Así que se ponen a debatir lo que
es aceptable y lo que no: tangas, minibikinis y tetas, no; bañadores sí.
Señoras embarazadas con bikini, no. Que se tapen la barriga. Y la guinda
del pastel: niños con pañales, no. Que sus madres tengan la decencia de
ponerles un bañador. |
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AGOSTO 2006
Un poquito de decencia
POR ELENA F. VISPO
A hora que es tiempo de
verano, olas de calor provenientes del Sáhara, ombliguitos al aire y
sandalias en los pies, creo yo que apetece un helado. Pero lo que parece una
cosa lógica y sin más complicaciones que elegir el sabor, tiene, como todo,
su intríngulis.
¿Han visto ustedes el anuncio de Magnum? Ése en el que sale Paz Vega y dice
que el helado le ayuda a descubrir su yo: su yo sensual, su yo inocente y
sus distintos yos, que ahora no me acuerdo, y tampoco es cuestión de hacer
publicidad gratuita. El caso es que Paz Vega, monísima ella, sale con
diferentes vestidos que simbolizan sus diferentes personalidades, y terminan
todas juntas (la misma mujer, los diferentes egos) en una habitación en plan
pose ideal.
Bien. Pues hay una organización llamada Hazte Oír que ha puesto el grito en
el cielo, porque ha llegado a la conclusión de que la campaña "atenta contra
la dignidad de la mujer y la familia". Todo porque en los carteles de la
campaña aparece Paz Vega abrazada a sí misma, representando a una mujer que
se desea y se quiere en todas sus facetas. Pues eso, según la asociación
ésta, significa que "está atacando la dignidad femenina al presentar a dos
mujeres, representadas por la misma actriz, en actitudes homosexuales". Y
sigue el argumento: "Ni que decir tiene, las principales víctimas de estas
imágenes son los niños y los jóvenes, a los cuales se les confunde sobre la
auténtica naturaleza de la sexualidad humana". Claro. Ni que decir tiene.
Según su web, Hazte Oír no promueve ninguna ideología. Sus iniciativas,
dicen, están inspiradas en las ideas y propuestas del humanismo cristiano.
Por eso te metes en el foro y empiezan las loas al Foro de la Familia, a la
cadena Cope, a Popular TV y, en general y vamos a decirlo claro, a la
derecha más trasnochada. Sólo así se explica que haya un apasionante hilo de
diecinueve páginas debatiendo sobre si cuando canonicen a Juan Pablo II (y
que lo hagan ¡ya!) éste deberá llamarse "El Grande", "El Magno", "El Bueno",
"El Joven", "El Santo". Apasionante, ya digo.
Otro tema con el que he alucinado es que protestan (normal, supongo) contra
la falta de decencia de la gente en las playas: que si un tanga por aquí,
que si un top less por allá. Claro, va uno con niños, y los niños se
pervierten en seguida. Y no hay derecho. Así que en un momentito se han
montado un manifiesto pidiendo que se habiliten zonas exclusivamente
familiares en las playas. Pero no vale cualquier familia, porque hay madres
desnaturalizadas que dejan a sus hijos pequeños corretear desnudos por la
arena, e incluso otras, que hay quien lo ha visto, que se quitan el
sujetador del bikini con su familia al lado. Desvergonzadas ellas. Así que
se ponen a debatir lo que es aceptable y lo que no: tangas, minibikinis y
tetas, no; bañadores sí. Señoras embarazadas con bikini, no. Que se tapen la
barriga. Y la guinda del pastel: niños con pañales, no. Que sus madres
tengan la decencia de ponerles un bañador. No quiero ni imaginarme si ven a
un crío desnudo y comiéndose un Magnum. La hecatombe.
Leyendo este tipo de cosas alguien como yo primero se ríe. Luego se cabrea.
Y por fin, directamente, se asusta. Lo que más miedo me da es que, por muy
impresentables que parezcan, están bien organizados. Organizadísimos. Tienen
asesoramiento legal, te montan un manifiesto en un pispás y usan sus propias
redes de distribución. Y, aunque son pocos, hacen mogollón, sobre todo
teniendo en cuenta que este tipo de grupos son todos a una, cual
Fuenteovejuna. En dos días han creado una campaña más o menos efectiva, y
como suelen ser cosas tan "extravagantes" como lo del Magnum, los medios de
comunicación les dan cancha. Y más en verano, que los periódicos adelgazan y
andan a la búsqueda de noticias "fresquitas".
Y que conste que yo puedo entender (es un decir) que los del Foro de la
Familia y sus colegas se pongan histéricos por, digamos, el tema del
matrimonio gay. Dentro de su lógica, lo entiendo. Y que protesten también,
están en su derecho. Pero lo que no tolero es que vengan a decirme cuál es
el tamaño homologado de mi bikini. Ni mucho menos el helado que me tengo que
comer. Eso sí que excede los límites de la decencia.
Por lo demás, al ex-Papa que lo llamen como quieran: el bueno, el feo o el
malo. Para lo que me importa. ∆ |