En España, como les decía, también las cadenas de televisión intentan
subirse al carro de este éxito y, demostrando esa ausencia de imaginación a
la que ya empezamos a acostumbrarnos, se dibujan poco más que caricaturas de
las series de mayor éxito en Estados Unidos.
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JUNIO 2006
Personajes de ficciOn (y II)
POR ISABEL MENENDEZ
L es hablaba el mes
pasado de series televisivas. Son productos interesantes porque, en la
actualidad, han tomado enorme importancia en algunas parrillas, con la
proliferación de canales. Justamente, series de gran éxito, casi todas
norteamericanas, han sido producidas y/o emitidas por canales de
televisión de cable o satélite y, gran parte de la población, puede
verlas una y otra vez, en sus distintas temporadas, a través de los
diferentes soportes de televisión de pago. Así, las series están tomando
el relevo a otros formatos y parece existir una cierta "revolución"
mediática al respecto. De hecho, la venta en DVD de estos programas se
ha convertido en un negocio que ha pillado casi por sorpresa a quienes
las han producido; grabaciones caras pero lujosas que permiten, sobre
todo, alimentar el coleccionismo y el culto a la serie favorita.
En España, como les decía, también las cadenas de televisión intentan
subirse al carro de este éxito y, demostrando esa ausencia de
imaginación a la que ya empezamos a acostumbrarnos, se dibujan poco más
que caricaturas de las series de mayor éxito en Estados Unidos. Cuando
arrasaba "Urgencias", una de las mejores en su género y con fieles
seguidores/as (a pesar de las horas terribles en las que se ha emitido
la mayoría de las veces), la producción de ficción local le iba al
rebufo y proponía un rosario de productos similares aunque muy lejanos
del objeto de inspiración. Lejanos en presupuesto, en enfoque, en
realización, en interpretación y en casi todo lo demás. Sin embargo, no
son las series sobre hospitales las peores de la ficción doméstica. Como
les adelantaba el mes pasado, es la copia de productos protagonizados
por mujeres donde se les ve el plumero a las y los programadores.
En Estados Unidos fue un éxito la serie "Sexo en Nueva York",
protagonizada por cuatro amigas en la treintena. Libres, urbanas,
divertidas y mordaces, hacían un repaso a múltiples mitos de las
relaciones afectivas y sexuales entre hombres y mujeres. Siempre desde
el buen gusto, la inteligencia y, por supuesto, la libertad de elección
y movimientos. Su protagonista, Sarah Jessica Parker, el mes pasado de
gira por España para presentar su último largometraje, reconocía que hoy
en día sería impensable que se rodara aquel producto pues asegura que,
tras el 11 de Septiembre, la sociedad norteamericana ha cambiado
demasiado y no toleraría un discurso exento de mojigatería y
convencionalismos.
No obstante, la serie que causa furor al otro lado del Atlántico es otra
protagonizada por un grupo de mujeres, ahora residentes en un barrio
acomodado y enredadas en múltiples tramas de misterio. En efecto,
"Mujeres desesperadas" es un híbrido entre el drama, la comedia y la
serie negra. Parece inspirada, sin duda, en la premiada película "American
Beauty" pues también contiene una fuerte dosis de crítica a la sociedad
norteamericana. Sobre esta ficción hay que señalar un nuevo elemento
transgresor y sumamente interesante: la construcción de la maternidad.
Las mujeres que viven en el barrio residencial son, sobre todo, madres.
Y lo son de una forma atípica y distinta a la que solemos ver. Es madre
incluso Gabrielle, que no quiere serlo. Y es madre, a su pesar, Bree,
que había soñado con una vida perfecta que su hijo tratará de
arruinarle. Y es madre, por fortuna para ella, Susan, un personaje
siempre lleno de dudas. Y, por supuesto, es madre Lynette, quien hace
encaje de bolillos para conciliar vida personal y profesional. Todas
ellas sin heroísmos o falsos discursos esencialistas, víctimas de dudas,
felices a veces, agobiadas en otras ocasiones.
Son mujeres desesperadas al estilo de las de Maitena, la dibujante de
otras mujeres agobiadas por la doble jornada, los estereotipos de género
o el miedo a envejecer. Pero no son mujeres histéricas o negativas como
las que proponen las series españolas protagonizadas por mujeres
víctimas de una inútil y trasnochada guerra de sexos. ∆ |