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AGOSTO 2006
Fernando
Valladares
Doctor en Ciencias Biológicas
Foto: Nan
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Cuando
muchos consideran que el cambio climático es cosa de ecologistas
radicales, Fernando Valladares suma su voz a esta cruzada. Investigador
del CSIC y profesor asociado de la Universidad Rey Juan Carlos, de
Madrid, ha publicado más de 150 trabajos científicos y es evaluador
habitual de más de treinta revistas internacionales de ecología y
fisiología vegetal. Su visión sobre el cambio climático es
multidisciplinar y plural, valorando todas las teorías existentes. / Texto: Marta Iglesias
Ralentizar el cambio
climático
P ara
este investigador científico no hay duda sobre la intensidad del cambio
climático, pero en él intervienen tanto el hombre como la naturaleza que
le rodea. Imposible detenerlo, su propuesta es ralentizarlo todo lo
posible para dar tiempo a que las especies se adapten y la tecnología
reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero. De momento, varios
países han desaparecido bajo las aguas, cientos de especies se extinguen
y los polos se derriten. Las consecuencias son imprevisibles.
-¿Puede
constatarse que el cambio climático depende solamente de la acción
humana?
-No. El cambio climático actual es resultado de dos cosas y es muy
difícil separar con precisión qué pesa más: por un lado son procesos
naturales, ya que estamos en un período interglaciar y lo normal en ello
es que la temperatura suba. Pero hay otra parte que se debe a la emisión
de gases con efecto invernadero y ahí es donde la especie humana tiene
responsabilidad. Eso se ha demostrado en el último informe del Panel
Intergubernamental de Cambio Climático, mediante una simulación de los
últimos 150 años, para los que hay registro de temperaturas. Sólo
introduciendo los factores humanos y naturales se consigue que la
simulación sea correcta.
" Tuvalu, un país que
desaparecerá bajo las aguas del Pacífico, ha interpuesto una
demanda contra EE.UU. por ser el principal país emisor de
gases con efecto invernadero y no estar haciendo nada para
remediarlo" |
-Cuando
hablamos de cambio climático pensamos simplemente en nuestro planeta.
¿Puede haber influencias de algún otro cuerpo de nuestro sistema solar?
-Hay ciclos con períodos muy largos que se deben a cambios en la
inclinación del eje de rotación de la Tierra. Hay tres tipos de cambios
con períodos que van de diez mil a cien mil años. La misma órbita de la
Tierra pasa de ser circular a elíptica, y eso lógicamente afecta a la
proximidad del planeta con el sol, que es nuestra fuente de calor, y eso
tiene efectos en la temperatura promedio del planeta. Luego, el sol es
una estrella que está pasando por una fase en la que su luminosidad, su
intensidad de radiación está aumentando. Desde que la Tierra empezó como
planeta hace 4.500 millones de años hasta ahora ha aumentado en más de
un 40% su luminosidad. Eso es un proceso natural que tiene una
implicación directa sobre la temperatura del planeta Tierra. Lo que
ocurre es que los gases de efecto invernadero, sobre esos procesos
naturales, incrementan muchísimo la temperatura en la capa en la que
vivimos nosotros, en la que está la biosfera.
-Pérez
Mercader afirma que el misterio está en saber por qué el cambio
climático va a tanta velocidad, superando las previsiones científicas.
¿Cuál es tu explicación a este aceleramiento?
-Este cambio climático tiene dos rasgos nuevos. Por un lado, una
especie -en este caso la humana- tiene mucho que ver en el proceso, ya
que se ha interpuesto en los procesos abióticos en los que no intervenía
ninguna especie. El otro factor es la velocidad. No es tanto la magnitud
del cambio, lo que ha subido la temperatura, cómo retroceden los
glaciares, sino la velocidad a la que lo hacen. El aceleramiento se debe
a esa combinación de procesos naturales con el proceso humano. El
mensaje principal que me gusta transmitir es que, como especie
responsable de una parte de este cambio, tenemos que intentar disminuir
la velocidad del mismo. No preocuparnos tanto de que las cosas no
cambien, sino de que lo hagan un poco más despacio. Así podremos ganar
al menos tres aspectos: por un lado los sistemas naturales pueden
aclimatarse y evolucionar, las especies que integran los sistemas
naturales también pueden adaptarse, y por último la tecnología puede ir
permitiendo un uso más eficiente de la energía y por tanto un nivel de
emisión de gases con efecto invernadero proporcionalmente menor. Ahora
mismo ganar tiempo para reducir las emisiones es quizá lo principal.
-Hay una
línea de investigadores que afirma que el cambio climático no nos
conducirá a un calentamiento del planeta sino a un enfriamiento debido a
la detención de la cinta transportadora marina, que actualmente se
encarga de templar el clima. Las mediciones en la salinidad del océano
lo confirman. Sin embargo, también hay muchos científicos reacios a
admitir esta posibilidad ¿por qué?
-Porque es complicado. En teoría, cuando la temperatura ascienda
cuatro grados por encima de la actual, entonces la célula de transporte
de calor -sobre todo la que más nos afecta a nosotros, que es la del
Atlántico Norte- se desconectará. Así, la célula de latitudes polares no
estaría conectada con las latitudes ecuatoriales, con lo cual las
latitudes altas entrarían en una glaciación. Todo eso es el resultado de
muchas variables geológicas que tienen que ver con el mar y con los
continentes, con lo cual el nivel de incertidumbre de esos modelos es
relativamente alto. Por eso hay científicos más convencidos y otros
menos, pero se baraja como una probabilidad bastante alta aunque no es
una certeza absoluta debido a la complejidad del proceso.
"El aceleramiento en el cambio climático se debe a la combinación de
procesos naturales con el proceso humano"
-El
eminente científico norteamericano Andrew W. Marshall ha entregado al
Pentágono un estudio que confirma que estamos a un paso de una
glaciación. ¿Es necesario una unión de gobiernos para detener este
proceso? ¿La naturaleza cambiará nuestras prioridades en política
exterior?
-Sin duda. De hecho, Kyoto -del que la mayoría pensamos que es
necesario pero no suficiente- es el primer acuerdo internacional de la
especie humana. A lo largo de sus nueve mil años de historia, es la
primera vez que se ponen de acuerdo países totalmente distintos desde el
punto de vista de religión, geográfico, político... Es una muestra de
que hay una conciencia global, de que la única manera de solucionar este
problema es entre todos. La realidad es que ya están desapareciendo en
el Pacífico islas con muy poca altitud, que están siendo arrasadas por
el mar. Ciudadanos de estas islas han pedido asilo político a algunos
países y no lo han recibido, por lo que han entablado cuestiones
jurídicas complejas de Derecho Internacional. Por ejemplo el país
llamado Tuvalu, que desaparecerá en pocos años bajo las aguas del
Pacífico, ha interpuesto una demanda bien justificada contra EE.UU. por
ser el principal país emisor de gases con efecto invernadero y no estar
haciendo nada para remediarlo.
-Hablemos
de las consecuencias del cambio climático en nuestro país, donde nos
espera una sequía peor que la del pasado año. ¿Hay manera de regular el
agua antes de que cada verano haya discusiones por la misma?
-Realmente hay todavía mucho margen para utilizar el agua con más
eficiencia, tanto en los regadíos como a nivel individual. Pero es una
cuestión política que es difícil de soportar. España consume seis veces
más agua que en los años 40, y la población no ha aumentado seis veces.
-Cada
verano con sequía, España vive una batalla campal por comunidades. ¿Es
un pequeño ejemplo de lo que podrían ser en un futuro y a nivel
planetario las anunciadas guerras por el agua?
-Es un escenario que se baraja. De hecho en la denominada Evaluación
del Milenio uno de los futuros previstos es el de los enfrentamientos
por el agua. Las guerras hasta ahora han sido por el petróleo y ya
algunas empiezan a ser por el agua. Sin ir más lejos, lo que vemos en
Israel en parte es una guerra por el agua. Y con el tiempo se va a
convertir en un recurso muy preciado. En los estudios a nivel global de
cómo está utilizada y demandada el agua, Asia sale muy mal parada y
Sudamérica muy bien, en proporción agua por habitante. Con lo cual hay
zonas del planeta que se van a revalorizar mucho.
"Lo que vemos en
Israel en parte es una guerra por el agua. Y con el tiempo
este se va a convertir en un recurso muy preciado. Con lo
cual zonas del planeta se revalorizarán mucho, como
Sudamérica" |
-Los
ciudadanos de a pie que apuestan por la naturaleza consideran una
tomadura de pelo la compra-venta de emisiones entre países... ¿Hemos
convertido en un negocio el deterioro del planeta?
-Hay mucho de eso. Efectivamente se cae con facilidad en trivializar
aspectos ambientales que repercuten en nuestra propia salud y bienestar,
ponerles un precio y negociar con ello. Eso da lugar a situaciones muy
paradójicas. Por ejemplo, hay toda una línea de ecólogos y científicos
que están valorando los servicios que nos dan los ecosistemas. El
problema es que cuando se les pone un precio puede haber alguien que lo
compre. Ya se han dado algunos casos catastróficos, como cuando se dijo
lo que costaban unos humedales en EE.UU. y una empresa los compró, con
lo cual dejaron de ser terreno húmedo y con valor naturalístico y se
emplearon para instalar polígonos. Con el mercado de emisiones se está
cayendo en eso. ∆ |
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