Será la
creatividad, el vaso medio lleno antes que medio vacío, la solución antes
que el problema, el sí antes que el no, la sonrisa antes que la mueca, la
mano antes que la espalda... |
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OCTUBRE 2006
El secreto de una larga vida
POR CAROLINA FERNANDEZ
¿C uál es el
codiciado secreto para vivir muchos años? Pues ni idea. La verdad es que
no se sabe. Y eso que la larga vida obsesiona desde que el mundo es
mundo. La inmortalidad es el sueño humano por excelencia, aunque de
momento y a Dios gracias, lejos de nuestro alcance. Lo que sí hemos
conseguido es tener una esperanza de vida de las mayores del mundo -la
media llega a los 73-, que muchos sobrepasan con creces. Hace poco
aparecía en la prensa un reportaje sobre personas superlongevas, ésas
que escriben su edad con tres cifras. En una de las fotos aparece una
mujer, con apariencia frágil y expresión risueña, las manos menudas
cruzadas sobre el regazo. Esa muñeca de porcelana tiene entre pecho y
espalda mucha historia. Dos guerras mundiales y una civil con su
correspondiente posguerra. Eso para empezar. De los No-Dos a las bodas
homosexuales. Ahí es nada. Agotada debe estar la pobre mujer. Otra posa
con su bata negra y cierto aire marcial delante de un pelotón de hijos y
nietos. Ese mismo porte recio y castrense se le reconoce en otra imagen
tomada años atrás. El pie de foto aclara que ha parido, alimentado y
educado a 19 hijos. Me pregunto cómo lleva la época de los yogures con
bífidus, los pañales inteligentes y la selección genética.
Es gente a la que miramos con curiosidad, intentando adivinar en el
gesto, detrás de la imagen que presenta la fotografía, cómo demonios lo
han hecho. Cómo se han enfrentado a tantos avatares, con qué armas y qué
escudos. Qué habrán visto esos ojos a lo largo de un siglo y cómo lo
habrán asimilado. Cómo han conseguido esquivar el azar, que podía
haberlos segado mil veces: en una gripe infantil, en la guerra, en una
curva de cualquier carretera, una caída tonta. La gente muere a cada
instante de maneras distintas, algunas absurdas cuando la suerte gasta
bromas pesadas, y las gasta todos los días. Sin embargo durante ciento y
pico años han sabido burlar todas las trampas. Las preguntas que se les
plantean son las de siempre: qué costumbres tenían, cómo se alimentaban,
cuántas horas dormían. La ciencia busca respuestas. Pero la ciencia no
encuentra más que lo que todos sabemos. Y es que hay razones evidentes:
la mejora en alimentación, higiene, sanidad; también la genética de cada
cual condiciona el calendario. Los avances auguran un mayor aumento del
tiempo de vida. Se acaba de anunciar que dentro de diez años se podrá
controlar el Alzheimer, la bestia negra de la vejez. Será un gran logro,
desde luego. Pero por fuerza tiene que haber algo más.
Y es que los datos no cuadran, porque si uno de estos viejos siguió toda
la vida fielmente la dieta mediterránea, al lado se encuentra a otro que
se desayunaba todos los días poco menos que cocidos maragatos. Si uno
presume de vida sana, deporte y mesura en todos los terrenos, seguro
encontraremos a otro vividor y pendenciero, fumador hasta los noventa y
sin un catarro en el currículum. Ni siquiera murieron de pena, o de
amor, o de soledad. Ahí están, como estandartes, resistiendo la vida
misma, que ya es mucho. ¿Dónde está el quiz entonces? Algo tiene que
haber en la manera de entender la vida, cierta clase de filosofía
natural, no de la que se estudia sino de la que se lleva puesta, en el
carácter, en la actitud, en la intención. Algo hay, sea lo que sea, que
los reconcilia con el mundo y los mantiene en paz consigo mismos y con
los demás. Si no, sería imposible resistir un siglo, porque un espíritu
en desequilibrio siempre acaba por romperse. Digo yo que será la
creatividad, el vaso medio lleno antes que medio vacío, la solución
antes que el problema, el sí antes que el no, la sonrisa antes que la
mueca, la mano antes que la espalda. Una persona oscura genera oscuridad
alrededor, mientras que la alegría atrae a las sonrisas. Ya se ha
demostrado un millón de veces que la mente genera enfermedad, de la
misma manera que puede mantenerla alejada. Cuestión de orientación.
Las fotografías del reportaje mostraban ancianos serios unos y
sonrientes otros, vivarachos o reposados, curiosos o nostálgicos, pero
en cualquier caso no me pareció ver miradas turbias ni expresiones
torcidas. ¿Será ésa la piedra filosofal? Con todo, son suposiciones. A
lo mejor alguien conoce algún cenizo, huraño, pesimista, malencarado y
cabrón centenario que sobrevive a todos los cataclismos y me joroba la
teoría. Algún truco tendrá.
De momento, como no sabemos cuánta va a ser la cantidad, podemos mejor
preocuparnos por la calidad de nuestros días, meses y años. Lo que nos
dure a cada cual.
Y que nos quiten lo bailao. ∆ |