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AGOSTO 2006

España a la barbacoa

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En
España hay seis comunidades autónomas que permiten hacer fuego en
áreas recreativas, de acampada y descanso, aún en época de máximo
riesgo de incendio forestal. |
P ues sí, a la
barbacoa. Y no es la canción del verano, pero sí es la misma canción que se
repite año tras año, llegadas estas fechas. Cuando el calor aprieta, llegan
los temidos incendios a nuestros ya de por sí maltrechos bosques. Pero que
sea lo habitual no quiere decir que sea lo normal. Los incendios podrían, si
no evitarse, sí reducirse drásticamente con unas políticas hechas con cabeza
y pensando en el bien común. Hay que saber que en España, se producen la
cuarta parte de los incendios forestales que se registran en la Unión
Europea, que no es poco. Y así sin variación, verano tras verano, sin que la
experiencia valga para nada.
Hace pocas semanas tuvimos que recordar un siniestro aniversario, el del
incendio de Guadalajara en el que murieron abrasadas 11 personas. Todo por
una barbacoa en el lugar equivocado y en el peor momento. Evidentemente es
imposible poner un guarda detrás de cada pino para controlar a los
excursionistas irresponsables. Tampoco se pueden controlar los fenómenos
naturales y los efectos de la combinación entre ellos (viento, temperatura,
condiciones orográficas, etc.) Pero sí se puede crear una legislación que
conciencie a los ciudadanos de las repercusiones de sus actos. Y ahí es
donde la administración patina. Ecologistas en Acción ha advertido que
todavía no se han tomado las medidas que podrían reducir el número de
grandes incendios forestales. La organización ecologista hace memoria y nos
recuerda que como consecuencia del gran impacto social del suceso de
Guadalajara el Ministerio de Medioambiente se puso las pilas y mediante un
Real Decreto estableció una serie de prohibiciones y limitaciones de
obligado cumplimiento en todo el Estado español. Se prohibió por ejemplo
encender fuego en las áreas de descanso de la red de carreteras, en las
áreas recreativas y de acampada, entre otras medidas. Gracias a ellas se
apreció una reducción drástica del número de incidentes.
Sin embargo, y esto es lo sorprendente, este año han sido de nuevo las
Comunidades Autónomas las que se han encargado de regular el tema, y es aquí
cuando, nos encontramos con disparates que, según los ecologistas, responden
más a criterios de oportunidad política que al interés medioambiental. Así,
resulta chocante que seis comunidades autónomas permitan hacer fuego en
áreas recreativas, de acampada y descanso, aún en época de máximo riesgo de
incendio forestal. Se trata de La Rioja, Cantabria, Asturias, Galicia,
Canarias y la Comunidad de Valencia. Algunas de estas comunidades son las
que todos los años engrosan las estadísticas de número de incendios y de
superficie forestal quemada.
¿Cómo puede explicarse tanta variedad de criterios? ¿Qué intereses están en
juego? ¿Por qué el gobierno central no coge las riendas de un asunto que nos
afecta a todos? No debería quedar en mano de un mosaico de gobiernos con
intereses particulares la regulación de un tema como éste.
Hace falta que se diseñe una política forestal común, adaptada a las
diferentes zonas y sus características. Y que se acabe la contratación
temporal para labores de extinción de incendios. Y que se haga un esfuerzo
para coordinar a las distintas administraciones, que cada vez que tienen que
dar la nota por una emergencia ofrecen un recital de desorganización. Y que
se escuchen todas las voces que tengan algo que decir en el tema: técnicos,
agricultores, ecologistas, sindicatos, siempre en función de un
mantenimiento sostenible del medio rural. Son políticas que no se pueden
dictar desde los despachos, para que el político de turno se apunte un tanto
con unas normativas diseñadas a la medida de los empresarios.
En un país que todos los veranos queda arrasado por los incendios
forestales, más del 80% intencionados, no se entiende este miedo a prohibir
y a penalizar con dureza a los que, por ignorancia o por interés, jueguen
con fuego. /CF |
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