"La coherencia ecologista es
difícil porque vivimos en un mundo que te exige derrochar y consumir
continuamente para mantener el sistema en funcionamiento"
"En Europa mueren al año 310.000 personas por contaminación
atmosférica. Ese dato indica la importancia que tiene la protección del
medio ambiente a nivel global"
"Tenemos ya un Código Penal que contempla delitos ecológicos, y ha
sido muy buena noticia el nombramiento de un Fiscal especial del Medio
Ambiente" |
Texto: Marta Iglesias
Foto: J.M.López
Apasionado por la naturaleza y dispuesto a arriesgar
para preservarla. Es el perfil de este naturalista que actualmente ocupa el
puesto de Presidente de Greenpeace y que trabaja en la Fundación Oso Pardo. La
cara visible de una organización que sigue luchando activamente para colocar a
la Madre Tierra en el lugar que desde siempre le ha correspondido.
Greenpeace
en el punto de mira
-Desde EE.UU. hay intentos continuos de
ilegalizaros. La última fue hace dos meses tras investigar vuestras cuentas...
-Sí, sobre todo en EE.UU. hay una campaña fortísima contra nosotros. El
gobierno estadounidense intentó hace unos cuantos meses ilegalizar Greenpeace
mediante una ley que se había utilizado en el Oeste contra las prostitutas. A
ello se pueden sumar las escuchas ilegales del CDI (Centro para la Defensa de la
Información) a organizaciones "peligrosas" como Greenpeace, Human Rights... Esta
última vez una corporación pidió una auditoría económica contra nosotros pero no
encontraron nada porque nuestros procesos son totalmente transparentes. Hay una
campaña que proviene de los neocon de EEUU, dirigida básicamente contra el
Protocolo de Kioto y por tanto contra el cambio climático. Al final es todo una
cuestión de interés económico, de empresas que están ganando muchísimo dinero y
no quieren dejar de ganarlo.
-¿En España habéis
sufrido algún acoso similar?
-Que nosotros sepamos, no. Pero en la cumbre de revisión de Kyoto que tuvo
lugar en Vancouver (Canadá), se descubrió en una papelera documentos que
demostraban que había una alianza internacional entre Endesa y otras
organizaciones energéticas para luchar contra el Protocolo de Kyoto.
Indirectamente esta serie de cosas siempre afectan a tu organización.
-Recientemente la
UE recriminó al Ministerio de Medio Ambiente español la falta de proyectos a los
que subvencionar. ¿Este gobierno se está ajustando a las directivas europeas?
-Este Ministerio de Medio Ambiente se está esforzando mucho y está habiendo
un cambio cualitativo con respecto a los anteriores en temas medioambientales.
Es cierto que ha dado un impulso a la aplicación del Protocolo de Kioto, tomando
medidas contra el cambio climático, introduciendo transparencia... pero hay un
retraso considerable y muchas normativas difícilmente se van a cumplir en el
plazo señalado por la UE. Una de ellas es la Directiva Marco del Agua, en la que
tenemos unos niveles de incumplimiento elevadísimos. Todas las ciudades grandes
ya tenían que estar depurando sus aguas y algunas como Algeciras o La Coruña no
lo hacen.
-Si hablamos de
España, ¿cuánta gente crees que tendría que estar en la cárcel por delito
ecológico?
-Más de la que hay, seguro. Yo imagino que esto es una carrera a largo
plazo, como Hacienda o Tráfico. Por ejemplo, poco a poco la gente va adquiriendo
conciencia de que el que va a 200 km/h es un delincuente, mientras que hace diez
años se le consideraba casi un héroe. Imagino que con el tema medioambiental
sucederá lo mismo, y de hecho todas las encuestas reflejan que una de las
mayores preocupaciones de la población es el tema medioambiental. Tenemos ya un
Código Penal que contempla delitos ecológicos, y ha sido muy buena noticia el
que hace poco se haya nombrado un Fiscal especial del Medio Ambiente.
-Desde la Cumbre
de Río, Greenpeace lleva advirtiendo que las corporaciones tienen cada vez más
poder. A nivel medioambiental, ¿qué supone la existencia de estas grandes
empresas?
-Implican mayor dificultad en la protección al medio ambiente, porque muchas
pertenecen a empresas de capital riesgo, con lo que no hay un dueño contra el
que te puedas dirigir. Y luego al ser corporaciones grandes que tienen mucho
poder, están muy cerca de los gobiernos, pueden influir en políticas y
dificultan mucho más la protección del medio ambiente. Si estas empresas no
tienen muy claro su código de responsabilidad sociocorporativo tratarán de
maximizar sus beneficios sin importarles el cómo. A nivel de contaminación
atmosférica, la mayoría de ellas procede del transporte y luego de las centrales
térmicas, las cuales pertenecen a grandes corporaciones económicas, lógicamente.
Ellas son responsables importantes de los niveles de contaminación y del cambio
climático.
Ecologismo personal
-EE.UU. tiene el
4% de la población mundial y sin embargo contamina el 25%. ¿Qué se puede hacer
para equilibrar estas cifras absurdas?
-El caso de EE.UU. es ejemplificador en este aspecto porque tiene un gobierno
que es completamente insensible a los temas ambientales. Es más, promociona su
destrucción con el uso desmedido del petróleo, la explotación de las reservas en
Alaska, el proponer talar los árboles para solucionar los problemas de
incendios... Pero la presión internacional es tan efectiva que está consiguiendo
que haya estados que estén asumiendo el Protocolo de Kyoto. Por ejemplo, el
Estado de California y unas cinco mil ciudades están realizando actuaciones para
la reducción de la contaminación y el efecto invernadero, siguiendo una línea
contraria a su gobierno central.
-¿A los ciudadanos
no nos llega a interesar totalmente el medio ambiente porque eso nos implicaría
un cambio de vida?
-Seguramente que sí, porque vivimos en un mundo completamente aburguesado en
el que por encima de todo está nuestra comodidad. Eso hasta que la contaminación
te toca a ti, porque el que tiene la casita en la playa se escandaliza cuando
construyen a su lado megaurbanizaciones, algo que ni le inmutaría si no viviese
allí.
Cuando las cosas te afectan directamente sí que te sientes implicado, pero hay
que ver un poco más allá para darte cuenta de que los problemas te acaban
afectando. En Europa mueren al año 310.000 personas por contaminación
atmosférica, cantidad equivalente a los habitantes de una ciudad como
Valladolid. Pues ese dato espectacular te indica por dónde van las cosas y la
importancia que tiene la protección del medio ambiente.
-Hay gente
ecologista convencida del mensaje, y sin embargo su vida no se distingue lo más
mínimo de otra persona que apuesta por el consumismo. ¿La falta de coherencia
está también acabando con el medio ambiente?
-Lógicamente es complicado combinar ambas cosas porque vives en un mundo
hiperdesarrollado con un nivel de consumo muy elevado. Pero no se trata de
renunciar a un modo de vida normal sino de conseguir que la energía utilizada se
produzca por medio de un parque eólico, una planta de energía solar o una
minicentral. Pero efectivamente es difícil porque vivimos en un mundo que te
exige derrochar, te exige consumo, te dice que tienes que consumir continuamente
para mantener la maquinaria engrasada y el sistema en funcionamiento.
-¿Se necesitan
economistas, arquitectos y otros profesionales que rediseñen también nuestro
modo de vida, de acuerdo al medio ambiente?
-Sí, estoy totalmente de acuerdo. Así debe ser y de hecho hay gente que lo
está haciendo, pero no tiene el suficiente poder o potencia para que su voz se
oiga. Te puedo poner un ejemplo que va a influir positivamente en nuestras
vidas: la nueva Ley de Edificación. Es un proyecto de ley que todavía no se ha
aprobado, pero que va a exigir que todas las viviendas de nueva construcción
lleven unos paneles solares para calentar el agua. Una medida como esa supone un
1% más de coste, pero al final es un ahorro energético importante. La norma
exige también protección contra el ruido y unos aislamientos que supondrán que
el consumo para enfriar o calentar una casa sea mucho más bajo. Este tipo de
ideas son fundamentales.
-¿A quiénes no
interesa un mundo diseñado a medida de la naturaleza?
-Ahí repartiría las cargas entre las administraciones, las empresas y la
propia sociedad, que es la que exige al resto de componentes que cumpla unas
políticas determinadas, que haga las cosas de una manera determinada. Al final
es una responsabilidad compartida. Lógicamente los poderes públicos tienen una
responsabilidad especial, porque ellos pueden impulsar políticas más sostenibles
o más insostenibles y pueden exigir que se cumpla la ley, que la normativa sea
mucho más exigente para las empresas...
-Visto como están
los embalses de las zonas más secas, ¿qué verano auguras al país?
-Según dicen los meteorólogos vamos a tener problemas de abastecimiento. Es
otro índice de irracionalidad de esta sociedad, pues somos el país del mundo con
más embalses por habitante y a su vez -después de Japón- el que más agua
consume. Es un sistema completamente irracional.
-¿La guerra por el
agua entre comunidades está aplazada?
-Todavía hace poco leíamos una noticia a toda página en la que la Comunidad
Valenciana hacía una burda comparación entre lo que iba a suponer el trasvase
del Ebro y el agua que se estaba perdiendo porque el río la estaba tirando al
mar. Una cosa totalmente demagógica y patética. Creo que la guerra del agua no
está cerrada porque da votos. Por eso se utiliza, pero en realidad el agua no
les preocupa lo más mínimo.
La
voz de la tierra
-¿Qué crees que
ha perdido el ser humano al haberse desconectado de la naturaleza?
-Aunque haya ganado avances médicos, ha perdido salud. Y también gran
posibilidad de disfrute, porque lo que te da la naturaleza no hay absolutamente
nada que te lo aporte. Ver horizontes libres de cables, bañarte en un río
limpio, ver peces, vegetación... ese tipo de placeres son insustituibles. Y en
gran parte eso se ha perdido, hemos destruido nuestro medio de una manera
brutal.
-Si te nombro
representante de la tierra y le quisieras decir algo al conjunto de seres
humanos, ¿cuáles serían tus palabras?
-Básicamente que estamos jugando a la ruleta rusa con nuestro planeta y es
el único que tenemos. No vamos a poder irnos a ningún otro sitio. No se puede
decir 'si lo estropeo me compro otro'. Esto no es como el consumo que viene de
China. Es el planeta que tenemos, con unos recursos muy limitados, donde tenemos
que seguir viviendo nosotros y luego nuestros hijos. ∆ |