Texto: Mariló Hidalgo
Fotos: ©Antena-3TV
Observó, analizó e interpretó el comportamiento
masculino. Nos compartió con inteligencia e ironía sus conclusiones en
"Hombres: modo de empleo". Luego se presentó impúdicamente desnuda,
llevando bajo el brazo un ensayo emocional sobre las relaciones humanas.
Y nos hizo una pregunta: "Pareja, ¿fecha de caducidad?" Asegura ser
poseedora de una sensibilidad que le permite moverse con soltura por el
complicado mundo de los sentimientos. La periodista Teresa Viejo
consigue seducir con su discurso.
Observadora
nata
Además de
periodismo, Teresa Viejo llegó a estudiar sociología. Pero para ser sinceros,
esa curiosidad de preguntarse por todo en la vida, esa necesidad por indagar en
el lado oscuro donde muy pocos se atrevían a meter la cabeza, y esa facilidad
para abrir ventanas, le viene de la infancia, como ella recuerda muchas veces.
"Soy una observadora nata. Mis libros no son una banalidad sino un análisis
social de primer orden". Sabe contagiar curiosidad y eso es algo muy de
agradecer en los tiempos en los que nos encontramos.
-¿Quién nos vendió eso de que el amor es para toda la vida?
-Creo que se trata de una creencia fortalecida generación tras generación,
transmitida por la mujer y unida al ideal del príncipe azul y la media naranja.
Se trata de una idea muy proteccionista de la familia, donde se identifica amor
con procreación y enraíza con las teorías judeocristianas y puramente católicas
en las que hemos crecido todos. Contestando a tu pregunta, habría que remontarse
en última instancia a la religión.
-"El arquetipo tradicional de pareja heredado de generaciones
anteriores no sólo es imperfecto sino que es caduco para establecer vínculos
prorrogables en el tiempo". ¿Hacia qué modelo social nos encaminamos?
-Nos encaminamos a un modelo muy flexible pero poco definido. Cada persona va a
elegir una fórmula que le pueda resultar más placentera o adecuada a sus propias
necesidades. Caminamos hacia un escenario social donde aumenta el número de
familias monoparentales. Donde la escisión entre procreación y amor será muy
clara. Donde la mujer se vinculará a una relación de pareja sólo por amor, no
por necesidad de ser o no madre, que lo podrá ser con otra persona en cualquier
momento. Estar solo ya no será una lacra social sino un valor añadido. Creo que
nos encontramos en un momento de cambio, de transformación en el campo de las
relaciones entre ambos sexos y eso a la larga nos dejará como poso, una nueva
conciencia.
-En este proceso de evolución, ¿han cambiado por igual
hombres y mujeres?
-Pienso que no. La mujer ha dado grandes cambios en los últimos tiempos mientras
que el hombre no lo ha hecho ni al mismo ritmo, ni contando con la complicidad
femenina. Ha sido también la mujer quien primero se ha dado cuenta de esta
anomalía y ha analizado la situación para intentar reconducirla. El hombre
mientras, ha permanecido al margen de este proceso.
-¿Crees que la mujer de hoy se realiza en pareja o necesita
otras cosas?
-La mujer ya no se siente realizada por el hecho de tener una vida matrimonial o
en pareja más o menos feliz, ni tampoco por formar una familia. La mujer se
siente satisfecha cuando se desarrolla personal y profesionalmente. Y demanda a
la sociedad otra serie de cuestiones distintas al amor perfecto.
-¿Te sirvió tener a mano "Hombres: modo de empleo" para poder
escribir esta segunda obra?
-Este segundo libro hunde sus raíces en el libro anterior que apuntaba un nuevo
espacio en las relaciones del hombre y la mujer. Al final me doy cuenta de que
lo que les inquieta tanto a ellos como a nosotras es todo lo relacionado con el
afecto, así que decidí situarme en el inquietante plano del amor y las
relaciones. Quedan muchas ventanas por abrir en este complejo mundo.
-Este libro nació "con hambre de respuestas". ¿Llegaste a
encontrarlas?
-Personalmente me he respondido a bastantes preguntas pero creo que es cada
lector quien tiene que responderse a las suyas. Por otro lado, existen otras
cuestiones que entran dentro del terreno de la sociología que sí se responden a
lo largo del libro.
-¿Qué es lo que más te ha costado transmitir?
-Lo que más me ha dolido ha sido precisamente observar una realidad que se
repite y es que una buena parte de parejas tienen cruzados los afectos. Viven
con personas de las que no están enamoradas y quieren a otras con las que no
viven. Es algo que va más allá de la infidelidad, es darse cuenta de que el ser
humano nunca está satisfecho con lo que desea, posee u obtiene y busca eso mismo
fuera de una forma enfermiza. Así surgen dos realidades. Una externa de familia
aparentemente convencional con un status quo aparente y otra interna que muestra
a seres que están deseando que sea lunes para encender el móvil, o que se ven
con otros a escondidas, o mantienen romances a través de Internet -uno de los
grandes males sociales-. Esto a su vez provoca crisis de ansiedad, depresiones y
problemas psicosomáticos. En el fondo es un desamor y un desafecto permanente,
endémico. Ver esto me resultó muy doloroso porque no se trataba de una anécdota,
ni de un caso aislado, existen muchísimas parejas que viven así.
Compartiendo interiores
Esta es la segunda entrevista que hago a Teresa
Viejo. La primera recuerdo que fue en la redacción de Interviú. Acababa de ser
nombrada directora, la primera mujer en España que dirigía una revista de
información general y para más morbo, una revista que mayoritariamente compraban
hombres y que incluía desnudos femeninos. En aquella ocasión hablamos de hombres
y de mujeres, de la diferencia entre ambos, de la complementariedad... Tras una
conversación muy interesante descubrí a una mujer inquietante, sincera y
transgresora. Hoy volvemos a encontrarnos después de un "largo viaje" emocional
que le ha obligado a "renovarse por dentro".
"-Me presento impúdicamente desnuda ante ustedes...". ¿Era tu
primera vez?
-¿Desnudarme? No. Eso lo había hecho muchas veces en las cartas al director de
Interviú. Pero... así, con esa especie de auditoría emocional que recoge el
libro, con esa intensidad... creo que no.
-¿Qué hay bajo la piel de Teresa Viejo?
-Una gran observadora de todo cuanto me rodea. Desde lo más externo a lo más
interno de los individuos, de los hombres y mujeres con los que me cruzo; y una
gran necesidad de trasladar a los demás lo que voy descubriendo. Como digo yo,
¡con ánimo multiplicador!
-Eres buena comunicadora, ¿tienes la misma facilidad para
hablar con la mujer que llevas dentro?
-Creo que sí. Aunque no voy a negar que no se trata de un proceso fácil. En mi
caso obedece a una catarsis. El conocerse a una misma y por tanto ver dónde
están tus precariedades, tus puntos oscuros -que coinciden con los de otras
mujeres- es francamente doloroso. Así que esto sólo se puede hacer cuando pasan
los años y tienes una gran capacidad autocrítica.
-¿Cómo es la mujer que surge tras esa catarsis?
-Pues una mujer más sabia sobre todo en la práctica. Una mujer a quien la verdad
no le da miedo aunque pueda ser dolorosa. Me veo también menos ingenua y con más
instrumentos en la mano para indagar y seguir preguntándome, escudriñándome...
He llegado a la conclusión de que las cosas que tienen fecha de caducidad se
hacen más valiosas
-¿Cuál es el precio que pagan las mujeres diferentes a lo
socialmente establecido?
-El precio de una maternidad tardía o que no llega nunca. Llegar a sacrificar
ese instinto. El precio del desafecto o afecto cruzado -cuando uno no es
correspondido-. Y el de una soledad endémica.
-¿Lo dices con tristeza?
-En mi caso me crezco mucho en los afectos y como los busco afanosamente los voy
alimentando. Me he sentido profundamente analizada y observada. He tenido la
sensación de estar presentándome al examen de selectividad de forma continua y
eso he de confesar que desgasta mucho.
-Fuiste directora de Interviú, escribiste con ironía y sin
pelos en la lengua, un libro sobre los hombres y su modo de empleo. ¿Es para ti
la provocación una forma de rebeldía?
-Creo que no. Soy una mujer de una profunda discreción, lo que ocurre es que hay
determinados temas que desde siempre me resultan muy atractivos. En todo lo que
hago tengo un afán permanente de no aburrirme ni aburrir a los demás. Y sobre
todo tengo la necesidad irrefrenable de asomarme al otro lado ¿A eso se le llama
morbo? Pues no lo sé, pero desde niña me han gustado los temas que provocan
reacciones. No me gusta quedarme en lo convencional ni en lo políticamente
correcto. Siempre me gusta ir más allá, lo encuentro estimulante.
-¡Sólo hay que observarte...!
-Creo que esto me viene de un afán por saber más, por buscar respuestas. En esa
avidez por conocer, terminas buceando y yendo cada vez un poquito más lejos.
-¿Hay algo que te parezca obsceno?
-La frivolidad, lo banal.
-¿Te gusta arriesgar?
-Mi vida es una constante huida hacia delante. Me cuesta tomar decisiones pero
cuando lo hago, no me arrepiento. A estas alturas tampoco me asustan los
fracasos. He aprendido a mirar hacia el futuro sin angustia, valorando los
acontecimientos con talante constructivo. No hay errores en la vida sino
procesos de cambio y aprendizaje.
-"El sexo para mí -y para muchas mujeres con las que he hablado- es una completa
forma de comunicación con la persona que amas y/o quieres. ¿Quiere decir esto
que para las mujeres el sexo no tiene sentido si no median, también, los
sentimientos? Creo que sí, aunque el sexo también se puede utilizar como un
modelo de reivindicación e independencia. Yo no deseo el sexo sin sentimientos;
tampoco lo desean las mujeres con las que he hablado. No porque seamos incapaces
de establecer esa relación, en absoluto, sino por el explícito deseo de no
perdernos la verdadera intensidad del mismo"(*).
-¿Amante o amada?, como diría el maestro Gala.
-Me gusta mucho amar en primera persona, me gusta también sentirlo pero exijo
reciprocidad. Creo que el equilibrio está en serlo tú tanto como lo recibes.
-¿Cómo describirías tu presente?
-Me encuentro en un momento de apacible serenidad pero con cierta expectación
por observar lo que me depara el futuro. No quiero perder nada de lo que he
conseguido hasta ahora porque me ha costado mucho llegar hasta aquí. Estoy en
una serena expectación.
-¿Necesitabas volver a la televisión?
-No, tenía un programa en la televisión autonómica de Castilla la Mancha desde
hacía tiempo, así que mi cuota de pantalla -por decirlo de alguna forma- estaba
cubierta. Lo que pasa es que Interviú -donde trabajé dos años- había
monopolizado mi vida de tal forma que el resto de mis facetas estaban
prácticamente anuladas. Escribía pero sobre unos asuntos tan sesudos como la
actualidad. A veces no encontraba el lenguaje adecuado, me creaba desazón y al
final me restaba muchas horas de sueño. La televisión ha sido la gran excusa
para poder dejar Interviú. Debo reconocer que la jugada me ha salido bien porque
por una cosa he conseguido dos: escribir este libro, que para mí era muy
importante y hacer un programa -"7 días, 7 noches" en Antena-3 TV- que funciona,
cosa nada fácil en estos momentos. ∆
"Hombres. Modo de empleo"(*) -un éxito de ventas- y
"Pareja, ¿fecha de caducidad?" son dos libros de la autora
publicados por Ediciones Martínez Roca. |
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