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ABRIL 2007

Ventana Nacional
NACIONAL

Altamira Gonzalo Valgañón
Foto: Themis

"La Ley matiza desigualdades al hacer obligatoria una representación equilibrada en las listas electorales, con un mínimo del 40%
de mujeres"

LEY DE IGUALDAD

El mes pasado el Senado aprobaba la Ley de Igualdad sin votos en contra y con la abstención del PP. Esta norma, que paliará parte de las desigualdades sociales y laborales que sufren las mujeres, sólo es el primer paso de un largo camino. Así nos lo resume Altamira Gonzalo Valgañón, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis.

-¿De qué manera esta ley elimina la desigualdad existente entre mujeres y hombres?
-Esta ley no la elimina por completo, pero es un instrumento importante porque ayuda a normalizar la desigualdad en determinados ámbitos tanto públicos como privados. Por ejemplo, es un avance en la desigualdad que existe entre mujeres y hombres a la hora del cuidado de niños, con la creación del permiso de paternidad, que además en unos años será del doble de tiempo. No elimina la desigualdad pero sí que avanza en el camino de lo que llamamos la corresponsabilidad. También suaviza o matiza desigualdades, por ejemplo, al hacer obligatoria una representación equilibrada en las listas electorales, ya que tiene que haber como mínimo un 40% de mujeres. En este aspecto las mujeres no hemos logrado lo que queríamos: que las listas fueran paritarias, mediante un sistema de cremallera hombre-mujer-hombre-mujer... El 40% sigue siendo injusto porque las mujeres somos el 50% de la sociedad, pero qué duda cabe de que es un paso muy importante en la reducción de la desigualdad.

-De las veintidós leyes que modifica, ¿cuáles son las más características?
-En cuanto al número de artículos que afecta destacaría el Estatuto de los Trabajadores. Porque modifica todo lo que tiene que ver con baja de maternidad, baja de paternidad... y lo mismo con la función pública, porque los cambios establecidos para los trabajadores en general lo son también para los trabajadores públicos.

-Los opositores a la Ley de Igualdad temen que las mujeres ocupen puestos para los que no están preparadas. ¿En qué sentido diría usted que es importante el sistema de cuotas?
-Me indigno cada vez que lo oigo, porque yo creo que no hablamos de cuotas. Hablamos de espacios que nos corresponden a las mujeres porque somos el 50% de la sociedad, el problema es que no nos han dejado acceder a los puestos que nos corresponden. Y hay mujeres preparadísimas, tantas como hombres. De hecho la mayor parte de las personas universitarias son mujeres y no tienen malas notas.

-¿De cuánto tiempo disponen las grandes empresas de más de 250 trabajadores para negociar en sus convenios planes de igualdad?
-Creo que no tienen un tiempo porque no son obligatorios, ya que la ley dice que 'se procurarán realizar planes de igualdad'. Pero sí se ha introducido una novedad en la Ley a su paso por el Senado, que establece que aquellas empresas que sean sancionadas por discriminar entre mujeres y hombres podrán elegir entre cumplir la sanción que se les imponga o bien establecer un plan de igualdad para reducir o eliminar la discriminación.

-¿Cómo actúa la Ley de Igualdad contra las actitudes discriminatorias?
-La Ley de Igualdad lo que hace es definir en qué supuestos se considera que es discriminatorio un despido y declara la nulidad del despido con readmisión. Y -aunque esto ya lo tenemos en la Ley de Procedimiento Laboral- acuerda la inversión de la carga de la prueba. Esto quiere decir que cuando una mujer alega en un juicio que ha sufrido una discriminación por razón de sexo, quien tiene que probar que no ha discriminado es el demandado, la empresa.

-'Hecha la ley, hecha la trampa'. A simple vista, ¿tiene algún resquicio que permita cometer injusticias?
-La ley precisamente no. A veces lo que sucede es que es difícil hacer cumplir las leyes. Por ejemplo el Estatuto de los Trabajadores que tenemos ahora se aprobó en 1980, y ordena pagar el mismo sueldo al hombre y a la mujer cuando hagan el mismo trabajo. Sin embargo las estadísticas dicen que hoy, a los veintisiete años de la entrada en vigor del Estatuto, los sueldos son para las mujeres un 20-25% inferiores a los de los hombres para el mismo trabajo. Es decir, que las leyes no cambian las mentalidades. Y luego en el ámbito laboral hay un problema añadido, y es que la provisionalidad y vulnerabilidad en los trabajos impide reclamar y reaccionar cuando se es víctima de una discriminación.

-¿Qué echa de menos en la nueva ley, en qué punto podría haber ido más allá?
-En la paridad electoral. Nosotras teníamos las esperanzas puestas en que se aprobara la paridad electoral -la mitad de personas de cada sexo en las listas-; no se ha conseguido pero creemos que esta ley no es el punto final sino que supone un hito muy importante. Desde luego abre el camino de la corresponsabilidad en la familia, algo que para las mujeres sigue siendo una traba muy importante para desarrollarnos en el trabajo, incorporarnos al mercado laboral y poder ejercer los trabajos en condiciones de igualdad con los hombres. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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