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ABRIL 2007
Foto: UNHCR/ H. Caux
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Por un mundo global
Las
mujeres siguen siendo las primeras víctimas de la violencia en todo el
planeta, y las últimas de la cola en lo que a derechos se refiere. Como
contraposición, miles de mujeres se están agrupando para cambiar su
entorno con las únicas armas que les otorga su naturaleza femenina.
Texto: Marta Iglesias
Las mujeres, y más
concretamente las características femeninas, están actualmente en boca
de todos. Múltiples entrevistas contienen reflexiones sobre ello y se
acaban de publicar varios libros que aluden a la condición de la mujer:
desde la diferente configuración del cerebro femenino, a las injustas
situaciones que viven en el planeta. Por ejemplo la periodista y
escritora francesa Christine Ockrent, indica en el prólogo de 'El libro
negro de la condición de la mujer' que "Las mujeres son su propia
esperanza. Sólo pueden contar consigo mismas para cambiar la sociedad.
Cada vez que hacemos progresar los derechos de todas nosotras la
humanidad entera da un paso hacia un mundo más justo". Sobre esta frase,
la primera palabra que viene a la mente es responsabilidad. Las mujeres
tienen una misión, una labor. Para todas ellas y toda la sociedad. Y esa
responsabilidad sólo puede ejercerse bajo las características
intrínsecas a la condición femenina. En ellas se encuentran la fuerza,
el valor, la visión global, la imaginación, el amor. Quizá la última es
la más reconocida y evidente porque las mujeres han realizado siempre
trabajos imprescindibles para la vida, como parir, alimentar, cuidar...
Capacidades que reconocía recientemente el artista Miguel Bosé en una
entrevista, en la que apuntaba además que con todas las mujeres que
estaban llegando al poder - Bachelet, Merkel, Pelosi...- algo estaba a
punto de suceder.
Puede que efectivamente algo vaya a pasar en las esferas de poder, pero
es evidente que algo ocurre ya en todo el planeta. Un movimiento
silencioso, femenino y muy fuerte. Un movimiento que se inicia en la
calle y probablemente tendrá repercusión en las urnas, pero que se
construye desde la ciudadanía femenina.
Foto: Amada Santos (www.caladona.org
)
"Cada vez que hacemos progresar los derechos de todas
nosotras la humanidad entera da un paso hacia un mundo más
justo" |
Armas de
mujer
Hablábamos de
las diferentes características femeninas, que hasta el momento no están
contempladas en la sociedad. Para ponerlas en funcionamiento las mujeres
están utilizando armas distintas a las de los hombres. Para la
periodista Montse Boix, coordinadora de la Web Mujeres en Red, la gran
característica femenina es que "las mujeres responden, se han rebelado
contra las prácticas sociales que las discriminan. Y además reivindican
una mirada plural y más democrática, no la mirada única que propugnan el
patriarcado y las religiones".
Tras la
rebelión, ¿alguien conoce alguna mujer luchadora que no pertenezca o
haya generado un grupo? Mientras el capitalismo imperante separa y
promueve el individualismo y la competencia, lo femenino busca unirse,
formar grupos, trabajar en cooperación. Bajo estas bases trabaja la Red
Internacional de Mujeres de Negro contra la Guerra desde 1988, cuando
palestinas e israelíes se unieron para buscar un fin pacífico al
conflicto de Oriente Próximo. Hartas de ser víctimas y de ver cómo
morían los suyos, se convirtieron en activistas, mostrando con su
actitud nuevas salidas a la confrontación. Años más tarde se unieron las
mujeres de la ex Yugoslavia para oponerse a la limpieza étnica, el
régimen nacionalista-militarista de Serbia y toda discriminación. El
movimiento se extiende y hay grupos asociados a él en varios países,
como sucede con Dones x Dones en España.
En todos los
lugares del planeta, hay cambios basados en nuevos valores. Si pensamos
en la imaginación femenina al servicio de una causa, tenemos a SEWA, una
organización india fundada en 1952 para devolver la dignidad a las
mujeres. Este microbanco para mujeres defiende que haciéndolas
responsables, libres e independientes, las mujeres se liberan, pueden
construir nuevos caminos y ayudar a otras hermanas que están en la
situación de la que ellas acaban de salir. El microbanco les da dinero
para liberarse de deudas por las que trabajan esclavizadas durante años,
y para que monten su negocio. Una donación de cien dólares puede liberar
a más de ciento cincuenta mujeres y a sus familias de un trabajo
esclavo, porque allí el precio del dinero es alto. Cuando esas mujeres
pasan a ganar dinero, dan donaciones a SEWA para que ayuden a otras
compañeras en la misma situación. Se trata de aprovechar la
globalización, en el buen sentido. De ser explotados pasan a generar
ganancias, un círculo cada vez más amplio.
Y si hay
una característica femenina por excelencia, es la visión global sobre
los problemas. La bióloga y viceministra de Medio Ambiente en Kenia
Wangari Maathai logró en 2004 el Premio Nobel de la Paz por su
Movimiento Cinturón Verde. Aunque muchas guerras se libran por recursos
naturales, más que una lucha por la paz, su creación es visionaria,
sencilla y fruto de una mente global. Nace en 1977, a raíz de que
Maathai conoce las frustraciones de las mujeres keniatas, que se
reducían a inseguridad alimentaria y malnutrición, falta de leña, de
agua y de ingresos. Lo que todos veían como algo separado, inconexo,
ella lo unió: la esperanza era plantar en los terrenos privados de los
ciudadanos los árboles que se habían perdido. Con ellos se conseguiría
la leña necesaria, atraerían la lluvia que regaría los campos y por
tanto la comida que faltaba y el agua escasa. Al ponerlo en marcha, los
árboles además renovaron el suelo erosionado, trajeron dinero a las
mujeres, devolvieron a su pueblo la conciencia ambiental y la ilusión a
todo el mundo. En 2004 el Cinturón Verde daba trabajo digno a 50.000
mujeres pobres y se habían plantado veinte millones de árboles.
Pero cuando llega el conflicto y la violencia, las mujeres no sólo son
víctimas, sino que sacan valor para alzar la voz y reconstruir su vida.
Las mujeres sudamericanas son las reinas en el difícil terreno de
denunciar a las dictaduras -el ejemplo de las Madres de la Plaza de Mayo
ha recorrido el mundo-, a los narcotraficantes, a los paramilitares, a
las iglesias, a sus gobernantes que las mantienen en la miseria o a una
sociedad machista que las esclaviza. Muchas se agrupan bajo el paraguas
de la Plataforma de Acción de las Mujeres, que apuesta por la lucha
contra los fundamentalismos.
Mujeres en España
Si dirigimos
la vista a nuestro país, destaca sin duda toda la actividad desatada por
la Red Feminista de Organizaciones contra la Violencia de Género, cuyo
trabajo se ha visto recompensado con la creación de Ley contra la
Violencia de Género -que ha generado controversia en algunos sectores- y
la reciente Ley de Igualdad. Montse Boix, que sigue día a día las luchas
de mujeres en nuestro país afirma: "Valoro mucho el trabajo que están
haciendo en los municipios las organizaciones. No tienen tanta
repercusión a nivel de Estado, pero sin embargo están aportando su
granito de arena. Personalmente me interesa el trabajo que se está
haciendo en Andalucía en relación a los derechos de igualdad.
En España destaca
la Red Feminista de Organizaciones contra la Violencia de
Género, cuyo trabajo se ha visto recompensado con la
reciente Ley de Igualdad. |
Hay
algunas organizaciones más vistosas, pero lo importante es que hay
grupos de mujeres que están trabajando como hormiguitas para cambiar las
cosas". En ese sentido Ca la Dona (Casa de la Mujer) de Barcelona es
pionera en agrupar asociaciones de mujeres de todo tipo. No es
simplemente un espacio físico sino simbólico, que pretende producir
pensamiento femenino en todas las esferas, algo con mucha tradición en
las mujeres catalanas. Como deducimos de su experiencia, la unión hace
la fuerza, y ésta conlleva el poder, un concepto tradicionalmente
considerado masculino, al que las mujeres están dando una nueva
acepción. Según Montse Boix, "las mujeres tenemos mucho poder. Podemos
decidir entre hacer lo que se nos dice o modificarlo, tenemos capacidad
a nivel económico con la que decidir qué compramos o qué no, sabemos lo
que queremos y lo que no en una relación... Estamos en un momento en el
que estamos adquiriendo poder, y eso a veces tiene la dificultad de que
algunos hombres lo consideren una amenaza. Con ello, a mí me gustaría
que ellos reflexionaran sobre el hecho de que más poder para las mujeres
significa también una sociedad más justa, de la que vamos disfrutar
todos". ∆
La condición de la mujer
Recientemente la
editorial Aguilar publicaba "El libro negro de la condición de
la mujer", cuya preparación ha sido dirigida por la periodista
francesa Christine Ockrent y coordinada por la historiadora
Sandrine Treiner. Durante dos años una red mundial de autores
preocupados por mostrar con datos fiables la situación de la
mujer estuvo en permanente contacto. Muchas de las declaraciones
publicadas son un acto de valentía, porque varios colaboradores
viven en lugares donde hablar del sufrimiento de las mujeres
conlleva represalias. Pero no dudaron en facilitar sus escritos
para que muchas personas pudiéramos leerlos. Sacar a la luz este
libro ha sido un movimiento femenino de unión, ayuda mutua y
esfuerzos compartidos. Pese al título oscuro del ejemplar, en
sus páginas se combina la cruda realidad con los testimonios de
vidas valientes que luchan todos los días por ayudar a sus
compañeras, como las hermanas Asma Jahangir y Hina Jilani,
abogadas que se juegan la vida para defender los derechos de las
mujeres paquistaníes. Mujeres que han sabido sobreponerse al
dolor para construir un mundo mejor, como Esther Mujawayo que
sobrevivió al genocidio tutsi de Ruanda en 1994 y ha fundado la
Asociación Viudas del Genocidio de Abril para dar voz a sus
compatriotas. "Yo pasé de estar condenada a vivir para elegir
seguir viviendo", es su declaración de intenciones. O como
Esther Chávez, que ha abierto cuatro casas de acogida en México
para ayudar a mujeres maltratadas, y se lamenta de no poder
ayudar a más por falta de recursos. Un libro de dolor y de
esperanza. Una invitación a romper el silencio. Una puerta al
futuro y la confirmación de que ninguna está sola. En otro lugar
del planeta, una mano hermana comparte la lucha de la mujer que
cree que otro mundo es posible. |
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