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JUNIO 2006

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El mundo tiene hambre

El mundo tiene hambre

Medios para dar de comer a toda la población mundial, sobran. Lo que no hay ni parece que habrá de momento es voluntad de solucionar. ¿Cuánto ha costado hasta el momento la guerra de Irak?

Hay cosas que no parecen cambiar, año tras año, década tras década. A pesar de que vivimos en un mundo dominado por los avances tecnológicos, científicos, el desarrollo de las comunicaciones, la investigación espacial, etc., etc., el problema más grande sigue siendo el más básico, primario, ancestral y sencillo de solucionar: el hambre.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentadas a finales del año pasado, 852 millones de personas padecen hambre en el mundo, de los cuales un 95 por ciento se encuentra en los países en vías de desarrollo.
La ONU, que es un foro internacional donde se vuelcan un montón de buenas intenciones, se marcó hace un tiempo una serie de retos y los bautizó pomposamente como "Los objetivos del Milenio". Se trata de ocho retos que tocan los puntos más importantes a solucionar a nivel global, desde fomentar la educación hasta detener el sida. Y entre ellos está claro, reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre. Y todo eso de aquí al 2015.
Pueden considerarse objetivos ambiciosos, teniendo en cuenta que está asumido que por fuerza las cosas de palacio van despacio. No es fácil sentar a los responsables políticos de distintos países en la misma mesa, ponerlos a hablar, hacer que lleguen a un acuerdo decente y no simbólico, conseguir que lo firmen, y una vez firmado y hecha la foto para la prensa, hacer que lo cumplan. Conseguir todo eso de una forma políticamente correcta, es decir, sin amenazarlos con una pistola en la sien, es tarea de titanes.
Porque lo que está claro es que medios para dar de comer a toda la población mundial, sobran. Lo que no hay ni parece que habrá de momento es voluntad de solucionar. ¿Cuánto ha costado hasta el momento la guerra de Irak? ¿Cuánto ganan las multinacionales, que por cierto, tienen su despensa normalmente en países en vías de desarrollo, que les dan mucho por muy poco? Y no hay que irse tan lejos: ¿cuánto dinero se gasta en este país, por no ir más lejos, en cosas que cualquier ciudadano normal calificaría como absolutamente inútiles? Ahora empieza el verano, y con él se disparan las fiestas en cientos de ciudades españolas, ¿cuánto se van a gastar los ayuntamientos en fanfarrias, cuando en la puerta de al lado hay familias con el agua al cuello? Ahí es donde la presión ciudadana es fundamental.
Por otra parte, teniendo en cuenta como decíamos que sobran medios, y que lo único que hace falta es tener un poquito de intención, el plazo que se ha puesto la ONU para cumplir sus objetivos, hasta el 2015, es ridículo. Porque, suponiendo que se consiguiese ¿cuándo cree la ONU que se podría zanjar el problema definitivamente? ¿O es que consideran que el hambre es una condena divina de la que no nos podemos deshacer por los siglos de los siglos? Puede que en 2015 la mitad que queda ya esté muerta de hambre, en sentido literal, y se haya acabado el problema. A este ritmo, cualquiera sabe. Por otro lado, resulta francamente vergonzoso que mientras una parte del planeta muere de hambre la otra mitad muera de obesidad, porque los problemas cardiovasculares, resultado de comer como animales, se estén convirtiendo en una de las principales causas de fallecimiento en el mundo desarrollado.
En fin, el caso es que ante problemas globales hay que poner soluciones globales, y ésas están en manos de los países desarrollados y de sus gobiernos. Ellos son los que pueden destinar ayudas al desarrollo, hacer hincapié en la escolarización y en la formación, dar ayudas para sanidad, establecer relaciones empresariales, invertir en la creación de infraestructuras, en definitiva, no dar una limosna con fecha de caducidad, sino poner los medios para crear caminos para el desarrollo. Y acabar de una vez con ese sinsentido que es la deuda externa, que nunca se va a pagar, ni en justicia se debería cobrar. Y si todo eso no cambia, que no va a cambiar, es responsabilidad de los ciudadanos poner a los respectivos gobiernos en su sitio, algo que, como hemos visto en alguna ocasión, que funciona de maravilla.
Y si no, auguro que todo este egoísmo nuestro nos lo vamos a tener que comer cualquier día de estos. Con patatas. /
C.F.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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