AGOSTO 2006
Foto: Fer
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La guerra de
la información
En 2000 comenzó la llamada Segunda Guerra del Golfo o invasión de
Irak. Para ello EE.UU. se basó en informaciones sobre la existencia de
armas de destrucción masiva en este país de Oriente Medio. Luego se
comprobó que no era cierto. En manos interesadas, los medios de
comunicación se han convertido en máquinas de propaganda que dirigen a
los ciudadanos en la dirección prediseñada.
/ Texto: Marta Iglesias
¿Existe la prensa librepensadora,
crítica, independiente? Conviene que el ciudadano crea que sí, si no
quiere darse cuenta de que las informaciones de las que se alimenta cada
día son parciales o están enfocadas en una dirección concreta para
conseguir un objetivo determinado. Pero la realidad se empeña en
demostrarnos que detrás de cadenas de televisión y prestigiosos diarios
hay grandes grupos de poder, con necesidad de ganancias económicas. En
la vecina Francia Serge Dassault preside el grupo que lleva su apellido.
Bajo este político de derechas se agrupan periódicos como Le Figaro,
L'Express o Expansión. En Italia, Berlusconi posee las tres cadenas
privadas de televisión más importantes del país. El caso más
significativo es Estados Unidos, donde en 2002 se abolieron las normas
contra las concentraciones en el campo audiovisual. Desde entonces
General Electric ha comprado la NBC, y America Online se ha hecho con
Netscape, la revista Time, la Warner Bros y la CNN.
Es lógico pensar que estos gigantes empresariales se mueven en la
dirección que marcan sus intereses políticos y económicos, más que por
valores periodísticos.
Prensa al servicio de la política
Si la aglomeración de varios medios de comunicación en torno a una
persona con unas ideas políticas determinadas o de una multinacional
concreta resulta inquietante, todavía lo es más pensar qué puede hacer
la prensa al servicio de un gobierno.
Controlar los medios equivale a controlar la información que llega al
ciudadano. Las dictaduras lo conocen bien y utilizan sistemáticamente la
censura para determinar qué informaciones favorables a los gobernantes
han de recibirse y cuál ha de ser el enfoque. En esos casos, las
detenciones están a la orden del día, y la información contempla sólo
una parte. Pero el siglo XX comenzó a intuir la manera de dirigir la
información sin necesidad de censurar. Buena muestra de ello fue la
confrontación ideológica entre las democracias occidentales y los
totalitarismos. Apoyándose en la prensa, EE.UU. logró colar en las
mentes de los ciudadanos animadversión hacia los rojos comunistas de
Rusia y China, y cuidadosamente instalar que el american way of life
basado en el capitalismo era el modo de vida occidental por excelencia.
Mientras, el aparato de propaganda soviético intentaba convencer a los
ciudadanos de la superioridad de su sistema.
"Hay informaciones de las que uno está convencido que son
pura intoxicación mediática, pero no tiene pruebas para
demostrarlo" |
Esta forma
de propaganda y contrainformación sigue utilizándose a día de hoy, pero
el refinamiento ha conducido a la desinformación: colar información
falsa entre la verdadera, y cuanto más prestigioso sea el medio, mejor.
El objetivo ya no es un solo país sino el planeta entero, y la cabeza
estratega es EE.UU. De un reciente informe se extrae que tras el 11-S el
Pentágono pone en funcionamiento secretamente la Oficina de Influencia
Estratégica (OIE) con el objetivo de modelar las opiniones públicas a
nivel planetario. El primer plan consistió en una intoxicación masiva de
los medios de comunicación a fin de apoyar la guerra contra el
terrorismo. En su país el sistema tuvo mucho éxito. Aunque en EE.UU. el
Smith-Mundt Act prohíbe campañas de desinformación contra los propios
estadounidenses, lo cierto es que la OIE siguió adelante con sus
proyectos. Sólo tras revelaciones de la prensa se anunció su
desmantelamiento, aunque rápidamente la OIE fue sustituido por el
Northern Gulf Affairs Office, con los mismos objetivos.
En un documento recientemente desclasificado y difundido por la National
Security Archive, se descubre la estrategia del Pentágono para controlar
la información. Firmado por Donald Rumsfeld en octubre de 2003, examina
las variadas actividades del Ejército para el control de información y
que van desde la guerra electrónica a las operaciones psicológicas, la
intoxicación masiva de medios y la guerra a Internet. Una de sus
actividades más conocidas fue preparar el terreno para una intervención
en Irak, destilando informaciones que vinculaban a este país con el
terrorismo internacional y su posesión de armas de destrucción masiva.
Para ello no se escatimaron medios e incluso el informe menciona la
iniciativa de "desarrollar un sitio web global al servicio de los
objetivos de los EE.UU."
El juego de la información
Probablemente el lector se pregunte qué es realmente lo que se vuelca en
los medios de comunicación y con lo que comulgan los lectores sin
saberlo. Según Roberto Montoya, uno de los jefes de la sección
Internacional del diario El Mundo, "a partir del 11-S, EE.UU. se ha
enfrascado en una cruzada muy genérica contra el terrorismo, en la que
se engloba al integrismo islámico. Pero lo que no hace es explicar el
origen de ese integrismo en el que ha puesto las tintas. Y lo cierto es
que los propios talibanes de Afganistán en los años 80 fueron sus
aliados para combatir a las tropas soviéticas que ocupaban este país.
Entonces EE.UU. les consideró luchadores por la libertad, y Reagan y
Bush padre -así como muchos otros países- les dieron apoyo financiero y
armamentístico. El propio Bin Laden era en ese momento aliado de este
país y de la CIA y lo que hizo fue aprovechar esos muyahidín antes de
que se desperdigaran por sus países de origen". Ante estas palabras de
Montoya vienen a la memoria más casos en los que EE.UU. vendió al mundo
como enemigo, a personajes o países que antes habían sido sus aliados.
El mismo caso se repitió con el general Noriega, en Panamá. Durante años
fue un aliado y hombre directamente ligado a la CIA, hasta que dejó de
ser una persona de confianza. Entonces, en 1989 los marines
estadounidenses invadieron Panamá, capturaron a Noriega y lo juzgaron en
Florida, donde cumple condena actualmente. Para nosotros el caso más
cercano es Saddam Hussein.
Tras el 11-S el Pentágono pone en funcionamiento secretamente la Oficina
de Influencia Estratégica para modelar las opiniones públicas
planetarias.
"Iraq fue
en los años 80 aliado de EE.UU. para combatir Irán -explica Roberto
Montoya-. Jomeini era entonces el gran enemigo, el gran diablo y EE.UU.
se apoya en Saddam Hussein porque era el único gobierno laico de la zona
del Golfo. Cuando dejó de servirle como gendarme mundial, provocó la
Guerra del Golfo para desarmarlo y desactivarlo. Y ahí entró toda la
propaganda argumentando que tenía armas de destrucción masiva, que
después se demostró que era totalmente falsa. Todo es parte de una
campaña propagandística que se utiliza mucho en la guerra. EE.UU. la
emplea apoyándose en una maquinaria internacional muy compleja, que
busca cómo relacionar a los grandes demonios". De las palabras de este
experimentado periodista puede deducirse que a menudo es el propio
EE.UU. quien ha contribuido a crear el nuevo enemigo, dándole
previamente dinero, armas y poder.
El objetivo propagandístico
Según los informes desclasificados, el fin de esta batalla informativa
en toda regla perpetrada por EE.UU. es conseguir apoyos a la guerra
contra el terrorismo y mejorar su imagen en el mundo, bajo el lema
'Ganar los corazones y las mentes'. Pero Roberto Montoya afirma que el
objetivo real tiene que ver con la política energética estadounidense:
"En definitiva, EE.UU. intenta con este tipo de campañas encubrir el
objetivo real que está detrás de sus acciones bélicas en el exterior. Y
éste es el control de las materias energéticas de Oriente Medio y el
Golfo. Así en un momento se intentó derrocar al régimen iraní y luego se
derrocó a Saddam. Es decir, se intenta mediante acuerdos conseguir
buenas relaciones con los países que tienen el control del oro negro,
pero cuando no lo consiguen buscan todo tipo de estrategias, mentiras y
demás, para desarmar y poner en el poder a gobiernos dóciles".
Efectivamente, si miramos a Afganistán observaremos que hoy gobierna
Karzai, que fue un alto ejecutivo de una empresa energética
norteamericana que durante años intentó construir un gran oleoducto y
gasoducto a través de territorio afgano. ¿Es su nombramiento casual o
premeditado? "A nosotros nos puede costar entenderlo, pero en EE.UU. los
intereses petroleros juegan un papel muy importante en su política
exterior y sus estrategias. Ellos consideran el petróleo como parte de
su seguridad nacional, y prueba de ello es que la mayoría del gabinete
de Bush proviene de la industria petrolera, como el vicepresidente
Cheney y la propia secretaria de Estado, Condoleezza Rice".
Las inexistentes noticias independientes
Los periódicos y televisiones se surten de noticias internacionales que
mayoritariamente provienen de agencias de información, a menos que
tengan un corresponsal que sobre el terreno pueda verificar la
información. Desde su experiencia, el periodista Roberto Montoya
corrobora la dificultad de contrastar noticias: "EE.UU. se apoya en una
maquinaria de propaganda muy compleja, que compra cantidad de
periodistas y pequeñas agencias de noticias en todo el mundo y eso es
algo muy difícil de contrarrestar. Evidentemente cuando facilitan
supuestas fotos de satélite mostrándonos armas de destrucción masiva en
un país, es muy difícil demostrar que eso no es así. Lo cual tiene un
impacto mediático a nivel internacional, ya que todo el mundo rebota esa
noticia y eso tiene un efecto para ellos muy útil". El lector se
encuentra indefenso ante una información que sólo puede confirmar si
encuentra tiempo para contrastarla o dispone de formación suficiente
para leer entre líneas el objetivo de una noticia determinada. Sólo nos
queda confiar en medios de comunicación honestos y periodistas
comprometidos con la verdad. "Las personas especializadas en política
internacional no nos contentamos con leer el último teletipo que llega,
-puntualiza Montoya-.
" EE.UU. se apoya en una maquinaria de propaganda muy
compleja, que compra cantidad de periodistas y agencias de
noticias en todo el mundo" |
Nos fijamos de qué agencia procede la información y tratamos de
buscar varias fuentes de cada cosa, pero a sabiendas de que es muy
difícil. Hay informaciones de las que uno está convencido que son pura
intoxicación mediática pero no tiene pruebas para demostrarlo. Es cierto
que no es fácil enfrentarse a una maquinaria semejante de propaganda, no
se está preparado y muchas veces los medios de comunicación no
facilitamos las cosas más que con un editorial o una columna de opinión.
Mediante ello se le hace un guiño al lector para alertarlo de que se
fije en ciertas cosas a la hora de leer la noticia, porque el periodista
se da cuenta de que si da la información lineal está sirviendo como
correa de transmisión a una información que sabe perfectamente que es
falsa". ∆ |