MARZO 2006

¿SECTA O PARTIDO POLITICO?

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Hay que tener muy poca dignidad para someterse a semejante
tragicomedia, para andar de plaza en plaza, por la España del siglo
XXI, representando el papel de bufón de la FAES. |
Cada día que pasa el PP se vuelve más
oscuro y cerrado. Su política de crispación permanente, de acoso sin
condiciones al gobierno, de meter miedo a los españoles con fracturas
patrias y demás aberraciones salidas del marketing de la FAES, y de su
cerebro Aznar, les está conduciendo a un oscurantismo más propio de una
secta que de un supuesto partido político democrático.
Ante semejante situación, cada día son más las voces críticas dentro del
partido, pero los que se atreven a opinar libremente, caso del edil de
Lloret del Mar, son expulsados automáticamente del partido, dando así prueba
de un comportamiento sectario, donde existen unos líderes intocables que
tienen todos los derechos, hasta el de estar permanentemente diciendo
estupideces, y donde los demás se limitan a aplaudir y a reír sus gracias.
Cuando en este país el tema de las sectas estaba en primera plana todos los
días, siempre dije que las más peligrosas, las más cerradas, eran las
institucionales, tales como los partidos políticos y la Iglesia, entre
otros.
El tiempo me ha dado la razón, porque las otras o desaparecieron o siguen
ahí perdidas en sus propios rollos existenciales. Pero los partidos
políticos y la Iglesia no sólo han crecido, sino que en algunos casos, y ahí
entra el PP y la Iglesia, han desplegado toda su artillería de movilización
y captación de adeptos para imponer su "orden", para mantener o aumentar su
parcela de poder y, sobre todo, para sembrar la confusión con mentiras,
verdades a medias, miedos y exigencias desmedidas y fuera de lugar a sus
adeptos.
Otra de las características que les define como sectas es su creencia, sin
paliativos, de estar en posesión de la verdad absoluta y de que los demás
están equivocados, lo que les coloca en situaciones ridículas y
extravagantes en medio de una sociedad que, en general, mira hacia otro
lado.
Rajoy, como líder marioneta del PP, se fue a Cataluña a sembrar vientos y
tempestades, pero fue duramente censurado por todos los partidos, por los
empresarios, por el presidente del Círculo, por los ciudadanos e, incluso,
por sectores de su propio partido.
Su imagen en la calle, rodeado de monjas y adeptos zombis, es realmente
patética. Hay que tener muy poca dignidad para someterse a semejante
tragicomedia, para andar de plaza en plaza, por la España del siglo XXI,
representando el papel de bufón de la FAES, sobre todo cuando sabe de sobra
que todo lo que recoja no le vale para nada, porque es el recurso del
pataleo de quien no tiene recursos ni ideas ni capacidad para salir ya de
una situación que está destruyendo su carrera política, su dignidad y su
vida.
El PP se ha convertido, aunque en realidad ya lo había convertido Aznar en
su última legislatura , en una secta donde nadie se atreve a respirar ni a
mover un dedo, y mucho menos a opinar.
Y un partido así, que sea aspirante a gobernar España, es para echarse a
temblar, porque entonces sí que sería inevitable una confrontación interna
de dimensiones inimaginables.
El PP se ha quedado solo, pero además está siendo repudiado por todos, y no
sólo políticos.
En estos tiempos que corren la sociedad, el mundo, necesita voces que
impongan cordura, serenidad, diálogo, ideas nuevas renovadoras y mucha
comprensión.
Los pirómanos de antaño, los crispadores, francamente apestan.
Allá ellos con su filosofía sectaria./ MC |