Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

 

CONTRAPUNTO

 

...al menos han conseguido la fórmula para vivir en paz, algo que no puede decir el evolucionado Homo Sapiens, que desperdicia sus envidiables 1350 centímetros cúbicos de cerebro en cosas tan primitivas como la guerra.

AGOSTO 2006

contrapunto.jpg (15447 bytes)
Mejor el amor que la guerra
POR CAROLINA FERNANDEZ

El reino animal está lleno de lecciones que nosotros, estos pobrecillos Sapiens que con mucha petulancia nos creemos civilizados, deberíamos aprender. Hay unos monos que han llevado a la práctica con todas las consecuencias aquello del "haz el amor y no la guerra". Y les va de maravilla, por cierto. Los bonobos viven en Africa central, al sur del río Congo, y son unos adelantados en materia sexual. Como nosotros somos el centro del universo y para poder tener una referencia del mundo en que vivimos todo lo tenemos que comparar con nosotros mismos, diremos que sí, que salvando alguna excepción, a la grandísima mayoría de los Sapiens estos monitos nos sobrepasan varios pueblos en actividad sexual, al menos en cantidad. Lo de la calidad lo dejamos al criterio de cada cual, para no meternos en camisas de once varas.
Los monos en cuestión se dedican al sexo con desenfreno y toda la pasión imaginable. No lo hacen buscando el noble fin de la reproducción, sino por puro placer la gran mayoría de las veces. Además de la combinación tradicional, macho y hembra, tienen relaciones sexuales machos con machos y hembras con hembras. Es habitual que las hembras tengan amigas con las que establecen juegos sexuales frotándose los genitales. Ellas tienen fama de insaciables y por supuesto no saben lo que es la monogamia ni de lejos. Entre los bonobos hay sexo en pareja y también en grupo. Cualquier lugar es bueno, y también cualquier momento, sin esperar por el reloj del celo. Además, tienen un amplio abanico de posturas para hacer el amor. Desde luego, no se aburren. Disfrutan de una libertad sexual envidiable.
Y las consecuencias son asombrosas. Con tanta promiscuidad no se sabe de qué padre es cada cría, con lo cual no tiene sentido que los machos traten de matar al vástago del contrincante, como sucede en otras especies. Como tampoco tienen problemas para aparearse cómo y cuándo les dé la gana los machos no tienen que competir como gallos de corral. Cuando surgen tensiones entre distintos grupos, no se enzarzan entre ellos, sino que relajan los conflictos haciendo el amor entre todos. Antes de pelear hasta matarse, como harían por ejemplo los chimpancés, como haríamos nosotros, follan como demonios hasta que desaparece la agresividad y las aguas vuelven a su cauce. Mejor una orgía que una matanza. Además, el sexo en grupo reduce la territorialidad. No se obsesionan tanto por establecer límites y fronteras, porque lo que desean puede estar a su alcance sin problemas.
Las hembras son listas, ofrecen sexo a los machos de otros grupos y de esa manera evitan posibles conflictos: como puede haber familia en el bando contrario ¿qué sentido tiene la guerra? Ventajas del mestizaje. Son ellas, las hembras, las que marcan la pauta en esta sociedad. Y no les va nada pero que nada mal. Los machos no necesitan ser agresivos, llamar la atención, competir. Son apacibles, amables y tienen un carácter estupendo. La panacea, vamos.
En fin, que ellas son promiscuas, lascivas, incansables. Ellos, unas máquinas de hacer el amor. ¿Diríamos que son unos monos obscenos? Al menos han conseguido la fórmula para vivir en paz, algo que no puede decir el evolucionado Homo Sapiens, que desperdicia sus envidiables 1350 centímetros cúbicos de cerebro en cosas tan primitivas como la guerra.
Es más, yo diría que bastante más obscenas son otras actitudes que pasan por respetables ante la comunidad internacional. Pienso en las imágenes del sufrimiento inútil de la guerra, la que ahora mismo se cierne sobre Líbano o cualquier otra. O una hambruna, o la pobreza extrema en la que vive la mayor parte del planeta. Todas son situaciones evitables, creadas por nosotros dentro de un sistema de valores masculinos en el que prima la obsesión por invadir, por conquistar, por doblegar; por crear divisiones, trazar fronteras, generar odios, alimentar la violencia; la fijación por hacer enemigos para poder medir las propias fuerzas, por establecer políticas de vencedores y vencidos.
Quiero pensar que la gente normal y corriente, la población civil, los llamados "daños colaterales", siente las cosas de otra manera. Estoy segura de que, al margen de sus líderes y sus paranoias, la mayoría preferiría dedicarse a hacer el amor como los bonobos antes que tener que sacar a sus hijos en trocitos de entre los escombros.
Al menos ya sabemos qué demonios les pasa a los grandes machos líderes mundiales: que follan poco y mal.
Deberían recibir lecciones de los monos. Mejor nos iría a todos. ∆

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA