mosquito, cucharilla, mosca seca... Pero sucede que la trucha pequeña no entra a cebo y sí a mosca, así que con esos sistemas pican truchas de dieciocho centímetros y la gente se lleva las pequeñas.

-¿Por qué cree que la pesca en Sanabria se asocia con Marceliano?

-Por los años que llevo y alguna trucha que he pescado... Aquí había truchas de once y doce kilos. Yo las he cogido y todavía queda alguna, sobre todo en el lago.

-¿Cómo ha visto cambiar los ríos de Sanabria desde su niñez?

-Desde hace unos cinco años se ve que muchos residuos se vierten al río. Tenemos desagües a cincuenta metros de la depuradora, que vierten en el Tera completamente. Y eso hay que darlo a conocer porque es un cachondeo.

-¿Hoy los niños sanabreses siguen amando sus ríos?

-No, absolutamente. Y eso es porque a un niño no se le puede meter en un río con un aparejo de mosca o una cucharilla. Un aparejo de mosca vale siete euros, una cucharilla dos y un anzuelo vale diez céntimos.

-¿Todo se debe a las normas que han puesto o es porque ya no se inculca el amor por la naturaleza como antes?

-Sí se inculca y se les lleva al río, pero no pescan y se desaniman, claro. Como pasa con todo. O sea, que para que nazca la afición tiene que haber algo que les llame.§

 


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Foto:  Valvanera

 

Puebla de Sanabria

 En siete días

En una semana es imposible conocer un lugar tan completo como Puebla, pero sí nos sirve para un primer acercamiento que nos invite a un pronto regreso. Naturaleza, historia y actividades se confabulan para tentar al viajero que llega por vez primera.

 

Primer día

Es lunes y el viaje nos ha dejado agotados, así que nada mejor que dedicar el resto del día a empaparnos del ambiente que caracteriza esta villa. Pasearemos tranquilamente por sus calles, dejándonos conducir al entorno fortificado cuyas piedras nos hablan de invasiones e incursiones continuas. Sin duda disfrutaremos al caer la tarde del conjunto de edificios históricos y de las calles empedradas, donde la agradable sombra y los balcones floridos dilatan el tiempo. Sin duda damos la razón a quien declaró este entorno como Bien de Interés Cultural, antes de salir a las afueras a conocer las ruinas arqueológicas del fortín de San Carlos.

 

Segundo día

El regusto del día anterior nos incita a continuar la visita, pero esta vez nuestro objetivo es adentrarnos en el castillo que domina toda Puebla de Sanabria. En excelente estado de conservación y recientemente remodelado, subiremos a las almenas y nos perderemos entre sus salas que actualmente acogen diversas exposiciones. En la torre del homenaje, conocida como “el macho”, se encuentra el Centro de Interpretación de las Edificaciones. Y en la entrada principal, donde está la casa del gobernador, este año acaba de inaugurarse el Ecomuseo y centro de recepción y divulgación de Sanabria, Sierra de la Culebra, Parque de Montesinhos (Portugal) y valles de Benavente.

 

Tercer día

La naturaleza nos llama. El río Tera que atraviesa Puebla nos habla al oído para que vayamos. Aquí es posible bañarse en la playa fluvial La Chopera y practicar el bello arte de la pesca en las zonas más agrestes, donde habitan las truchas. Otra opción es coger la bici de montaña y dedicarse a recorrer el cercano Parque Natural del Lago de Sanabria.

 

Cuarto día

Nos han contado que entre las huertas de la zona, los ríos, la caza de los montes y la ternera sanabresa, la gastronomía del lugar no tiene precio. Los restaurantes de la villa y los alrededores preparan esta materia prima con gran maestría para ofrecernos platos como habones a la sanabresa, pulpo a la sanabresa, carne a la brasa o trucha guisada. Realmente deliciosos, pero tras la comida es imposible evitar hoy la siesta.

 

Quinto día

Es viernes y el mercado nos llama. Dejamos atrás la cultura de las rebajas, y nos disponemos a disfrutar del más puro mercado tradicional, donde los productos de la tierra tientan la vista y el paladar. Es el momento de adquirir artesanía de la zona, miel de brezo o embutidos. Y de paso, visitar los comercios de Puebla donde no falta de nada. Desde deliciosos dulces a joyas o productos típicos.

 

Sexto día

Un poco de deporte se echa de menos. Pero aquí hay excelentes instalaciones para practicarlo que este año se han visto incrementadas por la creación de la Casa Municipal del Deporte. Así que los aficionados al fútbol, baloncesto, frontón, tenis o natación encontrarán en Puebla de Sanabria cuidados espacios para no perder la forma física. El deporte en el municipio tiene tal aceptación, que las actividades de verano y las de las fiestas contemplan siempre competiciones de este tipo.

 

Séptimo día

Es imposible irnos sin conocer la arquitectura tradicional de la zona. Aunque en la propia Puebla sus características casas nos dan una idea, decidimos visitar el resto de los pueblos del municipio. Nos dirigimos a Castellanos, Robledo y Ungilde para admirar las construcciones de pizarra irregular, los corredores de madera y las fachadas de piedra. Hoy debería ser la despedida y el cierre, pero tras charlar con los sanabreses hemos descubierto que aquí hay mucho que hacer este verano. Es obligado volver. §

 


 

 

Mª José Rodríguez Ferrero

Técnico de ADISAC para micología

 El Paraíso de las setas

Pocos saben que esta comarca es el Edén para la recolección de setas, una afición que tienen muchos sanabreses y constituye un apoyo a su economía. Desde Adisac se organizan cursillos para distinguirlas y cogerlas adecuadamente, de modo que vuelvan a nacer. Así nos lo cuenta una de sus técnicos. Texto: Marta Iglesias

-¿Qué importancia tiene la micología en la comarca de Sanabria?

-La visión social de las setas ha experimentado un gran cambio en los últimos veinte años, pasando de ser un recurso forestal desconocido y poco valorado, a ocupar un puesto importante desde el punto de vista económico y recreativo. De hecho, las setas representan el recurso forestal más importante desde el punto de vista económico, y se está convirtiendo en un atractivo turístico en épocas del año en las que la afluencia de turistas en la comarca es escasa, como es el otoño.

-¿Cuáles son las especies más emblemáticas de la zona?

-Dentro de las “especies no comerciales” la seta con mayor tradición de la comarca es el conocido vulgarmente como “cucurril” cuyo nombre científico es Macrolepiota procera. Esta especie se ha consumido aquí tradicionalmente y para muchos sigue siendo la única que aparece en sus platos. Si hablamos de las especies comestibles que se dedican a la venta, en primer lugar habría que destacar la familia de los boletos, Boletus edulis, B.pinophilus y B.aereus; acompañando a estos estarían los exquisitos huevos de rey (Amanita caesarea), níscalos (Lactarius deliciosus), las trompetillas y rebozuelos (Cantharellus sp.), carboneras (Russula cyanoxantha), pie azul (Lepista nuda) y las capuchinas (Tricholoma portentosum) entre otras muchas especies que abundan en la comarca.

-¿En qué zonas concretas de la comarca se dan mejor las setas?

-En realidad toda la comarca tiene una gran riqueza micológica, siendo los hábitats micológicos más importantes los robledales de roble melojo o carballo (Quercus pyrenaica) y los pinares de pino silvestre y pino resinero. Además hay gran riqueza de setas en los encinares del este de la comarca y las praderas y pastizales.

-¿La recogida de setas es un hobby para los sanabreses o se comercializan?

-Se puede hablar de las dos cosas: los recolectores aficionados que tienen la recogida de setas como un hobby, y los que obtienen un beneficio económico de ellas. De nuestros estudios deducimos que el 80% de la población entre 20 y 70 años que recoge setas destina la mayor parte a la venta, pues esto supone un complemento económico muy importante en algunos casos. Tal es así que Sanabria, Carballeda y los Valles es la primera o segunda comarca más productora de Castilla-León.

-¿Por qué es importante hacer cursillos para su buena recolección?

-Evidentemente se trata de un producto dentro del cual hay especies que son tóxicas y algunas mortales y esto ya implica un respeto. Para ello hemos desarrollado diferentes cursos en la comarca entre los que están “Recolector de setas”, “Guía micológico” e “Introducción a la micología”. Una parte imprescindible en el temario es la insistencia en las buenas prácticas de recolección de las setas con el fin de conservar el recurso  y sus hábitats, y no esquilmarlo como ha ocurrido en otros lugares.

-¿En qué consiste el proyecto de Adisac- La Voz sobre micología?

-El proyecto actual se denomina “Recursos Micológicos y Desarrollo Rural” y persigue como objetivos una mayor protección y conservación del recurso y sus hábitats, la comercialización, así como ampliar, mejorar y promocionar una oferta micoturística en la comunidad. Tampoco queremos olvidarnos de fomentar el desarrollo integral del sector, ni de favorecer la educación y cultura micológica. Para ellos realizamos varios programas de actuación. §

 


 

 

Adisac

Guardianes del patrimonio natural

La Asociación Adisac La Voz desea que las comarcas de Sanabria, Carballeda y Los Valles sigan manteniendo las tradiciones heredadas de los abuelos. Que el medio rural se preserve como está y sus habitantes puedan vivir de la naturaleza, de modo que no tengan que marcharse. Entre sus diversos programas, acaban de inaugurar veintiséis rutas guiadas.

No es lo mismo conocer un lugar siguiendo las indicaciones de un folleto, que hacerlo de mano de un monitor oriundo de la zona. Bajo esta premisa, Adisac-La Voz ha puesto en funcionamiento fundación Patrimonio Rural Vivo. Esta asociación posibilita que grupos organizados, colegios y otras instituciones puedan contar con monitores que cobran entre tres y cinco euros por persona -exentos los menores de diez años-. Incluso a nivel individual pueden contratarse, si se logra un grupo mínimo de seis participantes. Las opciones son para todos los gustos, pudiendo elegir entre rutas de senderismo o ecuestres, visitar centros de interpretación y museos, o conocer la etnografía y los monumentos. Hay excursiones de uno o varios días, e incluso es posible asistir a las actividades tradicionales de estas comarcas como el magosto, el hilado de lino, una matanza, la elaboración de pan... En total se han diseñado veintiséis rutas, entre las que destaca la titulada Súbete al carro. A través de ella, un grupo de jóvenes reivindica el carro de vacas como símbolo del mundo rural. Gracias a él llegaba hasta aquí el comercio, se araba o se transportaba leña. Para no olvidar el sonido del aro de metal sobre las piedras de los caminos, Patrimonio Rural Vivo los ha puesto en funcionamiento creando un Taller Maestro que pone en valor la artesanía de los carros, la utilidad de las vacas autóctonas y todos los elementos que se mueven alrededor: aperos de tiro, yugos, sobeos y el arte de conducir una guillada.

Realizando parte de las rutas diseñadas no sólo se conocen los secretos que dan carácter a esta tierra, sino que se aprende mucho. Por ejemplo, si elegimos la ruta titulada Cañón del Tera. El paisaje glaciar, conoceremos qué particular dibujo de erosión deja un glaciar sobre una roca, o como el agua la va esculpiendo luego con el paso de los años. Si optamos por La miel de brezo. Las abejas trabajan para nosotros, visitaremos colmenares, un envasadora de miel y la industria de la cera que hay en Sagallos. Será una clase de ciencias naturales en vivo y en directo, conociendo la labor de estos pequeños animales que polinizan gran parte de las flores. Si preferimos la historia, nuestro destino puede ser El Mundo Romano. Y así hasta veintiséis rutas. Déjate guiar para descubrirlas. §

Información y reservas: 980 623 088 y 685 628 519  •  monitores@desanabria.org

 


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 Otros pueblos: Trefacio, Cobreros, Requejo y Mombuey

 

Trefacio

Un reconocimiento a la trucha

Entre todas las infraestructuras con que cuenta Trefacio destaca el Centro de Interpretación de la Trucha. Es un punto de visita imprescindible para todos los pescadores y amantes de la naturaleza.

El edificio que alberga el Centro tiene tanta historia detrás, que si sus piedras hablaran nos contarían los secretos de los herreros que allí trabajaron cuando era una antigua fragua. Ahora nos habla de los visitantes que llegan al Centro de Interpretación de la Trucha para saber más de este esquivo pez. En su sala destacan auténticas artes de pesca como el ferrollo, la nansa y el trasmallo, así como diversos aparejos de pesca. Pero sin duda lo más llamativo son las cámaras subacuáticas que nos muestran el interior del río y la vida que hay en él. Pero el Centro introduce también al visitante en la cultura sanabresa a través de paneles que informan cómo influyó la glaciación en la zona. A través de esas láminas conoceremos la flora y fauna, la arquitectura tradicional y civil, y la transformación del lino. Aunque la entrada a este Centro de Interpretación de la Trucha es gratuita, hay que concertar visita llamando al ayuntamiento al 980 62 83 43. Junto a este edificio están las antiguas escuelas, reconvertidas en centro social multiusos.

Otro de los atractivos consiste en recorrer las rutas de senderismo señalizadas o utilizar los caminos tradicionales, que se siguen recuperando para que no se pierdan en el olvido y la maleza. Ellos nos llevan a todos los pueblos del municipio, que son Murias, Cerdillo, Villarino de Sanabria y Trefacio. En este último podremos visitar dos hornos restaurados y la Iglesia de San Mamed, del siglo XVIII. La fachada nos muestra una imagen pétrea del santo y en su interior nos sorprenden dos tallas de madera que representan a San Pedro y San Pablo. El realismo de las esculturas es tal que se aprecian detalles como el largo de las uñas, las venas o los mechones de pelo de estos seguidores de Jesús. §

Area recreativa y Hogar social en Barrio de Lomba
Foto:  Valvanera

 

Cobreros

Trece motivos

Efectivamente, hay más de una docena de alternativas que animan a visitar Cobreros, tantas como pueblos componen el municipio. Entre ellos se reparten bellos parajes al lado del río, rincones de montaña y arquitectura tradicional.

Sin lugar a dudas, conocer la totalidad de los trece pueblos se convierte en una sencilla y placentera tarea si nos dejamos guiar por los caminos tradicionales que unen las localidades. Estas sendas son utilizadas desde antiguo por los vecinos para su vida diaria, con lo cual han sido holladas por miles de pies desde que se tiene recuerdo. Se recorrían para visitar familiares, ir a las fiestas, realizar tareas agrícolas, llevar las vacas, e incluso para ir a buscar al médico por una urgencia a medianoche. Todavía conservan ese encanto cotidiano y rural, aunque ahora su uso sea turístico, y conduzcan al viajero entre bosques, montes, pastizales, ríos y antiguos molinos. Gracias a ellas conoceremos el completo pueblo de Barrio de Lomba, con su pista polideportiva, horno de pan restaurado,  su reciente área recreativa y el nuevo hogar social que ha sido construido gracias a la colaboración de la Junta de Castilla y León y Patrimonio Natural de Castilla y León. Ya vayamos a Cobreros, San Román de Sanabria, Terroso, Limianos o Avedillo de Sanabria, nos llamarán la atención dos constantes que se repiten en todos los pueblos: el cuidado con el que se recupera el patrimonio tradicional y los buenos servicios de que disponen. En su empeño por mantener sus señas de identidad y por cuidar a los vecinos, el alcalde Ángel López Amigo pretende que “haya un área recreativa en cada pueblo. Además este año se han inaugurado cinco consultorios médicos,  que funcionan todos los martes del año, cubriendo así las necesidades de la población”.  Todos estos avances serán también agradecidos por los futuros habitantes del municipio, que pueden llegar atraídos por el Plan Parcial cuya primera fase se está desarrollando. A lo largo de más de cuarenta y siete hectáreas que se encuentran a los márgenes de la N-525 se están levantando diversas infraestructuras industriales, pero el proyecto contempla la creación en la zona de un área residencial, área de servicios y aparcamientos.

Sendas turísticas

Además de sus pueblos, Cobreros guarda otro as en la manga. Se trata de una generosa naturaleza que se manifiesta a través del río Truchas -su nombre lo dice todo- y unos parajes vírgenes que pertenecen en muchos casos al Parque Natural del Lago de Sanabria. Para hacerlos más asequibles, se han marcado diversas rutas, entre las que destaca una por su espectacularidad. Se trata de la senda que lleva hasta las Cascadas de Sotillo, partiendo del pueblo del mismo nombre. De dificultad media, el camino nos conducirá por el valle del río Truchas, rodeados de las sombras que proyectan robles, abedules, castaños, avellanos y acebos, en lo que constituye uno de los mejores bosques del Parque Natural. El sonido del agua se irá haciendo cada vez más fuerte, condicuéndonos hasta las Cascadas que se nutren de la Laguna de Sotillo, a 1.600 metros de altitud. Estamos en nuestro destino, refrescante en esta época del año. Pero el regreso es más sencillo, gracias a un camino en zig-zag señalizado que nos lleva a una pradera, de ahí cruzamos un puente de madera rústico para salvar el río, llegamos a una segunda pradera y enlazamos con un robledal único. Un poco más de camino, y ya estamos de vuelta en Sotillo. Esto es sólo para abrir boca, puedes realizar tantas rutas por el entorno de Cobreros como seas capaz de imaginar. §

 

Requejo

El bosque milenario

La joya de Requejo son medio centenar de tejos milenarios que reinan en el bosque conocido como el Tejedelo o Tixagales. Un regalo para los que están dispuestos a una buena caminata, y están dotados de un excelente sentido de orientación.

Uno pensaría que encontrar un bosque de casi cincuenta tejos, con ejemplares que tienen un tronco de más de ocho metros de diámetro, es tarea sencilla. Nada más lejos de la realidad, puesto que estas joyas de la naturaleza, están protegidas por centinelas que hacen difícil su localización. A modo de guardianes, les rodea una legión de un millar de tejos más jóvenes, de entre cinco y novecientos años de edad. Y alrededor de todos ellos, 2.700 hectáreas de bosque de roble despista al senderista poco experimentado, a la vez que protege a los tejos de plagas, incendios, sequías y turistas de dudosas intenciones. De este modo, la naturaleza se confabula para que sólo los que realmente deseen conocer a estos antiquísimos tejos logren llegar a sus pies y valorarlos como se merecen. En respuesta, sus troncos le contarán historias de cuando Almanzor asolaba los reinos castellanos o incluso de druidas que se reunían bajo sus ramas para conectar con sus dioses. A la vuelta, un área con bancos y mesas invita a tomar algo, aunque seguro que nuestros cansados pies querrán relajarse en la piscina fluvial del río Castro. Al caer la tarde, Requejo nos invita a visitar la Ermita de Guadalupe y la Iglesia de San Lorenzo, comprar productos típicos o descansar como en casa en alguno de sus alojamientos. Seguro que soñaremos con tejos. §

 

 

Mombuey

El preciado tesoro

Enclavada en la comarca de Carballeda, la villa de Mombuey se levanta en el pequeño valle del arroyo Valchano. La tradición le concede reminiscencias templarias, y los castros de la zona confirman que el entorno ya estaba poblado en la edad de hierro. La historia viene a decir que esta fue una zona fértil y deseada para asentarse.

Hoy los accesos son inmejorables, gracias a la N-525 y la A-52 que enlazan Castilla y León con Galicia. Así que llegar a Mombuey es tarea sencilla. La villa destila equilibrio entre pasado y futuro, entre el orgullo de ser carballés y la necesidad de abrir los brazos al viajero que llega a través del Camino Sanabrés. Todo tipo de establecimientos convierten la estancia en la villa en un placer sencillo. Y eso hace de Mombuey un destino predilecto de la zona. Como lo fue para las tribus célticas que dejaron su huella en el Castro del Burro, y los que todavía permanecen en términos colindantes como es el Castro del Buraconte, que aún conserva algunos tramos de muralla, foso y campo de lajas. Entonces esto debía ser una joya de la naturaleza; un valle verde surcado de abundante agua que permitía una tranquila supervivencia. Los siguientes moradores que dejaron huella imborrable hasta hoy son los templarios, a quienes se les atribuye la construcción de la torre románica que preside Mombuey. De planta rectangular, se supone que en sus inicios era una atalaya militar, aunque en la actualidad constituye el campanario de la iglesia parroquial y fue declarada Monumento Nacional en los años treinta. Todos sus encantos convirtieron la villa en principal núcleo de la comarca, estandarte que conserva hasta hoy. §

 


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 Sanabria Alta: Hermisende, Lubián, Porto de Sanabria y Pías

 

Hermisende

Asombroso patrimonio

En los límites de Portugal y Galicia se encuentra el municipio de Hermisende, repleto de atractivos naturales y etnográficos. Hay ejemplos en cada pueblo y vale la pena visitarlos para conocer el valioso patrimonio.

En  San Ciprian de Hermisende nos encontramos  con un Museo Etnográfico. Castrelos y La Tejera poseen numerosos edificios que ejemplifican la arquitectura típica del lugar como el Molino da Aira y el Horno da Piota situados en cada uno de estos pueblos. Contemplamos en Castromil su emblemática Cruz Da Touza y en Hermisende un puente que conserva un escudo de la época de Carlos III.

Es asombroso el patrimonio natural, arquitectónico y cultural que hallamos en el municipio de Hermisende, por ello en los últimos años se ha trabajado para poner en marcha un amplio proyecto denominado “Estudio del Territorio y Arquitectura popular de Hermisende y anejos” que está logrando garantizar la protección y la conservación de este.

Se ha desarrollado un programa de infraestructuras turísticas para generar una red de senderismo que favorece la creación de actividades de turismo activo. Gracias a subvenciones se han podido señalizar las diferentes rutas que tenemos, como son: La Raya, Los Prados y Castaños de Hermisende. En  La Tejera la ruta del Valle del río Gamoneda, Castromil con el Camino del Contrabando, San Ciprián de Hermisende con la ruta A Pedra das Ferraduras y Castrelos la ruta del Mouro Morto. Estas rutas muestran al turista un paisaje realmente espectacular, así como una naturaleza casi virgen. Parten de las propias localidades del municipio, lo que permite apreciar y disfrutar de su arquitectura.

Contamos también con una zona de baño situada en el río Tuela, en la zona conocida como la Veiga, acondicionada mediante una serie de actuaciones para el disfrute de los bañistas.

Todas son razones que animan a elegir la comarca como destino turístico, atiendiendo al entorno natural -disfrute de la naturaleza y el paisaje-, seguido de la búsqueda de tranquilidad.  §

 

Lubián
Foto:  J.M. López

Lubián

La tradición habla

Susurran los ecos del pasado a través de las celebraciones que se pierden en el origen de los tiempos. Nos acarician la palabras que recuerdan a todos aquellos que llegaron siguiendo el Camino de Santiago. Y hablan muy alto los antepasados a través del silbido del viento entre las hojas de los árboles. Escuchemos.

Para seguir caminando, uno no debe olvidar su propia historia. Lo dicen los sabios del planeta, y Lubián lo sigue a pie juntillas pues su modo de vida y sus celebraciones nos lo recuerdan a diario. Este municipio formado por Aciberos, Padornelo, Hedroso, Las Hedradas, Chanos y Lubián -la capital-, está convencido de que debe cuidar todo cuanto posee. Por ello en su labor de rehabilitación, este año han arreglado en Chanos la casa del pueblo, que ahora acoge un salón de usos múltiples. De modo que sigue estando a disposición de las necesidades de los ciudadanos, manteniendo su función de siempre.

Sin olvidar una de las tradiciones de la zona más unida al entorno natural, en agosto podremos disfrutar otro año más del Cortello dos Lobos, fiesta tradicional en la que los vecinos se reúnen en torno a una hoguera para contar leyendas sobre lobos y encuentros con ellos.

Las fiestas tienen continuidad el 18 de agosto, con la celebración del Día do Camiño y siguen al día siguiente con el Día de la Bicicleta, en el que se recorrerán los pueblos por el puerto de La Canda. El verano festivo se cierra el último domingo de septiembre en el Santuario de la Tuiza. En sus inmediaciones se instalarán de nuevo los puestos de la V Edición de la Feria de Artesanía, y en los alrededores se ubicará la tradicional Feria de Ganado.

Además de celebraciones, aquí los peregrinos forman parte de la cultura de Lubián. El paso del Camino de Santiago por estas tierras ha dejado una honda huella en sus hospitalarios habitantes. Por ello se esfuerzan en limpiar anualmente cada uno de los doce kilómetros por los que transitan los peregrinos, y tienen en proyecto dotar de más servicios su albergue de peregrinos. De este modo contarán con mayor número de camas y una mejora en las infraestructuras.

Pero antes que peregrinos, aquí llegaron tribus castrenses de las que todavía quedan vestigios. A quien quiera recordar los ecos de sus pisadas se le recomienda seguir la ruta que lleva al Castro de As Muradillas, hoy limpio y acondicionado. Entre las piedras de esta construcción que data del siglo III a. C. llegan ecos del modo de vida que llevaron sus habitantes de la Edad de Hierro.

De igual manera, resuena en el interior de los habitantes de Lubián su respeto por los mayores. Ellos nos cuidaron en nuestra infancia, nos formaron en nuestra juventud y nos dieron sabios consejos en nuestra madurez, así que merecen que ahora les correspondamos en igual medida. Aquí no olvidan a los abuelos y están ya empezando a trabajar en la creación de un Centro de Atención a los Mayores. Se construirá una residencia y un centro de día en Lubián, proyecto conjunto entre el Ayuntamiento y las Juntas Vecinales. El objetivo es satisfacer las necesidades de los mayores en este municipio, que no olvida qué y quiénes les han llevado a donde están. §

 

Porto de Sanabria

En verde

El verde es el color de la naturaleza y el de la esperanza. Es asimismo el tono que distingue a Porto, donde todo se tiñe de él: desde los pastos al río que lo surca. Y el verde se cuela en los genes de sus habitantes, que son grandes defensores del medio ambiente.

Desde la Sanabria Alta, Porto nos muestra sus verdes pastos, regados todo el año por gran cantidad de agua que proviene del río y de las lluvias. La vista es espectacular, pues sobre el prado giramos sobre nosotros mismos y alcanzamos a ver cómo las montañas nos rodean. El aire no puede ser más limpio, más puro, y la gran cantidad de animales que aquí viven así lo atestiguan. De hecho, en este término municipal hay un coto de caza de más de cinco mil hectáreas donde viven perdices rojas, liebres, conejos, corzos, jabalíes, venados y ciervos. Todos ellos son testigos de la rebosante naturaleza que aquí se da cita. Paralelamente los pastos son aprovechados para la ganadería, la única fuente de riqueza hasta hace pocos años. Hoy todavía quedan en el pueblo una decena de ganaderos que cuidan especies de vacuno y caballar de gran calidad. No puede ser de otro modo en estas tierras donde todo se mantiene como la naturaleza lo diseñó. Y ese modo de vida se ha convertido en tradición y en fechas ineludibles, como son el primer sábado de agosto donde se celebra una Feria de Exposición de Ganado y todos los días 26 de mayo, junio, agosto, septiembre y octubre en los que hay ferias ganaderas. Y de las praderas nos vamos a los ríos de la zona, que son trucheros de pesca libre. En el término de Porto merece la pena acercarse con la caña al embalse de San Sebastián a pescar bogas y truchas, y al embalse de Valdesirgas a por truchas. Todo depende de la pericia del pescador. Y lo que no puede faltar es un buen paseo por alguna de las rutas del municipio, como la que nos lleva de Porto a Barjacoba o la Ruta a Peña Trevinca. También hay grandes recorridos que discurren entre abundantes robles, piornos y acebales.

Además de naturaleza, Porto presenta otros tentadores atractivos integrados en el entorno natural como cuatro molinos de agua en el propio pueblo a los que se puede entrar y ver cómo funcionan. También se puede visitar una fragua con todas las herramientas antiguas, bañarse en la playa fluvial del río Bibey, disfrutar en el parque infantil y visitar la plaza mayor y todo el pueblo, que guarda buenos ejemplos de la arquitectura tradicional sanabresa. Como colofón, no se puede desdeñar la invitación para conocer las fiestas. Aunque ya pasó San Antonio el mes de junio, todavía nos queda disfrutar el 15 y 16 de agosto de Nuestra Señora de la Asunción y de San Roque, donde no faltará la orquesta. Y el 26, volverá a sonar de tarde la orquesta animando al baile.

Porto es un viaje al verde, el color de nuestros orígenes. §

 

Pías

En los dominios del viento

Hasta hace unos años, en Pías nunca se supo qué hacer con ese aire que soplaba insistentemente en lo alto de sus colinas. Era un bufido constante que incomodaba los paseos y que algunas veces se colaba hasta el valle para visitarles. Hasta que conocieron que eso era una fuente de energía, y supieron que el señor del viento les había hecho un generoso regalo.

Desde ese momento, algunos montículos del municipio se poblaron de inmensos molinos de viento, y la riqueza generada por el aire se sumó a la que hasta entonces provenía de la ganadería, la agricultura de subsistencia, y la cantera de cuarzo de Villanueva de la Sierra. Esa bonanza se invierte en cuidar con mimo el entorno, conservar las construcciones típicas y levantar nuevas infraestructuras al servicio del ciudadano. Molinos, fuentes y hornos restaurados, se mezclan con casas tradicionales de piedra, madera y pizarra, dando una idea de la vida que hasta hace pocos años se desarrollaba en estos pueblos rodeados de verde. Un lugar para visitar, lleno de historias y leyendas, como las que esconden el curro de los lobos, en Barjacoba. En la zona todavía resuenan los ecos de estos inteligentes animales que eran atrapados para evitar que atacaran al ganado. Sus piedras transmiten el miedo mutuo y la historia de desencuentros entre hombres y lobos que llega hasta hoy.

Pongámonos de nuevo a caminar, esta vez siguiendo el GR de 188 kilómetros que discurre por Pías, su vecino Porto, y los municipios gallegos de Carballeda, Petín, A Veiga y Viana do Bolo. Se ha bautizado como Gran Ruta del Macizo de Peña Trevinca, cuyo recorrido pasa por todos los pueblos de Pías, lo que se convierte en una buena excusa para conocerlos a paso lento. En este paseo tenemos que acercarnos hasta el gran robledal conocido como La Ribera, lleno de sombras que agradecemos en esta época del año.

Aunque al leer esto parece que nos encontramos en un lugar perdido y apartado, lo cierto es que hay muy buenos accesos y que se están mejorando las carreteras que unen los pueblos del municipio. Un plus que nos anima más a acercarnos a Pías cuando deseemos olvidarnos del reloj. §

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