ABRIL 2006

HIPOCRESIA POLITICA

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Históricamente está comprobado que quien más utiliza los términos
patria, salvación, desmembramiento, etc. fueron siempre los más
dictadores y los que más se llenaron los bolsillos a costa de los
insufribles ciudadanos. |
Hemos pasado el ecuador de la legislatura
Zapatero y entramos en una segunda parte que se perfila ya como una carrera
de obstáculos, donde la oposición incrementará su descerebrada estrategia de
acoso y derribo, olvidándose de todo y centrándose únicamente, de una forma
obsesiva y enfermiza, en recuperar el poder a costa de lo que sea.
Es difícil de entender su postura, porque poner tanto énfasis en la
"salvación" de España mosquea al más tonto, ya que históricamente está
comprobado que quien más utiliza los términos patria, salvación,
desmembramiento, etc. fueron siempre los más dictadores y los que más se
llenaron los bolsillos a costa de los insufribles ciudadanos.
A estas alturas de la historia ya no hay nada nuevo, o sea, que al personal
político se le reconoce enseguida por sus inevitables tics que ponen al
descubierto sus intenciones y también su catadura moral.
Hay quien llega a la política para intentar servir a su país y hay quien
llega para enriquecerse, tener más poder o desarrollar sus sueños de
grandeza.
Si echamos un vistazo al Parlamento, veremos toda la fauna política
representada y, curiosamente, los que más tienen que ocultar, tapar o
disimular, son los más aguerridos, los que más atacan, los que más se
revisten de una máscara de moralidad, amor patrio y valores firmes e
intocables.
Resulta incomprensible en cualquier democracia que pretenda evolucionar y
ser una auténtica expresión de la voluntad popular, que existan diputados
que sigan ejerciendo como tales cuando tienen pendientes causas con la
justicia por actuaciones delictivas cuando ocupaban cargos también
relacionados con la política en sus feudos.
Resulta incomprensible que no exista una ley que suspenda temporal o
definitivamente de cargo y sueldo a sujetos que han defraudado, engañado y
robado a los ciudadanos, y encima son los que más sacan pecho.
Y luego nos sorprendemos cuando las encuestas señalan que el sesenta por
ciento de los jóvenes pasan de política. ¿Qué esperamos?
La chulería, el desprecio a las mujeres, el machismo, la prepotencia que
emanan algunos "voceras" del Parlamento, son directamente proporcionales a
las acusaciones que pesan sobre ellos por delitos cometidos en el desarrollo
de sus funciones.
Me pregunto por qué los españoles tenemos que soportar a delincuentes
revestidos de honorables diputados hablando de moralidad y de su "amada"
patria.
Me pregunto por qué no existe un código ético en el congreso que sea de
obligado cumplimiento bajo pena de expulsión.
Me pregunto por qué cualquier chorizo puede entrar en el Parlamento sin
tener que pasar previamente unas pruebas que certifiquen su buen currículum
y su alta honestidad.
Me pregunto qué confianza se le puede pedir a unos ciudadanos que estamos
obligados a mantener con nuestros impuestos a delincuentes que tienen cargos
pendientes con la justicia.
La noble, digna y positiva idea de la democracia se ve degradada y
corrompida con la presencia de tales elementos y sería bueno recapacitar y
retomar el sentido original, la pureza de la idea, su valor para el conjunto
de los ciudadanos.
El que más o el que menos está harto de estos señoritos que se consideran
dioses, de tanto hipócrita con máscara, de sus discursos vacíos de intención
de servicio y llenos de protagonismo y de obsesión por el poder y sus
"regalos".
El único peligro real que corre este país y todos los demás es la presencia
de estos parásitos, virus malignos que anidan entre los pliegues de la
democracia y desde sus cuevas trabajan para contaminarlo todo.
Y alguien pensará que están ahí porque fueron votados, pero ésa es la gran
mentira, porque en realidad su presencia ahí, en las listas, la impone el
partido, no los ciudadanos.
Y en la segunda parte de la legislatura expulsarán aún más veneno, porque no
respetan las bases democráticas, porque no comprenden nada que no sea su
propia estrategia de recuperar el poder como sea.
Pobres ignorantes que desconocen los ciclos de la vida y las leyes que rigen
esos ciclos. /MC |