Sanabria y Carballeda
(Zamora)
El
tiempo detenido
Los relojes se paran al entrar en las comarcas zamoranas
de Sanabria y Carballeda. Los minutos se ralentizan y el sol se
convierte en el único dueño de los segundos que marcan nuestra vida. El
tiempo se detiene y sólo importa el espacio, presidido por el Lago de
Sanabria y los antiguos bosques, los auténticos dueños de este lugar.
Los lobos, las nutrias o el águila real así lo han entendido. Y todo el
que llega de fuera queda preso del embrujo que ejerce este lugar.
Textos: Mar Castaño
El agua, en la que ahora vemos
reflejar el color del cielo sanabrés, permanece aquí desde que el
Cuaternario dejó en esa hondonada un glaciar. Más tarde se derritió y
hoy es el emblema de una de las zonas más vírgenes de la Península. La
pureza de sus aguas es el hogar del pez más apreciado de la zona, la
esquiva trucha que aquí alcanza grandes tamaños, aunque los expertos
aseguran que no quedan muchos de esos ejemplares. Seguramente se
refugien en la tranquilidad de unas aguas inalteradas con el paso de los
años, mientras los pescadores echan su caña y guardan el reloj,
esperando pacientemente ser más astutos que su preciada presa.
El tiempo también se ha detenido en todos y cada uno de
los pueblos de estas dos comarcas, ya que tanto naturaleza como
construcciones típicas se cuidan con esmero y aparecen ante nuestros
ojos con el aspecto de hace años. Los caminos están desbrozados, la
piedra de las casas sanabresas aparece pulida, destacando ante el
corredor y la galería de madera oscura. Los molinos ya no ejercen, pero
pueden verse en funcionamiento, totalmente restaurados y con techo de
cuelmo o pizarra en perfecto estado. Y lo mismo puede decirse de los
hornos, fraguas, fuentes y lavaderos. Sólo falta que aparezca un carro
tirado por bueyes, lleno de hierba hasta arriba, mientras un crío canta
las tonadas típicas de Sanabria. Pero el pasado ya no vuelve, así que
nos basta con que su pureza se cuele hoy en nuestras almas dominadas por
el tiempo. Volvamos al espacio. §
Foto: Valvanera |
Galende
A
orillas del lago
Sin duda este municipio es un gran custodio para el Lago
de Sanabria, a quien cuida con mimo y protege de la degradación
ambiental. Pero Galende es también un municipio activo, que recibe con
los brazos abiertos al turista responsable con la naturaleza.
Es extraño que no haya más leyendas
en la zona sobre el Lago de Sanabria. Faltan seres mitológicos y
extrañas criaturas en el imaginario popular. Porque un lago de origen
glaciar que se remonta al Cuaternario da para inventar mucho a su
alrededor. Pensemos que estas aguas cristalinas llevan aquí desde
entonces, y las especies que lo habitan en sus profundidades lo hacen
sin ser molestadas, viviendo largas existencias. Si además caemos en la
cuenta de que es el único de la Península, su fama tendría que ser
mítica. Sin embargo, los secretos del lago los guarda él bajo sus aguas,
la naturaleza que le rodea y los habitantes de la zona que lo reconocen
como una entidad más de sus vidas. Los que nos acercamos de vez en
cuando, sólo podemos aspirar a dejarnos llevar por el entorno especial
que genera su presencia. Nuestra única opción es conocer sus leyes y
seguirlas si deseamos observar alguna de las especies que se funden en
la naturaleza que le rodea. Así que, si queremos ser premiados con su
presencia debemos ser sumamente silenciosos, e ir a las horas donde no
hay otras personas alrededor. A saber: o muy de mañana o con la caída
del sol. Como el objetivo es verles, en nuestro horario se impone el
madrugón. Lo ideal es hablar con gente de la zona para que nos digan las
mejores zonas; y unos prismáticos y una guía de campo pueden ayudar
bastante a los inexpertos. Si hacemos caso a quienes mejor conocen los
animales, sabremos que ellos son capaces de percibir nuestras
intenciones y estado de ánimo. Así que si deseamos hacerles daño, es
bastante probable que no se crucen en nuestro camino. Si seguimos estas
indicaciones, a lo mejor nos encontramos con alguna trucha, nutria,
armiño, marta o tejón, o puede que al levantar la vista nos topemos con
alguna de las diecisiete rapaces diurnas de la zona. Entre estas
destacan el águila real y el águila culebrera, que como su nombre indica
se alimenta de estos reptiles, entre los que se incluyen las dos
especies de víbora de la zona. Pero la manera de saber si nuestro
camuflaje es perfecto es encontrarse de frente con un lobo o un gato
montés. Los jabalís y los corzos no son tan exigentes.
Para preservar tan único lugar, la zona fue declarada
Parque Natural en 1978, repartido entre los municipios de Cobreros,
Trefacio, Porto y gran parte de Galende. De hecho, varios núcleos
urbanos de este municipio se encuentran en el interior del Parque, por
lo que intentan ser respetuosos al máximo con el entorno.
Galende rural
Precisamente visitar el lago es el motivo principal por
el que esta tranquila población recibe gran cantidad de turismo durante
el verano. Lo cual es una pena, porque todo el municipio tiene encantos
de sobra para ofrecer el resto del año. Pasear entre dorados bosques de
carballo -una especie de roble- en otoño es una experiencia única, ver
el lago nevado nos recuerda a un lejano paisaje nórdico de cuento y
presenciar el estallido de la primavera a través de las más de mil
quinientas especies presentes es un regalo. Aunque reconocemos que el
verano es más apetecible, porque tiene el plus añadido de poder
practicar deportes acuáticos en el lago. Eso sí, los motores están
prohibidos para preservar el entorno en todos los sentidos: acústico y
contaminante. Nos quedan los baños, la canoa, piragua, la pesca, la
vela, el windsurf, o la barca a pedales que alquilan en la orilla. Cada
uno pone el límite.
Así que Galende se pone a favor de la corriente y hace
del verano una fiesta. Nada más llegar nos invita a conocer el estado de
las obras de la Casa del Parque, un edificio de 1.800 m2 que en el
futuro será un reputado centro de la naturaleza y cita ineludible antes
de pasear por el Parque Natural.
De pueblo en pueblo
Pero la artesanía elevada a tamaño natural podría decirse
que es la etnografía de un lugar, sus construcciones típicas y llenas de
vida debido al uso. Hablamos de las casas sanabresas, molinos o fuentes
repartidos a lo largo de sus pueblos. Para llegar hasta ellos, se
recomienda hacerlo de la misma manera que cuando no había carreteras:
mediante los caminos tradicionales que unen todos los pueblos. Sendas
pisadas una y mil veces por las gentes, los animales y los carros de la
zona, y que constituyen un rasgo único de la comarca porque se siguen
empleando, limpiando y promocionando. Nos situamos, por ejemplo, en el
pueblo de El Puente, famoso por su mercado de los lunes que se originó a
partir de la venta de ganado y el control de rebaños trashumantes. A su
famoso puente que le da nombre, se suma una residencia de la tercera
edad recién construida. Desde este pueblo parte un camino carretero
hacia Barrio de Lomba que luego se convierte en un cordel por el que se
trasladaba el ganado hacia los prados de verano. Otro camino sigue la
margen derecha del río Tera para llevarnos hasta Puebla de Sanabria. Un
tercero va hacia Castro de Sanabria, entre huertas abandonadas y casas
de gran valor arquitectónico. Y un cuarto nos conduce a Galende, tomando
el camino del Cementerio Viejo que bordea el Tera.
Al llegar a Galende veremos que continúan las obras en
las dos plantas del edificio que se dedicará a fines culturales y
sociales. Tras detenernos a beber en la Fuente del Couto podemos elegir
ir de Galende a Ilanes por El Camino de la Villa, uno de los mayor
tránsito de la comarca, ya que termina en Puebla, a donde los sanabreses
iban a realizar instancias o coger el Ferrocarril. O también podemos ir
de Galende a Pedrazales por el conocido como camino de San Juan. En este
punto nos detendremos a conocer la famosa Casa del Cura y las
construcciones populares rodeadas de pequeñas huertas que aquí se llaman
‘cortinas’. El paseo puede continuar tomando el camino que lleva de
Pedrazales a Vigo de Sanabria, por donde entra a través del puente de
piedra. Estos puentes que tanto abundan en la zona empezaron a
construirse a partir del siglo XVII, con la llegada de canteros
gallegos. En Vigo es visita obligada el barrio de Ermita de Gracia,
donde se dan cita bellos ejemplos de la arquitectura sanabresa. Puede
continuarse el paseo hasta San Martín de Castañeda, donde destaca el
monasterio cisterciense de San Bernardo,-que se ha integrado totalmente
en el entorno con el soterramiento del alumbrado exterior-, y la Fuente
de la Montañera. Para terminar, nos queda un último camino que recorrer
en el municipio: el que une Rabanillo con Quintana de Sanabria.
Paralelamente a la tradición, desde el Ayuntamiento se
fomenta el cuidado a quienes viven todo el año en el municipio, con lo
cual en Ribadelago se está llevando a cabo la rehabilitación del cine
para que próximamente sirva como centro de usos múltiples. En Cubelo y
Rabanillo ya tienen consultorio médico, y se continúa con el proyecto de
rehabilitar antiguas casas de maestros y convertirlas en viviendas de
alquiler subvencionadas para fijar población. Con tantas facilidades, no
es imposible cambiar el turismo por una vivienda definitiva. §
Marceliano Carbajo Sanz
Un pescador
de leyenda
Hablar de pesca en Sanabria, es hablar de Marceliano. A sus sesenta y
tantos años sigue recorriendo los ríos de la comarca, en busca de sus
amadas truchas. Anima a que los más pequeños sigan pescando, pese a que
las normas y el estado de las aguas lo hacen cada vez más difícil.
Texto: Marta Iglesias
-¿Desde cuándo lleva pescando y qué le reporta esta
actividad?
-Puede decirse que pesco desde los siete u ocho años en
la zona de Sanabria, pero también he recorrido bastantes sitios como
Galicia o Gredos. Gracias a la pesca paso el rato y disfruto, pero ya no
voy todos los días, sólo cuando me apetece.
-¿Cuál es la especie reina de la zona?
-La trucha, por excelencia
-Pero no es fácil de pescar...
-No, fácil no es. Pero es a lo que vamos aquí los
pescadores. La pequeña se devuelve al río, y las demás se traen a casa
porque son cuatro jodías truchas que no dan ni para probarlas... Hay que
tener técnica para sacarlas, y sobre todo pasar tiempo en el río.
-¿Nota que se ha reducido el número de truchas?
-¡Hombre!, donde va a parar. Debe haber un 90% de truchas
menos que a mis quince años. Pero el gran bajón se nota desde hace
cuatro años. Se sabía que iba a menos, pero los organismos en vez de
hacer algo por los ríos sólo se dedican a prohibir al pescador.
-¿Está en contra de alguna modalidad de pesca?
-En contra de todas las establecidas, porque han puesto
cosas raras y quitado el cebo, que era lo bonito, donde nos distraíamos
los mayores y donde se aficionaba un niño. Aquí en la mitad de los ríos
ya no se puede pescar con cebo. Se puede utilizar mosquito, cucharilla,
mosca seca... Pero sucede que la trucha pequeña no entra a cebo y sí a
mosca, así que con esos sistemas pican truchas de dieciocho centímetros
y la gente se lleva las pequeñas.
-¿Por qué cree que la pesca en Sanabria se asocia con
Marceliano?
-Por los años que llevo y alguna trucha que he pescado...
Aquí había truchas de once y doce kilos. Yo las he cogido y todavía
queda alguna, sobre todo en el lago.
-¿Cómo ha visto cambiar los ríos de Sanabria desde su
niñez?
-Desde hace unos cinco años se ve que muchos residuos se
vierten al río. Tenemos desagües a cincuenta metros de la depuradora,
que vierten en el Tera completamente. Y eso hay que darlo a conocer
porque es un cachondeo.
-¿Hoy los niños sanabreses siguen amando sus ríos?
-No, absolutamente. Y eso es porque a un niño no se le
puede meter en un río con un aparejo de mosca o una cucharilla. Un
aparejo de mosca vale siete euros, una cucharilla dos y un anzuelo vale
diez céntimos.
-¿Todo se debe a las normas que han puesto o es porque ya
no se inculca el amor por la naturaleza como antes?
-Sí se inculca y se les lleva al río, pero no pescan y se
desaniman, claro. Como pasa con todo. O sea, que para que nazca la
afición tiene que haber algo que les llame.§
Indice
Foto: Valvanera |
Puebla de Sanabria
En
siete días
En una semana es imposible conocer un lugar tan completo
como Puebla, pero sí nos sirve para un primer acercamiento que nos
invite a un pronto regreso. Naturaleza, historia y actividades se
confabulan para tentar al viajero que llega por vez primera.
Primer día
Es lunes y el viaje nos ha dejado agotados, así que nada
mejor que dedicar el resto del día a empaparnos del ambiente que
caracteriza esta villa. Pasearemos tranquilamente por sus calles,
dejándonos conducir al entorno fortificado cuyas piedras nos hablan de
invasiones e incursiones continuas. Sin duda disfrutaremos al caer la
tarde del conjunto de edificios históricos y de las calles empedradas,
donde la agradable sombra y los balcones floridos dilatan el tiempo. Sin
duda damos la razón a quien declaró este entorno como Bien de Interés
Cultural, antes de salir a las afueras a conocer las ruinas
arqueológicas del fortín de San Carlos.
Segundo día
El regusto del día anterior nos incita a continuar la
visita, pero esta vez nuestro objetivo es adentrarnos en el castillo que
domina toda Puebla de Sanabria. En excelente estado de conservación y
recientemente remodelado, subiremos a las almenas y nos perderemos entre
sus salas que actualmente acogen diversas exposiciones. En la torre del
homenaje, conocida como “el macho”, se encuentra el Centro de
Interpretación de las Edificaciones. Y en la entrada principal, donde
está la casa del gobernador, este año acaba de inaugurarse el Ecomuseo y
centro de recepción y divulgación de Sanabria, Sierra de la Culebra,
Parque de Montesinhos (Portugal) y valles de Benavente.
Tercer día
La naturaleza nos llama. El río Tera que atraviesa Puebla
nos habla al oído para que vayamos. Aquí es posible bañarse en la playa
fluvial La Chopera y practicar el bello arte de la pesca en las zonas
más agrestes, donde habitan las truchas. Otra opción es coger la bici de
montaña y dedicarse a recorrer el cercano Parque Natural del Lago de
Sanabria.
Cuarto día
Nos han contado que entre las huertas de la zona, los
ríos, la caza de los montes y la ternera sanabresa, la gastronomía del
lugar no tiene precio. Los restaurantes de la villa y los alrededores
preparan esta materia prima con gran maestría para ofrecernos platos
como habones a la sanabresa, pulpo a la sanabresa, carne a la brasa o
trucha guisada. Realmente deliciosos, pero tras la comida es imposible
evitar hoy la siesta.
Quinto día
Es viernes y el mercado nos llama. Dejamos atrás la
cultura de las rebajas, y nos disponemos a disfrutar del más puro
mercado tradicional, donde los productos de la tierra tientan la vista y
el paladar. Es el momento de adquirir artesanía de la zona, miel de
brezo o embutidos. Y de paso, visitar los comercios de Puebla donde no
falta de nada. Desde deliciosos dulces a joyas o productos típicos.
Sexto día
Un poco de deporte se echa de menos. Pero aquí hay
excelentes instalaciones para practicarlo que este año se han visto
incrementadas por la creación de la Casa Municipal del Deporte. Así que
los aficionados al fútbol, baloncesto, frontón, tenis o natación
encontrarán en Puebla de Sanabria cuidados espacios para no perder la
forma física. El deporte en el municipio tiene tal aceptación, que las
actividades de verano y las de las fiestas contemplan siempre
competiciones de este tipo.
Séptimo día
Es imposible irnos sin conocer la arquitectura
tradicional de la zona. Aunque en la propia Puebla sus características
casas nos dan una idea, decidimos visitar el resto de los pueblos del
municipio. Nos dirigimos a Castellanos, Robledo y Ungilde para admirar
las construcciones de pizarra irregular, los corredores de madera y las
fachadas de piedra. Hoy debería ser la despedida y el cierre, pero tras
charlar con los sanabreses hemos descubierto que aquí hay mucho que
hacer este verano. Es obligado volver. §
Mª José Rodríguez Ferrero
Técnico de
ADISAC para micología
El
Paraíso de las setas
Pocos saben que esta comarca es el Edén para la
recolección de setas, una afición que tienen muchos sanabreses y
constituye un apoyo a su economía. Desde Adisac se organizan cursillos
para distinguirlas y cogerlas adecuadamente, de modo que vuelvan a
nacer. Así nos lo cuenta una de sus técnicos.
Texto: Marta Iglesias
-¿Qué importancia tiene la micología en la comarca de
Sanabria?
-La visión social de las setas ha experimentado un gran
cambio en los últimos veinte años, pasando de ser un recurso forestal
desconocido y poco valorado, a ocupar un puesto importante desde el
punto de vista económico y recreativo. De hecho, las setas representan
el recurso forestal más importante desde el punto de vista económico, y
se está convirtiendo en un atractivo turístico en épocas del año en las
que la afluencia de turistas en la comarca es escasa, como es el otoño.
-¿Cuáles son las especies más emblemáticas de la zona?
-Dentro de las “especies no comerciales” la seta con
mayor tradición de la comarca es el conocido vulgarmente como “cucurril”
cuyo nombre científico es Macrolepiota procera. Esta especie se ha
consumido aquí tradicionalmente y para muchos sigue siendo la única que
aparece en sus platos. Si hablamos de las especies comestibles que se
dedican a la venta, en primer lugar habría que destacar la familia de
los boletos, Boletus edulis, B.pinophilus y B.aereus; acompañando a
estos estarían los exquisitos huevos de rey (Amanita caesarea), níscalos
(Lactarius deliciosus), las trompetillas y rebozuelos (Cantharellus
sp.), carboneras (Russula cyanoxantha), pie azul (Lepista nuda) y las
capuchinas (Tricholoma portentosum) entre otras muchas especies que
abundan en la comarca.
-¿En qué zonas concretas de la comarca se dan mejor las
setas?
-En realidad toda la comarca tiene una gran riqueza
micológica, siendo los hábitats micológicos más importantes los
robledales de roble melojo o carballo (Quercus pyrenaica) y los pinares
de pino silvestre y pino resinero. Además hay gran riqueza de setas en
los encinares del este de la comarca y las praderas y pastizales.
-¿La recogida de setas es un hobby para los sanabreses o
se comercializan?
-Se puede hablar de las dos cosas: los recolectores
aficionados que tienen la recogida de setas como un hobby, y los que
obtienen un beneficio económico de ellas. De nuestros estudios deducimos
que el 80% de la población entre 20 y 70 años que recoge setas destina
la mayor parte a la venta, pues esto supone un complemento económico muy
importante en algunos casos. Tal es así que Sanabria, Carballeda y los
Valles es la primera o segunda comarca más productora de Castilla-León.
-¿Por qué es importante hacer cursillos para su buena
recolección?
-Evidentemente se trata de un producto dentro del cual
hay especies que son tóxicas y algunas mortales y esto ya implica un
respeto. Para ello hemos desarrollado diferentes cursos en la comarca
entre los que están “Recolector de setas”, “Guía micológico” e
“Introducción a la micología”. Una parte imprescindible en el temario es
la insistencia en las buenas prácticas de recolección de las setas con
el fin de conservar el recurso y sus hábitats, y no esquilmarlo como ha
ocurrido en otros lugares.
-¿En qué consiste el proyecto de Adisac- La Voz sobre
micología?
-El proyecto actual se denomina “Recursos Micológicos y
Desarrollo Rural” y persigue como objetivos una mayor protección y
conservación del recurso y sus hábitats, la comercialización, así como
ampliar, mejorar y promocionar una oferta micoturística en la comunidad.
Tampoco queremos olvidarnos de fomentar el desarrollo integral del
sector, ni de favorecer la educación y cultura micológica. Para ellos
realizamos varios programas de actuación. §
Adisac
Guardianes
del patrimonio natural
La Asociación Adisac
La Voz desea que las comarcas de Sanabria, Carballeda y Los Valles sigan
manteniendo las tradiciones heredadas de los abuelos. Que el medio rural
se preserve como está y sus habitantes puedan vivir de la naturaleza, de
modo que no tengan que marcharse. Entre sus diversos programas, acaban
de inaugurar veintiséis rutas guiadas.
No es lo mismo conocer un lugar
siguiendo las indicaciones de un folleto, que hacerlo de mano de un
monitor oriundo de la zona. Bajo esta premisa, Adisac-La Voz ha puesto
en funcionamiento fundación Patrimonio Rural Vivo. Esta asociación
posibilita que grupos organizados, colegios y otras instituciones puedan
contar con monitores que cobran entre tres y cinco euros por persona
-exentos los menores de diez años-. Incluso a nivel individual pueden
contratarse, si se logra un grupo mínimo de seis participantes. Las
opciones son para todos los gustos, pudiendo elegir entre rutas de
senderismo o ecuestres, visitar centros de interpretación y museos, o
conocer la etnografía y los monumentos. Hay excursiones de uno o varios
días, e incluso es posible asistir a las actividades tradicionales de
estas comarcas como el magosto, el hilado de lino, una matanza, la
elaboración de pan... En total se han diseñado veintiséis rutas, entre
las que destaca la titulada Súbete al carro. A través de ella, un grupo
de jóvenes reivindica el carro de vacas como símbolo del mundo rural.
Gracias a él llegaba hasta aquí el comercio, se araba o se transportaba
leña. Para no olvidar el sonido del aro de metal sobre las piedras de
los caminos, Patrimonio Rural Vivo los ha puesto en funcionamiento
creando un Taller Maestro que pone en valor la artesanía de los carros,
la utilidad de las vacas autóctonas y todos los elementos que se mueven
alrededor: aperos de tiro, yugos, sobeos y el arte de conducir una
guillada.
Realizando parte de las rutas diseñadas no sólo se
conocen los secretos que dan carácter a esta tierra, sino que se aprende
mucho. Por ejemplo, si elegimos la ruta titulada Cañón del Tera. El
paisaje glaciar, conoceremos qué particular dibujo de erosión deja un
glaciar sobre una roca, o como el agua la va esculpiendo luego con el
paso de los años. Si optamos por La miel de brezo. Las abejas trabajan
para nosotros, visitaremos colmenares, un envasadora de miel y la
industria de la cera que hay en Sagallos. Será una clase de ciencias
naturales en vivo y en directo, conociendo la labor de estos pequeños
animales que polinizan gran parte de las flores. Si preferimos la
historia, nuestro destino puede ser El Mundo Romano. Y así hasta
veintiséis rutas. Déjate guiar para descubrirlas. §
Información y reservas: 980 623 088 y 685 628 519 •
monitores@desanabria.org
Indice
Otros
pueblos: Trefacio, Cobreros, Requejo y Mombuey
Trefacio
Un
reconocimiento a la trucha
Entre todas las infraestructuras con que cuenta Trefacio
destaca el Centro de Interpretación de la Trucha. Es un punto de visita
imprescindible para todos los pescadores y amantes de la naturaleza.
El edificio que alberga el Centro
tiene tanta historia detrás, que si sus piedras hablaran nos contarían
los secretos de los herreros que allí trabajaron cuando era una antigua
fragua. Ahora nos habla de los visitantes que llegan al Centro de
Interpretación de la Trucha para saber más de este esquivo pez. En su
sala destacan auténticas artes de pesca como el ferrollo, la nansa y el
trasmallo, así como diversos aparejos de pesca. Pero sin duda lo más
llamativo son las cámaras subacuáticas que nos muestran el interior del
río y la vida que hay en él. Pero el Centro introduce también al
visitante en la cultura sanabresa a través de paneles que informan cómo
influyó la glaciación en la zona. A través de esas láminas conoceremos
la flora y fauna, la arquitectura tradicional y civil, y la
transformación del lino. Aunque la entrada a este Centro de
Interpretación de la Trucha es gratuita, hay que concertar visita
llamando al ayuntamiento al 980 62 83 43. Junto a este edificio están
las antiguas escuelas, reconvertidas en centro social multiusos.
Otro de los atractivos consiste en recorrer las rutas de
senderismo señalizadas o utilizar los caminos tradicionales, que se
siguen recuperando para que no se pierdan en el olvido y la maleza.
Ellos nos llevan a todos los pueblos del municipio, que son Murias,
Cerdillo, Villarino de Sanabria y Trefacio. En este último podremos
visitar dos hornos restaurados y la Iglesia de San Mamed, del siglo
XVIII. La fachada nos muestra una imagen pétrea del santo y en su
interior nos sorprenden dos tallas de madera que representan a San Pedro
y San Pablo. El realismo de las esculturas es tal que se aprecian
detalles como el largo de las uñas, las venas o los mechones de pelo de
estos seguidores de Jesús. §
Foto: Valvanera |
Cobreros
Trece motivos
Efectivamente, hay más de una docena de alternativas que
animan a visitar Cobreros, tantas como pueblos componen el municipio.
Entre ellos se reparten bellos parajes al lado del río, rincones de
montaña y arquitectura tradicional.
Sin lugar a dudas, conocer la
totalidad de los trece pueblos se convierte en una sencilla y placentera
tarea si nos dejamos guiar por los caminos tradicionales que unen las
localidades. Estas sendas son utilizadas desde antiguo por los vecinos
para su vida diaria, con lo cual han sido holladas por miles de pies
desde que se tiene recuerdo. Se recorrían para visitar familiares, ir a
las fiestas, realizar tareas agrícolas, llevar las vacas, e incluso para
ir a buscar al médico por una urgencia a medianoche. Todavía conservan
ese encanto cotidiano y rural, aunque ahora su uso sea turístico, y
conduzcan al viajero entre bosques, montes, pastizales, ríos y antiguos
molinos. Gracias a ellas conoceremos el completo pueblo de Barrio de
Lomba, con su pista polideportiva, horno de pan restaurado, su reciente
área recreativa y el nuevo hogar social que ha sido construido gracias a
la colaboración de la Junta de Castilla y León y Patrimonio Natural de
Castilla y León. Ya vayamos a Cobreros, San Román de Sanabria, Terroso,
Limianos o Avedillo de Sanabria, nos llamarán la atención dos constantes
que se repiten en todos los pueblos: el cuidado con el que se recupera
el patrimonio tradicional y los buenos servicios de que disponen. En su
empeño por mantener sus señas de identidad y por cuidar a los vecinos,
el alcalde Ángel López Amigo pretende que “haya un área recreativa en
cada pueblo. Además este año se han inaugurado cinco consultorios
médicos, que funcionan todos los martes del año, cubriendo así las
necesidades de la población”. Todos estos avances serán también
agradecidos por los futuros habitantes del municipio, que pueden llegar
atraídos por el Plan Parcial cuya primera fase se está desarrollando. A
lo largo de más de cuarenta y siete hectáreas que se encuentran a los
márgenes de la N-525 se están levantando diversas infraestructuras
industriales, pero el proyecto contempla la creación en la zona de un
área residencial, área de servicios y aparcamientos.
Sendas turísticas
Además de sus pueblos, Cobreros guarda otro as en la
manga. Se trata de una generosa naturaleza que se manifiesta a través
del río Truchas -su nombre lo dice todo- y unos parajes vírgenes que
pertenecen en muchos casos al Parque Natural del Lago de Sanabria. Para
hacerlos más asequibles, se han marcado diversas rutas, entre las que
destaca una por su espectacularidad. Se trata de la senda que lleva
hasta las Cascadas de Sotillo, partiendo del pueblo del mismo nombre. De
dificultad media, el camino nos conducirá por el valle del río Truchas,
rodeados de las sombras que proyectan robles, abedules, castaños,
avellanos y acebos, en lo que constituye uno de los mejores bosques del
Parque Natural. El sonido del agua se irá haciendo cada vez más fuerte,
condicuéndonos hasta las Cascadas que se nutren de la Laguna de Sotillo,
a 1.600 metros de altitud. Estamos en nuestro destino, refrescante en
esta época del año. Pero el regreso es más sencillo, gracias a un camino
en zig-zag señalizado que nos lleva a una pradera, de ahí cruzamos un
puente de madera rústico para salvar el río, llegamos a una segunda
pradera y enlazamos con un robledal único. Un poco más de camino, y ya
estamos de vuelta en Sotillo. Esto es sólo para abrir boca, puedes
realizar tantas rutas por el entorno de Cobreros como seas capaz de
imaginar. §
Requejo
El bosque
milenario
La joya de Requejo son medio centenar de tejos milenarios
que reinan en el bosque conocido como el Tejedelo o Tixagales. Un regalo
para los que están dispuestos a una buena caminata, y están dotados de
un excelente sentido de orientación.
Uno pensaría que encontrar un
bosque de casi cincuenta tejos, con ejemplares que tienen un tronco de
más de ocho metros de diámetro, es tarea sencilla. Nada más lejos de la
realidad, puesto que estas joyas de la naturaleza, están protegidas por
centinelas que hacen difícil su localización. A modo de guardianes, les
rodea una legión de un millar de tejos más jóvenes, de entre cinco y
novecientos años de edad. Y alrededor de todos ellos, 2.700 hectáreas de
bosque de roble despista al senderista poco experimentado, a la vez que
protege a los tejos de plagas, incendios, sequías y turistas de dudosas
intenciones. De este modo, la naturaleza se confabula para que sólo los
que realmente deseen conocer a estos antiquísimos tejos logren llegar a
sus pies y valorarlos como se merecen. En respuesta, sus troncos le
contarán historias de cuando Almanzor asolaba los reinos castellanos o
incluso de druidas que se reunían bajo sus ramas para conectar con sus
dioses. A la vuelta, un área con bancos y mesas invita a tomar algo,
aunque seguro que nuestros cansados pies querrán relajarse en la piscina
fluvial del río Castro. Al caer la tarde, Requejo nos invita a visitar
la Ermita de Guadalupe y la Iglesia de San Lorenzo, comprar productos
típicos o descansar como en casa en alguno de sus alojamientos. Seguro
que soñaremos con tejos. §
Mombuey
El preciado
tesoro
Enclavada en la comarca de Carballeda, la villa de
Mombuey se levanta en el pequeño valle del arroyo Valchano. La tradición
le concede reminiscencias templarias, y los castros de la zona confirman
que el entorno ya estaba poblado en la edad de hierro. La historia viene
a decir que esta fue una zona fértil y deseada para asentarse.
Hoy los accesos son inmejorables,
gracias a la N-525 y la A-52 que enlazan Castilla y León con Galicia.
Así que llegar a Mombuey es tarea sencilla. La villa destila equilibrio
entre pasado y futuro, entre el orgullo de ser carballés y la necesidad
de abrir los brazos al viajero que llega a través del Camino Sanabrés.
Todo tipo de establecimientos convierten la estancia en la villa en un
placer sencillo. Y eso hace de Mombuey un destino predilecto de la zona.
Como lo fue para las tribus célticas que dejaron su huella en el Castro
del Burro, y los que todavía permanecen en términos colindantes como es
el Castro del Buraconte, que aún conserva algunos tramos de muralla,
foso y campo de lajas. Entonces esto debía ser una joya de la
naturaleza; un valle verde surcado de abundante agua que permitía una
tranquila supervivencia. Los siguientes moradores que dejaron huella
imborrable hasta hoy son los templarios, a quienes se les atribuye la
construcción de la torre románica que preside Mombuey. De planta
rectangular, se supone que en sus inicios era una atalaya militar,
aunque en la actualidad constituye el campanario de la iglesia
parroquial y fue declarada Monumento Nacional en los años treinta. Todos
sus encantos convirtieron la villa en principal núcleo de la comarca,
estandarte que conserva hasta hoy. §
Indice
Sanabria
Alta: Hermisende, Lubián, Porto de Sanabria y Pías
Hermisende
Asombroso patrimonio
En los límites de Portugal y Galicia se encuentra el
municipio de Hermisende, repleto de atractivos naturales y etnográficos.
Hay ejemplos en cada pueblo y vale la pena visitarlos para conocer el
valioso patrimonio.
En San Ciprian de Hermisende nos
encontramos con un Museo Etnográfico. Castrelos y La Tejera poseen
numerosos edificios que ejemplifican la arquitectura típica del lugar
como el Molino da Aira y el Horno da Piota situados en cada uno de estos
pueblos. Contemplamos en Castromil su emblemática Cruz Da Touza y en
Hermisende un puente que conserva un escudo de la época de Carlos III.
Es asombroso el patrimonio natural, arquitectónico y
cultural que hallamos en el municipio de Hermisende, por ello en los
últimos años se ha trabajado para poner en marcha un amplio proyecto
denominado “Estudio del Territorio y Arquitectura popular de Hermisende
y anejos” que está logrando garantizar la protección y la conservación
de este.
Se ha desarrollado un programa de infraestructuras
turísticas para generar una red de senderismo que favorece la creación
de actividades de turismo activo. Gracias a subvenciones se han podido
señalizar las diferentes rutas que tenemos, como son: La Raya, Los
Prados y Castaños de Hermisende. En La Tejera la ruta del Valle del río
Gamoneda, Castromil con el Camino del Contrabando, San Ciprián de
Hermisende con la ruta A Pedra das Ferraduras y Castrelos la ruta del
Mouro Morto. Estas rutas muestran al turista un paisaje realmente
espectacular, así como una naturaleza casi virgen. Parten de las propias
localidades del municipio, lo que permite apreciar y disfrutar de su
arquitectura.
Contamos también con una zona de baño situada en el río
Tuela, en la zona conocida como la Veiga, acondicionada mediante una
serie de actuaciones para el disfrute de los bañistas.
Todas son razones que animan a elegir la comarca como
destino turístico, atiendiendo al entorno natural -disfrute de la
naturaleza y el paisaje-, seguido de la búsqueda de tranquilidad. §
Foto: J.M. López |
Lubián
La tradición habla
Susurran los ecos del pasado a través de las
celebraciones que se pierden en el origen de los tiempos. Nos acarician
la palabras que recuerdan a todos aquellos que llegaron siguiendo el
Camino de Santiago. Y hablan muy alto los antepasados a través del
silbido del viento entre las hojas de los árboles. Escuchemos.
Para seguir caminando, uno no debe
olvidar su propia historia. Lo dicen los sabios del planeta, y Lubián lo
sigue a pie juntillas pues su modo de vida y sus celebraciones nos lo
recuerdan a diario. Este municipio formado por Aciberos, Padornelo,
Hedroso, Las Hedradas, Chanos y Lubián -la capital-, está convencido de
que debe cuidar todo cuanto posee. Por ello en su labor de
rehabilitación, este año han arreglado en Chanos la casa del pueblo, que
ahora acoge un salón de usos múltiples. De modo que sigue estando a
disposición de las necesidades de los ciudadanos, manteniendo su función
de siempre.
Sin olvidar una de las tradiciones de la zona más unida
al entorno natural, en agosto podremos disfrutar otro año más del
Cortello dos Lobos, fiesta tradicional en la que los vecinos se reúnen
en torno a una hoguera para contar leyendas sobre lobos y encuentros con
ellos.
Las fiestas tienen continuidad el 18 de agosto, con la
celebración del Día do Camiño y siguen al día siguiente con el Día de la
Bicicleta, en el que se recorrerán los pueblos por el puerto de La
Canda. El verano festivo se cierra el último domingo de septiembre en el
Santuario de la Tuiza. En sus inmediaciones se instalarán de nuevo los
puestos de la V Edición de la Feria de Artesanía, y en los alrededores
se ubicará la tradicional Feria de Ganado.
Además de celebraciones, aquí los peregrinos forman parte
de la cultura de Lubián. El paso del Camino de Santiago por estas
tierras ha dejado una honda huella en sus hospitalarios habitantes. Por
ello se esfuerzan en limpiar anualmente cada uno de los doce kilómetros
por los que transitan los peregrinos, y tienen en proyecto dotar de más
servicios su albergue de peregrinos. De este modo contarán con mayor
número de camas y una mejora en las infraestructuras.
Pero antes que peregrinos, aquí llegaron tribus
castrenses de las que todavía quedan vestigios. A quien quiera recordar
los ecos de sus pisadas se le recomienda seguir la ruta que lleva al
Castro de As Muradillas, hoy limpio y acondicionado. Entre las piedras
de esta construcción que data del siglo III a. C. llegan ecos del modo
de vida que llevaron sus habitantes de la Edad de Hierro.
De igual manera, resuena en el interior de los habitantes
de Lubián su respeto por los mayores. Ellos nos cuidaron en nuestra
infancia, nos formaron en nuestra juventud y nos dieron sabios consejos
en nuestra madurez, así que merecen que ahora les correspondamos en
igual medida. Aquí no olvidan a los abuelos y están ya empezando a
trabajar en la creación de un Centro de Atención a los Mayores. Se
construirá una residencia y un centro de día en Lubián, proyecto
conjunto entre el Ayuntamiento y las Juntas Vecinales. El objetivo es
satisfacer las necesidades de los mayores en este municipio, que no
olvida qué y quiénes les han llevado a donde están. §
Porto de Sanabria
En verde
El verde es el color de la naturaleza y el de la
esperanza. Es asimismo el tono que distingue a Porto, donde todo se tiñe
de él: desde los pastos al río que lo surca. Y el verde se cuela en los
genes de sus habitantes, que son grandes defensores del medio ambiente.
Desde la Sanabria Alta, Porto nos
muestra sus verdes pastos, regados todo el año por gran cantidad de agua
que proviene del río y de las lluvias. La vista es espectacular, pues
sobre el prado giramos sobre nosotros mismos y alcanzamos a ver cómo las
montañas nos rodean. El aire no puede ser más limpio, más puro, y la
gran cantidad de animales que aquí viven así lo atestiguan. De hecho, en
este término municipal hay un coto de caza de más de cinco mil hectáreas
donde viven perdices rojas, liebres, conejos, corzos, jabalíes, venados
y ciervos. Todos ellos son testigos de la rebosante naturaleza que aquí
se da cita. Paralelamente los pastos son aprovechados para la ganadería,
la única fuente de riqueza hasta hace pocos años. Hoy todavía quedan en
el pueblo una decena de ganaderos que cuidan especies de vacuno y
caballar de gran calidad. No puede ser de otro modo en estas tierras
donde todo se mantiene como la naturaleza lo diseñó. Y ese modo de vida
se ha convertido en tradición y en fechas ineludibles, como son el
primer sábado de agosto donde se celebra una Feria de Exposición de
Ganado y todos los días 26 de mayo, junio, agosto, septiembre y octubre
en los que hay ferias ganaderas. Y de las praderas nos vamos a los ríos
de la zona, que son trucheros de pesca libre. En el término de Porto
merece la pena acercarse con la caña al embalse de San Sebastián a
pescar bogas y truchas, y al embalse de Valdesirgas a por truchas. Todo
depende de la pericia del pescador. Y lo que no puede faltar es un buen
paseo por alguna de las rutas del municipio, como la que nos lleva de
Porto a Barjacoba o la Ruta a Peña Trevinca. También hay grandes
recorridos que discurren entre abundantes robles, piornos y acebales.
Además de naturaleza, Porto presenta otros tentadores
atractivos integrados en el entorno natural como cuatro molinos de agua
en el propio pueblo a los que se puede entrar y ver cómo funcionan.
También se puede visitar una fragua con todas las herramientas antiguas,
bañarse en la playa fluvial del río Bibey, disfrutar en el parque
infantil y visitar la plaza mayor y todo el pueblo, que guarda buenos
ejemplos de la arquitectura tradicional sanabresa. Como colofón, no se
puede desdeñar la invitación para conocer las fiestas. Aunque ya pasó
San Antonio el mes de junio, todavía nos queda disfrutar el 15 y 16 de
agosto de Nuestra Señora de la Asunción y de San Roque, donde no faltará
la orquesta. Y el 26, volverá a sonar de tarde la orquesta animando al
baile.
Porto es un viaje al verde, el color de nuestros
orígenes. §
Pías
En los dominios del viento
Hasta hace unos años, en Pías nunca se supo qué hacer con
ese aire que soplaba insistentemente en lo alto de sus colinas. Era un
bufido constante que incomodaba los paseos y que algunas veces se colaba
hasta el valle para visitarles. Hasta que conocieron que eso era una
fuente de energía, y supieron que el señor del viento les había hecho un
generoso regalo.
Desde ese momento, algunos
montículos del municipio se poblaron de inmensos molinos de viento, y la
riqueza generada por el aire se sumó a la que hasta entonces provenía de
la ganadería, la agricultura de subsistencia, y la cantera de cuarzo de
Villanueva de la Sierra. Esa bonanza se invierte en cuidar con mimo el
entorno, conservar las construcciones típicas y levantar nuevas
infraestructuras al servicio del ciudadano. Molinos, fuentes y hornos
restaurados, se mezclan con casas tradicionales de piedra, madera y
pizarra, dando una idea de la vida que hasta hace pocos años se
desarrollaba en estos pueblos rodeados de verde. Un lugar para visitar,
lleno de historias y leyendas, como las que esconden el curro de los
lobos, en Barjacoba. En la zona todavía resuenan los ecos de estos
inteligentes animales que eran atrapados para evitar que atacaran al
ganado. Sus piedras transmiten el miedo mutuo y la historia de
desencuentros entre hombres y lobos que llega hasta hoy.
Pongámonos de nuevo a caminar, esta vez siguiendo el GR
de 188 kilómetros que discurre por Pías, su vecino Porto, y los
municipios gallegos de Carballeda, Petín, A Veiga y Viana do Bolo. Se ha
bautizado como Gran Ruta del Macizo de Peña Trevinca, cuyo recorrido
pasa por todos los pueblos de Pías, lo que se convierte en una buena
excusa para conocerlos a paso lento. En este paseo tenemos que
acercarnos hasta el gran robledal conocido como La Ribera, lleno de
sombras que agradecemos en esta época del año.
Aunque al leer esto parece que nos encontramos en un
lugar perdido y apartado, lo cierto es que hay muy buenos accesos y que
se están mejorando las carreteras que unen los pueblos del municipio. Un
plus que nos anima más a acercarnos a Pías cuando deseemos olvidarnos
del reloj. §
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