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AGOSTO 2006
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Foto: Valvanera
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Valle del Alto Porma
En verano este valle se transforma totalmente y el receso de la nieve en
las montañas deja ver un paisaje verde y espléndido. El ajetreo
turístico se centra en el pantano del Porma, en el Museo de la Fauna
salvaje, en las rutas de senderismo y en los pueblos de alrededor. Es el
momento propicio para visitarlos uno por uno.
Bañado por las aguas
El Alto Porma tiene nombre sonoro. No tanto por su pronunciación como
por el ritmo incesante que imprimen las aguas frescas del río mientras
cruza los campos y praderas antes de descansar en la inmensidad del
pantano. Luego el curso continúa, más ancho y sosegado, después de
recorrer de norte a sur todo este valle de la Montaña Oriental Leonesa.
En su largo recorrido atraviesa los municipios de Puebla de Lillo y Boñar, dejando a un lado el término de Reyero que también pertenece al
Valle del Alto Porma. Los principales recursos turísticos de la zona se
deben al paisaje y a la naturaleza de estas montañas. En invierno es el
paraíso de los amantes del esquí que suben a las pistas de la Estación
Invernal de San Isidro. Durante la época estival los días más largos y
soleados se convierten en buenos aliados para practicar deportes al aire
libre.
Después de tanto paseo y trajín de aquí para allá podemos probar la
suculenta gastronomía de la zona. Los olores y sabores que se desprenden
de los platos y guisos consiguen abrirnos el apetito a las recetas,
típicas de los pueblos de montaña. Como entrantes hay que elegir los
embutidos autóctonos curados por el clima frío y seco de la zona. El
chorizo, el jamón, la cecina o la morcilla son de una calidad
excepcional. Entre los platos más tradicionales destacan la chanfaina,
las patatas con congrio o con costilla, los potajes a base de legumbres
leonesas y la caldereta de cordero. Las carnes de caza como liebre,
conejo y perdiz se preparan a la cazuela, guisadas o estofadas. Luego
vendrá el postre con repostería propia de la zona con dulces tan
conocidos como los nicanores de Boñar. ∆
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