Que todos los grupos políticos
consideren que es necesario hacer algo más para avanzar en los derechos de
unos y otras, excepto el Partido Popular, sitúa a esta formación en un lugar
incomprensible si realmente creen en la democracia. |
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ABRIL 2007
Igualdad y derechos
POR ISABEL MENENDEZ
En
mi ciudad natal, la capital asturiana, se inaugura una nueva estación de
tren a la que el Ministerio de Fomento propuso denominar con el nombre
de Clara Campoamor. Con ello se homenajeaba a una mujer a la que le
debemos la más vehemente defensa del sufragio femenino y, por ello,
considerada como la mayor responsable de que, en la Segunda República,
las españolas se convirtieran en ciudadanas de pleno derecho. Sin
embargo, y a pesar de que los rótulos ya estaban colgados en el apeadero
ferroviario, fue necesario dar marcha atrás y eliminar la denominación,
ante la presión ciudadana. Las vecinas y vecinos llegaron a manifestarse
para reclamar que no se bautizará así a la estación y recogieron más de
6.000 firmas al respecto; posteriormente, desde el pleno municipal, se
exigió a Fomento que se eliminara el nombre de la diputada socialista
del nuevo equipamiento. Una de las razones que esgrimían las personas
que firmaron contra la denominación era que se trataba de una mujer que
poco o nada tenía que ver con Asturias, por lo que reclamaban el uso del
término con el que tradicionalmente se ha denominado a esa zona de
Oviedo.
Una se pregunta cómo puede argumentarse que Clara Campoamor no ha tenido
relación con Asturias si, como decía más arriba, existe consenso en
reconocer su papel en la lucha política por la igualdad de las mujeres,
así como el precio que tuvo que pagar por dicha defensa de los derechos
femeninos. Para estos vecinos y vecinas, además de quienes forman parte
de la corporación municipal, gobernada por el Partido Popular, parece
poco importante el papel que Campoamor jugó en relación a las mujeres,
la mitad de la población. Asimismo, no parece molestarles que en la
ciudad sigan existiendo calles con nombres, hechos y símbolos
identificables con la dictadura de Franco. De hecho, sólo en el entorno
que rodea la nueva estación se mantienen calles con los nombres de
Coronel Aranda, Comandante Caballero, Jesús Arias de Velasco, Sargento
Provisional o Alférez Provisional. La titular del Ministerio de Fomento,
por su parte, recordó a las autoridades de la ciudad que era una buena
oportunidad para dedicar el nombre de una calle a una mujer que tanto
luchó por la igualdad, al tiempo que les recordó que el callejero de la
localidad apenas incluye nombres femeninos. Quizá es que ninguna mujer
ha tenido una relación con la capital como para merecer semejante honor.
Por mi parte me siento avergonzada de mi propia ciudad natal y de la
poca generosidad hacia el pasado que manifiestan muchos/as de quienes la
habitan.
Pocos días más tarde el Congreso de los Diputados aprobaba la Ley
Orgánica de Igualdad, con el apoyo de todos los grupos políticos excepto
el Partido Popular a quien, una vez más, no parece interesarle que
exista una igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Con esta ley será
obligatoria la paridad en las listas electorales o los planes de
igualdad en las empresas. Mejorará la situación de las trabajadoras
autónomas y otro hito que incluye es el reconocimiento de un permiso de
paternidad, un paso imprescindible en el cambio de valores y actitudes
de una sociedad que, hasta ahora, ha considerado que los hijos e hijas
son únicamente de las mujeres. Es verdad que la ley ha tenido recortes y
que no satisface a todas las sensibilidades feministas pero lo cierto es
que es más de lo que teníamos antes y un primer paso para avanzar en la
equiparación de derechos. Que el principal grupo de la oposición se
empecine en ir contracorriente debería hacer reflexionar a quienes les
dan su confianza, sobre todo a las mujeres. Que todos los grupos
políticos consideren que es necesario hacer algo más para avanzar en los
derechos de unos y otras, excepto el Partido Popular, sitúa a esta
formación en un lugar incomprensible si realmente creen en la
democracia. ∆ |