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El Ventano

Los catalanes van un paso más adelante que todos los demás en el tema lingüístico (del idioma, digo), y ahora quieren una industria porno en catalán. Yo siempre pensé que el cine porno era como cine mudo con efectos de sonido, pero parece que no. O sea, que los forofos del género van a empezar a oír palabras como butifarra o longaniza en muchos más contextos de los que podría imaginar Sergi Arola.

JULIO 2006

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Sexo oral (y normativo)
POR ELENA F. VISPO

Aviso desde ya: el lenguaje que voy a usar en este artículo es sexualmente explícito y (probablemente) no apto para menores de vaya usted a saber qué edad. No vaya a ser que luego venga alguien y me denuncie.
Dicho esto, ahí va mi noticia de este mes (bueno, va, es de abril, pero no sé cómo se me pudo pasar semejante joya): El primer Salón del Sexo en Catalán se celebró en abril con el objetivo de contribuir a la "normalización lingüística de la industria del sexo en Cataluña". Con esto creo que se refieren al porno, no creo que vayan pidiendo certificados de catalanismo por los puticlubs de la zona.
Hablar de sexo y lengua en la misma frase es complicado, si es que quieres decir algo serio, porque la gente es muy mala y enseguida se le va la mente por otros derroteros. Mucho más si, por ejemplo, te viene Nacho Vidal, catalán de pro, y te empieza a hablar de la importancia de la lengua en las películas porno. Que se ve que la tiene, y mucha.
Más difícil aún debe de ser hablar a la vez de sexo y de política, por muy lingüística que sea. Porque últimamente hay quien se exalta al hablar de política, pero reconozcamos que es un tema que te baja los ánimos y te baja, en general, todo. Seas o no Nacho Vidal.
El caso es que los catalanes van un paso más adelante que todos los demás en el tema lingüístico (del idioma, digo), y ahora quieren una industria porno en catalán. Yo siempre pensé que el cine porno era como cine mudo con efectos de sonido, pero parece que no. O sea, que los forofos del género van a empezar a oír palabras como butifarra o longaniza en muchos más contextos de los que podría imaginar Sergi Arola. Es que el lenguaje del sexo tiene mucho que ver con la comida, no sé porqué (bueno, me lo imagino) Y qué decir de las múltiples cualidades anatómicas del fuet, que me imagino que le sacarán un buen partido en determinadas escenas.
Por todo esto, han sacado un diccionario del sexo catalán-español, donde acabo de aprender que consolador se dice consolador, mamada se dice mamada y orgía se dice orgía. Esto me imagino que se lo pidan a los niños en el examen de selectividad, porque es muy importante usar tu lengua (hablar tu idioma) correctamente.
Todo esto viene a que a unas lumbreras se les ha ocurrido que hay que promover la "identidad sexual propia de Cataluña", que debe de ser muy distinta que la del resto del mundo. No es mala idea, desde luego es una forma fantástica de promover el turismo, con slogan y todo: "En ningún sitio se folla como aquí". Es lo que se llama turismo sexual. A mí me faltaría saber lo que opina la gente normal, yo estoy por irme allí y hacer una encuesta a pie de calle, si es preciso con demostración práctica por el método empírico. Por curiosidad, más que nada.
Y con todo esto no quiero decir nada de la política lingüística (otra vez la palabrita) del Govern Català, porque los demás no se quedan calvos. En Galicia, donde últimamente se vive una persecución del castellano-hablante, falta que los de la Xunta pillen la onda. Y, con lo modernos que se han puesto ahora, estoy por ver una peli porno a las tres de la mañana en la TVG: en vez de "oooh, ufff, ay, dale, dale" dirían "oooh, ufff, ai, dalle, dalle". Evidentemente, compensa doblarla. Aunque yo, que soy una defensora de la versión original, siempre prefiero los subtítulos, pero a ver quién es el guapo que se para a leerlos.
El sexo, junto con la música, siempre ha sido el lenguaje universal. Pero ahora ya no nos queda ni eso. Si me echo pareja en Cataluña, ¿el sexo tendrá que ser en catalán? Y si no ¿nos pondrán una multa? ¿Habrá inspectores para eso? ¿Y qué pasa con los idiomas y dialectos no normativizados? Si voy a Asturias ¿qué hablo en la cama? ¿Y en Andalucía tendré que poner acento? Si me lío con un inglés ¿soy antipatriótica?
Son muchas dudas juntas para mí, la verdad. Dicen los del Salón del Sexo que "un pueblo no está normalizado hasta que no puede disfrutar de su sexualidad en su propio idioma". Pues vale. Ya se sabe que sexo y política van de la mano, pero yo, mientras sea posible, prefiero que me vengan por separado. En el idioma que a mí me dé la gana.
Por cierto, el Salón éste fue un fracaso de público. Menos mal. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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