-El
reciente ejemplo de Israel confirma que se utilizan armas prohibidas
contra la población civil. ¿Qué reglas internacionales rigen la
compraventa de armas en el mundo y hasta qué punto se respetan?
-Por un lado, sí están reguladas las armas de destrucción masiva,
biológicas, nucleares y demás. Existen tratados y algunas convenciones
internacionales que tratan de regular la fabricación, el uso y la
comercialización de estas armas. Pero para Amnistía Internacional las
verdaderas armas de destrucción masiva son las armas pequeñas y ligeras,
y las armas convencionales como tanques y helicópteros. Se utilizan muy
poco las armas de destrucción masiva, sin embargo mueren a diario mil
personas por el efecto de armas pequeñas y ligeras. Y se compran y se
venden en el mundo sin ningún control y sin que haya ninguna normativa
internacional que regule su comercio y sus límites.
-¿Qué
países son los principales productores y vendedores de armas?
-Los principales exportadores de armas son los países del G-8, que
también son miembros del Consejo de Seguridad, con Estados Unidos, Reino
Unido, Rusia y China a la cabeza. Los países ricos exportan armas a los
países en vías de desarrollo, perpetuando ciclos de violencia, de
dependencia y de gastos que impiden crecer a esos países. De hecho hay
estudios que han calculado que si alguno de los países africanos
invirtiese en salud o educación la mitad del dinero que gasta en
importación de armas se habrían conseguido algunos de los objetivos del
milenio.
-La venta
de armas es el negocio más rentable que existe. ¿Se provocan guerras
para mantenerlo?
-Que el comercio de armas convencionales es uno de los grandes
negocios mundiales es claro y no acepta discusión. La cantidad de miles
de millones de dólares que se mueven al año lo demuestra. Sin duda el
comercio de armas esconde una gran contradicción. Hoy, que todo se pasa
por el tamiz de la seguridad mundial, sin embargo se siguen vendiendo y
comprando armas sin ningún control. Nosotros nos preguntamos a menudo de
qué seguridad estamos hablando y para quién. Porque parece
contradictorio que se estén tomando medidas muy contundentes en otros
ámbitos y sin embargo parece que nadie quiere prestar atención a una de
las verdaderas causas de la inseguridad mundial: el volumen de armas
pequeñas en circulación.
En cuanto a tu pregunta, como Amnistía Internacional no podemos sostener
que se provoquen guerras para mantener un negocio, pero sí está claro
que se perpetúan conflictos porque no se adoptan medidas para parar el
flujo de armas. La República Democrática del Congo es un ejemplo
paradigmático de un conflicto armado que se ha cobrado la vida de
millones de personas en los últimos años. Está sometido a un embargo de
armas de Naciones Unidas, pero siguen llegando a cambio de recursos
naturales. Las grandes empresas y multinacionales están vendiendo armas
a un país a cambio de poder explotar sus recursos naturales.
-Una vez
que ha terminado una contienda, el territorio queda sembrado de bombas
sin explotar o minas antipersona que siguen generando muertes. ¿Cuántas
de estas víctimas se producen al año y qué objetivo se persigue con
ello?
-No tengo información detallada. Lo que está claro -y lo vemos ahora
en Iraq- es que la facilidad de acceso a las armas dificulta mucho el
establecimiento de verdaderos procesos de paz en escenarios de
posconflictos. De hecho, muchos de los procesos de posconflicto de las
últimas décadas han terminado en un nuevo estallido de violencia. Para
ello hay que tener en cuenta que de los seiscientos millones de armas
pequeñas y ligeras que hay en circulación en el mundo, el sesenta por
ciento están en manos de civiles. El ciclo pernicioso tras la
fabricación del arma empieza normalmente con una transacción legal de
estado a estado, o con destinatarios como ejércitos o empresas, y al
final muchas de esas armas terminan en manos de civiles.
-¿Por qué
no se centran los esfuerzos en cambiar esto?
-Porque hay un debate sobre la seguridad desenfocado, mal entendido
y mal orientado, pero además también clarísimamente porque hay unos
intereses económicos muy importantes detrás de todo ello. A lo que hay
que añadir un componente político, es decir, tras el 11-S Estados Unidos
lejos de poner más limitaciones o dificultades para exportar armas pasa
a exportarlas a países a los que antes no se exportaba por su historial
de derechos humanos. Todo porque los considera aliados en la llamada
'guerra contra el terror'. Cuando hemos visto que los países aliados de
Estados Unidos una década después pasan a ser países enemigos. Mientras
no se tenga una visión a más largo plazo, y se siga pensando en términos
económicos motivados por la presión de las empresas y en términos
geopolíticos basados en la llamada 'guerra contra el terror', seguirá
permitiéndose que las armas se produzcan, se vendan y circulen sin
control como sucede en la actualidad. ∆