Y pueda así
decir que mi vida es una vida digna, donde lo importante no se mide en
tiempo ni en dinero sino en diálogo, en búsqueda, en aprendizaje, en
renovación. Simplemente, acaríciame con tu mente. |
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AGOSTO 2006
AcarIciame con tu mente
POR ELENA G. GOMEZ
Parece
que por estar en agosto todo se tiene que detener. Parece que sólo hay
tiempo para pensar en las vacaciones, en pasarlo bien cueste lo que cueste,
en vivir unos días sin "problemas". Pero sucede que una cosa es lo que los
"humanos" quieren y otra lo que la "Vida" trae. Podemos intentar escapar de
todo ello, no escuchar las noticias para no enterarnos de las guerras, de
los incendios, de las inundaciones, en una palabra, del dolor de nuestros
semejantes, pero la cruda realidad está ahí, acechando, recordándonos lo
frágil que es todo cuanto nos rodea.
Y a una, qué quiere que le diga, le surge una vena de rebeldía contra tanta
superficialidad. Así que este mes, este pequeño espacio está especialmente
dedicado a todos aquellos que consideran que vivir es más. Y, para estar en
consonancia y armonía con la naturaleza, este Búho está escrito con calor,
un calor interno y profundo, y ¿por qué no? para que se "caliente" alguna
neurona…
Acaríciame con tu mente.
Deja que tus palabras entren en mis pensamientos como si fueran un manantial
de agua que arrastra con fuerza todo aquello que ya no me sirve.
Porque tus palabras son más que palabras, son la fuerza que compenetra el
desánimo, la visión en la noche oscura, la compañía en la soledad.
Acaríciame con tu mente.
Y enséñame a mirar a la vida, a las personas, a las circunstancias, en la
comprensión de que formamos parte de un espacio infinito.
Un espacio que está libre de las cadenas del tiempo, libre de obligaciones
impuestas, de compromisos, de falsas responsabilidades.
Un espacio libre, donde no existen fronteras, ni razas, ni intereses, ni
buenos ni malos, sólo vida, vida en expansión, vida en evolución.
Un espacio donde se ES, y lo que ES no depende más que del interior, de lo
auténtico, de lo eterno que nos rodea, en esa consciencia del todo y las
partes que unidas, enlazadas y relacionadas, formamos el TODO.
Acaríciame con tu mente.
Y enséñame a viajar por el espacio ligero de equipaje y lleno de sueños, de
proyectos, de ilusiones.
A viajar por la vida sin esquemas, y a comprender que cada cosa que sucede
tiene un motivo, una razón, porque no existe la casualidad en un universo
donde todo se desarrolla dentro de un movimiento que está en constante
renovación.
Acaríciame con tu mente.
Y muéstrame la infinita y desconocida capacidad que se oculta en la mente.
Una mente que es capaz de superar lo que todos consideran insuperable.
Que no conoce los problemas, sólo las soluciones.
Que no entiende de limitaciones sino de retos.
Que no reconoce los fracasos, sino las lecciones.
Acaríciame con tu mente.
Para sentir. Sentir lo auténtico de cada persona, eso que se oculta en cada
uno, en cada espacio profundo de cada uno, en lo que esconde detrás de una
sonrisa, de una lágrima, de una palabra o de un silencio.
Para descubrir en cada momento esa nueva lección que puedo aprender.
Para transmitir en cada movimiento lo que otros necesitan recibir.
Acaríciame con tu mente.
Para tocar, con la punta de los dedos, los sueños que viajan por el espacio,
y hacer que estos recuperen la magia y el encanto que sólo quien se siente
niño puede vivir.
Acaríciame con tu mente para que no me trague lo cotidiano, la rutina, las
falsas realidades, la ilusión de un mundo creado, y siempre pueda escuchar
el silencio, tener tiempo para el no tiempo, para la reflexión, para la
búsqueda de lo que realmente se mueve dentro de mí.
Acaríciame con tu mente.
Y pueda así decir que mi vida es una vida digna, donde lo importante no se
mide en tiempo ni en dinero sino en diálogo, en búsqueda, en aprendizaje, en
renovación.
Simplemente, acaríciame con tu mente. ∆ |