-¿Qué
principales empresas españolas operan en América Latina y qué porcentaje
de sus beneficios totales proceden de este subcontinente?
-Las empresas de capital mayoritariamente español llegaron en una
primera oleada en la década de los noventa y se concentraron en el
sector servicios y, más concretamente, en los de energía,
telecomunicaciones y banca. Son, por lo tanto, las empresas "españolas"
más relevantes de esos sectores las que tienen presencia en aquel
continente (Telefónica, Repsol-YPF o BBVA y BSCH). La siguiente
incursión, ya en el siglo XXI, la protagonizarían las empresas
eléctricas (Endesa, Iberdrola o Unión Fenosa) y las concesionarias de
grandes infraestructuras, como es el caso de Dragados. La atribución de
beneficios al negocio que desarrollan en los países latinoamericanos es
compleja de determinar para todas ellas, al menos, si se pretende
imputar separadamente por países. En cualquier caso, se trata de
porcentajes muy elevados de sus beneficios dadas las más que favorables
condiciones en las que desarrollan su negocio como consecuencia de unas
regulaciones laborales, sociales o medioambientales muy laxas y que, en
muchas ocasiones, ni siquiera llegan a cumplir.
-¿Por qué
los ciudadanos latinoamericanos perciben que las empresas españolas les
tratan abusivamente? ¿Bajo qué condiciones especiales operan?
-Esa percepción refleja fielmente las condiciones abusivas en las
que esas empresas desarrollan su actividad en aquellos países. El
menosprecio a formas de vida tradicionales; la desatención de normativas
medioambientales básicas que son de obligado cumplimiento en las
economías occidentales pero que se vulneran sistemáticamente, a pesar de
ser mucho menos restrictivas, en los países latinoamericanos; las
condiciones de explotación a la que someten a sus trabajadores, pagando
salarios de miseria, con jornadas laborales muy superiores a las ocho
horas, sin atender normativas laborales de reconocimiento internacional
y prácticamente sin derechos sociales ni laborales son algunas de las
razones que inducen a que dichos ciudadanos tengan esa, más que
justificada, percepción negativa. Pero también, en aquellos casos de
empresas que prestan servicios básicos en esos países, se constata la
existencia de tarifas excesivamente elevadas si se tiene en cuenta la
renta media de la mayor parte de la población, lo que implica el que
ésta quede sin atención. Además, esas empresas no acometen proyectos
que, a pesar de ser demandados y necesitados socialmente, no son
rentables. Y, finalmente, se producen en muchas ocasiones abusos en la
tarificación de los servicios y desasistencia cuando existen problemas
imputables a la empresa.
-¿Cómo
considera que ha de ser el paso de la nacionalización de las empresas
latinoamericanas, de modo que haya una relación de equilibrio, ayuda y
colaboración entre empresas españolas y sudamericanas?
-La nacionalización de los sectores estratégicos de las economías
latinoamericanas exige de la colaboración de todas las partes
implicadas. Ante todo, exige que los gobiernos de los países
occidentales entiendan que el desarrollo del continente y la progresiva
salida de la pobreza en la que vive la mayor parte de su población
demanda, en este momento, que esos sectores reviertan las rentas que
captan hacia la satisfacción de las necesidades de sus ciudadanos. Sólo
a partir de esa comprensión dejará de presionarse a los gobiernos
latinoamericanos para que mantengan el control privado de esos sectores
estratégicos. Además, las empresas "españolas" también deben de ser
conscientes de que las condiciones privilegiadas en las que han venido
desarrollando su negocio eran terriblemente perniciosas para esos
países. A partir de ahora, y si desean mantener su presencia, esas
empresas deberán entender que será como socios y no como dueños y,
consiguientemente, aceptando unos niveles de beneficios menos
"espectaculares" y sometidos a una regulación menos lesiva para los
intereses de los pueblos de Latinoamérica.
-¿Son estas
transnacionales el último ejemplo del colonialismo español en las
Américas?
-Sin duda, esas empresas y sus prácticas constituyen una expresión
-menos sanguinaria en algunos casos, pero igualmente lesivas para los
ciudadanos-, del colonialismo español o portugués de siglos pasados.
-¿Por qué
se reclama desde España que países como Brasil, Argentina o Bolivia
tengan en cuenta a las transnacionales españolas y no se les dice a
éstas que han de acomodarse a las leyes de esos países?
-Básicamente porque esas transnacionales presionan sobre el gobierno
español para que éste utilice su cuerpo diplomático, abierta o
veladamente, al servicio de los intereses de aquéllas y en claro
perjuicio de los ciudadanos de los pueblos en los que se instalan. En
cualquier caso, no hay que olvidar que, en principio, las
transnacionales se acogen a las leyes de dichos países. Sin embargo, sus
estándares legales en normativas tales como medioambiental, social o
laboral son mucho más bajos que los de las economías europeas. Tampoco
debe olvidarse que esas transnacionales suelen fijar en sus contratos
con los Estados de acogida cláusulas que, alegando la protección de sus
inversiones frente a comportamientos "inapropiados" de los mismos, les
permiten recurrir las decisiones que pudieran afectar a sus intereses
ante tribunales internacionales. Ello significa que, en gran medida,
eluden las legislaciones y tribunales nacionales y litigan en un
contexto que les resulta mucho más favorable. ∆